jueves, 17 de diciembre de 2020

El teléfono (Call)

 


Ésta película, Call (2020), aparece en el catálogo de netflix; fuera de Corea del Sur, país de procedencia, se ha estrenado internacionalmente gracias a Netflix, a través de internet, y aunque por la plataforma debería convertirse en una película muy popular no ha sido así curiosamente, no se habla mucho de ésta película y es una sorpresa porque es una muy buena propuesta, sólida de principio a fin. En esta película se manejan mundos paralelos, el pasado conversa con el futuro y el presente con el pasado, hablan entre sí los 90s (1999) y el 2020; una chica del pasado que recién está viviendo su presente se comunica por un simple teléfono con una chica de la actualidad. El mecanismo es arbitrario, no hay explicación alguna de esto, pero es algo que no interesa explicarse, la cosa es entretenerse con la película y sus miles de vueltas de tuerca y novedades, que abundan; es una película llena de audacias, aunque tampoco exagera, y es equilibrada de principio a fin, lo cual es notable, es difícil sostener el nivel siendo de esta manera, mantener la novedad y el atractivo por tanto tiempo. Es una película que a pesar de moverse en el tema de los mundos paralelos no rebosa de originalidad, pero es notable proveyendo harto hedonismo cinéfilo, manteniendo la pequeña sorpresa y el suspenso. Young sook (Jun Jong-seo, quien con sólo 2 actuaciones en su carrera demuestra tener su buen talento como actriz y harta capacidad para escoger roles y rendir en ellos en alto nivel, en roles de loca, exigentes), la chica de los 90s, dice que su madrastra, única persona con quien vive, quiere matarla, que es una hechicera. La chica de los 2020, Seo-yeon (Park Shin Hye, también demuestra talento, y entre ambas protagonistas sostienen el filme, mediante un duelo de virtudes), tiene igualmente su propio dolor, como no le falta a nadie. Seo-yeon perdió a su padre en un accidente casero y esto lo arrastra psicológicamente y con cicatrices en el cuerpo. El filme entra en materia sin hacerse mucho problema, pronto ambas chicas conversan desde sus propios universos, y se plantean ayudarse mutuamente. La trama inmediatamente te sorprende, tiene un excelente manejo de como cambiar el presente, como manipular el destino y el efecto causa -consecuencia. Luego el filme cambia por completo, se vuelve una película macabra, de suspenso, de terror, con un nuevo elemento en juego, el hedonismo de matar, de sentirse efervescente por medio del homicidio, y para ello se busca salir indemne de polvo y paja. El teléfono no deja de llamar, la interacción se vuelve intensa, se vuelve un juego de táctica y estrategia. Es notable como se trata de manipular el pasado y al mismo tiempo el futuro. Ambas chicas llegan a verse juntas, otra pequeña audacia. Ésta obra, debut del coreano Lee Chung Hyun, es un thriller muy competente y sobre todo muy divertido. 

martes, 15 de diciembre de 2020

Las mejores películas del 2020


No tienen orden alguno entre sí. 

  1. The lighthouse (Robert Eggers)
  2. El hoyo (Galder Gaztelu Urrutia)
  3. Midsommar (Ari Aster)
  4. The wild goose lake (Diao Yinan)
  5. The plastic house (Allison Chhorn)
  6. My Mexican Bretzel (Nuria Giménez)
  7. Dick Johnson is dead (Kirsten Johnson)
  8. Mes chers espions (Vladimir León)
  9. Sin señas particulares (Fernanda Valadez)
  10. Possessor (Brandon Cronenberg)
  11. El año del descubrimiento (Luis López Carrasco)
  12. Mank (David Fincher)
  13. I´m thinking of ending things (Charlie Kaufman)
  14. Spring blossom (Suzanne Lindon)
  15. Uppercase print (Radu Jude)
  16. Tenet (Christopher Nolan)
  17. Call (Lee Chung -Hyun)
  18. La Restauración (Alonso Llosa, la mejor película peruana del 2020)

viernes, 11 de diciembre de 2020

Spring Blossom (Seize printemps)

