La palma de oro del 2018 es una película sobre la familia,
cuando una recoge a una niña de la calle y la cuidan con amor aunque sin
permiso de sus padres, se la quedan al saber que es maltratada, que yace en
abandono, aunque esto pueda ser visto como un secuestro. El filme se ve convencional
hasta el final donde surgen sorpresas y nada es lo que parece. Es una historia
criminal, pero donde el director japonés Hirokazu Koreeda les da humanidad a
quienes tienen de sórdidos. Es una película compleja difícil de digerir, que es
inclasificable en quienes se deben encargar de los hijos o cuidar de otras
personas. Es una película sensible pero dura también, como con la hermana que
hace de mujer de diversión sexual. Pero tiene un lado medio inexplicable o al
menos no de manera tradicional, cuando descubrimos quienes son toda esta
familia que acoge a una niña. Todo parece ser algo básico, gente pobre que roba
en tiendas, pero tienen un hogar amoroso, sólo que esto trasciende, con un par
de añadidos, y queda un filme glorioso, muy digno de la palma de oro. Koreeda
usa de base algo esencial, como la familia, el criar por sobre engendrar, y lo
vuelve algo más complicado, con relaciones basadas en lo criminal, pero que se
comportan delicadamente. La abuela que no quiere morir sola agradece por la
familia que juega feliz en la playa. La pareja estéril es querida contra todo pronóstico,
aun cuando uno ya se siente harto del modo de vida que han producido. Llamar papá
o mamá es algo que nace de lo improbable, de lo excepcional. También se puede
decir que no todos los criminales confesos son gente detestable en toda
magnitud, asunto que suena polémico y arduo de procesar, pero Koreeda mantiene
ese balance entre bondad y maldad que lleva uno en sí. Shoplifters se lee como
un filme sensible en un comienzo y termina dándonos un fuerte golpe que nos
confunde un poco, dicho paradójicamente de manera positiva –por lo menos como
séptimo arte que busca la originalidad, la intelectualidad y la novedad- ,
porque es un filme notable, mostrando además harta escena de sobrevivencia, en
un mundo que puede ser pobre o detestable pero también capaz de dar y recibir amor.
jueves, 28 de febrero de 2019
No profanar el sueño de los muertos
Un ultrasonido agrícola hace que los muertos se despierten
en el campo de Manchester, en una película que se cocina a fuego lento. El
director español Jorge Grau en una coproducción con Italia hace ésta película
de zombies por encargo y le queda una obra cumbre en la época dorada del cine
de género en España, de la que dicen incluso George A. Romero copió en sus
secuelas de la saga y subgénero que inventó. No profanar el sueño de los
muertos (1974) pone a un anticuario, George Meaning (Ray Lovelock), a enfrentar
a los muertos, apoyado en una compañera de viajes por la campiña inglesa, Edna
Simmonds (Cristina Galbó). Primero el filme tiene a un único zombie, un loco y
vagabundo que hayan ahogado. Luego se despertará el pandemónium. El célebre Arthur
Kennedy hace de un policía terco, que no quiere creer en nada sobrenatural, y
culpa a Meaning de la muerte de alguna gente. Hay escenas magnificas de terror
en ésta película, con muertos comiéndose las vísceras de sus víctimas, con unos
zombies que cogen cosas y las usan como armas, que ahorcan con las manos y son
súper fuertes. Hay un momento de extremo pánico cuando en una cripta quedan
atrapados los dos protagonistas y son perseguidos por los muertos que recién
despiertan. Luego de media hora o cuarenta minutos de ir formando el relato el
filme dispara con gran fuerza su ataque de zombies. Meaning empieza incrédulo,
sarcástico y algo tosco, y termina convertido en todo un héroe y caballero
andante, pero con la policía tras él. Las mujeres tienen un papel más
histérico, más de desequilibrio, que de heroínas. Los muertos lucen pálidos y
sencillos pero son inmunes a descansar, se levantan una y otra vez, por más que
son contraatacados con suma violencia, salvo por el fuego. Los muertos llegan a
desenterrar enormes cruces de cemento y las usan para matar. El pandemónium sigue
hasta un hospital donde surge una fiesta gore. Una vez que empieza la diversión
no para nunca, hasta llevarse por entero a medio mundo.
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miércoles, 27 de febrero de 2019
Una vela para el diablo
Dos hermanas de mediana edad tienen un hospedaje en una zona
rural. Marta (Aurora Bautista), la hermana mayor, es una mujer reprimida, muy
devota, tiene muy presente la moral y detesta el libertinaje que trae las
nuevas épocas y en especial la gente de las grandes ciudades que vienen a
vacacionar. Cuando ella ve a una turista rubia posando al sol con los senos
descubiertos se vuelve loca y la increpa furiosa.
La empuja y termina matándola de casualidad contra un vitral,
pero ella lo atribuye a un designio divino al ver el pedazo de vidrio que la mata
con la ilustración de una espada celestial. No siente remordimiento ni temor de
represalias, cree que es justo que muera por sucia, por forajida. Verónica (Esperanza
Roy), la hermana menor es más tolerante, pero se ve influenciada por su hermana,
a quien teme, además de que la apoya en todo por amor a ella, trata de salvarla
y termina delinquiendo a su lado una y otra vez.
