domingo, 30 de abril de 2023

20.000 especies de abejas

Ésta película le pertenece a la vasca Estibaliz Urresola, tiene cierta originalidad al tocar un tema que no se ha tocado o profundizado en el cine o no ha tenido demasiada visibilidad, mucho menos en un lugar de la envergadura del festival donde compitió por la máxima presea, el oso de oro, la Berlinale 2023. El filme habla sobre la transexualidad en los niños. Tenemos a una niña, a Sofía Otero, de 9 años de edad, haciendo de un niño que quiere ser una mujer. Sofia ganó el premio de mejor actriz en la Berlinale 2023 por éste papel. El uso de una niña haciendo de niño que quiere ser mujer hace que lo que vemos sea mucho más amable y digerible, sería mucho más polémico -y quizá menos artístico- si tuviéramos en realidad a un niño de 9 años queriendo ser una niña. Pero el filme hace que uno entienda el filme y vea a Sofia como un niño, cosa que no llega a verse esa imagen completamente porque las facciones de Sofia prevalecen. No obstante es una gran actuación de Sofia y una labor más que decente de la imaginación y arte de Estibaliz para generar el protagonista que necesita. El problema se discute, es tremendo dilema, pero la postura del filme queda clara, y se intensifica la decisión con el uso de un caso extremo o de graves consecuencias. Ésta decisión pasa lógicamente por los padres, ya que Aitor (Sofia) tiene 9 años de edad, y depende, obviamente, de sus padres. El filme realmente no es tanto un dilema, porque Aitor es menor de edad y todavía no es edad para pensar en la transexualidad; quiera o no, sus padres deciden, interpretada, la frágil madre en particular, por Patricia López Arnaiz. Ane (Arnaiz) sufre mucho éste dilema y el deseo de su pequeño. El relato hasta como la mitad maneja cierto misterio, uno se pregunta, si no sabe nada, ¿cuál es el asunto?. El filme va dando indicios y llega luego a explicarse abiertamente, todo queda dicho, pero hay una tendencia. La idea de la abuela y el padre son solo una pequeña parte; la abuela culpa a la debilidad y permisividad de la madre, lógicamente ésta luce muy endeble, muy para el aplauso inclusivo, pero estamos hablando de niños, y no es el momento. Éstas decisiones se toman a la mayoría de edad. Una vez adultos, sabiendo en realidad que es el sexo, también bien que es la transexualidad, incluso quien uno es, ahí recién pueden tomar sus opciones. Uno debe crecer primero, para tomar semejante decisión. Un niño es un niño; incluso, lo mismo, un adolescente (falta crecer y formarse). Si esa es su verdadera opción finalmente la tomará pero no antes, cuando aun no tiene formación mental, ni tampoco física natural, ni madurez en todo sentido, aquí no importa ningún tipo de precocidad, un niño está para ser un niño y no pensar en sexualidad, que no sea como precaución de no caer en ningún abuso. La madre que hace Arnaiz es tal cual le dice su propia madre y la abuela del relato, una progenitora -de Aitor- que está actuando mal (o incluso que no está actuando, no está haciendo nada, hasta yace distraída tratando de imitar profesionalmente a su padre, un tipo que fue un cliché o un clásico del machismo), pero el filme prefiere darle más feeling y más "empatía" a la tía rebelde, hiper liberal, típica española moderna, a la tía tóxica (que pinta de solterona para peor panorama de consejera maternal; hay una distancia). El padre (para no caer en el machismo) se ha convertido en un cero a la izquierda; todo recae en la madre frágil. Es entonces que el filme termina en esos gritos desesperados -es indiscutible el amor maternal que se percibe en el ambiente- pero medio ridículos (¡Lucia!, ¡Lucia!) tras el melodrama manipulador, una secuencia que es un posicionamiento. A ese lugar se llega justamente por la notoria fragilidad de la madre, de no asumir en realidad el asunto -que es difícil-, pero la luz está en fomentar y respetar la niñez, y hacer entender al pequeño que no es el momento, que la transexualidad es una decisión de un adulto (cuando lo sea), no de un niño, y si ese en realidad es su destino llegará entonces cuando crezca, no antes, porque hay que vivir cada edad como corresponde. Es una película interesante, mucho más que esos filmes de tendencia naturalista donde la amabilidad yace demasiado exagerada y no aportan mucho o como que van prácticamente de nada; no aportan tampoco creatividad -y no hablo de ir de raro; mucho menos de sórdido, que aquí hay aplaudible delicadeza en ese sentido- ni abordan temáticas morales atractivas. Ésta película refleja a la sociedad española y desde un lugar también interesante como el País Vasco y su frontera francesa. Es además un filme de narrativa clásica que suma en la exhibición de la apicultura y la escultura, expuestas de manera realista y aportando curiosidad. 

sábado, 29 de abril de 2023

Fairytale (Skazka)

Fairytale (2022), del ruso Aleksandr Sokurov, compitió por el leopardo de oro, en el festival de Locarno 2022. Es una película de animación. En ésta los protagonistas son 4 líderes, máximos dirigentes políticos, de sus respectivos países y época, en particular alrededor de La Segunda Guerra Mundial. Exceptuando a Winston Churchill estamos hablando de dictadores (Churchill instó al pueblo a respaldarlo, creer en él, casi ciegamente, proponiendo sangre, sudor y lágrimas durante la guerra, pero fue en libertad, siempre democráticamente digamos, nunca se corrompió), pero también en su momento gente muy popular y muy admirada y, por qué no, querida, aunque el devenir de la historia universal y sus propias acciones cambiaría ello, como quedarían inmortalizados e incluso cómo murieron. Estos dictadores son Adolf Hitler, Benito Mussolini y Joseph Stalin. La animación hace uso de archivos o imágenes reales de los propios grandes personajes, son como figuritas recortadas, que vienen a ser puestas en un marco trabajado digitalmente, éste es el Purgatorio. El Purgatorio tiene mucho de inspiración de la famosa, impresionante y real ciudad de Petra, ubicada en Jordania, que está formada de construcciones labradas laboriosamente -como si fuera un trabajo de escultura- en la mismísima roca, en un valle, en medio de la montañas. Petra, fundada el VIII a.C., es fuente creativa de inspiración además porque éste Purgatorio de Sokurov también es un santuario religioso, cultural y político, aunque curioso, políticamente incorrecto dirían algunos, donde Sokurov les hace decir cosas salidas de su propia imaginación e intelectualidad. Las voces son dobladas y siguen un guion que ha hecho en solitario. Éste Purgatorio está rodeado de niebla por doquier, y los protagonistas salen a campo abierto donde parece no haber mucho y hasta se interrelacionan con otras famosas figuras y hasta con gente del pueblo o soldados. Sokurov muestra gran respeto por la figura del soldado en general. Tiene una escena surrealista donde cadáveres de soldados les hablan a los 4 míticos protagonistas. Es crítico en cambio con esas masas que vitorearon y vitorean a los dictadores, los llenan de popularidad; aquí es vista la popularidad como un estado de crítica negativa. Entre los célebres personajes de éste especial santuario o Purgatorio tenemos al mismo Jesús, quien otorga más la sensación de estar en ese anterior señalamiento del lugar de contextualización donde él también fue una legendaria figura política. Jesús espera, como todos, cruzar esas dos gigantescas puertas que representan el cielo. Jesús no quiere despertar, está como agotado de todo. Curiosamente -quizá como una advertencia- las 4 míticas figuras protagonistas hablan de querer volver a la humanidad y se oye posible. Esas dos grandes puertas por las que Churchill parece, de los 4 centrales líderes políticos, el único apto a pasar recuerdan un poco al cuento breve de Franz Kafka, Ante la ley. Es el hombre frente al destino. Unos serán pequeños como el campesino del cuento y así el propio Kafka se veía, en la engañosa derrota, pero en el dolor; y otros, como estos célebres tipos (aunque 3 reprobables), en el éxito máximo de sus ideologías y pensamientos, aunque al final han terminado ser vistos con desprecio. Fairytale, un cuento de hadas para adultos, una animación intelectual y de paso entretenida como medio de creatividad expositiva personal, habla mucho de política, con todas esas desbordantes personalidades que tenían sus protagonistas. Se dicen con ellos cosas ingeniosas, pero también muy afiladas, irónicas, irreverentes. También vastamente inteligentes y poco complacientes; se dicen también cosas que no se quieren escuchar. El astuto y timador intelectual -popular también gracias a ello- Jorge Luis Borges se sentiría orgulloso -sería fan- de lo que ha hecho Sokurov. Se mueven y se duplican como quien coge y detiene la mirada en el efecto del movimiento y del tiempo frente a la cámara. Esto le otorga al producto cierta visualidad de cine experimental mientras tratamos precisamente con lo que indica el título. La unión entre figuras de archivo moviéndose literalmente al gusto de Sokurov y un contexto de Purgatorio tiene estética y congruencia. Para nada se ve una obra pobre o fea visualmente, hay nivel no solo conceptual e intelectual, sino un tipo de animación de exhibición original. Se juega muy bien también con lo preexistente; es como si hubieran nacido todos ellos para ser participes del gran teatro del mundo, como actores naturales de esa gran obra dramática que es la existencia. El movimiento de las figuras se ve bien, así mismo el fondo que interactúa con creatividad, haciendo buen uso de la fantasía, tal se ve con aquel molino y rememoración del Quijote de Cervantes. Se dice que a ningún líder le falta o le falla el socialismo (incluso a los fascistas), éste es más tratado en la propuesta que el capitalismo de Churchill, un Churchill que no para de abogar por una elíptica The Queen, otra especie de dictadura popular. El populismo funciona, parece decirnos Sokurov con esas imágenes de vitoreos furiosos y celebratorios que se ven, de hordas enloquecidas, embrutecidas. El filme también juega con el estereotipo de sus protagonistas, y cierta ironía a esa vera, como con un Mussolini como un latino sensual (típico italiano) pero poco atractivo físicamente, no obstante muy seguro de sí; con un Hitler que parece un ser rastrero perverso, semejante a un hombre-rata, propio de cierta caricatura demoniaca (pero que aquí se le ve también muchos ratos de normalidad, que lógicamente tuvo); con un Stalin en lo clásico de su sobrenombre, de acciones bastante duras, pero aquí arrastrando mucha ("contradictoria") melancolía; y un Churchill, una mente maestra sea como sea, muy súbdito de la aristocracia o el gobierno de las élites. 