 


El debut de Suzanne Lindon en la dirección es una película sobre el  primer amor, es una película que trata un tema muy conocido y bastante trabajado, y Lindon aunque no es tan original se distingue un poco por su sutilidad y delicadeza. Lo que más llama la atención del filme es que sus escenas de amor y hasta de sexualidad se realizan en el filme mediante danza clásica, mediante movimientos suaves, bellos, coordinados, pero sencillos, lo cual es un acierto completo, que le dan un toque intelectual a la propuesta que es una obra simpática y pequeña, muy bien realizada, sobre todo si vemos que Suzanne a los 20 ha hecho la película. Otra virtud, de la trama, es el retrato de los padres de la protagonista, que interpreta la misma Suzanne, como una muchachita de 16 años. El papá en especial se ve muy bien en el filme; por alguna extraña razón me hace pensar en Godard, aunque seguramente se inspira en Vincent Lindon. Los padres son retratados con amor, lucen muy relajados, muy contemporáneos en su comprensión de su hija. Suzanne ha hecho la película que toda jovencita quisiera hacer, ha logrado hacer lo que las chiquillas hacen por lo normal en diarios personales. El filme entra en materia bastante rápido, la delicadeza yace por todas partes, es un filme elegante. De haberse realizado el festival de Cannes 2020 esta película hubiera participado en su competencia principal, como se ha anunciado por los propios organizadores del festival de festivales. Suzanne es una promesa del cine francés, desde ahora ya se ve que tiene altas las miras y tiene la capacidad, desde lo íntimo y lo que la identifica.

martes, 8 de diciembre de 2020

Mank

 


