sábado, 2 de mayo de 2020

El diablo entre las piernas

Éste trabajo de la pareja de esposos, dirección, Arturo Ripstein; y guionista, Paz Alicia Garciadiego, es un trabajo que tiene escenas y diálogos realmente malos, y también momentos interesantes. De ésta manera ésta película fácilmente entretiene y se convierte en un placer culposo. No es que provoque rechazo hacia Ripstein, más bien por favor que vengan más películas suyas. El filme y el dúo parece tener en mente a Tennessee Williams, aunque, desde luego, con mucho menor acierto que su teatro y las películas que lo adaptaron. El diablo entre las piernas (2019) es una película que tiene mucho de teatro, así claramente hay diálogos muy extensos e histriónicos. El escenario casi es solo una casa de amplio tamaño y algo antigua, y la calle apenas aparece. También hay muy pocos personajes, prácticamente todo gira en base a tres personas, unos esposos de avanzada edad y su joven empleada del hogar. Es atractivo ver que como protagonista femenina está Silvia Pinal, ahora ya de avanzada edad y robusta. Es una propuesta que le exige mucha presencia de su físico, y también escenas sexuales. Es un filme que tiene a una vieja en posiciones comprometedoras. No obstante Pinal no pierde ni un poco de cariño ni respeto nuestro, se ve su total entrega como actriz, aunque ya no está en las mejores condiciones y se le exige un montón. El filme, claro, está bastante consciente de su físico y edad, y lo explota hasta el máximo. Es una película que retrata la vejez pero que se mantiene encendida con las pasiones y el sexo. El filme empieza algo cargoso con el marido (Alejandro Suárez) fastidiando, buscando humillar y maltratar a su mujer, la tilda de prostituta, de ninfomaníaca. Inicialmente esto puede sonar exagerado, medio loco, pero al estilo del teatro, tomará justificación más tarde. El filme busca sorprenderte y algo lo consigue, pero no en todo, es regularmente identificable. La empleada no es una trabajadora humilde, ella más bien presenta personalidad fuerte e independiente, segura de sí, atrevida y hasta malcriada y algo perversa. Esto es típico del teatro, dígase también. Entre marido y mujer hay mucho conflicto, esto tiene su riqueza escénica y también su poca gracia y hasta fastidio. No todo es iluminado en éste filme. El sexo es algo desagradable o bien rústico, propio de la edad avanzada de los protagonistas, pero también interesante y llamativo gracias a cierta asertividad y creatividad. Tiene su parte de violencia, no todo tampoco es espléndido, pero funciona en general. Los diálogos son algunos pesados, pero otros pueden ser curiosos y hasta acertados, hay mucha verborrea. Existe una buena interacción entre Pinal, Suárez y la empleada (Greta Cervantes). Es una película un poco polémica quizá pero más real de lo que se pueda pensar y no tan impactante como se puede creer. Entretiene aunque es una obra larga y hablan mucho, pero hay varias novedades en el trayecto. Me hizo recordar un poco el tipo de trasgresión que pretendía Lars von Trier con Ninfomaniaca (2013), ambos igual no me desagradan para nada, pero se notan las intenciones. De todas maneras, no dejan de ser entretenidos.