Éste filme de Eugenio Martín es otra película de esa gran
época del cine de género español, con la muestra de cómo los cambios a las
libertades sexuales chocan contra las dictaduras morales, aun cuando éstas 2
hermanas tienen también un alto libido y más bien están haciendo un esfuerzo
por no seguir la tendencia de todo el mundo. Marta en un momento ve chiquillos
desnudos y se excita. Para detener su desenfreno sexual corre contra unas
plantas cortándose con ellas como un flagelo religioso mientras yace encendida
en sensualidad. Verónica por su parte tiene un affaire con un muchacho, veinte
años menor que ella.
Las hermanas se dedican en doble moral, represión y
complicidad a juzgar a las turistas que creen desinhibidas o forajidas que se
alojan en su pequeño hostal y a asesinarlas de la peor manera, con gran cálculo
de deshacerse de sus cuerpos. Todo tipo de arma punzocortante les sirve para sus
crímenes, junto con grandes toneles de vino y hornos para ocultar o destruir los
cadáveres. El filme es un poco monotemático, pero funciona bien, con estas
hermanas que creen que hacen justicia, mostrando un tipo de locura. El filme en
ese sentido exagera un poco, pero estamos frente a una película de terror, y
una buena.
La trama hace de un sitio rural acogedor, de tipo clásico, tranquilo,
una trampa para turistas que vienen con todas las ganas de aventuras sexuales y
diversión. Hay también muchos desnudos, bonitas tetas como las de Esperanza Roy,
o la exhibición de unas nalgas de algún cuerpo caído por un cuchillo, abundan
como típica película española, siendo menos clásica que otras propias de su
época. El filme aborda un tema bien español, la libertad sexual, el
libertinaje, las dictaduras, mediante un uso moderno del género, con llanos y
directos asesinatos, cero sobrenaturalidad. Judy Geeson hace de investigadora y
le aporta un cierto toque de cine B, mientras Lone Fleming, la esposa del director,
se exhibe con desparpajo como turista hedonista. Aurora Bautista y Esperanza
Roy son un gran dúo terrorífico.
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martes, 26 de febrero de 2019
Ceremonia sangrienta
Ceremonia sangrienta (1973) es un clásico del cine de terror español, dirigido por Jorge Grau, propio de la mejor época del cine de género de su país. Tiene varias ideas de terror en movimiento hasta converger en la leyenda de Erzebeth
Bathory, llamada La Condesa Sangrienta, que interpreta Lucia Bosé. Es un filme
que intenta hablar/mostrar lo sobrenatural, con el vampirismo, pero se trata en
la trama de supersticiones en realidad, tanto como de un asesino en serie. Es
un filme que tiene una gran atmósfera, visualmente cumple a la perfección, con
aldeanos enojados con antorchas, carruajes con hombres siniestros, juicios de
cacería de brujas, un castillo donde de un hueco del techo cae como ducha la
sangre de las víctimas o una ama de llaves tan sabandija como la de Rebecca (1940)
que le habla a la señora de la vida eterna, la belleza y la juventud, a través de
bañarse con la sangre de mujeres. Es una historia como de una banda criminal,
con gente influenciada por el entorno y por sus fuertes deseos, pero también de
gente con acercamiento natural a lo perverso sin razón alguna, como cuando una
vieja anuncia que tal persona es el demonio en persona. Lucia Bosé muestra
mucha seriedad, en un porte aristocrático, tiene una faceta dura, pero también
en otros ratos lucirá cabizbaja como con las visiones de las muertas, con lo
que le persigue la culpa. El final es brutal, desde ese pequeño rato glorioso del
terror con el aparato de tortura, tan minucioso, semejante al momento de la
quema de una cabeza humana hasta derretirla. Espartaco Santoni hace una escenificación
de culto, así mismo la bella Ewa Aulin como una aldeana y una fémina sadomasoquista
y ambiciosa debajo de su piel de cordero.
sábado, 23 de febrero de 2019
La favorita (The Favourite)
La reina Anne (Olivia Colman) está enferma y medio que se
desentiende de gobernar. La dama de sociedad, Lady Sarah (Rachel Weisz), casada
con un alto mando militar, quiere que la guerra entre su país, Inglaterra, y
Francia, se prolongue, aun cuando su marido está en el frente. El opositor Harley
(Nicholas Hoult), hombre fuerte político, quiere que se firme la paz. Entre estos
dos frentes Lady Sarah manipula a la reina, porque tiene un affaire con ella.
Con éste sencillo contexto sólo falta la llegada de una nueva
sirvienta, Abigail (Emma Stone), mujer que fue una dama de sociedad, pero su
padre la puso en apuesta y perdió su título. Abigail representa la otra relación
de manipulación con la reina, representa a una arribista. El griego Yorgos
Lanthimos pone a Weisz y Stone en duelo, aun cuando son primas. Lady Sarah tiene
fuerte carácter y desprecia a Abigail, que es astuta y algo cruel –velado-. Se
ve cuando pisa a un conejo, uno de los 17 que sintetizan el anhelo de afecto y
paz interior de la reina.