viernes, 28 de abril de 2023

Los misterios del mundo y PARADISO, XXXI, 108

Los misterios del mundo 

Cortometraje de 17 minutos. Lo dirige el cordobés Mariano Luque. Tenemos a un periodista (Marcelo Subiotto) y a su camarógrafo (Sergio Prina). Éste periodista tiene un programa llamado Los misterios del mundo y viaja por el campo argentino en busca de historias fantásticas o extraordinarias, investiga temas sobre cosas sobrenaturales o extraterrestres. Se hace un humor naif con ello, donde se burla Luque de la creencia en éstas cosas, lo hace mediante un aura de viajero relax, de aventurero mochilero. Hay un tono de cotidianidad, bien laxo, que está bastante bien, que va con el humor y cierta conseguida despreocupación. Aunque éste periodista juega un poco al cínico light, o al periodista sensacionalista, se deja maravillar en un momento por descubrir la grabación de niños hablando de sus sueños; posee buenos restos de humanidad, fragilidad, sensibilidad. Éste periodista comparte el día a día con su camarógrafo, uno es porteño y el otro "negro", dentro de lo que significa en el lenguaje coloquial o popular argentino, como decir clase media y pueblo, o capitalino y provinciano, o jefe y subalterno o primero y segundo. Fácilmente éste corto podría ser un largometraje teniendo aquí el material inicial o la esencia, y agregarle más aristas y personajes. Podría ser una buddy movie al estilo de la magistral Planes, trains and automobiles (1987), esa gran comedia del nada marketero título, perteneciente a John Hughes con el gran John Candy; hacer una película con el toque bien argentino, del porteño y el "negro" (que en la presente ambos irónicamente lo niegan), aunque podría ser quizá ahora visto de políticamente incorrecto. El periodista cuenta anécdotas y lleva una concepción de tipo ligero, simple. El entorno es austero, es una historia sencilla, un pequeño ejercicio cinematográfico. Las anécdotas llevan un toque costumbrista, se pueden leer como folclóricas, que va acorde con la naturaleza del campo y la provincia y ese deambular opuesto al de la perturbación de lo extraño o sobrenatural. Los misterios del mundo en realidad no se hallan en la no identificable luz que aparece de pronto en la misteriosa noche, o en el cielo, sino en la mismísima cotidianidad de la vida de cualquier persona, cuando el hombre (ya no el periodista o el buscador de público y, por ende, de dinero, de éxito) se conmueve o se enoja al oír una verdad, aun en medio de sueños y estereotipos. 

PARADISO, XXXI, 108

El escenario es el desierto del Néguev en Israel; llamado por los árabes, Al-Naqab. Dirige, éste corto de 18 minutos, el palestino radicado en Alemania, Kamal Aljafari. Es un filme que coge los archivos de propaganda militar israelí en éste desierto, una preparación militar de su fuerza bélica, y lo transforma levemente en otra cosa, algo más ambiguo quizá, más gaseoso, como que desviste la violencia del fuego abierto y las operaciones militares, donde vemos tanques, aviones, proyectiles, soldados con armamento, etc, y lo vuelve como un parque de juegos de niños, también parece como propio de un campamento de verano, unas vacaciones con armas de guerra o algo parecido. Es un espectáculo seductor ver el aparato de la guerra, sin ver en sí la muerte que ésta ocasiona, el dolor. En pantalla no vemos al enemigo, hay unidireccionalidad, es solo el ejército israelí mostrando su poder y potencial de guerra. Kamal coloriza el filme de manera un poco circense, pone colorinches. Coloca música que expresa incongruencia con lo que vemos, música que parece ironizar el asunto. Las tomas se comparten entre el intimidante poder militar y gente que no parece violenta, sino se ve muy normal, como quien no ha pensado bien como termina todo esto, con muerte. Pero sería inocente desconocer la naturaleza violenta del ser humano, sus tantos errores que desencadenan en éste tipo de violencia, su anhelo de imponerse de alguna manera. De lado queda eso que no vemos, muchos cadáveres, familias destruidas, niños, mujeres y ancianos como daños colaterales, traumas psicológicos, minusvalías físicas, deshumanización, nacionalismos disfrazados de sobrevivencia, hombres vistos como bestias. Es como una reflexión de ver y disfrutar de un espectáculo y no ver que significa en sí o en realidad. 

jueves, 27 de abril de 2023

Señora de nadie

Dirige la argentina Maria Luisa Bemberg y es una historia muy femenina, propia de la mirada personal de la autora, quien escribe sola el guion además de dirigir. Tenemos a Leonor (Luisina Brando), una mujer casada a la que su marido engaña y ella logra hablar con la amante. Leonor se separa, deja su casa y quiere trabajar y ganar su propio dinero, aun cuando el marido tiene buenos ingresos. Brando tenía 37 años por entonces en la vida real y hace de una mujer de esa edad. Leonor es de trato formal en gran parte, pero se permite ser irreverente y liberal, moderna. El filme en sí oscila entre lo tradicional y la modernidad. Leonor tiene un mejor amigo homosexual, interpretado por el talentoso Julio Chávez, quien tenía 26 años durante la película, y así se ve, de espíritu muy joven. Ambos sostendrán un fuerte vinculo, aquí golpeados por cierta melancolía y un cierto ñoñismo. Leonor es una chica fuerte, y tendrá aventuras sexuales, resentida y separada de su marido, aunque aun no legalmente. Es una clara mirada feminista, de mujer independiente y moderna. Pero el filme se siente en mucho del tipo clásico, de cierto aspecto convencional, aunque no es malo, aporta una mirada personal. Vemos como Leonor trata de arreglárselas sola, dejando un poco el cuidado de sus hijos (aun chicos de paso), sólo visitándolos de vez en cuando. Hay un reencuentro que se hace interesante, con una buena dosis de seducción, aplicando un quehacer de pasión por sobre el apaciguamiento natural. Pero el filme opta por una liberación femenina entre comillas, pues la protagonista yace medio como sufrida en todo ese trayecto. No obstante una Leonor de apariencia dócil es más bien una mujer atrevida a un punto, o sorprende haciendo cosas que no parecen propias suyas y se ven realistas; también que Luisina se ve una mujer sensual en el fondo, exuda cierto erotismo y cierta camuflada vulgaridad propia de la natural carnalidad. En el fondo Leonor es una mujer común, pero con su cierta personalidad y deseo de no ser pisoteada por las convenciones masculinas. Ella quiere romper con el cliché de la mujer engañada por el marido conchudo y mujeriego, mantenedor y por ello omnipotente. Ese que quiere justificar su libertad sexual como de fuerza mayor o propio de cierta normalidad en la naturaleza, pero no considera que su mujer está cumpliendo con él, siendo fiel, y debería ser reciproco, porque se ve que Leonor también puede ser liberal. Es un filme donde a Leonor no se le hace difícil ser independiente económicamente, punto que en lo real puede ser más complejo, arduo, pero el punto es hacer de Leonor una mujer que se halla con su orgullo, que sale adelante, aun cuando no es que se cierre al perdón, pero con compromiso. El titulo indica esa pelea contra la sumisión donde la mujer espera un lugar de respeto. Es un filme que tiene un feminismo notorio, pero de esos que buscan reflexión y un mejoramiento entre géneros. En el ambiente queda claro que Leonor puede ser como su marido en todo sentido, de eso trata, de igualdad. Se siente como un filme 100% femenino, con un tema muy propio de ello. 

