martes, 30 de agosto de 2022

75 Festival de Locarno: Tengo Sueños Eléctricos


Compitió en la competencia principal por el leopardo de oro 2022 y ganó 3 premios, mejor actor, mejor actriz y mejor director(a). El debut en el largo de la costarricense Valentina Maurel es una maravilla y una sorpresa por venir de un país no tan reconocido por su cine. Maurel hace una película como su título, reminiscente a una famosa novela de Philip K. Dick (¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?), Tengo sueños eléctricos, cargada de intensidad, electricidad, poder, llena de velocidad y mucha novedad, plagada de detalles, sobre una chica de 16 años que debe enfrentar el divorcio de sus padres. Eva es esa joven, interpretada por Daniela Marín Navarro. Eva quiere vivir con su padre, con Martin, interpretado por Reinaldo Amien Gutiérrez. Tanto Reinaldo como Daniela impresionan como actores, y ganan merecidos premios por sus performances. Martin es medio loco, tiene mucha violencia en el cuerpo, pierde la compostura como si cargara una enfermedad, esa que describe uno de sus poemas (en consonancia con la melancolía), que una fuerza lo impulsa a ser violento, una sinrazón, viene de afuera de él. Ésta locura lo lleva incluso a autolesionarse. La relación padre e hija es muy fuerte y rica en pantalla, muestra un vínculo más allá de la autoridad, de la paternidad, son como amigos, compinches también, aunque siempre la figura del padre está por encima, hay una verticalidad invisible, no dicha, aun cuando Eva tiene mucha personalidad y carácter. Martin es permisivo, pero tiene buen concepto de su hija. La edad de Eva la hace próxima al descubrimiento sexual, como vemos en pantalla. Algunas chiquillas llegan a lucir -como se dice- ligerillas, tal tenemos así a la mejor amiga. Eva tiene algo de ello, pero nunca llega al extremo, a lo burdo o penoso. El filme maneja muy bien cierta vulgaridad, lo popular, lo ordinario y cotidiano, hay muy buen realismo, incluso puede molestar cierta fealdad que tiene la propuesta. El gato familiar refleja el sentir de Eva, mea fuera de su caja como síntoma del divorcio, del dolor silencioso, del choque del cambio. Cuando quieren botarlo, tanto el padre como la madre por su propia cuenta, Eva defiende al gato -es la única que le quiere y muestra su nobleza-; se siente defraudada y hasta enfurecida con que quieran botarlo, es decir, siente que se le niega cariño a ella, comprensión, que se le maltrata, y ésta muchacha no pretende ser una víctima, ni lo permitirá, porque su rebeldía no es tanta, hay una cierta lógica y hambre de vivir propio de su juventud. Los padres han sido como ella, muy libres, muy intensos, queda claro con su acercamiento de ambos al arte, con la danza y la literatura, y con la participación de drogas y bohemia que bien refleja el amigo del padre, El Paloma (que es otro tremendo personaje, que rompe con los estereotipos en todo sentido), y además se comparte en el ambiente un aire de seducción latente y quizá promiscuidad; lo sexual en el filme se maneja perfectamente, con libertad, pero sin regodeo o efectismo. Hay la participación de una gringa bisexual que no luce forzada, así mismo la chica de las tetas al aire en el juego mecánico sirve de sueño surreal y lisérgico junto con la mujer gorila. La sexualidad y la violencia están muy presentes en la trama, con un pie una en lo criminal y la otra en sentir que defraudamos nuestras propias expectativas. Eva es una chica normal, pero inteligente, es un gran personaje, muy contundente y al mismo tiempo con matices. Es un filme lleno de pequeños momentos grandiosos, muy sustanciales y viscerales, muy realistas, muy prácticos, y también atractivos, y además no buscan ser estéticos, flagelan a la superficialidad. La fealdad del filme no se ve como demérito, es parte del halo popular del filme que se siente aunque austero parte de la producción de arte, del realismo, del instante. Es un filme que con la madre muestra un estatus mayor y hay otras estéticas y decorados más elaborados. Incluso que el padre escuche reggae es un plus de identidad y originalidad. En la búsqueda de apartamentos no se maneja una sola clase social, sino varias, y ahí anida un filme que no se encasilla, que puede ser popular -como con la masturbación con la mesa-, pero también trascender y ser complejo -toda la relación e interactuación con el padre, un milagro-. 

sábado, 27 de agosto de 2022

75 Festival de Locarno: Pardi di domani (cortos y mediometrajes)


Soberane

Lo dirige la brasileña que se hace llamar solamente Wara. El corto de 26 minutos se ubica en Cuba. Wara también es la protagonista, es una mujer guerrera, feminista, que tiene luchas contra el racismo o enfrenta la identidad. Ella juega a venir de otro planeta, habla como si estuviera en un sci-fi. Brasil es ese otro planeta, pero también el de la piel que estamos dejando, para formar un mejor ser humano, como con ese cabello que cortamos, como ese oxigenamiento del cabello que dejamos de lado. La carrera termina con el canto de una fiesta, con la apertura del carnaval, del ser que se encuentra, que se revitaliza. En Cuba se siente la necesidad, la carencia, una mejor amiga quiere huir de ahí, pero Wara siente ésta precariedad como mejor que el vivir de su propio origen, pero va a volver, las raíces no se pueden eliminar, uno muta para salir a pelear. Da la sensación que Wara se siente más latina que brasileña, como si Brasil fuera tan distinto. Wara es muy buena actriz. Éste trabajo ganó el premio de mejor corto de todos. Es interesante ver como lo latinoamericano interactúa con lo europeo, como se logra una gran empatía. El título es muy sugerente (soberano/a), gobernador de nosotros mismos. Es decir, que nada nos tire hacia abajo. Hagamos nuestra mejor versión. 


