miércoles, 18 de marzo de 2020

Algo se debe romper

Algo se debe romper (2015), del cineasta peruano Enrique Méndez, es una película que en su primera mitad luce ingeniosa, a un punto, haciendo el uso de la tecnología de una computadora, viendo la pantalla en uso de redes sociales y mecanismos de comunicación y los dispositivos básicos de actividades de windows, presenciando en toda imagen el plasma de un monitor, como si la estuvieran utilizando, lo cual genera que el presupuesto sea magro y la película luzca de cierto nivel. Éste ingenio de replicar el uso de una computadora no es novedad, en el cine de terror ya ha sido usado con variedad imaginativa, pero en el cine nacional resulta novedoso, comparando ésta propuesta sólo con Videofilia y otros sindromes virales (2015), aunque ésta última resulta mejor película. El nivel desciende en la segunda media hora, cuando se filma al protagonista, la historia se muestra muy sencilla y la imagen de la misma manera, hasta el extremo de la austeridad, se ve como un filme casero, amateur, además hay un movimiento molesto en el seguimiento del andar del muchacho. Algo se debe romper trata del bullying cibernético que le hacen a un muchacho cuando éste queda inconsciente por una borrachera. El filme a partir de ésta burla entre "amigos" y filmación muy simple de Méndez despliega muy buena imaginación en un ataque y contraataque por internet, proponiendo una historia con sólo el monitor de una computadora, que luce muy ágil y llena de vida. Pero luego esto pasa a otro estado y el filme decae bastante, pierde su virtud. Surge la depresión y el enojo, el chico se arrebata y la trama muestra violencia en donde también se ve pobreza visual. Finalmente la película opta por hacer un símil entre una persona y una computadora proponiendo una pequeña cuota de sci-fi a lo Matrix (1999), con lo que tenemos un obra interesante, pero también irregular.