domingo, 23 de abril de 2023

El caso Padilla

El caso Padilla (2022), documental del cubano Pavel Giroud, estuvo el 2022 en la sección Horizontes Latinos, sección perteneciente al festival de San Sebastián. Luego ha estado, recientemente, en el 41 Festival cinematográfico internacional del Uruguay que es organizado por la Cinemateca Uruguaya, filmoteca que tiene 70 años de existencia. El caso Padilla obtuvo una mención especial (2do lugar) en éste festival, en la competencia iberoamericana. Es un filme muy interesante, que da para conversar bastante, aun cuando es bastante sencillo formalmente, y no menos inteligente, porque maneja mucha profundidad temática, adscribiéndose a recuperar y difundir una conferencia que se hiciera hace como 50 años en Cuba, durante 1971, en la cede de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) donde el escritor, poeta y periodista cubano Heberto Padilla haría una Autocritica. Giroud hace de muchas horas un compendio formidable, que expone de manera notable una situación capital durante el gobierno de Fidel Castro en la misma Cuba donde el gobernante daba un vuelco a su política frente a los intelectuales de su país y la libertad de crítica y expresión dentro -y si se podía fuera también- de Cuba. Fidel Castro gobernó desde 1959 hasta el 2008 si bien murió el 2016. Es un filme que denuncia la situación no solo de la Cuba de Fidel, sino de toda dictadura, que rápidamente coartan la libertad de expresión, por lo general proponen una policía especial encargada del asunto y un ambiente de vigilancia y control sobre posibles disidentes de la política reinante. Heberto Padilla tras un viaje a la URSS regresó a Cuba en 1966, empezó a quejarse y discutir la política de Fidel, esto lo puso bajo cierta marginación, desempleo, y la cosa empeoró con él, escribió poesía donde mostraba su sufrimiento, pena y desilusión, lo que lo llevó a ser visto como un contrarevolucionario, un enemigo del estado. Tómese en cuenta que Heberto vivía en la misma Cuba. La poesía lo hizo ganar un premio y se hizo más notorio su disgusto internacionalmente. Era periodista también. Heberto era socialista, creía en la revolución, pero veía cosas que no compartía. También sentía injusto ser marginado por querer expresarse en libertad. Pero como siguió por esa línea llamada por el estado de contrarevolucionaria fue arrestado en 1971. Estuvo preso poco más de un mes. Muchos intelectuales del mundo, escritores famosos, incluso marcadamente socialistas abogaron por su libertad. Cuando Heberto fue liberado se realizó la famosa conferencia llamada por él de Autocritica. Heberto salió a defender el gobierno de Fidel y a señalarse tal cual decía el gobierno que era él, un contrarevolucionario. Argumentó fieramente en contra suya y hasta señaló compañeros y amigos como partidarios de ésta contrarevolución o comportamiento negativo para la revolución cubana, compañeros que estaban en la sala, en una conferencia que estaba siendo filmada e iba a ser parte del gobierno, ya que ésta era un entidad también adscrita -como todo en Cuba- al partido y a la revolución. Heberto hizo tremenda autocritica, lo que parecía hecha por un demente en cierta manera, no lucía algo natural, ni normal, aunque hacia uso excelso de su inteligencia para exponer argumentos en contra suya, en contra de su trabajo literario y todas sus acciones. Su demencial autocrítica inclusive alcanzaba a su esposa como contrarevolucionaria. Todo esto hacen del material un lujo de visionado, donde hay entrevistas maestras de los famosos escritores involucrados. Gabriel García Márquez, quien era el socialista más duro de roer de los famosos intelectuales y escritores, dijo que ésta autocritica más bien le hacia daño al gobierno de Fidel, daba a entender que no había libertad de expresión y habían hasta posiblemente torturado y amenazado a Heberto y con él, como dijera otro gran escritor, José Lezama Lima, alcanzaban a todos, todos podían estar en la misma situación de ahora en adelante, algo había cambiado. Se pueden tejer algunas teorías, diversas justificaciones de lo que llevó a Heberto a hacerlo, pero el propio Heberto se convertiría en una contradicción andante. Como reza el filme en la apertura, hay que tener convicciones, hay que tener una verdad, creer en la verdad, aunque sea la nuestra, ser auténticos, creer en nosotros de paso. Heberto prácticamente se autodestruyó como intelectual y escritor. Afuera -cuando se fue de exilio a EEUU, a comienzos de los 80s- siguió contradiciéndose apoyando a la Cuba de Fidel, y terminó convirtiéndose en un hombre sin voz, alguien que nadie quería oír ni tener cerca. Él mismo lo dice apenado en un video. En un momento de su famosa Autocritica llega a decir que pudo pasar por algún problema psicológico durante esos años de disidencia hasta 1971, lo dice como quien lanza un gran discurso sin mucho rollo, como parte de un conjunto, luciendo muy a pesar de todo como un hombre muy bien hablado y muy inteligente. Quien sabe si le ofrecieron una mejor vida en Cuba. No obstante no parece el motivo, e igual lo mandaron a vivir al campo, como a quien quieren mantener invisible, y lo triste es que fue él quien lo hizo, aunque seguramente hubo un tipo de fuerza también mayor en el proceso de esa demencial Autocritica, donde se le ve sudando muchísimo, bastante tenso, mientras los amigos presentes lo oían atónitos, aunque muchos también ya debieron estar avisados. Finalmente es un retrato único, de primera mano, sobre lo que significa vivir en una dictadura, sea de izquierda o derecha, o en un mundo sin libertad de expresión, sin poder ejercer la intelectualidad si pretende criticar. Heberto usó sus propios argumentos para aplastarse, haría uso de una demencial falta de convicción, y ese estigma lo arrastraría toda su vida. Se puede criticar con altura, se puede criticar negativamente algo y ser constructivo. Lo que hizo Heberto fue como si perdiera su personalidad, perdió su propia voz y así desapareció. Pero fue el gobierno (fue el poder todopoderoso), quizá el anhelo de prosperidad, la falsa aceptación, el miedo a las consecuencias, pero finalmente fue todo un engaño del poder (la nada en realidad estaba en otra parte), el poder sin meditación, sin esa autocritica que debió ser suya y no de un peón como Heberto, éste especie de Robert Walser cubano. Dentro del aleccionamiento o doctrina que parece le han enseñado los agentes de la policía especial cubana, bajo la batuta de la ideología del líder revolucionario, que curiosamente Heberto denomina de gente muy inteligente, como mejor que él, hasta ahí llega el dominio de su situación por el gobierno, está decir que los contrarevolucionarios con su pesimismo hacen que la revolución esté en peligro de desintegrarse, aun cuando la de Castro es en realidad una dictadura disfrazada de gobierno del pueblo. Pero toda sociedad o gobierno debe ponerse a prueba de poder llegar al éxito a los demás, es un liderazgo que tiene que cumplir con su pueblo, con su gente, y para ello debe poder criticarse para enmendar lo que hay que subsanar, aunque bajo parámetros realistas, pues no existe sociedad perfecta. La sociedad debe construirse con la suma de los intelectos en pos de un mejoramiento argumental que lleve todo a una práctica exitosa, de una convivencia que realice a una nación, es así que todos esos escritores firman por la libertad de expresión, pues ven, en Heberto, alguien capaz de aportar a su sociedad. 