Neighbour Abdi 

Éste corto de 29 minutos del holandés Douwe Dijkstra se ubica en una sala de efectos especiales, de postproducción o hechos con computadoras. Están preparando un filme, vemos como van a contar la historia y de qué se basa. Versa sobre un somalí que a los 11 años de edad vino a vivir a Holanda y estuvo 8 años en la cárcel por una vida de violencia y desenfreno. Éste somalí ya se arregló y va definiéndose, lo tiene claro, intelectualiza su existencia de manera llana. Es algo pretencioso y no muy buen actor, pero es auténtico y tiene personalidad e ideas. Vemos montón de trucos que capturan el pasado del protagonista en ésta sala de efectos especiales, donde conocemos que Somalia es un lugar de guerras y mucha violencia. El protagonista dice no ser victima de su pasado, pero claramente lo es, pero no busca culpar a nadie, ni siquiera a sí mismo, trata de mirar hacia adelante solamente, su pasado se ha convertido en arte, en creatividad, misma la carpintería de la que vive como oficio. Es interesante ver que en poco espacio dicho literalmente se abre algo bastante elaborado (visual y mentalmente) y desde lo entendible sin dificultad. El protagonista es un tipo atractivo de conocer, pero con matices hasta hoy, aun siendo actualmente disciplinado. Su pasado le ha enseñado, aun habiendo sufrido tanto caos. Trata de la destrucción -la anarquía, el nihilismo- y la resurrección -la iluminación-. Es un muy buen corto, ganador del segundo lugar de la sección. 


Mulika

Le pertenece al congoleño Maisha Maene. Dura 14 minutos. Es un filme un poco de ciencia ficción, un afrofuturista, como se hace llamar Maene y quien comparte su filosofía de renovación y progreso, un especie de astronauta intergaláctico desciende en un cráter de volcán e ingresa del campo a la ciudad del Congo, camina por las calles, la gente como si presenciáramos un documental se sorprenden pero lo hallan divertido, curioso. Es una propuesta que intenta mezclar tradición, mística, con la creación de un Congo modernizado. Vemos el contexto congoleño lleno de folclore, de una austeridad que lo envuelve todo, es ahí que éste astronauta y afrofuturista quiere entrar a tallar como pilar del nuevo Congo, como si esparciéramos una nueva política, un nuevo gobierno, es sólo esa premisa. Falta poner en práctica no solo la intencionalidad sino el plan a ejecutar, mientras tanto mismo Mesías nos llenamos del halo de magia y leyenda, en una playa. Éste corto fue premiado en la sección. 


Last Screening

La dirige el kasajo Darezhan Omirbayev, es un filme que se mueve en la cotidianidad de un joven sencillo, pero inteligente, que es como si viéramos a un Omirbayev joven o alguien a quien dejarle un mensaje, como si el futuro hubiera lanzado una botella al mar y los Omirbayev del mundo la vayan a encontrar, esto se asume desde mucha gente que ama el arte pero tienen personalidad, quieren hacer algo auténtico, y la fama muy posiblemente se les escurra, como a todo el que carece de arribismo en una llegada a la cumbre perdonavidas. Es la historia de alguien solitario, el joven protagonista va solo al cine por la tarde. En un día ordinario presenciamos política, identidad, estado social, modernidad, atraso, es un paseo por la vida, esa que golpea y hay que sobrevivir, como el viejo mirando al joven recorrer el mismo camino, es una lección de carácter, de amor y pasión más allá del reconocimiento. Se dice sin melancolía, son hechos, son luchas eternas. Omirbayev muestra mucha destreza formal, aunque hace algo de espíritu llano. Éste mediometraje no obtuvo premio. 


Watch The Fire Or Burn Inside It 

Dura 18 minutos. Es del dúo francés Caroline Poggi y Jonathan Vinel. Es una propuesta que molesta de ver en buena parte, por su ruido estridente, su musicalidad aturde, tensa. En sí es un filme que busca ser impactante, rebelde, polémico si se quiere también. Una pirómana repite como estribillo o te quemas o miras el fuego, lo cual suena muy limitado, como quien quiere ir contra el mundo sin mucho y no se puede salvo seas muy joven y aun inocente en creerlo, pero también es un grito de guerra, de sobrevivencia, y/o de combate, si bien intenso y extremo. La piromanía como vivir en el fuego y no quemarnos, enfrentarnos al mundo. Es un alarde de violencia, de fuerza bruta, de locura, de vivir golpeado y golpeando, esa es la distinción del producto. Vemos efectos especiales de fuego combinados con incendios reales. El fuego suele impactar, pero aquí tiende a lo desagradable más que de cierta manera a lo seductor, como el corto lo es, pero también define personalidad, aunque discutible. La protagonista está llena de fuego, es rehén de su voluptuosidad, de sus pasiones y enemistad. Es la simbolización de un mundo poco bello, problemático. No es un gran corto, tampoco no ganó nada, pero es curioso, aunque molesto. 

miércoles, 24 de agosto de 2022

75 Festival de Locarno: Cineasti del presente


Safe Place (Sigurno Mjesto)

El director croata Juraj Lerotić ganó mejor dirección emergente con éste filme. Su protagonista interpretado por Goran Markovic ganó mejor actor en la sección. Es un filme muy sencillo, un hombre ya no quiere vivir e intenta matarse a toda costa. Su hermano interpretado por el propio director trata de salvarlo igualmente a toda costa. El filme es solo esto, es ese forcejeo. Sin explicaciones, pero si se quiere con mucho cine en lo formal, que más que llamarlo artístico es hacer que una pequeña premisa dure hora con 40 minutos, recrear una idea y motivo y hacerlo real, como bien logra un siempre débil y melancólico, de aspecto destruido, Goran Markovic. Es interesante ver como éste ser depresivo va de un lado a otro con su familia tratando de salvarlo de sí mismo. Se menciona que se requiere de psiquiatras, pero se ve un poco cierta negligencia del aparato médico. Puede ser un llamado a la consciencia de mejorar el sistema y estar atentos con las tendencias suicidas -y la enfermedad mental- para que no lleguemos a ninguna tragedia. El filme digamos que busca la ilusión de estar en tiempo real, todo sucede en un día. Se puede leer también que el protagonista puede tener secuelas de guerra o en otra lectura que en la simplicidad del hombre común se esconde también el demonio. 


