lunes, 24 de febrero de 2025

The Getaway


Ésta es una película de acción muy buena. Pero hubiera sido perfecta sino fuera por la introducción que se hace del amor de pareja que se exhibe muy propia de telenovela, pretendiéndose poética, y hasta en la laguna parece comercial de tv., si bien es importante porque el filme se solventa de ésta relación. Ésta parte inicial notoriamente romántica luce muy endeble y no es tan breve, parece de otra película. Incluso el protagonista peca mucho de híper sensible en esa consonancia, no como un convicto, alguien que ha pasado las de Caín en la cárcel. Sobre todo cuando su salida implica que seguirá por el camino criminal. Pero después el filme otorga intrepidez en su acción, se pone realmente memorable, sin exagerar la grandilocuencia. También con los pergaminos y maestros que tiene, una novela de Jim Thompson, Walter hill como guionista y Sam Peckinpah en la dirección, no había pierde. Ali MacGraw en sus 33 años se luce muy bella, se diría que es irresistible para cualquiera, pero se le percibe en buena parte frágil para el personaje que tiene y que se necesita como soporte. De todas formas cumple, no malogra el filme. No es la elección más idónea, pero da personalidad al conjunto, aun así. Ella no tiene una carrera con muchas actuaciones; ésta debe ser la mejor que ha dado. La parte del basurero es bastante emocionante, claro reel del mejor cine de acción. Muy detallada. Cine puro y duro. Las tomas del recojo hasta el terral te ponen a sentir un paso a paso de mucha potente tensión. Igualmente el desenlace a lo Unforgiven (1992), con los 6 hombres contra uno es súper atractivo. Full adrenalina. Produce escenas gloriosas. Doc McCoy (Steve McQueen) con su escopeta y su revólver, dando la cara, en desventaja, a lo Django (1966), es oro puro. Finalmente ahí lo vemos al protagonista en toda hazaña. La llegada de los mafiosos sureños de aire clásico en el carro musculoso parece salida de una de las mejores películas mexicanas de ajuste de cuentas. Posee una maravillosa visualidad. Se ve super into the movie, en el contexto americano folk. Ben Johnson como el capo y político corrupto, con una mirada filosa y a otros ratos sutilmente pícara, muy sugerente, es tremendo acierto desde el principio hasta el final. Es un formidable antagonista. Mención especial además de John Bryson como el contador. Cuando dice que hay que dejar el cadáver en una zanja, limpiando su rastro y la escena, suena a noir serio. Las persecuciones y enfrentamientos con la policía también generan muy buena acción. Se nota una fuerza policial muy poco inteligente, poco previsora, más funcional, como pasar cerca de un ómnibus sin notarlo, o no poner barricadas en el pase a la frontera. Pero puede verse como la película de otra época, más light en todo sentido, más despreocupada. McQueen es sólido como antihéroe, de ladrón de bancos. Trasmite mucha naturalidad. Tiene un toque de tipo duro muy conseguido, sin necesitar de posturas intimidadoras, sino todo muy en su normal expresividad, normal seriedad. Se le ve un hombre rústico, campechano, sin llegar a ninguna cuota de vulgaridad. Es como que está en el medio de cierto refinamiento y cierta llaneza. Se le ve un tipo común pero educado. Lo interesante de él es que así puede concretar roles bastante verosímiles de tipo duro. La vulgaridad viene con el compinche, Rudy Butler (Al Lettieri, tremendo secundario) que tiene una sub-trama que inspira ese porno moderno con el supuesto marido observando ser engañado en una faena sexual y esto se mantiene en gran parte del filme con la ligera mujer muy bien interpretada por Sally Struthers, a la que tratan como adolescente boba. Esto se observa perverso, pero también irónico, como el sentido del humor de un cierto machismo. Pero el filme se ubica en Texas y en estos relatos predomina el clásico duro rural. La escena con el viejo cowboy de clase trabajadora pone el sentimiento en pantalla y la humanidad existencial y de paso consolida sin disfuerzos al dúo. Hay un fuera de campo sobre un coito por negocios que escenificarlo hubiera aumentado el realismo y agregado sordidez al filme, pero ésta película es una obra de cine cuidada y rehúye ello. El fastidio a esa vera se reduce en su efecto pero es afín a ser usado repetidas veces para discutirlo, habiendo en el aire un quehacer emotivo, lo cual es curioso en un filme de vaqueros. El robo del banco es competente aunque no impresionante, luce un asalto sencillo/fácil, de pueblito y entidad con mil descuidos de seguridad, pero es capital en la historia, como implica el título. En adelante la propuesta –éste gran thriller criminal- paga con creces su precio como una notable película. Se mantiene hasta el final en gran nivel de acción. Lo que sigue es perfección pura. McQueen representa al hombre que puede tener a cualquier mujer y al mismo tiempo un tipo sin musculatura, pero capaz de enfrentar cualquier reto físico. Cuando pasan por la máquina de basura es una representación inteligente de que pueden con todo, aunque no es una lucha de aquellas como contra lo imposible que se ve en la realidad más contemporánea del cine de acción, sino una historia de pueblitos del sur, una historia campechana, que se palpa sustancial, notablemente real. 