sábado, 22 de abril de 2023

El aura

Ésta es una de las grandes películas argentinas y latinoamericanas modernas, perteneciente a Fabián Bielinsky, quien murió tan solo a los 47 años de edad, de un infarto, y dejó solo 2 largometrajes de ficción. El aura (2005) es su segunda película, murió el año siguiente. El aura es un thriller, una película de crimen. Es un filme inteligente, con su grado de complejidad, pero no es difícil de seguir ni entender, es un filme honesto, que sabe lo que hace, que juega limpio, que busca impresionarte sin trampas. Tenemos a Esteban (interpretado por uno de los grandes actores latinos, Ricardo Darín), quien es un taxidermista y trabaja en un Museo donde exponen obras hechas con taxidermia. Hasta ahí siempre Bielinsky muestra su inteligencia, para justificar todo y ser audaz en el proceso. Esteban tiene gran dominio mental de la abstracción espacial y prominente memoria con lo que juega a soñar con perpetrar atracos de banco perfectos. Despliega en su mente los planes más precisos, sin demasiado relleno; son trabajos mentales eficientes, prácticos, que no se embrollan. Bielinsky nos muestra esos planes a través de la magia del cine, mezclando en el mismo plano actualidad, un lugar pasivo y pacífico, como el protagonista, y los despliegues "perversos" o retos de racionalidad con los que vive Esteban. El filme maneja ésta mezcla sutil, no demente, sino siempre lógica y clara, donde imaginación camina junto a realidad. Uno puede pensar que muchas cosas que veremos en realidad no sucedieron, pero nuevamente Bielinsky usa la compañía libre de un perro primero como sueño y luego como afirmación de realidad. Lo del aura está explicado muy cinematográficamente, con la posición cambiante, plástica y sugerente de la cámara, con su movimiento, con el sonido, con la toma de detalle, más la performance de Darín, hasta el golpe del viento hacia el desvanecimiento, finalmente la caída. Incluso esto del aura también juega un poquito a lo cósmico, como si Esteban no fuera sólo una persona muy cerebral, muy matemática, sino un especie de vidente rendido a ver el futuro mezclado también sutil, simbólica y literalmente con una enfermedad, representada en la epilepsia. Esteban en el filme sufrirá 3 ataques de epilepsia. El segundo ataque que veremos muy detalladamente será una clase magistral de cine, representando justamente lo que significa el título, una explicación sin truño, muy precisa, como lo es en todo momento Bielinsky. El filme nos guía como si siguiéramos una madeja hacia la aventura, la aventura que vivirá Esteban, tal cual las fichas del dominó. El final es una resolución de la personalidad del protagonista, un hombre dócil, tranquilo, que tan solo se ha despercudido un poco de la costumbre, alguien sin violencia en el cuerpo, pero que tiene fantasías de crímenes y anhelos de asaltos emocionantes de banco, como se puede trasmitir en el quehacer y pasión de hacer cine (y el público empatizarlo de la misma manera), de ser libre con el ecran sin producir daño alguno, de vivir con la imaginación ese límite que no queremos ni podemos romper. La aventura que vivirá Esteban lo pondrá a hacer cosas que parece no estar preparado o no ser el tipo clásico en el asunto, ya que no es un criminal o un tipo rudo, de ir por lo físico, es más del tipo pensador. Bielinsky lo deja claro en la actitud hacia el protagonista de parte del matón Sosa, que lo tiene por muy común o hasta cobarde. En un momento Esteban planea deshacerse de alguien con un tiro para poder sobrevivir; primero lo piensa, duda mucho, y vemos el acto violento con la imaginación, luego se repite el acto en la realidad. Es así que el gran director que es Bielinsky deja dicho que juega limpio, que pretende un ingenio potente, hedonismo a la vena, dentro de mucho control que puede quitarle un poquito de ritmo y no obstante seguir siendo una obra maestra. La inteligencia no es la que hace las cosas impenetrables, sino la que celebra la sabiduría con lo aparentemente sencillo. No es tampoco ser simplista o simplón, es ser audaz siendo transparente, dejándote entender. En un inicio el amigo y su viaje es sospechoso, pero el filme pega el salto a un acto accidental, sorpresivo, un mal reflejo y de ahí como una bola de nieve el curioso Esteban hará realidad sus fantasías. Es un filme que se hace entretenido, lo es toda la interacción con el planteamiento de un gran robo -en el que se mete autodidacta Esteban y termina dominando la situación- y esa pequeña cabaña en el bosque como punto de encuentro, donde 2 actores prometedores se dejan ver bien, una, Dolores Fonzi, y el otro, Nahuel Pérez Biscayart. Fonzi no hace de muñeca bella, que hubiera sido lo más común, lo más normal, sino muestra ser un ser débil dentro de un lugar machista y bruto, y al mismo tiempo exhibe carácter para sobrevivir -muy bien reflejado en su mirada-. Bielinsky le da resoluciones simples dejando cierta elipsis de sufrimiento, evitando el melodrama, y es que es un thriller, tratamos con gente de acción. Así mismo Esteban enfrenta el miedo, enfrenta a la muerte, en distintas formas. Él siempre es de salidas reales, creíbles, pero propias de ese pensador que es en realidad, debajo del taxidermista humilde, del hombre de la vida ordinaria, de yacer metódico en su trabajo con la taxidermia, que es un reflejo también de su mente despierta y tan especial. El filme abre con otra clase maestra en la recreación de un trabajo de taxidermia en las manos aparentes de Darín, o en la preparación del personaje por Darín en el interior de una minuciosa recreación bajo el ojo clínico de la cámara. Fonzi tiene una línea de esas memorables. Esteban le dice curiosamente a Diana (Fonzi) que ella no tiene el tipo de la mujer que va a la iglesia. Otra oportunidad del ingenio para no dar lo obvio, eso popular que gusta al que no sabe mucho, sino que busca la complicidad del intelecto. Ella responde, es solo un lugar para estar, un lugar para reposar la mente diríamos. Enfrentarse al mundo, de paso. Ésta mujer que Fonzi representa desde sus 27 años reales, alguien curtida, es un pájaro que quiere volar libre. La casualidad, como es parte de la vida hará justamente eso, hará que la suerte se alinee con la decisión y la nueva lucha contra la frustración en un mundo violento, de criminales. Hay un prostíbulo (parada del plan), pero la razón de ir ahí de los guardias no es la obvia, el filme es un acto de ingenio tras ingenio, desde lo diáfano. 