How Is Katia?

Dirige la ucraniana Christina Tynkevych. Es la historia de Anya (Anastasiya Karpenko), una mujer doctora y paramédico, que tiene 3 trabajos para poder pagarse un apartamento, es una mujer pobre con aspiraciones, por sobre todo para darle mejor vida a su única hija, con la que comparte una bella relación como madre soltera. Pero el filme se pondrá muy gris y trágico, incluye que Anya debe perderlo todo, hasta lo impensable, y hallarse con la peor decepción. Anya tiene una familia terrible. Anya se manda unos silencios tremendos, llena la pantalla de tensión. Anastasiya Karpenko ganó el premio de mejor actriz en la sección Cineasti del presente. El filme también ganó el premio especial del jurado, el segundo puesto de la sección. La propuesta maneja estética y formas artísticas en su exposición; tiene o busca harta expresividad cinematográfica con las formas. Hay un momento donde Anya recurre a un recuerdo, mira hacia su cama cómo juega con su hija, y luego la cámara se mueve por la espalda de la madre, esconde la toma y la niña desaparece, es un gran truco, generando la ilusión de que no hay un corte. Hay varios desenfoques y la furia de Anya está muy bien reflejada con las divisiones y yuxtaposiciones inmediatas, fragmentando e histerizando el momento en la proyección de una canción, que es sumamente incómodo y muestran tanta frustración y padecimiento emocional. El hombre casado de gran tamaño con quien Anya tiene un affaire produce momentos de humillación. Anya lo mira como cortando hielo con un filoso cuchillo, el tipo es muy cruel. Así la vida de Anya es un cúmulo tras otro de sufrimiento, pero el filme se las arregla para dar movilidad y novedad. Es la historia también de la lucha de clases, del pobre humillado frente al dinero y el poder. Lo peor (aun) es que ésta mujer pobre es una luchadora y una mujer muy trabajadora. Anya encima presenta cierta ética y esto le acarrea más bien estrellarse contra un mundo injusto, igual ella también no es una santa, acepta ser la amante de un hombre casado que no pretende nada serio con ella y parece que no se da cuenta. El retrato es de un mundo materialista, los pobres también pueden ser crueles y ambiciosos y corruptos, como la hermana de Anya. Es un filme sobre el duelo también, y un sistema corrupto de paso. Lo dice todo una propaganda de la televisión, se oye contradictorio y algo irónico aunque intentando doler, que Europa también tiene corrupción, pobreza e injusticia, que no toda ciudad es bella o cultural. 


Nightsiren (Svetlonoc)

Ganadora de mejor película en la sección Cineaste del presente. Dirige la eslovaca Tereza Nvotová. Es una película que si no fuera cine arte pasaría por película de género, está muy próxima a ello. Tiene vasos comunicantes con la maravillosa La bruja (2015). En éste filme una muchacha tiene una infancia traumática, tuvo una madre abusiva y la muerte de su hermana pequeña la persigue, encima en el campo o bosque o la montaña Eslovaca donde vive creen en el folclore y la leyenda, temen la brujería y persiguen a las brujas. 20 años después regresa ésta joven, Sarlota (Natalia Germaniova), y se topa con un lugar aun primitivo, donde se maltrata a la mujer y los hombres son violentos. Sarlota está envuelta en cierto estado freak. Aun así Natalia Germaniova es una muchacha muy guapa y aun con lo freak y descarnada estéticamente que puede ser mantiene ratos de belleza y sensualidad, que es un toque muy típico de la Europa menos popular. El filme recurre a paganismo, pero también existe magia, aun cuando se intenta poner ambigüedad, que maneja por momentos con dificultad. También hay una relación entre Sarlota y una protectora mejor amiga y viceversa que puede tener un cierto toque lésbico secreto. No obstante Carlota tiene un pretendiente y se corresponden. Es un filme que busca señalar cierto atraso y violencia contra la mujer, estigmatizada en ser bruja, que paradójicamente las hay. Existe buen uso de serpientes para manipular la brujería. Es un filme que por momentos es rápido. Es curioso, tiene una fealdad interesante. También la culpa la sigue a Sarlota, pero luego esto se vuelve una historia de gente del campo contra las brujas, y lo original si se quiere es que los malvados no tienen poderes sobrenaturales, es en realidad el primitivismo el que es el verdadero daño. 

