First cow
On the rocks
Dirigida por la búlgara Elitza Gueorguieva. Ésta película se presentó en la sección Burning Lights, la sección más experimental del festival si se quiere. Sigue a Aliona, una chica nacida en Bielorusia, de unos 30 y pico de años, contemporánea de Elitza. Ambas viven actualmente en Francia. Ambas comparten el amor por el arte, Aliona en especial por la escritura. Aliona quiere escribir un libro sobre su padre, que ella considera desaparecido, un cierto eufemismo y negación de lo que apunta todo a su deceso. El padre de Aliona desapareció en un viaje por mar en Turquía, cuando hacia de cierto mochilero. Aliona no recuerda a su padre en realidad, tiene muy poco en la memoria, pero intenta asirse a él con fuerza. Aliona era chica cuando desapareció. Se le siente con melancolía y admiración hacia su progenitor. Ella dice bromeando que era un gángster, palabra que en la jerga afroamericana quiere decir un tipo peculiar, con harta personalidad, que deja una fuerte impresión. Aliona habla también de su país, con el cual se siente mucho vinculo, siempre yace presente en su mundo interior, que es el que de cierta manera presenciamos. Ella -en medio de su pensamiento en constante libertad en pantalla- menciona que si Bielorrusia no hubiera sido comunista -fue de 1944 hasta 1991- seguro tendría a su lado a su padre, ya que éste no hubiera tenido que retirarse del país en busca de mejor vida, hubiera dejado de ser nómade. Su madre ya pasó la página, igual su hermana, han pasado más de 20 años de que no está a su lado, pero Aliona no puede hacerlo, y la hechura de su libro -donde vemos el proceso hasta su publicación- es el anhelo de perpetuarlo, de crearle una memoria y a ella misma. Somos participes del amor de una hija, de un amor que nos conmueve.
Dirigida por el polaco Tomasz Wolski. Premio especial del jurado (segundo lugar). Vemos animación en stop motion que ilustran a los líderes de contención, de crisis, socialistas, frente a una huelga de obreros y estudiantes en Polonia, durante 1970, a 25 años de la implantación del comunismo en éste país. Polonia fue comunista hasta 1989. Ésta huelga fue pacífica de parte de obreros y estudiantes molestos con el alza desmedida de los precios de los alimentos de primera necesidad, la escasez de carne en particular y la existencia de sueldos magros como la afluencia de largas colas para acceder a los productos. El stop motion va de la mano de harto material de archivo, imágenes privilegiadas del estado de crisis y de la huelga, una huelga multitudinaria. Además se hace uso de las llamadas telefónicas de los mismos líderes del partido dirigente durante la coyuntura, grabadas durante ésta revolución del pueblo frente al mal manejo económico del país. El filme tiene información de primera mano, es muy minucioso, esas llamadas son oro puro para entender la mente del aparato comunista de la época. Primero los cabecillas socialistas se sorprenden, pero mantienen la calma, se preocupan hasta de tres huelguistas en peligro de morir quemados, pero luego disponen de mucha fuerza militar para detener a los huelguistas; despliegan gran cantidad de armamento de las fuerzas armadas, una fuerza abismal, hasta llegar a tirar a matar y ocasionar caídos y heridos. Se vuelven implacables, se ponen brutos. Los huelguistas son pacíficos, pero yacen decididos a protestar. El partido simplemente hace uso de violencia, celebrando tener a su diestra al poder militar. Se hace alusión en los medios a que los huelguistas son enemigos del régimen, y no se escatiman encarcelamientos, a gente muy joven, aun cuando los huelguistas son gran cantidad de personas, desesperadas. Se trata de gente humilde, gente común. Es una mirada al pensamiento dictatorial; las tantas llamadas muestran a los jefes de crisis actuando en total libertad, frialdad y alevosía. Las imágenes son impresionantes, son un material de archivo notable, muestran todo. Es bastante valioso el logro de retener el hecho histórico en el tiempo, y como el cine, el arte del documental, lo constituye de forma tan poderosa. Es un retrato intelectual muy claro y descarnado, en como la imagen en sí tiene tanta resonancia, tanta fuerza, como así lo que se dice de boca propia frente a la huelga y la crisis. Es ver y casi palpar la realidad, sin tanta vuelta que dar. Solamente la imagen en stop motion se toma algunas pequeñas libertades, como cereza del pastel u opiniones de asombro ante ver el poder dictatorial en acción, el abuso de poder y de violencia, sin rendir cuentas; es querer mantener el estado socialista todopoderoso, absoluto, extremo e irrefutable; es como se perpetra el oído sordo.
Estas 4 películas están nominadas al Oscar 2021 en mejor película.