Mank (2020), de David Fincher, irá como cohete al Oscar 2021, va a sacar muchas nominaciones y estatuillas doradas. La produce Netflix y es otro de sus grandes éxitos en la era del streaming. Fincher se basa en el guión de su padre, Jack Fincher, por ello éste filme tiene un halo sentimental para él. Mank es una muy buena película, es cine de autor con composición de cine amable y popular, pero tiene su cuota de riesgo y dificultad. Gary Oldman interpreta a Herman Mankiewicz, un antihéroe en toda regla; trabaja para la industria hollywoodense, pero apoya al socialismo, cuando los productores, empresarios e industria californiana y hollywoodiense luchan contra el socialismo, cuando hay un candidato que puede remecer la economía y la política capitalista y los medios y el cine sueltan newsreels en masa en contra del candidato socialista. Mankiewicz busca la gloria, cuando es un alcohólico y un fracasado, pero lo siguen contratando porque tiene talento para escribir de cine. El mítico Orson Welles lo contrata como guionista y de esto saldría el guión de Ciudadano Kane (1941), pero Mankiewicz tenía que aceptar no aparecer en los créditos. No obstante Mankiewicz hará todo por la gloria y finalmente querrá sus créditos. Traicionará a William Randolph Hearst y a su buena amiga, Marion Davies (Amanda Seyfried). Davies es la pareja de Hearst y una actriz impulsada su carrera por el magnate de la prensa, aunque sucedió lo contrario, e igual se hizo de mucho dinero a su lado. Fincher retrata a Davies y Mank como grandes amigos, hay una relación sólida y notable entre ellos, y no es sexual ni de amor, cosa rara, en el cine no se suele trabajar mucho la verdadera amistad entre sexos opuestos. Los Fincher reivindican a Hearst, que es traicionado, que es comprendido en el filme, y no se ve como una mala persona para nada. También reivindican el genio de Mank, pero al mismo tiempo lo hacen ver como él termina definiéndose, como una rata. Mank como muchos han peleado tiene mucho mérito en la creación de Ciudadano Kane, pensando que este es un hito del séptimo arte, y todo el elogio iba para Welles -que efectivamente hizo cambios en el guión, produjo, dirigió y protagonizó Ciudadano Kane-. Sin embargo Mank es un antihéroe sin tanta simpatía, y ahí anida riesgo; los cinéfilos lights no suelen gustar de su tipo de personaje y protagonismo. Mank ataca a Hearst por gloria y éxito, pero aunque muerde la mano que le alimenta también lo hace por resentimiento. Mank se siente bufón de corte. Entra a tallar en esto la parábola del monito organillero, tan potente y elocuente. Mank deja de verse como el amo al percatarse de la realidad, se descubre un bufón, y esto le duele, y quiere revertir esa condición emocional y existencial y sacrifica todo por el éxito, como un Oscar y la reputación del mejor guionista del medio, venciendo su condición de alcohólico, invisible y segundón. Fincher trabaja el germen y la brillantez del guion que construye Ciudadano Kane, por mucho tiempo la película número uno del cine. El filme tiene su toque intelectual y diálogos y monólogos largos. Pero es una película jugosa. Hay que acotar que hay otra gran rata en la película -en realidad hay muchas como industria tan poderosa-, es Louis B. Mayer (Arliss Howard, quien debería ser nominado al Oscar, es el mejor en toda la película), que luce simpático, pero es muy ladino, mentiroso, falso, aprovechado, tramposo e hiper monetario. Mank medio que lo desprecia, sin tanto disimulo, aunque hay una relación de cierta cercanía entre ellos, pero Mayer es fresco con todo el mundo y le resbala el desprecio por su comportamiento y personalidad, hasta que Mank ataca a Hearst y Mayer lo hace polvo con un pequeño ataque de palabras; paradójicamente él sí lo hace sentir terrible, ya que Mayer le es fiel y agradecido a Hearst, que en la película es un líder respetado, honorable, es un hombre que gobierna, pero también ayuda, es generoso y amable y sienta amistades y vínculos fuertes en sus reuniones. Los Fincher reconocen la excepcionalidad de Mankiewicz, cuando murió prácticamente invisible, no remontó jamás Ciudadano Kane, y no sacó el provecho que merecía con la legendaria e idolatrada película. Ésta propuesta aplaude su genialidad, pero no le quita el estigma de antihéroe, un antihéroe de verdad -aunque culto y bien educado-, no esos antihéroes que son muy perfectos al fin y al cabo, es un antihéroe de esos golpeados realmente por todos, aun cuando tampoco era la rata que todos señalaban, pero sí un talento maldito. 

miércoles, 2 de diciembre de 2020

Uppercase Print

 