El filme con la rareza, detallismo y artificiosidad de Lanthimos
crece notablemente y se vuelve una apuesta imponente, tal cual la época que
representa, el siglo XVIII, y propio de las luchas en los reinados, los privilegiados
y las cortes. El filme es un poco cruel, como con soltar aves para que hagan
tiro las damas; también en la corte hay un esnobismo bravo que se burla de todo,
como cuando lanzan verduras a un bufón como pasatiempo. El filme propone la superficialidad
como existencia, a lo Marie Antoinette (2006). El filme tiene de Kubrick, de Barry
Lyndon (1975), pero menos de lo que se cree.
Es una propuesta entretenida, de buen ritmo, con su toque de
maldad, de humor sarcástico, con su infaltable extravagancia, típica del
director griego, pero disminuida en comparación a sus anteriores películas. No
obstante no deja de ser una película extraña, menos mainstream que las
habituales competidoras del Oscar donde ahora se halla. Tiene un quehacer rudo
si se quiere, proponiendo un lesbianismo muy poco romántico, interesado. Se
puede ver que Lady Sarah es una mujer dura, que no se derrumba fácilmente, pero
que algo da a entender que siente realmente por la reina, mientras Abigail es
más parecida a una prostituta de la reina.
Es un filme audaz, con poco sentimentalismo, más al servicio
de la estrategia, del interés político y social, es amar el buen vivir de la
clase aristocrática. Abigail sabe bien lo que es ser pobre, las humillaciones y
abusos a los que debe someterse, por ello es una arpía a la hora de trepar y
mejorar su estatus. Hay bastante diversión al respecto, Stone es carismática,
sumamente expresiva, es un salto a otro de gestos poderosos; puede ser una
desgraciada, pero también lleva de alma sufrida –vendida como carne a un tipo
desagradable, empujada literalmente al barro montón de veces-, y debe ser
fuerte para salir del pozo. Pero en ese lugar no se busca enaltecerla, sino
todo la lleva a la superficialidad del dinero.
La reina más es una mujer emotiva, digamos que una buena persona
a grosso modo, pero que el mundo la hace ser un poco vil, pero está al servicio
de su propia felicidad, no es una buena gobernante, Lanthimos la hace en parte
infantil, arrebatada, caprichosa. Lady Sarah tiene todo el portento y la
personalidad del líder político, pero no tiene el poder directo. Por ello debe
recurrir a engolosinar a la reina también, debe ser dulce, rastrera. En todo
esto Weisz, Stone y Colman brindan grandes actuaciones, están perfectas las
tres. Lo mismo Hoult con este personaje suyo que tiene matices, parece un buen
político, pero también es engreído y cruel.
Es una película de relaciones sexuales, de relaciones
extramatrimoniales, para llenar un vacío, el de la reina, mientras las otras ganan
beneficios. Lady Sarah luce algo hipócrita, aunque es difícil de catalogar,
parece muy calculadora, pero más discreta que Abigail, que odia la pobreza, porque
le ha brindado tantos maltratos. Es una película de feminismos, pero no
idealistas, lo que puede hacer rehusar el título. Lady Sarah decide el futuro
de su esposo, es una mujer activa, firme. Abigail, como se ve luego con su
matrimonio, quiere hacer lo que le da la gana, como los aristócratas varones.
Las mujeres luchan por tener el poder. La reina lo
tiene, como toda privilegiada, de siempre y es más egocéntrica, busca el
placer primero, le es algo indiferente la responsabilidad, sobre todo ante
tanto sufrimiento físico y espiritual en su existencia, de esto que veamos su facilidad
para desconfiar de sus amantes, como con la desaparición forzada de una, y el
abuso con su mascota que termina en otro ciclo de humillación. Estéticamente la
película es un portento, igual que por toda su adaptación de época, también por
su detallismo narrativo.
jueves, 21 de febrero de 2019
Inferninho
Inferninho (2018), de Pedro Diogenes y Guto Parente, tiene
de protagonista a un travesti, Deusimar (Yuri Yamamoto), que por falta de
empuje nunca se ha movido de su bar, y por curioso que parezca decide hacerlo
cuando prácticamente es echada del lugar. Pero antes conoce al amor, a un
marinero, a Jarbas (Demick Lopes), quien le traerá problemas. En su bar llamado
inferninho hay tipos vestidos de superhéroes pero de manera muy pobre, muy
rudimentaria, hay hasta un Wolverine. Deusimar se mueve con mucha naturalidad,
mostrando todo su físico ambiguo. Jarbas de todas formas está plenamente
seducido por ella. En inferninho una mujer canta todas las noches, es una
música propia del lugar, barata. Deusimar termina paseando por especie de
protectores de pantalla de computadora aludiendo que está viajando finalmente
por el mundo. Todo el filme es muy precario. Es un filme con poca narrativa
también. En inferninho hay montón de freaks, es un refugio para los marginados,
esa es su gran justificación. Deusimar es tratada con afecto por todos, en
particular por alguien vestido de conejo, aun cuando Deusimar tiene también mal carácter.