viernes, 19 de agosto de 2022

The last movie stars

Éste trabajo documental de 6 horas, dividido en 6 partes, dirigido por el actor Ethan Hawke, es una obra magistral. Nos muestra la vida íntima y la carrera cinematográfica de los famosos actores y matrimonio de 50 años, Paul Newman y Joanne Woodward. Newman intentó en vida hacer un diario completo y biografía conjunta de él y su esposa por lo que mandó a entrevistar a todos sus allegados, familiares, amigos, incluso a su ex esposa y primera esposa. Con éste proyecto se grabó montón de información. Todos estos casetes luego el mismo Newman los destruyó cansado quizá de sí mismo, pero quedaron todas las transcripciones de los testimonios que hiciera un especialista. Hawke agrega muchas entrevistas en medios de comunicación de los directores de cine que trabajaron con Newman y Woodward, que llegaron a cimentar amistad con ellos. Para leer las trascripciones de las entrevistas Hawke hizo uso de sus amigos y todos ellos son actores renombrados, que toman la voz de alguien alrededor de la vida de ésta pareja de icónicos actores. Así mismo hacen de las voces de ellos, como George Clooney de Paul Newman y Laura Linney de Joanne Woodward. Hawke ha hecho tremenda gloriosa edición y dirección, le ha puesto a cada episodio sentimiento. En un momento la joven actriz Zoe Kazan le hace una muy buena pregunta a Hawke. El director del filme habla con sus amigos también en pantalla, de manera sencilla, analizando lo que ven o han visto de la pareja protagonista, o de alguna cercanía directa con Newman-Woodward, que también existe (como algunos que fueron sus alumnos o, aun siendo de diferentes generaciones, trabajaron juntos). La pregunta es, ¿qué reflexión sacas de lo que ves? Ésta aparente simple pregunta esconde mucho más, no solo se dirige a Ethan Hawke como actor, que sería lo más obvio y lógico, sino que toda la vida de Newman y Woodward es una lección existencial para quienes observamos el documental, que está cargado de referencias, introspección y empatía para el espectador y cualquier persona, se habla del matrimonio, de los hijos, de crecer, de fallar, de querer tener éxito (en lo que sea), de no perder quien uno es, de no agotarnos y de siempre motivarnos (sobre todo ellos que debían mantener la sanidad mental frente al existir extraordinario), de nuestras luchas, de nuestras frustraciones, de nuestros miedos íntimos, de nuestras carencias, etc. Newman tenía una imagen de hombre con suerte, como él mismo menciona y hace lema personal (La suerte es un arte), como ser caucásico y un hombre guapo, muy atractivo para todo el mundo, pero interiormente, en su cabeza, él no se sentía así, estaba lleno de inseguridades, y siempre luchó por vencerlas todas, porque siempre luchó por triunfar en la vida y trascender, ser más que un adorno o pasar por el mundo simplemente y eso se asume no solo por ser una celebridad sino por vivir al máximo. Lo que marcó a ésta pareja fue su convicción en cualquier cosa que realizaron, no había imposibles para ellos. También mostraron personalidad, lucharon por defender sus ideas. Newman se opuso a la guerra de Vietnam, enfrentó gobiernos, apoyó candidatos, defendió luchas sociales y propicio calidad de vida en la enfermedad de gente común y necesitada, y se ganó mucho rechazo algunas veces, pero nunca desistió de ser él mismo. Se convirtió en un hombre político y esto –medio en elipsis en el filme- lo llevó a ser un poco tachado en Hollywood, y sin embargo siempre halló una salida, porque era un hombre de acciones, de luchar siempre por salir adelante y triunfar, era un ganador porque salía con soluciones bajo la manga, enfrentaba las situaciones. Hizo películas muy políticas, que le sonaron a WTF a muchos. También se tomó la fama y la popularidad con relajo, hizo películas cómicas y que lo mostraban muy despreocupado de su posición de estrella o actor serio. Vemos en el documental como empezaron, hasta el final de sus carreras. Presenciamos como Woodward halló la celebración temprana, ganó el Oscar por Las tres caras de Eva (1957), con una actuación original para entonces, nunca antes vista, sobre una mujer con múltiples personalidades, fue un hito consolidar un personaje así, Woodward se las ingenió para construir algo único y especial. Se habla mucho de lo que es ser actor, es una lección de cómo concebir ésta arte más allá de los obvio, del simple acto de la memorización y fabulación. Vincent D’Onofrio, uno de los amigos invitados por Hawke, lo deja en claro desde lo práctico, sin dilaciones, de manera fácil para él en pantalla (sorprendiendo), mostrando que es buscar la emoción dentro de uno, la verdad o el realismo, y desde ahí luego leer el guion asignado. Todas las películas de Newman y Woodward tenían parte intima de ellos, de quienes son y que han vivido, era una fusión increíble, entre arte y existencia, se trataba de ponerle alma al cine, incluso esto pasaba con películas icónicas, pertenecientes a todos, al patrimonio mundial. En cada episodio vemos un grupo de películas de ambos actores protagonistas, se estudian con entrevistas y aportes de los amigos y los propios implicados directos en sus vidas o familiares y salen respuestas muy inteligentes, que no solo se quedan en la superficie; igualmente sucede cuando escuchamos las trascripciones de los pensamientos y análisis o declaraciones de Newman o Woodward, es como oír manifestarse a maestros Zen o budistas de la vida cotidiana, hablan de una manera impresionante en sabiduría. Se expresan sobre cosas muy personales y también de ser actor o trabajar en el cine y de cómo esto se transporta a cualquier profesión y deseo de éxito. Newman también participó del cine independiente, fue director de cine, nunca se conformó con simplemente obedecer, fue un tipo que reto al mundo, sin tampoco darle la contra gratuitamente, fue muy coherente y sabio siempre, aun cuando se ganó enemistades y remó contra la corriente. Pero también fue muy popular, fue una estrella, cumplió con Hollywood, lo hizo más grande. Aunque Newman se sentía internamente menos talentoso de lo que le señalaban llegó al estatus del legendario y admirado Marlon Brando, logró consolidarse como uno de los mejores, cuando a su esposa, a Joanne, le venía más natural el talento. Woodward sacrificó en parte su carrera por cuidar 6 hijos, 3 de Newman de un anterior matrimonio y 3 suyos. Luego vemos que Woodward asume su papel de madre por completo sin renegar ante perder un poco su carrera, y cambia su filosofía, madura, acepta, crece como ser humano. Newman y Woodward trabajaron en 16 películas juntos. Newman cuando su esposa se “estancó” –por ser madre- la dirigió, y Woodward, súper talentosa, dio la talla. En realidad, nunca se estancaron, como es natural lucharon por ser grandes y siempre hallaron soluciones, salidas. Es muy fuerte el sentimiento de matrimonio entre ellos, algo curioso y donde prima su personalidad, porque en EEUU y en Europa suelen ser ligeros con los matrimonios, con el sentido de amar; no solo es guiarse por una emoción pasajera, sino es todo un trabajo, comprometerse con todo el paquete, y no necesariamente uno tiene que ser idéntico al otro, como se dice directamente. Tuvieron tiempos muy difíciles, pero como se expresa, al final, superarlos, fue su gloria; resistir y avanzar, seguir juntos. Ethan Hawke le pone su impronta al documental, pone su granito de arena de sí mismo dentro de la convivencia con estos íconos, hay parte de su personalidad, se siente verdadera admiración y lo demuestra auténtico dentro del filme, incluso con imágenes del pasado donde está presente, hay una cierta relación e identificación más allá de lo obvio. Cuando Hawke sale en pantalla trasmite sencillez, muestra que es alguien culto, pero desde alguien de trato llano. Newman tenía defectos y el filme los deja ver todos mediante mucho tacto; muestra, pero con respeto. Participa toda la familia de Newman, sus hijos ya grandes, que hablan bien de él, porque efectivamente fue un buen padre, aunque no perfecto. Uno de sus defectos fue trasmitir cierto riesgo en la vida, cierta expresión que su único hijo varón asumió como autodestrucción. Es un filme lleno de vida, poderoso, lleno de cosas valiosas, para reflexionar, y al mismo tiempo sirve para conocer ambas filmografías que están llena de películas interesantes, curiosas, dentro de lo ecléctico; algunas de ellas hasta son hitos del séptimo arte como Hud (1963) o Las tres caras de Eva, o hasta hay películas raras, como se dice, como las de Newman con Robert Altman.

