sábado, 14 de noviembre de 2020

Possessor

 


Aunque el empaque es otro, la verdadera historia de ésta película, la segunda que dirige Brandon Cronenberg, es la de una psicópata que quiere destruir el mínimo de conciencia que le queda. El filme nos muestra a una corporación que hace que asesinos profesionales tomen la mente, personalidad y voluntad de otras personas para ejecutar sus planes de homicidios bien calculados. No se dan muchas señas de ésta corporación, pero esto da para generar todos los movimientos. Hay misterio sobre a quién le pertenece la corporación, a quien le rinde cuentas y con qué objetivo, aunque se sabe que es el de tomar control de empresas de mucho poder, matando a su dueños principales. La corporación puede entenderse -si usamos la imaginación- como un servicio secreto o propio de un grupo de privilegiados, no se sabe en realidad, sólo se conoce a su administrador, Girder (Jennifer Jason Leigh). La asesina top de la corporación es Tasya Vos (Andrea Riseborough), asesina fría, despiadada, mata de manera atroz, aquí el filme recurre al gore más descarnado y violento. Tasya más que tener ataques de conciencia, sufre de fallas en el proceso que la tiene en la mente ajena. Para salir de las mentes dominadas la asesina debe de suicidarse o que la maten, pero no puede hacerlo -ahí está la falla mental central-, con lo que queda atrapada, hecho el asesinato perseguida por la policía, lo cual le dificulta su trabajo, obtener su promoción (tan sencillo como esto). Tasya rememora a cada rato los asesinatos horribles que ha hecho -como un martirio, un fastidio que siente-, también a través de esto volvemos a vivir una y otra vez escenas impactantes, cargas de terror, como el cuchillo que se hunde en la garganta de un hombre corpulento que sangra de manera profusa. Hay una escena poderosa de horror que uno recuerda mucho, bastante perturbadora, cuando una mente dominada despierta (Christopher Abbott, quien comparte protagonismo con Riserborough, ambos harto talentosos) y se da cuenta que tiene un parásito en su psiquis manipulando su voluntad y su imagen; metido en una pesadilla literalmente arranca una cara de un cráneo y se la pone como máscara, la cara de Tasya. Ésta es la escena símbolo del filme. Abbot con la mente controlada por Tasya se dispone a cumplir el plan asesino de la corporación, a él lo vemos mucho en pantalla, interactuando con 2 grandes y ricos personajes y actuaciones, un padre y empresario, el target, John Parse (Sean Bean), que tiene de sujeto déspota y engreído de sí mismo, y su hija, esposa de Colin (Abott), una hermosa y sensual Tuppence Middleton, que casi fijo se convertirá en una actriz muy popular. El filme tiene escenas de homicidios de alto impacto, muy sádicos, muy explícitos, no se escatima detallismo ni cierta extensa exposición. Igualmente se muestran partes íntimas en toda pantalla, el filme tiene su pequeña trasgresión con esto, aunque no sea ya original por nuestros tiempos tan explícitos y desenfadados. El filme no mide asesinato, todo vale. Pero el filme se rige a su historia, no es tampoco gratuito, aunque algo hay. Es una película perturbadora y emocionante, no es tan rara, juega con historias un poco típicas de locura. Tiene su parte de preguntas que resolver, tiene de película algo misteriosa, pero se puede interpretar en mayoría. Surge una dialéctica entre Colin y Tasya en pugna por el control mental del primero, ésta escena es curiosa, cargada de sustancia como cuento y tiene un desenlace de los más brutales, si bien toda la película es para estómagos fuertes y mentes abiertas, para con el terror hedonista y cinéfilo pero exigente en presentar tolerancia en varios sentidos. Brandon Cronenberg con su segunda película fortalece el legado de su progenitor, el cambio generacional, lleva bien la herencia de un padre cineasta de culto en el género.