Aunque no es una película desechable, tampoco es una maravilla, más interesante
de Guto Parente es su otra película del mismo 2018, O Clube dos Canibais. Ésta
busca ser una película marginal, y se queda bien ahí. Es una conformación de identidad, pero le falta
mucha gracia, no tiene mucho don.
Incredibles 2
Secuela que está a la altura de la primera que estuvo
genial; dirige nuevamente Brad Bird, quien también se encarga en solitario del
guion. Los superhéroes son ilegales y unos ricos empresarios, Winston Deavor (Bob
Odenkirk) y Evelyn Deavor (Catherine Keener), dos hermanos, quieren volverlos
legales, para lo que contratan a Elastigirl (Holly Hunter) para con ella hacer
una buena publicidad y lograr revertir la imagen pública de los superhéroes. Mientras
su súperesposa está afuera Mr. Incredible (Craig T. Nelson) se encarga del
hogar, de cuidar a sus tres hijos, que incluye a un bebé con 17 súperpoderes.
Es un filme familiar, muy entretenido, con sus buenas escenas
de acción y su humor por todas partes, pero que deja ver una historia, que no es
una comedia. Hay mucha aventura. El malvado Screenslaver tiene una excelente
escena de acción enfrentando a Elastigirl, que no tiene nada que envidiar a una
cinta live action; es más, parece que la copia al milímetro, así igualmente el
filme tiene muchas escenas serias y típicas del cine americano, emula muy bien
la realidad. También hay ternura en los personajes de la familia, que le da un
plus al producto.
Es un filme que tiende a lo cotidiano, aun cuando hay cosas
extraordinarias, como súperpoderes y peleas con harta destrucción de
infraestructura –asunto por el cual escogen a Elastigirl en lugar de Mr.
Incredible-. Esto es lo mejor del filme, ese gran convivir con lo común, con el
padre cuidando de su hijos; con una hija enfrentando la adolescencia, el querer
tener un novio; con un padre que demuestra no ser machista y cuida de su hogar,
mientras su mujer es la heroína y tiene el trabajo que él tanto ama. Se nota la
unidad familiar en los protagonistas, haciendo todo por el beneficio mutuo, por
amor, aun cuando hallan enojos. Es un filme que así trasmite harta empatía y
tiene una buena historia.
El filme es un poco como The Dark Knight (2008) en su
argumentación contra el sistema aunque con su propio discurso –alrededor de la
flojera, pasividad y falta de emprendimiento de la gente-, que tiene una simple
refutación, que la familia Parr o Increíble son pura bondad y ven desinteresados
por el bien de los demás, aman cuidar de la gente, aman servir, aman ser
superhéroes, aun cuando saben que su familia es importante y tienen que
cuidarse –ver por los pequeños- o que lo común pueda verse afectado, pero su
naturaleza altruista los moviliza y ahí forman su unidad familiar. Mr.
Incredible es un poco un niño grande y así es el filme también, como con el auto
deportivo del superhéroe. Pero a la par vemos la moto de Elastigirl; en ambos
géneros hay una personalidad potente. También la animación es muy carismática.
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martes, 19 de febrero de 2019
Green Book
Filme que trata de la amistad de un bouncer italoamericano,
llamado Tony Lip (Viggo Mortensen), y un doctor en música y experto pianista
clásico afroamericano, Don Shirley (Mahershala Ali), cuando el pianista
contrata a Lip, o Vallelonga en su apellido original, para que haga de chofer,
guardaespaldas y asistente en una gira por el (aun para la fecha) sur racista americano,
en los 60s, cuando contratan a Shirley para galas intimas de ricos, para la
clase alta sureña, clase social donde Shirley pertenece aun cuando sufre de
discriminación.
El director del filme, Peter Farrelly, se separa en ésta oportunidad
de la codirección con su hermano Bobby Farrelly, con quien hiciera una destacada
carrera en la comedia, con títulos como Dumb and Dumber (1994), There's
Something About Mary (1998), Me, Myself & Irene (2000), Amor ciego (2001) o
Fever Pitch (2005), comedias muy divertidas, corrosivas e inteligentes. Peter
Farrelly además salta a otro género, un drama sobre racismo, aunque no exento
de momentos simpáticos y un humor suave.
Green book (2018) es una película amable y noble, sobre dos
personas aparentemente distintas que forman un vínculo de amistad y con ello
mejoran como seres humanos. Shirley aunque es sofisticado es un hombre
solitario y alejado de su ascendencia afroamericana representada en lo popular,
mientras Lip es un hombre que suele recurrir a la violencia, como estereotipo
de gángster italiano. Lip es un hombre siempre simple y fuerte; Shirley es más
complejo, a ratos puede verse muy poderoso y en otros momentos muy pequeño.