Esta película sorprende un poco, es una película sobre un grupo de izquierda armado, con una mirada aunque no de elogio exacerbado, no hay prácticamente negatividad o critica hacia ellos, en medio del país de las barras y las estrellas. Este es un filme político, respetuoso en gran medida y hasta romantiza un poco la vida de Fred Hampton (Daniel Kaluuya), líder de Las Panteras negras, grupo revolucionario afroamericano. El filme habla como el FBI de J.E. Hoover, pone a Bill (Lakeith Stanfield) dentro de Las panteras negras, a una rata -como ellos le llaman a los delatadores o topos-, un soplón, quien destruye toda la organización al acabar con Hampton. Este es un filme muy bien narrado, interesante, claro, potente y al mismo tiempo bastante entretenido, pero serio. Hampton da tremendos discursos, menciona hasta al Che Guevara. Es un poco la historia de unos terroristas, como los veía el FBI y la seguridad americana, he ahí que sorprenda en cierta medida. Hampton sin embargo se ve que era un tipo pensante, no tan violento, realmente apasionado de que el pueblo mejore su vida, de que los afroamericanos mejoren su manera y estilo de vivir, remonten su clase social pobre. Los panteras negras tenían colegios y hasta querían construir iglesias. Daban ayuda social. Sus armas estaban enfocadas en los cerdos, como llamaban a los policías, sus enemigos. La brutalidad policial hacia los afroamericanos es parte fundamental de que ellos se formaran como organización. También aunque poco se menciona las panteras buscaban defender los derechos civiles de la gente de color, pero desde las armas. El problema con las panteras negras es que era un grupo no solo de izquierda -sin que el filme satanice o siquiera critique ésta opción política- sino que ejercían violencia, no dudaban en usar las armas o la fuerza bruta. El director Shaka King pone a las panteras bastante ecuánimes, mesurados, en sus acciones, aunque con discursos bastante intensos y agresivos. Hay un pantera que mata a un policía a sangre fría cuando era perseguido y abaleado, pero la policía también muestra esta sangre fría en el filme. La madre del revolucionario caído dice que el legado de su hijo debería ser mucho más que el de un asesino; es así que el filme trata de mostrar más que la violencia de la organización, y esa es su verdadera meta. También la parte amorosa en la vida de Hampton lo humaniza y a la vez lo muestra como un líder nato, auténtico e idealista. La parte del traidor es sobresaliente y constante, Stanfield construye a una persona con matices, efectivamente una rata, traidor múltiples veces, pero también alguien algo tonto, débil de carácter en el fondo, oportunista también no se puede negar aunque se percibe sutilmente, y que era fuertemente presionado y manipulado por un agente del FBI en especial, Roy Mitchell (Jesse Plemons). Bill quiere dejar de ser una rata, y no puede. Es un filme notable, aun cuando las panteras negras dan para mayor crítica negativa, como que para el FBI eran comparados con el KKK, en el opuesto, los veían como ese tipo de amenaza radical. El filme se pone bastante del lado de las panteras, y de Fred Hampton, se intenta ponerlo como ícono afroamericano. En un momento incluso en conversación entre gente del FBI se ve que hay racismo entre ellos.
Presentada en el festival Cinéma du Réel 2021, ganadora de un par de premios ahí. La dirige el japonés Yoichiro Okutani. Este documental es sobre clubs de desnudistas en Japón. Estos desnudos tienen un cierto toque cultural, artístico, y algo de teatro y de danza clásica y hasta algo del circo y la acrobacia a lo Cirque du soleil. Hay un feeling aquí y la gente que va a ver a las chicas son en mayoría muy formales o respetuosos. Todas las asiáticas que vemos en los clubs son flaquitas; son de buen cuerpo pero de muy poca voluptuosidad. Paran calatas, pero de manera tan natural y en gran parte seca que poca sensualidad trasmiten, poco erotismo. Como en Japón son respetuosos y tradicionales en mucho ellas se sienten diosas en varios casos, poco o nada vulgares, pero se muestran algo ordinarias, muy simples y superfluas. Es un documental artístico con ratos muertos y algunos poco significativos. Es un filme llamativo para conocer otras culturas, aun cuando se percibe con su fuerte influencia occidental. Se llaman hermanas entre ellas, como la cultura hip hop. Muchos desnudos tienen un toque emotivo y delicado, hay cierta arte con su sexualidad en segundo plano. Los animadores instruyen al público, les dicen que aprecien la belleza y la complejidad de las performances. Hay fotos con las desnudistas en poses -cosa que se menciona, se oye, no se ve- y muchas se comportan muy frescas pero el concepto del filme es uno -aunque completista- más de observador calmado y formal. No hay fuegos artificiales ni su picante o audacia en ésta propuesta, pero es un documental interesante aun así, para apreciar algo poco conocido de Japón, un lado más pedestre. Puede que las desnudistas tengan sus ínfulas, yacen sobredimensionadas por sus propios egos y el entorno tradicional, pero ésta obra tiene su parte simpática, oírlas no abruma, aun cuando ronda las 2 horas y pudo ser más corto y más vivo.