domingo, 5 de marzo de 2023

Saint Omer

Ganadora del Gran Premio del Jurado (segundo lugar) en el festival de cine de Venecia 2022. La francesa de ascendencia senegalés Alice Diop ha ganado con ésta su primera película de ficción, tras dedicarse al documental, no solo un importante premio en un festival A1, también ha sido celebrada en su país, ha ganado el César 2022, el premio de la Academia francesa, por primera película, y el importante premio nacional Jean Vigo 2022, que se otorga a primeras películas notables. Saint Omer (2022) se basa en un caso real donde en el 2016 la propia Diop pudo asistir al juicio, de una mujer francesa de origen senegalés que mató a su propia hija de 15 meses de nacida. Diop pone de observadora -como si fuera la misma Diop- a una catedrática y escritora llamada Rama (Kayije Kagame) que quiere escribir del caso de una mujer asesina de su bebé, de Laurence Coly (Guslagie Malanda) que justamente yace en juicio. Rama va a ser madre y tiene muchas dudas y miedos con convertirse en madre, y de alguna manera se identifica con Coly, aparte de compartir su nacionalidad y ascendencia. Ésta es una lectura muy actual, muy contemporánea, muy propia del reinante feminismo, ser madre es ahora visto como algo complicado, atrás ha quedado cierta romantización de serlo, de circunscripción de amor a prueba de todo y deber por sobre todo. Hoy en día las mujeres están al tanto de que es bastante arduo, exige sacrificios, ser madre. El filme de Diop utiliza de ejemplo la mitología griega sobre un monstruo formado de distintas bestias, lo que representa que una mujer está llena de su madre y estará llena de su bebé, esto es un argumento incluso científico en la propuesta, quizá también fue expuesto en el juicio real de la mujer asesina, como lo vemos en la recreación de éste en la exposición de la abogada defensora de Coly. Si bien el filme se pone en el lugar de las mujeres, ésta lectura científica de muchos elementos de una madre transportados hacia su hija, también puede leerse en el varón como con la mujer, con ambos padres, en cuanto influye la crianza, personalidad y comportamiento de estos en quienes somos, de aquello que Rama no quiera ser como su madre en muchos sentidos, bajo una relación expuesta en el filme con pequeños flashbacks y mucha elipsis, pero que puede intuirse en lo general de todo ser humano o completar la figura con la experiencia personal. Rama sufre con convertirse en madre cotejándose con la suya y hasta con Coly y así el universo femenino. El filme agrega más dentro de ésta interesante exposición científica -y se desliga en parte del varón- con la propia maternidad, en lo que agrega el bebé a ese monstruo mitológico con el que se describe a las mujeres. La propuesta también presenta un análisis social de la mujer negra, de origen africano, dentro de la cultura y sociedad europea en que crece, y es ahí que vemos que Coly sufre bastante, tiene dificultades en salir adelante, así mismo vemos una mala dependencia de un hombre blanco mayor, y hasta una mala relación en el interior de la sociedad francesa que le presenta ciertas desigualdades sutiles y prejuicios. En un momento del juicio se critica a Coly por querer identificarse con los filósofos blancos, surge una visión de cierto sufrimiento por una marginación no solo social, sino de libertad de identificación e intelectualidad, cosa que puede sonar simple o algo naif a éstas alturas, o quizá hasta un poco marketero en algunos, porque ésta intelectualidad no debería presentar estos prejuicios pues todos somos una sola humanidad. La película de Diop habla en general de la raza de color, su raza, e incluso de ella misma frente a la intelectualidad en general, donde vemos que ésta marginación mortifica a Rama también, haciéndola llorar y generar una emotividad con ciertos rasgos de profundidad y apertura íntima de honestidad valiosa dentro de cierta frontalidad o acto primario. Esto se dispara con la sonrisa ambigua que le lanza Coly a Rama al verla prestarle tanta atención. Coly menciona la brujería, pero yacen presentes alucinaciones, hay rasgos de cierta locura en ella, aparte del abandono y menosprecio social que siente vivir y cuenta ella y su abogada, y también de su egocentrismo y orgullo pues es una persona que se ve a sí misma como muy prometedora en lo intelectual, aun habiendo tenido que dejar la universidad y frente a profesores que no la respaldan. Diop opta por no ahondar en ésta locura, recurso manido en juicios y en crímenes, un salvoconducto medio fácil para homicidas, si bien la locura en realidad puede albergar muchísima complejidad. Diop mediante Rama y su cultura cinéfila recurre a la cineasta francesa Margarita Duras como inspiración intelectual y artística y aquí hasta conceptual para rescatar de la humillación a Coly y proponer una salvación medio imposible o kamikaze o no demasiado popular en la realidad, aunque con el uso de la celebrada obra Medea, viéndolo en pantalla con la magistral película de Pasolini, invocando un feminismo guerrillero, bastante fighter, pero que es imposible de aplaudir en totalidad pensando en esa sentencia lógica no mencionada en el filme de 20  años de prisión para la mujer y madre asesina de un bebé inocente. Finalmente nada la puede justificar, pero queda la lección de la necesidad de un mejoramiento en la sociedad, de cara a la mujer de color y que ayuda a la mirada general para comprender a todas las féminas pensando más bien en un balance entre lo moderno y lo clásico tal cual el uso de lo médico científico y La Quimera, ese monstruo mitológico al que recurre el filme.