Hausu

Es una película harto curiosa, llena de originalidad, aunque algo fastidiosa de ver con esa marcada distinción visual y expresiva que la define, llena de escenarios de notorio cartón piedra, que se ven falsos de lejos, como si las personas fueran figuritas y estuvieran pegadas encima, como recortadas sobre un fondo barato. También se vale de animación y mucha postproducción para combinar distintas estéticas y hacer algo particular con la imagen y las secuencias y lo visual. Hay una fusión que parece en parte tipo el universo de lo que serán los Looney Tunes. El filme del japonés Nobuhiko Obayashi tiene mucha personalidad, partiendo de la ubicua banda sonora que luce teatral y melodramática, melosa hasta cierto empalago romántico y dulzón, que huele a telenovela, sin tener mucho de ello por la estética combinada general y por hacer cine en su gran originalidad. No cabría esto en ese formato porque la obra de Obayashi es rompedora, hasta conlleva desnudos completos, valiéndose de 7 muchachitas que van a visitar a una tía a una casona en el campo, la que perdió a su prometido en la guerra y quedó estancada en el tiempo en un maleficio y en un estado de bruja que se venga de las chicas solteras que la visitan, para reinar en otra dimensión alterna donde un gato blanco tipo el gato de Cheshire es propulsor de lo macabro. Es un filme que tiene mucho de comedia e irreverencia. A ratos parece una sátira telenovelera con la mujer abandonada por la tragedia, quien vive esperando revitalizarse con jovencitas virginales y rozagantes de vida y alegría, y a quienes robarles el alma asesinándolas de manera extravagante, cogiendo de éstas de cómo fue antes ella, antes de sumirse en la soledad y ver como su hermana lograba lo que a ella le quitaba el destino. Es una historia de romances colegiales y muchas risas en amistad, como contexto. Participamos de aventuras que terminan sumidas en el terror, pero desde la comedia de terror, dentro de un empaque notoriamente fantasioso como con la emulación de cartoons o un universo tipo el de Roger Rabbit, o imitando la música y la estética del filme El submarino amarillo (1968) con The Beatles. Es esa clase de universo rocambolesco, pero más descocado aun de lo habitual. Es una película sin duda curiosa, especial, muy llamativa y atractiva en su originalidad, aunque puede fastidiar con su musicalización y su cierto estado de tontería flagrante o su falta de tomárselo en serio. Tenemos en el filme vampirismo, canibalismo, mutilación, desintegración de cuerpos, brujería, maleficios, casas malditas, leyendas románticas (aunque con su cara estrafalaria yace por una parte en el espíritu gótico). Muestra mucho color con impronta kitsch, donde hay un mal gusto generalizado en lo visual, en lo estético, pero con mucho juego, mucha flexibilidad. Un piano desmiembra a una joven, se la traga prácticamente, y luego los dedos mutilados siguen tocando un estribillo musical que es parte de la identidad romántica y ñoña del filme; al mismo tiempo es como si estuviéramos bajo un festival de luces de discoteque. Es una ocurrencia tras otra, sobre todo con las muertes, como con la cabeza convertida en sandía. De principio a fin es un cúmulo de sorpresas, ingenio y sentido trasgresor en formas poco típicas del cine al que se adscribe, el cine de terror, es toda una revolución, un suceso, mezcla de géneros, melodrama con dibujos animados, terror con romance telenovelero, maldición macabra con sabor a comedia irreverente; poco miedo, pero mucha diversión.

jueves, 18 de agosto de 2022

Nosotros (Us)