viernes, 14 de abril de 2023

The Fabelmans

El filme termina con un encuentro capital, llamémosle así, entre ese amante del cine que es Sammy Fabelman (Gabriel LaBelle) y el legendario John Ford, interpretado por el gran David Lynch. Sammy está haciendo que su pasión se convierta en su profesión, en éste especie de biopic libre sobre el propio director que dirige, el también ya legendario Steven Spielberg, quien será estudiado en el futuro como otro John Ford. Éste encuentro entre el joven Sammy, el joven Spielberg quien ha contado antes la anécdota de éste encuentro, podría ser un cortometraje. En éste pequeño encuentro John Ford ya es gigantesco. Vemos como la cámara pasa revista a los pósters de sus películas y ahí hay una tras otra obra maestra. John Ford, el todopoderoso, éste genio de grave e intimidante carácter, le preguntará dónde se halla el horizonte en los fotogramas de sus películas. Eso será todo lo que dirá, lo que le enseñará, ¿donde pones el horizonte en el encuadre? Esto parece poco, pero ha dicho mucho en realidad. Le ha hablado de hacer arte, es decir, de cómo filmas, cómo debes filmar, cómo vas a conseguir arte, cómo usas la cámara, como plasmas el tiempo, el contexto, a los personajes, la narrativa. Ford le dice con esto que no haga películas aburridas, está plasmando la diferencia de cierta manera entre un cine popular pero artístico y uno arty y minoritario, justamente con ese horizonte, tal cual como si le dijera a Lav Diaz, no dejes morir la cámara en la toma. Aun más, lo interesante, es que cuando el joven Sammy sale de la oficina de Ford, la mismísima cámara de Spielberg o el ojo cinematográfico rápida, inteligente y muy didácticamente pone en juego tres tipos de horizonte y queda más que claro todo lo que ha dicho igualmente de sencillo y clarividente el mítico director. Spielberg hace una película tal cual le ha dicho éste maestro, una película que en dos horas y media jamás aburre, se manifiesta ágil, de dotado ritmo, es cautivante, y aunque hablamos de un especie de biopic se enfoca y sintetiza muy bien momentos capitales en la vida del joven cinéfilo que fue y el futuro cineasta que será. No se dispersará ni habrá sobreabundancia de memorias. Desde el inicio Sammy va desarrollando su pasión por hacer cine, vemos sus progresos y actividades, sus primeros filmes amateurs (obras bélicas, westerns, películas promocionales escolares); así como la marcada influencia de chico y en familia de su primer encuentro con una película, ésta es The greatest show on earth (1952). Ahí descubre algo que lo acompañará siempre de cierta manera en su arte y a muchos directores de cine popular, que el cine recurre mucho a la violencia y al impacto visual, aun tratándose bastante de escenas y secuencias hechas con mucho cuidado y en un cierto orden clásico o amable a la vista. Sammy, con su cámara, detendrá el tiempo, cogerá una experiencia y podrá vivirla un millón de veces, como un tipo de catarsis y puede que hasta una fantasía; vivirá, comprenderá, un lugar para soñar, alucinar y experimentar el mundo, sin provocar ningún daño en su libertad creativa. Esto estará inspirado y escenificado en el descarrilamiento de un tren y el choque con un vehículo deportivo. Otra cosa que acompaña siempre al filme y al protagonista es la familia de Sammy, incluso se dirá directamente que tendrá que escoger entre uno y lo otro. Sammy curiosamente optaría por el cine si habría que escoger, pero nunca deja de sentir compenetración, un fuerte vínculo, con sus padres y hasta con sus hermanas. No obstante es muy indulgente con su madre, la que justifica su honestidad y libertad dentro de una infidelidad y ruptura, como quien no se debe a nadie más que a sí misma, aun siendo egoísta, y diciéndolo y justificando ese egoísmo por el que cree el amor verdadero. Spielberg muestra ésta infidelidad y endiosamiento de la madre muy meticulosamente, arma todo muy lento y claro, se ve venir, se argumenta y queda muy bien, aun siendo discutible. Spielberg llena su filme de mensajes bastante relajados y un poco indulgentes como éste, dentro de hacer un buen cine, muy visual, que no están tampoco mal y hasta son especie de consejos útiles frente a la dureza del mundo, pero la vida puede ser más complicada que lo que deja ver (por decir uno importante, se minimiza el dolor del padre, queda él medio anulado, invisible o en un muy segundo plano), como decir que el fumar marihuana asemeja el caos del mundo y ese relajo que uno debe asumir frente a éste, lo ilustra en la sensación y los efectos de fumar marihuana, lo dice desde la juventud de la imagen. También explica con un evento climático, con un inesperado tornado que persigue su locuaz y medio extravagante madre, como que el mundo no necesariamente tiene un gran sentido o no todo es muy coherente o profundo o implica una razón secreta (como aquellos que suelen decir que todo pasa por algo), da a entender nuestro libre albedrio y nuestra capacidad para decidir de manera simple y práctica, sin esperar demasiado o embrollarse en elucubraciones difíciles y sin salida muchas veces, lo cual es un buen consejo. Así mismo en otro consejo interesante que deja ver éste buen filme, analizando vivir en medio de tanta ruptura y un especie de caos o tener conocimiento de la vida vista como un limbo, no saber por donde ir o qué viene o cómo hacer para avanzar, en reflexión directa sobre el sufrimiento, dice como que hay que aguantar, fluir y esperar, que pase el sufrimiento simplemente, que las cosas naturalmente vuelvan al cause o pasen, y que hay que dejarse estar en el sufrimiento o mejor dicho no pensar en éste, tratar de minimizarlo emocionalmente, todo lo que puede sentirse propio del Zen o el budismo. Tiene muchísima gracia, entretiene bastante, ver la vida diaria de Sammy filmando a sus amigos o compañeros de clase y a estos haciendo de su primer público, durante su época del colegio, o ver cuando se enamora de una chica particular que está obsesionada con Jesús -en plan irónico de Spielberg- y la religión católica, interpretada por la novel, una jovencita muy bella, Chloe East, aun cuando lo de la novia juega a anécdota popular que asumen muchos como propia. Toda la secuencia con ella es de gran belleza y tiene un aire leve cómico muy bueno. Con el típico chico popular del colegio, del tipo deportista, fuerte y galán, Spielberg no se ensaña, más bien parece alentar la popularidad, como quien defiende los íconos, y de paso el cine comercial de autor. Éste chico es un poco patán pero Sammy/Spielberg lo reivindica, aunque el director le da una chiquita, habla con él de falsas expectativas, de tener que buscar llenar los zapatos (particularmente en el futuro) y de un engrandecimiento que puede no tener en realidad o puede perder, por eso en el resumen escolar donde Sammy lo pone como una celebridad él se siente intimado por esa figura que debe llenar. Pero finalmente, al menos, en el colegio, queda de éste chico popular un recuerdo memorable y al fin y al cabo justificado; con esto se trata también de la honestidad de las imágenes, a la que se deben los autores auténticos, aunque es un juego a su vez con los sueños y la ilusión del séptimo arte que se ve en la idealización que logra el ecran con sus historias y en particular el cine de Hollywood, con Spielberg como un gran autor o el mejor de éstas canteras. La ruta -que se ve venir, ante la excesiva confianza con el amigo- de la infidelidad de la madre es seguida muy detallísticamente, es gran parte de la trama. No es que Spielberg esté a favor del divorcio, nadie creo, pero como que lo entiende y toma incluso una posición, la que es muy contemporánea y muy liberal además, con un marido que más parece un cero a la izquierda pero que se dice que es especialmente inteligente (hablamos de un pionero con las computadoras), y a través de quien parece quererse indicar, de Burt Fabelman (Paul Dano), el padre de Sammy, que las emociones priman por sobre lo intelectual, la trascendencia más bien está en las emociones positivas que nos hacen sentir parece decir, también como síntoma de identidad del cine con el que Spielberg trata, le satisface y le hace sentir más y mejor realizado, al que se rinde su manera de ver y hacer el mundo con la gran pantalla. La elección del cómico Seth Rogen es una gran elección, está perfecto en su sencillez formal pero con una gracia cuidada y muy digna. Hay un trabajo de personalidad, de un tipo menos inteligente que Burt Fabelman, pero alguien que hace reír a Mitzy Fabelman (Michelle Williams), por ende la hace feliz, con menos esfuerzo y más naturalidad (y harta empatía), porque se parecen de paso, aun cuando Burt es un buen tipo, pero alguien ya demasiado pasivo y a ratos bastante nulo como pareja (ya no parece noble, sino medio tonto en realidad y es normal muchas veces ser así, inteligente para algunas cosas y todo lo contrario para otras), aunque al menos Spielberg lo hace ver como un padre un poco cómplice (y accesible) de su pasión. Cuando Burt dice románticamente que la madre de Sammy siempre será parte de su vida, aunque es cierto lo que explica (muy dócilmente, demasiado racional o contenido), suena más a telenovela o a melodrama naif (o al típico nerd que parece haber sido). Se endiosa abiertamente a la madre, con una Michelle Williams sobreexplotada, aunque con infaltable carisma y personalidad. No obstante ciertamente se le sobredimensiona, incluso peca de loca light, con mono incluido, literal (y simbólico si bien en ello el tipo luce más tranquilo de lo esperado). El filme como es condescendiente con el chico más popular (que incluye el nombre clásico de su tipo), con Logan Hall (Sam Rechner), hace pagar las culpas al lacayo abusivo, a Chad Thomas (muy bien Oakes Fegley), el chico que parece no tener ningún atributo y es en realidad un parásito y un antisocial. El filme no es tan contundente o no genera tanta empatía con lo judío (como que genera cierta indiferencia), se percibe de baja fuerza, los insultos de ésta clase también son muy manidos, pero Spielberg no lo explota demasiado tampoco, no exagera con éste tipo de empatía fácil, aunque también es, lógicamente, parte de quien es y se comprende siendo aparte una autobiografía, la que finalmente -para bien- es de cierta humildad biográfica. No obstante queda como rasgo de identidad, parte de un conjunto, pero su universalidad funciona mejor, los pasos de un coming of age común o más general, el colegio, la pareja o primera relación, la familia, hasta el tío viajero -de estilo circense- motivador de la profesión, la abuela de pocas pulgas -y visionaria de la realidad-, el amor por el cine que está por todas partes. Lo del matrimonio y la infidelidad es temática a lo Ingmar Bergman pero desde el estilo y el cine popular de autor made in Steven Spielberg o el mejor Hollywood moderno o el mejor cine popular americano, totalmente Spielberg, asumiendo una historia de relaciones afectivas pero de manera bastante dinámica y muy actual, llena de belleza aun en el dolor, dueña de una poética relajada y una mirada en pos del entendimiento de lo femenino con la madre como centro del universo (aunque se trate de la mirada de un hijo y no de un marido). Es un filme notable de entretenimiento, donde aunque muchos pueden creerlo algo narcisista por ser la vida del propio director, éste ha hecho una historia atractiva para muchos, una historia universal, que se puede leer independientemente, y aun así suena interesante que sea la vida de tremendo director y maestro. 