Lip dentro de todo tiene buen corazón, y su interacción hará
que venza su racismo, que vemos es producto del trato común en su barrio, con
otros italianos enfocados en su ascendencia. En ésta road movie se conocerán muy
bien, hasta de una secreta tendencia sexual. Shirley será un poco dócil con el
racismo y Lip lo influenciará para que sea más frontal, como es él; lo mismo en
la educación al contrario, con un refinado Shirley culturizando a Lip mediante
las cartas románticas a su esposa, la ideal Dolores (Linda Cardellini), y
ayudándolo a vencer algunas malas actitudes, reduciendo el grado de brutalidad
facilista al que suele recurrir Lip.
Es una propuesta muy agradable, aunque enfrenta el
racismo. Es una feel good movie con voluntad altruista e inteligente para
mostrar a un afroamericano que tiene muchos matices y sale del común. Se
muestra el racismo normalizado, como no permitir el mismo baño o los mismos
hoteles como menciona el título; Green book es un cuadernillo racista de
lugares a los que son destinados en hospedaje los hombres de color. Resalta también
ver a la policía como racista, lo que puede llevar a criminalizarse y verlos
como el verdadero KKK de su época. Shirley va de gira por el sur porque quiere
conseguir más libertades para su gente, lo cual lo plantea como un hombre de
integridad y avanzada.
Pero el filme es relajado; es audaz y entretenido. No es un
filme grandilocuente, en ningún sentido; busca ser medido, pero es inteligente
en cómo va relacionando a ésta dupla, que dígase es una historia real, que
primero es individual y luego se colectiviza. Mortensen aunque tiene entre
manos un estereotipo, remite a vencer su lugar de origen, cómo los italianos se
mueven culturalmente cuando yacen cerrados en sí, y fácilmente podría ganar mil y un premios del
público, mientras Ali tiene un rol más exigente, y no contiene total condescendencia,
sino que presenta debilidades, cierta soberbia, cierto hermetismo.
Hay escenas graciosas, como cuando Lip sobre-entusiasmado bota
la gaseosa a la pista; gracias a los gestos de ambos actores. Tiene escenas
inteligentes también, puestas en diferentes perspectivas, como con el Kentucky
Fried Chicken, algo que en el lugar común dicen que aman los afroamericanos. Peter
Farrelly lo utiliza como lugar de racismo en una cena de ricos, y en otro
momento Lip le enseña a Shirley un poco de humildad y campechanía, alegando de
paso que él es más negro que Shirley, porque es un hombre de clase trabajadora que
conoce bien la música popular negra. Todo esto se revertirá de manera
hollywoodense, pero no deja de ser una película con gracia y sensibilidad.
domingo, 17 de febrero de 2019
Van Gogh: En la puerta de la eternidad (At Eternity's Gate)
Willem Dafoe es Vincent van Gogh, en ésta película de Julian
Schnabel, un van Gogh visto en su última etapa, por lo que lo oímos hablar de
su estado de locura, al que se enfrenta siempre. Van Gogh también se oye más
sabio, con esa emotividad que plasma el talento de Dafoe, cuando refiere a su
arte y el único don que Dios le ha dado. El filme de Schnabel se pone a
contestar sobre la vida del famoso pintor, si tiene cierta lógica el estado en
que se encuentra, de ser visto como un perdedor, si realmente tiene talento. El
filme responde que sí, y que su talento es de otro tiempo, está adelantado en
el tiempo y le espera el futuro, la eternidad.
El filme tiene un toque artístico que lo saca de cierta
convencionalidad, dibujados en esos momentos de trascendencia que vemos en
varios momentos que definen la existencia de van Gogh. No sólo es discutir su
estado lamentable, de locura, de derrota, de no saber encajar, de terminar
recluido en sanatorios, de ser en parte detestado en los pequeños pueblos
franceses -en Arles y en Auvers-sur-Oise- en los que se hospeda. Los momentos
artísticos técnicos llegan con desenfoques en los bordes o con los movimientos
de la cámara al son de las carreras. La naturaleza toma especial importancia y
el filme se vuelve a ratos un poco contemplativo, se desembaraza de diálogos, y
lo vuelve todo emotivo, dejando a Dafoe que haga su trabajo, que plasme
sentimientos, de éxtasis y apasionamiento, o de congoja y de sufrimiento interno.
Schnabel muestra la convivencia con Paul Gauguin (Oscar
Isaac), un tipo práctico que quiere romper con todo lugar común en la pintura,
y que al irse genera una crisis en van Gogh. El filme tiene un lado igual de
práctico, mostrando todo bastante simplificado. El filme puede resumirse en
pocas líneas volviéndose un filme más visual que argumental. No obstante tiene
diálogos jugosos también, como los de Shakespeare con Madame Ginoux (Emmanuelle Seigner) y un cura
analítico (Mads Mikkelsen). También hay ratos de ternura, como con el hermano,
Theo (Rupert Friend), abrazados ante un primer internamiento de Vincent. Oscar
Isaac hace de un Gauguin firme pero no violento, menos intratable a otra figura
suya. Lo mismo pasa con Dafoe y su van Gogh, tiene problemas de adaptación pero
se muestra más la conclusión, no los ratos de violencia; a van Gogh se le ve
débil más que fuera de sí.