La segunda película del director afroamericano Jordan Peele es como una inmersión en la Dimensión desconocida, con el uso de clones o dobles. La premisa es simple, pero da mucha riqueza de acción pura y dura y bastante entretenimiento. Una familia –papá (Winston Duke), mamá (Lupita Nyong’o) y 2 hijos chicos, una adolescente (Shahadi Wright) y un niño (Evan Alex)- veranean en un lago cerca de una playa californiana cuando de pronto aparece una familia idéntica a ellos, como clonada, pero en versión un poco monstruosa, el niño pequeño yace quemado con una máscara para quemaduras y se mueve como un animal, como un felino o un mono; la madre habla con dificultad y lleva los ojos saltones, la mirada intensa; la hija tiene un rostro demoniaco, como pasmado en una expresión perversa; y el padre es un manganzón funcional, a la orden de la violencia. Estos clones explican o dan a entender como que son gente de muy bajos recursos, gente que vive de mala manera, se autodenominan sugerentemente de sombras, quienes sienten que no los han tratado como seres humanos. Lo expresado implica 2 lecturas, una de sci-fi con las réplicas maltratadas como experimento, como si fueran subhumanos o carne en un frigorífico, y otra de lucha de clases con la diferenciación de la situación económica y vivencial que produce resentimiento y venganza contra la sociedad indiscriminada, por el simple hecho de desquitarse de una vida miserable. Todo ello da mucho juego, mucha violencia y gore, peleas directas y explosivas, buenas coreografías llenas de salvaje y gozoso sadismo y diversión, y yace en gran parte en el filme. Luego se repite la premisa y se mezcla interracialmente. En un momento salta la ironía con la famosa canción hip hop Fuck tha police, del grupo musical NWA, cuando surgen asesinatos, como quien dice que finalmente la policía es necesaria y los suelen tener por gente que odian o desconfían de ellos. El filme tiene una sólida personalidad afroamericana, de cómo son sociológica y culturalmente, como se comportan, desde una mirada cool y no exenta de ironía a ratos, le mete Peele mucho relajo. Ésta descripción de comportamiento es un poco novedosa en el cine, otorga distinción general al producto. La idea del filme (la clonación) está muy bien explicada y desarrollada, otorga mucho movimiento, es una obra muy práctica. La idea se explica sin mucho rollo, lo anormal es acción más que argumentos o palabras y así se ve el filme, es un filme de género hecho y derecho. La crítica social va hacia la necesidad y precariedad económica que distingue incluso entre sí a los afroamericanos; la gente rica de color digamos está blanqueada si se quiere leer así, adaptada, pero los pobres son monstruos que hacen cadenas humanas por el cambio, bajo la normalizada invisibilidad (salvo la lógica de lo extraño, esconderlo por su naturaleza experimental), que vemos solo a través de la toma aérea, en medio de la vegetación y las montañas. Sobre el intercambio, aunque tiene de típica añadidura perversa -a lo el brazo saliendo de ultratumba de Carrie (1976)- también indica que todos somos intercambiables y que la situación de uno puede ser la del otro (con simbólico y potente uso de la casa de atracciones, del juego de los espejos, mostrándose a un clásico vagabundo con mensaje bíblico), o sea es un llamado de consciencia general. Esto trasciende, no solo es para los afroamericanos, aunque lo de la pobreza sea determinante en cierta manera para ellos, como moderna esclavitud o ser relegados al submundo o a la vulgaridad. Puede leerse además como que el mal vive entre nosotros, también entre los más afortunados, o indica su indolencia con los otros, a los que conoce, pero no pretende ver. Como película de terror se da un buen uso de la memoria (expuesta desde el trauma) y de la identidad, cierta paranoia inicial y la tergiversación.

The black phone

Dirige el americano Scott Derrickson, adapta el cuento homónimo de Joe Hill, hijo de Stephen King. El guion es de Derrickson y de C. Robert Cargill. Es un filme sobre un asesino en serie de niños ubicándose en un barrio en particular, uno que puede ser cualquiera en el típico suburbio americano, similar a donde se contextualiza It (2017) que en conjunto sirve de inspiración. The Grabber (Ethan Hawke) es un secuestrador y asesino de niños, adolescentes. Usa una máscara que hace pensar en las caracterizaciones de seres perversos hechas por el maestro Lon Chaney, y a un demonio burlón que recuerda ligeramente al Joker, también luce como un sátiro. El Grabber que hace Hawke tiene un lado violento y otro algo amanerado o de ese disfuerzo del encantador fingido o que se le hace complicado relacionarse. No obstante, ese ocultamiento de quien es lo transforma en alguien más seguro y desquiciado en la interacción, jugando al mago o embaucador, pero que pronto se descubre como una bestia salvaje, un animal depredador. Yace siempre latente el borde, del cambio de actitud, de un falso amigo a un ser brutal. La suya es una imagen funcional en realidad, una imagen práctica de un monstruo, que con esa frase -y sistema de castigo- del naughty boy puede sugerir pederastia, en todo caso ahí está la posibilidad de interpretación, siendo algo muy delicado de tratar. El filme en sí prefiere un quehacer algo más infantil, más ligero, propio del entretenimiento. Predomina el uso de niños cool con actos de violencia en ellos, el ser alguien intimidador, aun siendo muy joven; asoma el bullying y como los adolescentes enfrentan ésta situación. Todo el filme pasa por ésta lectura y también incluye la de vivir con padres abusivos, es buscar soluciones directas contra el abuso en los colegios (hay que pararse por uno mismo, dice el chico latino karateka), y en los padres es más bien un tipo de miseria general que sirve como reflexión. El protagonista, Finney (Mason Thames), es un muchacho débil, común, que debe aprender a ser físico, a enfrentar en lo práctico la violencia. Para ello cada adolescente desaparecido que ostenta ese aire cool o intimidador centro de la propuesta (o ingenio o independencia) hará de maestro del protagonista para que salga de esa cárcel simbólica que es la violencia, y literalmente, busque salir de la casa del monstruo, donde se despliega el uso de la copia o los siameses, como con esa sutil fusión de la personalidad con el hermano idiota, y luego por la búsqueda de la policía. Un poco en todo es recurrir a lo primitivo y básico, es un filme sencillo y directo al asunto, plagado de cosas simpáticas si se quiere, muy en la onda de Stephen King, con cierto toque ñoño e inocente y también empático, que bien ha aprendido Joe Hill, proponiendo admiración al arte del progenitor y agregando la herencia de la potente imaginación. La hermana menor, Gwen (Madeleine McGraw), tiene bastante injerencia, recuerda un poco a El Resplandor (1980), a Danny Torrance, en su clarividencia o cierta sobrenaturalidad, pero aquí se le pone mucho relajo, como quien no asume mucho con ello (así mismo se puede ver con el padre alcohólico y abusador familiar). La niña se pega a lo práctico también, y es parte de ese conjunto de violencia de la propuesta, intimidación que se confunde con la defensa personal y tratar de impresionar a la manada o al entorno escolar. La adolescente tiene su simpatía, aunque se le sobredimensiona un poco para lo que en realidad aporta. Los últimos 15 minutos del filme son realmente buenos, cuando se pone en práctica todo el ejercicio con el teléfono negro, que pasa de lo fantasmal y macabro a una especie de misión existencial tras trágica muerte, que puede haberse inspirado en la magistral El Sexto Sentido (1999). El filme así mismo posee una secuencia en la unión de varios planos, dimensiones y espaciotemporales que es de una notable maestría. En ésta pasamos del literal teléfono negro, en acción sobrenatural y fantasmal, a recrear el pasado y describir un personaje –uno de los 5 mensajeros- y meter en ese mismo plano, al rato, convertido en una dimensión onírica, a otro importante personaje, justificando su presencia, tras el llamado de una frase que desnuda la esencia de éste mensajero, para volver a la prisión mental y física.