jueves, 13 de abril de 2023

Sans Soleil

Sans Soleil (1983) del francés Chris Marker tiene una parte luminosa y otra críptica. Es un documental interesante, que tiene de falso documental pues juega a que es la interpretación analítica de alguien X sobre imágenes de un camarógrafo igualmente X. Aunque se digan sus nombres, no obstante siguen siendo de cierta manera anónimos. Éste camarógrafo es un viajero no identificado, un amigo del narrador digamos, cuando en realidad hay diversidad de material, perteneciente a variopintos directores, archivos, y un sinfín de procedencias creativas, incluso hay extractos de películas de ecléctico y curioso terror japonés o fragmentos de filmes muy conocidos como Vértigo (1958) y Stalker (1979). Es un ensayo cinematográfico donde Marker deja volar su mente en muchos temas que le interesan, como también sobrevuelan ideas filosóficas o muestra admiración por teorías locas y una gran pasión futurista por la tecnología. Hace incluso uso de un sintetizador de video, algo de punta para su época digamos, que distorsiona las imágenes y lo usa muy a menudo para entablar un diálogo propio del sci-fi que previsualiza la creación de la obra Matrix (1999). Es un ensayo libre muy curioso e inventivo, muy imaginativo, donde hay hasta harta cinefilia, como cuando interpreta el conocimiento abstracto mediante la locura que ve en el protagonista de Vértigo. También recurre mucho a la mítica de La Zona de Stalker. En todo esto hay cierta oscuridad, rareza, ya que Marker trata de liberarse un poco del pensamiento convencional y apelar a la filosofía e introspección personal, que busca entender lo que de cierta manera no existe, es por ello que es un documental propio del sci-fi y la literatura tipo H. G. Wells donde anhela visualizar el futuro o sentar los pasos hasta éste, y ahí cree verlo a través del videojuego. Así mismo manipula plasticidad en la adquisición de la memoria, y de la historia del mundo, moviéndose bajo la subjetividad del individuo. Pero al mismo tiempo éste documental es un diario de viaje, un diario realista, aunque busca ciertas cosas singularmente llamativas o extravagantes, cosas que planean sacarte una cierta sonrisa y sorprenderte un poco, para bien. Ésta es la parte luminosa, aunque menos científica si se quiere, ya que Marker pretende eso también, una apertura hacia un nuevo conocimiento; la parte luminosa nos lleva a nuestra humanidad, aunque también es muy parte de ello eso otro que toca, el sufrimiento y la pobreza, y hasta pasa revista a ideologías como el socialismo y hasta el quehacer de la guerrilla armada -haciendo alusión a ese tipo de cine, de paso- y la traición de un gobierno africano a esa vera, cuando la guerrilla y las ideologías fueron tan propias de una época, mucho de los 60s, y alcanzó a todo el planeta. Éste filme se ubica sobre todo en múltiples caras de Japón, un Japón especial, lleno de un lado freak y al mismo tiempo tierno, humano y rico en humanidad, pero viaja por otros lugares, como hasta África, por Guinea-Bisáu, en particular; y también por Cabo Verde. Quien sabe si Marker le ha dado un poquito de inspiración a Pedro Costa, cuando a su vez, claro, Cabo Verde tiene historia con Portugal, como antigua colonia portuguesa, población de donde Costa ha sabido recoger la humanidad y personalidad en medio de la pobreza material. Marker también, aunque leve, deja volar buscar tener empatía -con una mirada cosmopolita- hacia la pobreza del mundo -y por ende, el sufrimiento del prójimo- y puede que aluda ser un poco moralmente socialista, humano en toda cosa. Pero Marker piensa en muchos temas, no obstante finalmente en su lado más experimental los reúne todos, creando un cierto orden de lo que parece no fusionable, colocando teorías futuristas al lado de ritos medio rocambolescos como la quema de muñecas como en una especie de santería y o hacernos participes de rendirle culto a los gatos de la suerte nipones llamados Maneki-nekos, desde la alusión a una amada ánima animal. Es una propuesta que en su parte de diario de viaje busca anexar la belleza y la felicidad. Éste documental es muchas cosas, como quien se mete en una mente inteligente y ve aparecer ideas propias, mil pasiones, mucho conocimiento, mucha cotidianidad y tranquilidad además, mucho hedonismo también como por el cine al que, sin duda, Marker le rinde culto, o pasa por identificarse uno con sentir entusiasmo al hallar un método de comunicación con mujeres fuertes africanas que se rinden finalmente a sonreírle a la cámara y ser fuente de gran hermosura natural, espontánea, olvidando contextos deprimentes o bastante golpeados. El filme recurre un poco a lo medio impenetrable, pero además como con una secuencia de una juventud festiva de Islandia recurre a lo básico, a lo esencial, al goce primario, y como conjunto al enriquecimiento de un mundo inconmensurable de cierta manera. 

lunes, 10 de abril de 2023

El pagador de promesas

El pagador de promesas (1962), de Anselmo Duarte, es la única película brasileña que ha ganado la palma de oro, el máximo honor del Festival de Cannes. Es una película sobre religión, pero expuesta de una manera interesante si se quiere ver u original en cierta manera. En el filme tenemos a una persona muy devota llamado Zé (un estupendo Leonardo Villar) que hace una promesa a una santa, a Santa Bárbara, Bárbara de Nicomedia, pero curiosamente lo hace a través de una celebración de Candomblé, una religión afrobrasileña donde hay sincretismo, se unifica lo católico con llamémosles mitos o ritos populares, dos tradiciones culturales distintas se vuelven una. Es entonces que Zé le reza -le hace una promesa a cambio de un milagro- en realidad a Lansá, una deidad parte del culto del candomblé, hoy una religión oficial practicada en Brasil y mucho en Salvador, el estado de Bahía, donde se contextualiza el filme de Duarte. Pero él está pensando en Santa Bárbara, considera que es a ella a quien le reza y le promete cargar una cruz tan pesada como la de Cristo desde su fundo o terreno hasta la iglesia de Passo, ubicada en el barrio del Centro histórico de Salvador, donde viviremos ésta película. También promete y cumple regalar la mitad de su terreno a los campesinos, en una transacción en igual de condiciones que la que le quedará a él y a su esposa Rosa (Gloria Menezes). El candomblé yace en igual de condiciones para una cierta cantidad de ciudadanos brasileños, aun cuando la religión más dominante es la de la iglesia católica, que a través del sacerdote de la iglesia de Passo, del padre Olavo (Dionisio Azevedo), veremos cómo lucha por negar a esas religiones populares como el candomblé, a las que llama directamente de paganas, y considera que el sincretismo es realmente una trampa de cierta parte del pueblo para mantener sus cultos de cara al poder de la iglesia católica, la colonización y la modernidad, y también de la política. El candomblé viene de los esclavos negros traídos del África, aquí representa en buena parte al pueblo y hay aun más, estos son representados en particular por capoeristas, proveyendo al filme de folclore, bellas danzas, fiesta, y lucha de artes marciales. Se baila como en un carnaval y al mismo tiempo se pelea, literal y digamos también socialmente. El filme tiene un retrato así mismo costumbrista, vemos a un tipo que lo llaman El Guapo, interpretado por Geraldo Del Rey, quien 2 años más tarde sería uno de los protagonistas de la mítica Dios y el diablo en la tierra del sol (1964). El Guapo es un proxeneta que quiere seducir y aprovecharse sexualmente de Rosa, la mujer de Zé, quien es un tipo un poco inocente, pero también ignorante y no le presta atención a su mujer, está más preocupado en poder meter la gran cruz que ha cargado y prometido llevar al interior de la Iglesia de Passo, la que tiene una enorme escalinata conocida como el camino de la penitencia y donde veremos mucha interacción, muchas grandes escenas y secuencias en ésta. La portentosa escalinata será explotada visualmente y narrativamente con mucho ingenio. Otro retrato costumbrista brasileño y a la vez general, es la del comerciante interesado en publicitar su negocio, como quien pretende hacer campaña publicitaria a la vera de la historia de Zé; lo mismo pasa con un periodista enviado a investigar sobre el llamado imitador de Cristo, a quien literalmente desmerece antes como si fuera un loco, un idiota, pero como se busca vender periódicos, siempre hacer dinero, sin importar los escrúpulos, fabrican con Zé una historia sensacionalista, politizan su sencillez y devoción simple. Zé esperaba un simple milagro y ocurrió, que la santa salvara a su mejor amigo, un animal, un burro, que él considera especial. El filme satiriza un poco Brasil y el mundo a través de la política, medio satanizando a la izquierda en pos del gobierno de derecha de turno -pero sin exagerar el poder de éste gobierno que se ve como que busca apagar una pequeña protesta o la llama de algo que puede crecer- y jugando al héroe social a la vez, el que no sabe que se le compara sensacionalistamente con Cristo, juego maestro que viene de adaptar al dramaturgo izquierdista brasileño Alfredo Dias Gomes, contemporáneo de Anselmo Duarte. Al final curiosamente el padre Olavo es como el malo de la película, aunque maneja cierta simpatía y carisma aun así; se le comprende si bien es discutible su posición. El padre Olavo también es parte del costumbrismo brasileño, es un padre igualmente parte del pueblo, aunque culto, pero terco en su doctrina. Considera que Zé ha pecado al rezarle a Lansá pensando en Santa Bárbara, no cree ni una pizca que puedan llegar a ser lo mismo (ni siquiera un error), lo cree incluso un acto demoniaco y a esas religiones las ve como destructoras del catolicismo (y el acto y promesa de Zé le produce enojo), no pretende ninguna convivencia con el candomblé y similares, aun cuando el candomblé está muy arraigado. Ese acto de sincretismo de ésta religión (como el acto de Zé) se puede llegar a ver incluso un poco en la pintura cusqueña y en ciertas fiestas patronales, es decir en varias partes de Latinoamérica donde prima sólidamente el catolicismo, parece como el paso natural a la transición a una nueva forma de vida. Pero el padre Olavo llega hasta las últimas consecuencias, hasta es importante partícipe de la gran pelea del filme. El final es la aceptación del sincretismo; o de la convivencia del pueblo, la iglesia católica y lo popular. El candomblé encuentra su mejor representante en Zé, un tipo un poco tonto es cierto, pero generoso y fiel pagador de sus promesas, su fe es inquebrantable, no importa ni su mujer, ni lo material; es además un animalista radical, auténtico hasta pasional, dentro de una cierta inocencia que lo hace un poco un santo. Aunque a muchos ojos representa la religión popular éste le rinde devoción al catolicismo. Él piensa en Santa Bárbara, y quizá solo tenía a la mano en su desesperación al candomblé. Como algunos dicen, no es la religión sino lo importante es el mismo Dios al que le hablamos. La cruz (símbolo cristiano) y penitencia, la lleva a la Iglesia de Passo. Pero lo que falla, claro está (y lo que hace interesante al filme), es el trámite que él ejecuta. Extrañamente le cae a Zé como boomerang su honestidad; su ignorancia le afecta un poco. También falta la noble comprensión de ésta ignorancia, y no estar como dos bueyes chocando entre sí. Se le subestima mucho también al humilde Zé. Se ve la complejidad de no contentar fácilmente a nadie. Es un retrato donde todos son discutibles. La propuesta maneja además picardía y amoralidad, como con El Guapo y su amante prostituta, interpretada por la provocativa Norma Bengell, quien más tarde trabajaría con el gran Mario Bava en Terror en el espacio (1965). Finalmente el mensaje es que el que manda es el pueblo, que aquí como comunidad cierra rindiéndose a la humanidad y bondad de los hombres.

