sábado, 3 de junio de 2023

Misántropo

Éste thriller ha tenido muchas dificultades en concretarse, pasó por varios guionistas, Hollywood se le puso complicado al filme del argentino Damián Szifron, pero finalmente ha logrado ver la luz. Se nota un filme de producción independiente americana, no una película made in Hollywood, aunque la produce y es la protagonista una actriz americana de cierta popularidad, Shailene Woodley. Es una película que denota irregularidad, incluso en su estética. Inicialmente se intenta hacer una gran secuencia, con un tiroteo anónimo desde un francotirador revanchista, típico asesino americano, hacia la ciudad. Ascensores de enormes edificios y edificaciones de gran altura como casinos, clubs y apartamentos celebrando el año nuevo son punto de mira de éste francotirador, que va asesinando gente indiscriminadamente, hasta luego haber una gran explosión desde el punto desde donde se dispara. Todo parece una gran operación y como cine denota ambición, pero se ve muy digital visualmente, así se ven todos los efectos de ésta destrucción por la que la policía Eleanor (Shailene Woodley) recorrerá y pasará hasta por un desmayo muy cinematográfico producto de los gases y remanencias de la explosión. Es una muy llamativa apertura, aunque no perfecta. En otro momento, uno mucho más breve, veremos un camal donde la película se percibe estéticamente de muy bajo presupuesto, pero en general el filme, aunque a ratos tiene de estética de telefilme, maneja una producción decente. Ésta película argumentalmente es interesante, quiere salir un poco del lugar común y proponer una cierta mirada. El francotirador anónimo se convertirá en un especie de asesino en serie, pero de aquellos que matan de golpe masivamente (Szifrón le pondrá harta leyenda, como en el mall o en la morgue), con lo que mantendrá su identidad original o será un hibrido de asesino en serie. Es una propuesta que no quiere achacar las acciones criminales y homicidas a la locura; es decir, sino así, se dice, gran parte de la población caería en ese "simple" señalamiento, en pocas palabras, a estos asesinos les achaca consciencia. Luego veremos directamente que éste asesino tiene un tipo de razonamiento, aunque lógicamente muy discutible; tiene un pensamiento en sí de sus actos, se siente fuera de poder ser parte de como se concibe la sociedad normal, es un outsider por naturaleza, un hombre como indica el título que no quiere ni tiene facilidad para relacionarse con el mundo y las personas. Se habla también de que es un hombre preparado en el uso de las armas, desde el trato común, lo que se ve como una critica a la venta de armas en EEUU al americano promedio, con demasiada accesibilidad, lo que ocasiona tipos como éste, peligros latentes. Es un filme que produce una gran escena de tiroteo -muy gore- en una tienda clásica de comestibles de una gasolinera, producto de ésta misma gente común armada, que por su ideas personales, sus obsesiones antisociales y discriminadoras hacen de EEUU un lugar inseguro, propenso a los homicidios. Es un thriller que pone el dedo sobre la llaga, la accesibilidad de los antisociales para conseguir armas de fuego. Después Woodley aunque tiene 31 años luce visualmente joven para su papel. Así como se usa gente mayor en papeles de menores de 18, a Woodley se le percibe algo más inocente físicamente para su duro papel, una policía aficionada a las drogas, con anhelo de rehabilitación, si bien la actriz se esfuerza en mostrarse natural y con la mochila de la falta de autoestima, otro punto como motor de la violencia contra el prójimo. Szifrón también la pone en estado más pedestre de lo que estila, como ocupando el water o la tina de baño, la ubica en un estado de soledad. Se intenta conseguir eso que parece le falta de cierta manera y el resultado es imperfecto, mitad y mitad digamos. El otro papel es el de mentor del FBI, interpretado por el australiano Ben Mendelsohn que es un buen actor, aunque no tan célebre, no tan conocido, quien además hace de homosexual casado, que suena a la cuota inclusiva del filme, y tiene el problema de creerse muy inteligente (y hablar mucho), algo así como un cierto alter ego. No obstante hay que reconocerle a Szifrón que aunque su filme es irregular tiene autoría, personalidad y es novedoso en muchas de sus escenas de acción, como lo es así mismo todo el paquete de éste asesino -que tiene de fantasía, no se percibe todo lo realista que se puede querer- que hasta se sienta a conversar quien es él y que está haciendo, sosteniéndose una argumentación conceptual, como arte cinematográfico. En un momento se siente el filme como bajo el espíritu de las producciones de Netflix, donde la libertad creativa está exagerada, y amerita un poco de control y un poco de más meditación, aunque dentro del sello indie de mucha mayor austeridad. Con esto me refiero en particular a toda la escena de la cabaña que luce bastante anárquica, rompe con muchos códigos como para bien como para mal, e igualmente es interesante por lo poco común, pero igualmente entra en lo excesivo. Sin duda es un filme que demuestra a un director especial, aunque sea un filme muy imperfecto.