A White, White day

Ésta película del islandés Hlynur Pálmason se cocina con lentitud y se proyecta desde algo pequeño. Trata del estudio de los sentimientos contenidos de un reciente viudo que ya es abuelo. Su mujer a quien adoraba ha caído por un barranco de la carretera y tiene que lidiar con su pérdida. Es un filme que parece que no tuviera historia, pero lentamente va asomando algo que va creciendo, bajo el quehacer de un policía y hombre de familia, un tipo correcto, pero que va descubriendo cosas que le mortifican y esto lo pone contra la pared, le quiebra el piso y su estabilidad emocional va empeorando, pero es éste el reto que tiene enfrente, sobrevivir ante tanta decepción. Tenemos un filme que se maneja con la extrañeza y frialdad propia del país origen y el cine europeo menos popular. Es cine arte de pequeños efectos y momentos algo extraños a los comportamientos siempre vistos, en particular por cómo se descubren; pero que asemejan al protagonista, a Ingimundur (Ingvar Sigurdsson), con cualquiera finalmente, el sufrir por una mujer que ya no está con él y a quien no puede pedirle cuentas y lo ha defraudado, cuando él ha sido y es un buen hombre, abuelo, padre y esposo. Hay cierto estado de orden clásico de posesión sobre ésta mujer, pero en ella se ve la ruptura de estos preceptos, machistas si se quiere, si bien lo hace de manera muy poco ética e injusta. Ingimundur yace muy enamorado –aun a su edad- y su recuerdo le duele un montón, duele más incluso de lo normal por sucesos que saltan en el camino, realizado con un estilo de cine arte minoritario, poco atípico al de costumbre, lleno de sutilidad, aunque hay (lógicas) explosiones que rompen límites, como bien se dice. Ésta propuesta parte de lo extraño y en el trayecto toma forma y de ahí gira todo el relato, provocando el uso de la violencia y patear el tablero, convertirnos en el opuesto de nuestras vidas. Es la aparición del caos y consecuencias de nuestros actos afectados. El protagonista puede convertirse en un criminal en un segundo, en otra persona, cuando siempre ha sido un policía recto y un hombre de familia amoroso y protector. La vida se ve injusta en la historia de Ingimundur, partiendo de algo que parece pequeño y en realidad no lo es, pero aquí se apaña la crueldad, se dice que los seres humanos pueden ser crueles, pero se les defiende en la natural imperfección, y suena terrible ésta imperfección porque no es justificable de esa manera tan superficial y condescendiente que se hace en la propuesta –menos si vemos quien lo dice-, suena vacío, poco reflexivo, pero trata de emparentársele con la idiosincrasia europea y de la modernidad. Al final estamos ante un callejón sin salida, pero que puede resolverse tragándonos muchos muertos. Quizá ahí la relación con la nieta (Ída Mekkín) tiene más de salvadora de lo que se percibe, con quien hay un buen feeling en pantalla. Vivimos el contexto en un lugar frío, lleno de niebla que confunde la tierra y el cielo y en ese espacio difuso hay una gran prueba ante no poder ver el futuro y caer en el abismo. No obstante como esa piedra que el protagonista saca del camino y vemos rodar por la montaña hasta desaparecer en el agua esto es la película, una piedra gigante que botar para poder avanzar, seguir hacia adelante.