domingo, 9 de abril de 2023

La cifra impar

La cifra impar (1962) es el debut del argentino Manuel Antin. Se basa en el cuento Cartas de mamá, del celebrado escritor argentino Julio Cortázar. Ésta es una película bastante frontal, clara y en mucho así es notable, aunque por el final subraya mucho, se sobreexponen las ideas, como esa llegada del tren y ese final que explota demasiado su esencia en la obviedad total. Pero en gran parte es una buena película, bastante interesante, y su sencillez formal, estética y contextual y por el número de personajes envueltos en la trama, está bien manejada en general en una visualidad bastante competente. Pero la forma de filmar tiene su cierta creatividad, no pretende ser plana, y llega a jugar con ver las cosas o la narrativa a través de los reflejos o espejos, desde algunos ángulos íntimos y algo curiosos mediante la cámara, y su amalgama entre presente y pasado es virtuosa como pasa de un lado a otro con tremenda naturalidad, audacia y dejándose entender sin mucha dificultad. Es una película que quiere romper el ámbito de los tiempos -como concepto pero comprendiendo el cambio, mientras se es creativo-, todo vivido intensamente, un poco como en un thriller psicológico, pero desde cierto toque clásico; más que perturbador, es reflexionar por uno mismo. Se señala como tesis que hay dos tipos de personas, las que están estáticas y las que yacen en movimiento; es como decir que unos son como muertos o zombies -que se les menciona incluso literalmente- y otros están anhelantes de vida o llenos de pasión (y aventuras, riesgos, osadías, puede que hasta de polémicas), pero el problema es que estos que yacen con tanta vida como que tienden a maltratar al resto, a los pasivos, o pueden llegar a ser muy crueles, como el propio Luis lo es (Lautaro Murúa), aunque curiosamente siente que es injusto culparlo, por como es su personalidad y haberle quitado la mujer, el gran amor, a su hermano menor, a un hermano enfermo, débil, tímido, sensible, y hasta se dice que lo han destruido. Sin embargo la mujer carga mucha culpa, Laura (Maria Rosa Gallo); vive en mucha tensión. Luis también, pero trata de manejarlo, hacer desaparecer ese peso, pero su mujer como que llega a estar poseída por esa alma que han terminado de destruir, de ésta posesión se habla directamente incluso, y el filme por ello es un poco una historia de terror, como aquel tren que para la pareja cruel y traidora es capaz de vencer a la muerte, hacer presente un fantasma. Al mismo tiempo la madre y la casa de ella en Argentina, como con la pelota sobre el charco de lluvia, plantea un eterno retorno o purgatorio, a donde mentalmente vuelven los culpables con las cartas que manda. La madre aviva la culpa, materializa el terror. En medio yace la locura. Luis es muy cruel, es una persona terrible, hay escenas donde consciente de lo que hace desmerece a su hermano y se considera mejor que él, argumenta merecer más que él, incluso a su mujer. Que justifique con ideas su odio o enojo hacia su hermano es algo poco común, e interesante como obra cinematográfica, sin por ello celebrar sus acciones, obviamente. Compara a su actual mujer con la situación del mutuo crecimiento con el hermano menor frente a la actitud de su madre, y es una revancha también, donde cree que la vida se estaba aprovechando más bien de él. No obstante aquí las personas que han hecho daño se vuelven victimas de sus acciones, son mortificadas por la culpa, los fantasmas, la locura, las cartas, incluso por su vida tranquila en Francia, su cierta soledad, también todo es un especie de secreto que cargan, aun cuando explícitamente nadie los señalaba en Argentina, aunque está muy claro lo que han hecho, las acciones han sido frontales contra el hermano menor. El suicido también es un tema, y aun con ello no se pega de exceso melodramático; esto pasa porque la crueldad de Luis aporta matices, no cae aunque es cruel en lo telenovelero (en el gran villano caricatura), como ayuda a la cierta moderación no haber señalamientos directos. La madre parece conocer bien el alma de sus hijos, y curiosamente parece hasta muy dócil. Justifica ella también los sucesos, la personalidad de Laura y los cambios de las mujeres en general; esa indiscutible inclinación hacia el bad boy, hacia el peligro, la sempiterna tentación de Eva con la manzana. El hermano menor lo llega a decir, dejará una pequeña y potente venganza ante haber tenido esa vida estática (vacía) de la que se le señala; el filme trata de robar, ganar y sufrir por siempre. Al hermano menor se le ha quitado no solo a su gran amor (se dice que antes jamás se había enamorado, prácticamente de nada), sino su único triunfo existencial. Luis fuma y bebe en la cama fastidiado (que se percibe una escena sensual cuando está cerca Laura), aunque también se esconde del tren "fantasma", emparejado a ese otro tren del ayer (presente y pasado siempre juntos). Hay una escena, de zoom de detalle, muy buena, se cierra de golpe la gotera del caño, que incomoda, truco habitual del terror (pero aquí es otra cosa), pero luego Luis al poco rato deja el caño abierto, como quien quiere hacerle frente a todo, pero ese es el meollo, no puede, ni lo dejan. Se maneja una gran imagen y elección entre el hermano menor que hace el actor Sergio Renán, que con ventitantos años, llegando a los 30, en la vida real, exhibe muchas características de juventud, como inexperiencia o cierta inocencia; mientras la pareja del "mal" son treintañeros llegando a los 40s, más pícaros, más despiertos, más astutos, más atractivos en cuanto a ser seductores. La pareja del mal parecen indicar mayor complejidad, pero el hermano menor finalmente deja en claro que hará su gran movimiento (en su propia esencia), como quien finalmente ha reaccionado frente al mundo. Sin duda Cortázar es un autor inteligente y muy interesante, pero también lo es Manuel Antin para concretar sus ideas en pantalla, aun con haber caído en cierta obviedad y literalidad por el final; quizá falló en no volver ese final en algo hecho más abiertamente en el terror o en el thriller psicológico, que le hubiera quedado audaz. Pero éste filme tiene una claridad increíble que proyecta muchísimos pensamientos; presenta un jugoso juego intelectual y es además una obra entretenida. Mejor trabajo que con el engreimiento arty de Blow up (1966), donde ahí como Luis se mira mucho el ombligo. El título -claro e ingenioso como ésta propuesta- de La cifra impar hace alusión a cierto terror, a una suma dispareja que le malogrará la fiesta a todo el mundo, a la falta de complemento también, el que alude al numero imperfecto con todo lo que esto acarrea. 