Los momentos de interacción son muy buenos, como también lo
es con el Dr. Paul Gachet (Mathieu Amalric) y hasta con un loco (Niels Arestrup).
No obstante el filme tiene muchos momentos de soledad, donde van Gogh es tan
existencial, sufrido, reflexivo, cosa que hace menguar algo al filme,
tanto como distinguirlo, incluido lo estético. Es un filme que no profundiza
tanto en hechos sino en sentimientos, en dudas, en pensamientos, siendo un
filme a un punto intelectual, en tratar de entender a van Gogh, y verlo más que
un loco con un don. Es visto como un tipo inteligente, tiene reflexiones sobre
sí mismo muy ricas, que se escabullen un poco a cierta realidad, la de la
derrota del presente, pero el filme se enfoca en la eternidad, en el futuro que
no conocería el autor, y ahí entra a tallar la admiración de los creadores, los
guionistas Jean-Claude Carrière, Louise Kugelberg y el propio director.
jueves, 7 de febrero de 2019
Climax
Climax (2018), de Gaspar Noé, usa el baile como
manifestación de terror, con esos movimientos que parecen que se están quebrando
los propios huesos, con esos bailes similares a orgías y como la invasión de un
virus que enloquece a sus participantes. Es algo sensual y violento. El baile
lo es todo en el filme, vistoso y virtuoso, con grandes coreografías, una hasta
tomada desde arriba. Como película de terror el filme tiene al baile como arma,
cosa que también pretende cierta polémica vista tanta sexualidad, pero así es
Noé, aunque ésta vez éste filme ha logrado lo imposible, que todo el mundo lo
celebre.
Es un filme que tiene una narrativa escueta, más es el baile
moderno que otra cosa, pero todo tiene perfecta concordancia general, tiene
sentido, en que unos bailarines se reúnen en un lugar abandonado en la nieve,
tipo bunker, y en medio de sus prácticas y exhibiciones exóticas e imponentes se
despierta el daño, el crimen masificado, en la que es también una fiesta desenfrenada,
muy hedonista y libertina.
Antes de que se expanda el mal tenemos un visionado
fascinante, hay que admitirlo, lo mejor del filme, al proponer tremenda maestría
en las coreografías, que no son en absoluto delicadas. Se trata de algo potente,
intenso, decidido, festivo, como lo es el cine del irreverente Noé. Locura que
se despierta a raíz de que la gente es drogada anónimamente, sin mayor razón. Pero
se puede entender fácilmente una justificación.
En el inicio vemos que ante la cámara se presenta cada uno
de los bailarines, ésta parte busca ser irreverente y más bien desanima, no es
una presentación muy interesante, es obvia, pero cuando todos estos “personajes” extravagantes salen en grupo a bailar todo es esplendoroso, entretenido, impactante.
Pero la propuesta no es mucho tampoco, aunque tiene lógica.
En un momento por un cromatismo que domina el filme, el rojo,
de peligro, de ardor, y el constante juego de la cámara, poner en ángulos difíciles
las imágenes o prender y apagar la visibilidad, tenemos el caos en todo apogeo,
producto de que todos quedan drogados excesivamente, pero en éste momento fastidia
observar un poco la película. Luego se verán momentos de violencia
desagradable, típico en Noé, y termina paseando la mirada por un reguero
de perdición en conclusión. Esto no luce muy bien, aun cuando no está tan extendido, o por más que el filme había anunciado que era un hecho real. Las escenas de sexo, aunque sin explicites, tampoco son muy
gratificantes.
El filme con su querer ser polémico o híper libre más bien
lo muestra barato, mediocre. No obstante Noé tiene talento en
manifestar el baile como terror, pero lo sexual le cobra la grandeza; es como
tener grandes técnicas o ideas, pero una exhibición finalmente pobre. El baile como monstruo
es ingenioso, pero las escenas de exceso no están a la altura, es decir, Noé
falla porque quiere ser irreverente, cuando debería enfocarse más bien en lo
que concibe, en la narrativa. Lo mejor es simplemente el baile tal cual y después
su proyección en distintas otras formas. Por todo lo dicho es un filme
imperfecto, como uno ha de esperar de Noé pero también muy irregular, malo por
partes –sobre todo al final-, bueno en otras. Me quedo con las coreografías y
la técnica, pero en construir una película narrativa no mucho.
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miércoles, 6 de febrero de 2019
Aterrados
El filme del argentino Demián Rugna es una potente propuesta
de terror que no escatima momentos de miedo, poniendo todo al servicio de ello,
poco le interesa hacer un filme de feliz resolución o de ya está, terminamos,
combatimos lo extraño, fin; lo que le importa es poner escenas impactantes una
detrás de la otra, pero armadas dentro de una lógica, en su propio mecanismo de
miedo.
No se trata de momentos que se perciban efectistas, vacíos,
sino son el meollo del asunto tal cual, muy sencillos argumentalmente, propios
del enorme poder siniestro contra el cual pelean los protagonistas, dos
doctores de ciencia paranormal, Albreck (Elvira Onetto) y Rosentock (George L.