Old


El cine en general de M. Night Shyamalan tiene de ridículo y de ñoño tanto como de creativo y curioso, su sello de identidad se forma de ésta narrativa, mediando una gran estética y excelente uso de la cámara. Propone cine fácil de empatizar y ver y al mismo tiempo entretenido. Su creatividad es indiscutible, película a película cambia de ideas, aunque mantiene la sorpresa final o el remate audaz, pero aquí en Old (2021) no tiene el clásico remate, sino ostenta un grupo grande de sorpresas y novedades en todo el conjunto, como si quisiera romper con ésta señal de identidad del remate grandioso o revelador, hay un trabajo más de sostener de principio a fin el impacto, metidos en un sci-fi y en una película de terror. Una familia va de vacaciones y se interna en una playa paradisiaca, pero dicha playa perfecta esconde que envejece a la gente de manera muy rápida, con lo que esto conlleva. Al envejecer no solo morimos sino enfermamos, incluso de demencia (senil), o crece velozmente un tumor o se nos agrava la epilepsia por dar algunas historias del filme. Ésta propuesta yace vasta del manejo del envejecimiento y propone montón de novedades y cosas curiosas a ese respecto. Es una buena película, si pasamos por alto la ñoñez y el ridículo siempre característico de Shyamalan. También parece que los actores declamaran o todos estuvieran sujetos a párrafos para dictar algo que se nota de lejos, falta cierta naturalidad en las lecturas y diálogos, aunque puede pasar por distinción del filme, una personalidad teatral. La parte romántica familiar a raíz de la crisis matrimonial no se encuentra excedida como uno hubiera esperado del cine de Shyamalan, está muy bien medida y ejecutada, en su punto justo de sentimiento y afinidad, aun cuando puede sentirse como falta de química entre los actores. La parte violenta, mortal o sangrienta del filme, como es clásico en su filmografía, no es gore o intensa, Shyamalan no busca lo muy fuerte de observar, suele tener mucho cuidado con ello. Una mujer rompe sus cuatro extremidades y éstas partes se arreglan inmediatamente dejándola deforme como una araña humana. Un cuerpo cae de mucha altura. Alguien aparece ahogado. En mucho se crea un enorme misterio, y un callejón sin salida. Encima surge paranoia, están grabándolos al parecer desde la montaña, más allá de lo evidente, claro está. Shyamalan actúa también en un pequeño papel y lo hace más que decente, tiene dotes de naturalidad, sin yacer demasiado especial. Hay su buena cuota de melodrama, pero es parte de la ñoñez del director. El primer corte de cuchillo o ataque de agresividad del doctor luce extraño, pero luego su comportamiento queda explicado. En principio parecen prejuicios, pero termina siendo otra cosa. Por lo general los personajes de Shyamalan no suelen ser agresivos o naturalmente violentos, éste doctor por ello encaja en esa explicación final. Sobresale Thomasin McKenzie, que es una joven muy hermosa; y Gael García Bernal, que siempre es competente. El doctor que hace Rufus Sewell también sobresale, pone la nota discordante o caótica dentro del grupo. La salida del encierro tiene de tontería, pero así es Shyamalan. El sentido de lo que está sucediendo detrás, tras bambalinas, en esta bahía, es muy simple, pero no suena mal tampoco.

The Northman

El americano Robert Eggers demuestra con ésta, su tercera película, que su cine es sólido y uno de los mejores de su país. Si el cine americano seguirá reinando en el mundo será por películas como The Northman (2022), aun cuando no la rompa en taquilla, pero el prestigio y la búsqueda de arte a la larga son las que en realidad hacen historia, cinematografías y perdurabilidad. Colocan los cines en la palestra. El guion lo escribe Eggers con el islandés Sjón dando fruto a un enriquecimiento mutuo. Eggers hace una película de vikingos, con un especie de relato modernizado para el cine de Hamlet, contextualizado en el pasado salvaje de los pueblos europeos (se dice que es una de la inspiraciones para la obra de Shakespeare), ubicado en la parte nórdica (el filme parte de las leyendas danesas, e Islandia es el lugar de las luchas), solo le cambia un poco el nombre, en el uso del anagrama, lo llama Amleth (el sueco Alexander Skarsgard) a su Hamlet. Éste filme rompe con los esquemas del cine americano o el cine más popular, rompe con el cine del Hollywood tradicional, crea matices y dimensiones en los protagonistas y contrincantes, ambos tienen de bondad y maldad, de perversidad, traición y brutalidad, como de afectos y lealtades, tienen vicios y excesos, incluso los tiene el padre de éste Hamlet que quiere vengarlo, al rey cuervo Aurvandil (Ethan Hawke) a quien se le pone en tela de juicio quien en realidad es, la personalidad y el tipo de liderazgo que tuvo. La madre que hace Nicole Kidman, la reina Gudrún, es despiadada, pero tiene de cierta manera justificación, en éste mundo de esclavos que es The Northman, aun cuando profesa maldad en extremo. Ésta reina otorga tremendo golpe verbal y moral cuando encara el resurgimiento como el ave fénix del Amleth adulto, que sale desde el infierno, surge desde la muerte, a cumplir con su destino, destino que compagina con las propias decisiones y nuestra personal creación de futuro. Se vive un complejo de Edipo bastante fuerte aquí. Existe una parte onírica muy buena, hay un estado de imponer leyenda, vemos como se construyen éstas leyendas, como se crean las historias de fantasmas, demonios y espíritus, viéndolo desde lo real que luego queda sin documentar o sin ninguna o poca comprobación, provocando miedos e imaginación, folclore, aunque así mismo presenciamos magia, brujas –con la participación de la llamativa islandesa Bjork como una adivina- y paganismo mezclado con misticismo y algo de cristianismo y otras religiones. La secuencia de combate con la estatua del gigante guerrero empolvado, para obtener la legendaria espada, es la emocionante y expectante aventura que no vimos en la película, aunque muy buena, rara, The Green knight (2021). Amleth y su antagonista, Fjolnir (el danés Claes Bang), pueden ser muy crueles, aun cuando son familia, matan hermanos sin contemplación, es un mundo salvaje, esto es parte general del filme, el primitivismo, lo animal y la suma violencia y el derramamiento de sangre y vísceras sin cuartel. En el ambiente salvaje de los vikingos se exhibe un libido y corrupción bastante alto, además, pero efectivo a la realidad, el vivir prácticamente sin reglas y bajo excesos. Anya Taylor-Joy como Olga es el “cambio” de la ruta, la humanización del monstruo, pero se adscribe al mismo universo de esclavos, luchas familiares, asesinatos y venganzas eternas que es cíclico. El filme es ese árbol genealógico fantasmagórico, pagano y místico que hay que defender. Se maneja a ratos una colorización en gris que otorga personalidad a ésta narrativa de oscuridad y legados que paradójicamente van a ser anónimos y gaseosos, pero contados bajo la llama del fuego y los contadores de relatos míticos. Se percibe que se manipula el cuento de la Cenicienta donde se juega con la figura del bastardo, del hijo no querido. Es curiosa la creación del sabueso del infierno o perro demoniaco, rabioso, en una propuesta que espolvorea terror (o maneja ese código fusionado); y del oso lobo, o sea del ente fuerte y solitario. Aunque visto como traidor, es el que yace golpeado por todas partes, es decir, un sobreviviente, alguien que tiene que luchar por existir, por ser, aun cuando se reduce a cierta mencionada simplicidad, de violencia.