Éste es un documental con actuaciones de acompañamiento, sobre un joven de 16  años que retó (¡sólo!) a la dictadura comunista del político rumano Nicolae Ceausescu. Mugur Calinescu por sí mismo se dio cuenta que no había libertad en su país y con tiza se puso a hacer pintas anónimas contra el régimen. Lo atrapó la securitate, la policía secreta de la dictadura, y lo interrogó por muchas horas, durante bastante tiempo, meses, luego dicen que lo asesinó discretamente, con radiación (Mugur murió a los 20 años, 4 años después de los interrogatorios). Mugur fue un héroe, así lo presenta la película de Radu Jude, un chiquillo con convicción, valiente, quizá un poco loco por su osadía y seguridad, a costa de sacrificar su vida frente a un enemigo miles de veces más poderoso. Lo que hizo fue utópico, ético, no realista. Mugur era un chico medio solitario, común; dicen los profesores amañados y sus tímidos amigos que no destacaba en el colegio ni afuera, podía pasar por retraído. Pero cuando vemos las actuaciones del filme, las recreaciones, lo vemos valiente, único en su tipo, un ser excepcional, como ser decidido cuando discute con su padre, que estaba divorciado y no había estado muy cerca de él. Las recreaciones son un poco frías, secas, intencionalmente, parecidas al estilo del cine de Aki Kaurismaki, aunque kaurismaki le imprime humor a lo suyo y Jude es serio con esto. El humor, la ironía, el sarcasmo, la burla gruesa, mucho por sí misma, pero también a través de estar ligada al tema de Mugur y en especial a la dictadura, entra a tallar con los programas, los noticieros y el entretenimiento que se veía en la televisión pública durante el régimen comunista, que es parte importante de lo que exhibe el documental, y lo hace tan interesante y también hedonista. En la televisión pública se dedicaban a hacerle propaganda descarada y tantas veces ridícula a Ceausescu. También daba la tv. la sensación de inocencia y prosperidad; había mucha franela y harto chupamedias, no faltan en ninguna parte ni tiempo, claro está, sobre todo en un lugar tan absoluto como en ésta Rumania de Ceausescu y única manera de escalar o sobrevivir, sobre todo si eres un tremendo arribista, a toda costa. Es un documental muy solvente, muy poderoso y rico, al tiempo de ser original, mostrar mucha autoría y ser un filme de cinefilia hardcore; es una propuesta contundente contra una etapa nefasta y trascendental -aunque negativamente- en este país, como fue la dictadura rumana, sobre el tema que más se ha tratado en Rumania, el tema que más trata su cine y más les compete en su historia moderna.

martes, 1 de diciembre de 2020

Atlantis

 


El ucraniano Valentyn Vasyanovych hace un filme del tema que más le compete a la realidad de su país, así como en otros países suele ser la dictadura de Pinochet o la de Franco o la guerra civil española, el terrorismo en Perú o el narcotráfico en Colombia o las desapariciones en la frontera o los migrantes a EE.UU. en México, por mencionar algunos. A Ucrania le interesa en especial la guerra contra Rusia. El filme que muchos catalogan de ciencia ficción, y en lo personal yo no, se ubica en el 2025, todo para dar a entender que es el año del fin de la guerra con Rusia y poder plasmar cómo a quedado Ucrania frente a esto, desde un país hiper militarizado, medio apocalíptico, a muchas secuelas psicológicas en cantidad de sus habitantes. En la película vemos autopsias pormenorizadas, vemos cadáveres descompuestos, en más de una oportunidad. Sergiy (Andriy Rymaruk) por medio de Katya (Liudmyla Bileka) se dedicará a buscar cadáveres caídos durante la guerra para que se hagan las autopsias. Katya que es una mujer de acero tiene un sentir altruista en éste trabajo, quiere que los familiares encuentren la paz al ser sus descendientes enterrados como se debe y sabiendo la causa de su deceso incluso. Esto en realidad puede sonar macabro, pero los filmes al este de Europa suelen ser así, escabrosos, incómodos, violentos, fuertes de visualizar, fríos, lúgubres, muchas veces decadentes, su humor suele ser negro. Un hombre mal de la cabeza, con secuelas de la guerra, cansado, se lanza al vacío, sobre fuego candente. De eso va la película, de cómo las peores guerras tienden a destruir el alma de la gente, aun cuando puede no quedar alternativa. A pesar de todo el filme plantea un poco de aire, propone una historia de amor, un romance en medio de cadáveres. Lo trasmite a su estilo tradicional, de la manera más descarnada, aun cuando por lo general el mundo retratado al este europeo yace como abúlico; lo hace con una escena de sexo, con cambio de posturas. En ese acto que demora en la película unos 10 minutos se condensa un enorme desfogue, un halo de iluminación, primero de placer, luego de paz al final de la jornada, el mundo no existe en ese momento, no ese mundo cruel y doliente. Hay una escena símbolo del filme, una escena a recordar en particular, cuando Sergiy se baña a la intemperie, de manera original e identificadora de su realidad, por medio del mecanismo frontal de una máquina de construcción, con una pala excavadora, calentada con una fogata hecha a base de gasolina.