Lewis), y un ex policía forense, Jano (Norberto Gonzalo), ayudados en el
trayecto por un capitán de la policía, el comisario Funes (Maximiliano Ghione).
La trama no explica el mal en todo, en realidad lo hace en muy
poco, no hay mucho que explicar tampoco, en lugar habla de guardar la información
como novedad, por lo que todo es enorme de enfrentar, prácticamente imposible
de detener y no se espera que el bien venza necesariamente. El mal habita en un
vecindario de clase media de Buenos Aires.
Los investigadores paranormales van al lugar y cerciorados
de que todo es real están medio en el limbo contra tanta actividad
extraordinaria, lo que en lugar de ser un defecto significa pura diversión para
el espectador, que padecerá sus tantos momentos de alto impacto. No se sabe
hasta dónde llegará todo, siempre con el complemento de tratar de explicarlo
con lo normal y esto será superado siempre.
Rugna es muy abierto con los sustos, es muy directo, austero
como narrativa, pero sumamente efectivo visualmente, sabiendo apreciar tanto
background del género que hay ya. No es un filme de narrativas sesudas, arduas,
todo es muy práctico y bastante simple. Es ir a luchar/ver lo paranormal y
punto, no pidan mucho, pero todo funciona a la perfección como disfrute.
No para
hasta el final de exhibir sorpresa tras sorpresa cada vez más terrorífica, bien
distribuidas y manifestadas, aunque hay algunos pocos momentos endebles, como
lo de los vidrios en los ojos, pero toda la parte del muerto debajo de la cama
que recuerda al monstruo de Rec (2007) está excelente, igualmente el niño con
el vaso de leche.
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lunes, 4 de febrero de 2019
Conversaciones con asesinos: las cintas de Ted Bundy
Documental de 4 horas de duración, perteneciente a Joe
Berlinger. En lo personal hallo muy interesante el tema de los asesinos en serie
y Ted Bundy es uno de los más brutales y raros. En el documental conoceremos
muy bien a Bundy. Por el título se da a entender que Berlinger se ampara en
unas cintas, que fueron grabadas por un periodista durante buen tiempo, pero en
éstas se habla más de como él se veía a sí mismo, como se idealiza y, desde
luego, miente en su figura, como deja ver el filme mediante entrevistas y datos
complementarios, creando en conjunto algo más atractivo que lo común, al oír
por él su manera de pensar, su personalidad, una parte de ella, y corroborarla y
complementarla con la otra parte tan ruin, sus crímenes, incluyendo variedad de
hechos concretos de su existencia.
Ted Bundy habla en las grabaciones y va germinando en él un
lado de cierta irrealidad, o como él se dividía en 2 personas. Por una parte, como
frente a un público imaginario o un teatro de admiraciones propias, un notorio
narcisismo, se muestra como un prometedor estudiante de derecho y graduado en psicología
con aspiraciones políticas y económicas altas, de trato amable, pacifico, un
tipo con presencia física, bien educado y hasta simpático. También suma una infancia
y familia idílica. Todo esto en el detallismo será muy distinto a como lo
manifiesta, aunque se especule que los criminales en serie son medio inexpugnables.
Pero en lo oscuro hay mucho más, hay un tipo demencial,
asesino de 30 a 36 mujeres jóvenes, incluyendo una menor, asesinadas sin razón
alguna, o dando a entender que fue el deseo de desfogar y sobredimensionar pequeñas
frustraciones psicóticas, como no sentirse exitoso y aceptado en la medida de
sus delirios, aunque si era un hombre inteligente, que hasta trabajo para la policía
un tiempo, que le sirvió para hacer el mal. Bundy tiene relaciones estables con
mujeres, pero al mismo tiempo sale a matar jovencitas, en su escarabajo. Otra cosa
inexplicable de su personalidad, un total desdoblamiento.
El documental no busca ser explicito con los asesinatos,
deja ésta parte terrible un poco como en segundo plano, trata más bien de
entender la personalidad tan rara de éste asesino en serie o mostrar su total
contradicción como ser. Bundy es un tipo enigmático, se dice no ser un loco, sino
un tipo común, pero su proceder es totalmente anormal, pero él finge ser otra
persona, y no tiene remordimientos como mentir alegando inocencia hasta casi el
final. Cuando lo entrevistan o aparece en público es difícil de creer que éste
tipo sea tan salvaje, sádico y cruel, pero llega a verse algo de su perversidad
de propia exhibición cuando interpreta sus crímenes en tercera persona o pide
detalles de estos.
Es increíble cómo se separa de sus asesinatos, pero más
adelante vemos que los tiene en la mente, y aun así vive de lo más tranquilo.
En ese sentido el documental es muy claro e inquietante con éste tipo de
criminal. El término de asesino en serie era algo nuevo en la práctica para la policía.
Había poca tecnología, menos ciencia, escasa interrelación policial entre
estados, cosa que favoreció a Bundy, quien fue siempre astuto. Transportaba,
desmembraba y ocultaba cadáveres. Pero también era muy intenso e impetuoso,
capaz de volver a atacar bastante cerca de la zona de algún crimen suyo. El
documental de Berlinger es un poderoso y atractivo retrato de alguien que quería ser excepcional y que se creía apto para ello, y lo manifestó de la manera que la mayoría terminó celebrando
su muerte.