jueves, 6 de abril de 2023

Crónica de un amor efímero

Ésta película francesa le pertenece al galo Emmanuel Mouret, un director celebrado actualmente aunque aun no demasiado popular. Es una película clásica del cine francés, sobre parejas y sexo, desde un hombre casado llamado Simon (Vincent Macaigne) que tiene una aventura con una mujer y madre soltera llamada Charlotte (Sandrine Kiberlain). Simon es muy educado y suave en su trato, incluso parece algo tímido, si bien hace cosas, engaña muy orondo a su mujer, a quien jamás veremos. Charlotte es muy liberal y acepta que se trata de una aventura netamente sexual, no le exige nada a Simon. Esto curiosamente se desmentirá después, pues en el fondo Charlotte querrá lo que todas/os, cuando conozca demasiado bien a Simon. Simon parece muy bueno, pero como todos sabemos, no siempre lo somos o no nos damos cuenta del todo. Charlotte es una mujer culta pero al mismo tiempo es muy práctica, es de trato muy simple. El filme dice gustarle mucho el sexo y hablar, hablar mucho, y eso justamente hace el filme, en locaciones austeras, tal cual la vida ordinaria, pero vista desde la naturalidad de la infidelidad. El filme se forma de los tantos encuentros entre Charlotte y Simon, y hay novedad aun en la simplicidad de la propuesta. Aunque el filme se trata de un hombre casado y su amante, entre ellos se forma un vinculo sólido y se plasman escenas románticas. Pueden parecer útiles al uso más que fuente de verdadera arte, pero ayudan a dejar clara la idea del enamoramiento. Pero para ello Simon debe dar el gran paso; la obra propone, de eso va, aceptar ese trance de amante a amor de uno. Luego el filme se pone mas liberal, con un trio y la inclusión de la homosexualidad, pero siempre mantiene una especie de sofisticación y mucho cuidado en como nos muestra ésta liberalidad tan francesa, tan europea, tan moderna y también medio en boga. El último minuto del filme puede parecer relajado o típico cierre en medio de un salto de comicidad, en una propuesta que lleva siempre ratos sutiles de ironía, pero a la vez ese último minuto -que es visto por la cámara a la distancia- es de suma genialidad, salvando del melodrama complaciente, fácil y superficial al filme. No obstante esa nueva y sorpresiva relación, ese múltiple autodescubrimiento, representa ser una cachetada a dar todo por hecho, a la pasividad, a la modorra, a la falta de obligaciones. También toda ésta liberalidad y ultra modernidad en una comedia romántica con visualidad soft le otorga a la película de Mouret su cuota de originalidad, su valía y no ser una más del montón detrás de Bergman (el más complejo y profundo de los autores de filmes sobre relaciones afectivas), Rohmer, el mejor Woody Allen o, el maestro de las pequeñas pero ingeniosas variaciones de su mismo microcosmos, Hong Sang-soo. Ese último minuto deja bien cimentada la tesis de Mouret; es decir, el amor rompe toda barrera, cualquier limitación, por denominarlo poéticamente (y ya uno ve también a donde apunta o qué defiende o porqué pelea), y no bajo un filme para nada malo, pero medio molesto como Historia de un matrimonio (2019) que fácilmente podría ser la otra cara que completa la imagen o moneda. Curiosamente, por una parte, aquí la mujer de Simon, que es invisible o inexistente (lo cual ayuda a manejar mejor la frescura de la propuesta), parece ser una persona tan dócil y confiada que prácticamente podemos creer que vive en la rutina y la indiferencia, cosa que por otro lado no es actualmente la interesante Charlotte, que es además por lo general muy complaciente, aunque hay ratos, como a través de esos excelentes bien usados zoom in, que ella parece tener carácter fuerte (como toda mujer mayor), aunque todavía maneja su paciencia. Pero es ir un poco por otros rumbos más elípticos y obviar la efervescencia y travesura y goce que representa Crónica de un amor efímero y la entretenida interacción de su aventura romántica extramatrimonial (donde se habla de sexo, pero se vive, se ve, el amor). Otro dato para pensar es que Sandrine Kiberlain tiene 54 años en la vida real durante ésta película, en la trama no se menciona su edad, pero se dice que tiene un hijo casi en los 20 años, y se le ve muy bien en todo sentido, mientras Vincent Macaigne tiene 44 en la vida real. En el filme no sé piensa del todo en ello -en la diferencia de edad en una relación de personas adultas de mediana edad a los 3/4 de la existencia promedio- que hasta pasan años de su aventura en la historia que nos cuenta Mouret. Una ironía no sé si voluntaria (quizá harto sutil), o involuntaria, es cuando Simon le dice a Charlotte, lamentándose de los sucesos, que debieron invitar a un hombre y no a una mujer a su trio. El filme a ratos, de tanto relajo que muestra, aunque sexualmente (en ideas de ello) es bien europea, te hace pensar en la comedia romántica americana donde hay un manejo maestro de la inocencia.

El método Tangalanga

El método Tangalanga (2022), del argentino Mateo Bendesky, es cine comercial, entretenimiento popular, es el cine que muchos buscan tener o producir, el que reditúa económicamente, el masivo, pero también El método Tangalanga es cine imperfecto, pero porque busca cierta distinción artística en el paquete, busca tener una historia y un magma original si se quiere, y pues todo esto es bueno, porque el cine requiere estar vivo, requiere alma, calidez, existencia, y no ser un cine mecánico, repetitivo, formulaico, simplón, anodino, metódico, excesivamente banal, ya que el cine (y la crítica de cine) debe buscar enamorar, entusiasmar, otorgar verdadera felicidad a la gente, al público, y al auténtico cinéfilo, y tener éste enamoramiento como un cortejo de cierta exigencia, mirando al objeto de seducción como alguien especial, a quien enamorar una y otra vez como con aquella película con Drew Barrymore y Adam Sandler, la buena Como si fuera la primera vez (2004). El método Tangalanga no es una película perfecta, incluso por ratos luce algo mecánica, pero también tiene su originalidad, como inspirarse en un famoso y popular comediante argentino que es considerado el mayor bromista de la historia de la comedia telefónica, conocido como el Dr. Tangalanga, nacido Julio Victorio de Rissio. Aportar una comedia inspirándote en tu propia gente o en en tus propias historias sin duda es un super plus, pues le da verdadera identidad a tu producto. El método Tangalanga es una comedia, pero es sobre todo entretenimiento en general, una historia simpática, más que un lugar de grandes risas. La presentación del protagonista, Jorge Rizzi (Martin Piroyansky), es bastante obvia y básica, cuando no puede hablar bien en público, pero en lo que se inspira y se convierte es mucho más audaz, es como un especie de superhéroe que simboliza llenarse de personalidad y ser de tímido a un gran extrovertido, incluso un ser atrevido, osado, de poco filtro. Es aunque un poco volverse algo vulgar, también es ser de hábil palabra, ser hábil socialmente, ese es el superpoder. Todo lleva la curiosidad que sucede ésta transformación por lo general, en un 80%, a través del teléfono. Es también un superhéroe porque se enfrenta a los malos, se burla de ellos, como de los estafadores y aprovechados, como frente a un stand up comedy. El Dr Tangalanga divierte a la gente literalmente, la hace reír, le otorga felicidad y vida, todos fundamentos del humor y del entretenimiento. Así mismo busca arreglar su propia vida, con su alter ego y superyo, buscándose finalmente una pareja, en la recepcionista que hace Julieta Zylberberg que denota vitalidad, seguridad y alegría. El jefe y amante de ella, interpretado por Rafael Ferro, es medio como un gángster italiano sutil, el villano de éste filme de superhéroes disimulado. Éste filme es imperfecto porque a ratos luce muy austero, cae también un poco en la ridiculez y tiene una ternura saludable pero también demasiado cándida a veces. El feeling está bastante trabajado, con el amigo que hace el carismático Alan Sabbagh, quien solventa tremenda amistad. La contextualización del filme a los 60s, y todo el marketeo del jabón tiene solidez, fluye natural y lo hace sin excesos. Al Dr. Tangalanga le falta el antifaz y la capa, pero en lugar lleva bigote falso, chivita, gorrita de vendedor y lentes gruesos cuadrados. El Dr. Tangalanga es también quien tiene calle, barrio, esquina, pero va anexado a que la gente lo estima, se ríe con él y tiene debajo la nobleza de Jorge Rizzi.