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sábado, 2 de febrero de 2019
Todos somos marineros
Ópera prima del peruano Miguel Angel Moulet, con un barco extranjero
atracado en el puerto de Chimbote con tres tripulantes rusos esperando por
irse, abandonados en Perú, mientras se las arreglan como pueden. En el barco
vive el capitán de la embarcación –que es en realidad irrelevante- y dos
hermanos.
El hermano de mayor edad (Andrey Sladkov) tiene una relación
con la dueña de un pequeño restaurante ubicado en un mercado (Julia Thays). Hay
un chico típico criollo avispado que lleva la comida, quien es como un sobrino
para la dueña del restaurante. Con estos pocos personajes tenemos el discurrir
de la película.
Moulet pone en marcha la cotidianidad en buena
parte de la propuesta, o sea que parece que no pasa nada. El filme abre con el
hermano menor ruso (Ravil Sadreev) sufriendo de un golpe en la cabeza, lo cual
se conocerá la razón después. Es un buen arranque, misterioso, curioso. El
barco ruso parece un enorme submarino, lleno de cubículos, pasadizos y
recovecos, con sus mesas sucias con botellas abiertas y restos de comida.
La imagen de la mujer del mercado y el ruso adulto de
mediana edad al término de una faena sexual tiene un aire encantador, típico del
cine peruano por una parte, pero de manera estética, cuidada, romántica sin
sentimentalismos baratos. El filme también tiene un aire europeo, con ese barco
tirando para los azules y plomizos y el idioma ruso en boca de los tripulantes
que suelen hablar transversalmente de cierta desesperación velada.
La trama presenta un suceso trascendental, un punto definitorio -en pos de irse o quedarse con la mujer; perderse o salvarse-, medio inesperado de cierta manera –fácilmente podía seguir igual, tipo cine indie-, que moviliza el filme hacia una gran tensión –aunque del tipo observacional, meditativo, no se trata de un estado visual crispado, alterado o más primario, es más una inquietud silenciosa, una composición/cohesión a prueba- y la expectativa de hacia dónde se moverán los protagonistas, pero el filme va ya rumbo al remate, sucede cuando la película está por acabar y marcar el final como fotografía postal de cine independiente.
Ese gran suceso no es algo tan ingenioso, porque es algo un
poco predecible –no venía sucediendo nada importante en el filme- o por una
parte efectista –es algo que busca impactar, sorprender, desestabilizar, aunque
vale-. Para bien y para mal rompe un poco con todo –aunque mantiene el lado
dormido de la personalidad de los rusos-, cuando el filme apuntaba bastante a
lo intrascendente, a lo ordinario, a lo llano.
Lo más importante del filme hasta entonces era estar sin
poder salir del puerto y su ciudad, yacer en la cercanía de las orillas, que
quiere decir en el olvido y la proclividad a la perdición -que es latente,
hasta finalmente enfrentarla-, mientras sólo quedaba esperar y aguantar –ese es
el lema silencioso, que incluye más tarde la consciencia, la culpa-.
Con ese gran suceso en la mente del espectador dice la mujer
del mercado, me gustaría tener un hermano mayor; y no sabe lo que dice en realidad
o suena secretamente melancólico a razón del relato, es una paradoja que en sus
zapatos la hubiera favorecido; porque ella ve que el ruso mayor lo suele
proteger al hermano menor, que es enfermizo, parece tener epilepsia, tiene problemas
neurológicos. En todo esto salta un quehacer de sufrimiento en distintas
direcciones, aunque el tono del filme es otro.
El filme constaba de momentos de cotidianidad –golpear un
saco de box, montar en una moto, bromear con la gente, dar de comer a las gaviotas,
estar con los perros, ser parte de una procesión-, era una obra sin demasiado
conflicto a desarrollar. No obstante estar ahí abandonados era un conflicto,
aunque no se hace sentir mucho; no posee pico de entusiasmo en ese sentido y al
final lo busca de otra manera.
La propuesta, lo mismo que de sufrimiento, no habla de hambre o necesidad –no es en absoluto una película de cine social, aunque tiene de popular-, al menos no directamente o lo deja como algo secundario o quizá sobreentendido. La mujer del restaurante es un desarrollo notable de una mujer trabajadora que vive bien con su esfuerzo a razón de algo humilde. Se refleja el vivir bien con su cuarto de aire paradisiaco, con su toque erótico, con cierta pinta de putañero.
La propuesta, lo mismo que de sufrimiento, no habla de hambre o necesidad –no es en absoluto una película de cine social, aunque tiene de popular-, al menos no directamente o lo deja como algo secundario o quizá sobreentendido. La mujer del restaurante es un desarrollo notable de una mujer trabajadora que vive bien con su esfuerzo a razón de algo humilde. Se refleja el vivir bien con su cuarto de aire paradisiaco, con su toque erótico, con cierta pinta de putañero.
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