Cristo se detuvo en Éboli

Cristo se detuvo en Éboli (1979) adapta autobiografía del escritor italiano Carlo Levi inspirado en la época que fue exiliado por antifascista a un pequeño pueblo de Lucania, hoy llamada Basilicata. Dirige Francesco Rosi. A Carlo Levi lo interpreta Gian Maria Volonté. Volonté le da enorme dimensión al protagonista como un tipo empático con el entorno rural, con el campesinado, con la gente humilde de Italia. En el pueblito con la autoridad estatal se dan conversaciones sobre ser un caballero o pertenecer a las élites, y se hace diferencia con la comunidad o el pueblo, pastores, campesinos, agricultores, a los que directamente se les tilda de supersticiosos, y en efecto corroboramos que muchos comentan de prácticas de esa índole. Muchas de las personas que vemos se perciben como que no son actores, sino como que hacen de ellos mismos y le dan mucho realismo al producto. El realismo del filme es muy bueno. Por las casas de piedra blanca vemos chanchos enormes, cabras, montón de animales pasean mostrando tremenda naturalidad. Así mismo muchas tomas muestran el paisaje o ponen de fondo la infraestructura del pueblo y se ve como parte de otro tiempo. El filme es de 1979 pero se siente tranquilamente como el año que retrata, 1935. Levi (Volonté) tiene estudios de medicina, pero no ha realizado prácticas y a pedido de la gente común, por la falta de doctores en la zona, al saber de sus estudios lo persiguen para que cure a los enfermos. Esto y su amabilidad y respeto hace que los humildes le estimen. Levi también defiende sociopolíticamente a las clases bajas. Levi comparte camaradería con todo el pueblo, desde lo más alto hasta lo más sencillo. En varias oportunidades se le observa cogiendo contextos. Escucha de la guerra, participa del folclore. Hay momentos donde éste conversa sobre sus filiaciones ideológicas. Vivir en una zona atrasada digamos, o con pocos avances, muchas carencias, puede pasar como que no hay demasiadas cosas que hacer (o contar), pero la propuesta de Rosi siempre muestra quehaceres interesantes, aun cuando son los habituales de lo rural. Muchas escenas son de enorme poder de realismo, como cuando los niños mataperrean persiguiendo para lanzarle piedras al cura alcohólico del pueblo. Levi, una mañana, duerme en un hueco dentro del cementerio, bromeando con escapar de su exilio frente a un guardia que lo sigue. Hay hasta la adopción de un perro. Irene Papas hace también un gran papel como la empleada de Levi, provocando muchas excelentes escenas. Aunque Papas es griega parece una italiana típica, de aquellas rústicas y muy campechanas. Lea Massari como la hermana de Levi otorga además cierta sensualidad italiana o latina al ambiente, aun en un breve rol. Desde que llega nuestro protagonista al pueblo hasta que se va un año después el filme se muestra propio de un detallismo y poder vivencial glorioso. Es un filme que hace sentir pocas dificultades existenciales, aun cuando se yace en el exilio, vigilado de cierta manera, pero la vida rural asoma muy tranquila, muy simple pero al mismo tiempo muy bella en éste retrato. Le faltan cosas a la población, pero Levi con el grandioso Volonté se muestra muy dócil frente al campo, se adapta con naturalidad, el filme respira afecto con él, no asoma enojo o frustración de su parte frente a su condición. El personaje siempre yace en calma, se le ve siempre en control, siempre inteligente. Mucha gente propia de la ciudad seguramente se sentirían abrumados o hasta aburridos en éste entorno, pero aquí se percibe verdadera adaptación, aun cuando hay una presión que lo ha puesto en dicho lugar al protagonista, pero también se percibe convicción, ser tal cual lo que pensamos. Esa adaptación habla justamente de esto, de sentirse realmente identificado con la gente humilde del campo y su manera de vivir. La autoridad del pueblo (Paolo Bonacelli) tiene sus ideas propias de su clase, pero no obstante no parece mal tipo. En éste lugar no existen diferencias indisolubles, tenemos comunicación, no se exhiben enemigos o antagonistas terribles, hay la posibilidad de puentes, pero apunta una carta de Levi que el gobierno de Roma o de Mussolini dictamina una estructura y un sistema que fomenta las diferencias sociales. Es un filme austero, pero de una austeridad narrativa que te atrapa, rica en naturalidad, neorrealista. No es un filme de típica grandilocuencia, pero tampoco de aquellos donde todo es anodino, vacío, insignificante. Donde no hallas nada, donde no pasa nada, sino se respira vida, momentos, como cuando Levi cura a la gente. Papas también transmite sensualidad desde lo llano. Ella parece estar lista para una aventura sexual, una historia simple de puro y duro realismo italiano. Es una historia rural que se destaca, de aquellas de las que no esperas mucho y te terminan encantando.  

domingo, 23 de febrero de 2025

Decision to leave

Decision to leave es un muy buen noir al estilo coreano, de la mano de la magia del talentoso Park Chan wook. Tiene una parafernalia cómica que acompaña en una primera parte y poco a poco la propuesta se va poniendo seria, como suelen hacer el cine en Corea. De ésta misma manera mezclan cierta pequeña extravagancia expresiva que recorre toda la narrativa, que te pone fuera –un poco, pero entendiendo sin problemas la película- de las convenciones y presenta novedad en la forma de relatar o ver. La historia es sobre una asesina que se enamora del detective que la investiga, como en Bajos instintos (1992). La asesina la interpreta la hermosa actriz china Tang Wei que hace justamente de su nacionalidad origen. En la historia ella era mantenida como trofeo por un marido millonario, pero pronto, como sueño húmedo feminista, el hombre caerá de una montaña señalándosele un suicidio. Es así que el detective de policía Hae-jun (Park Hae-il) quedará prendado desde el inicio de la sospechosa. El primer interrogatorio tiene un leve toque a lo Wes Anderson. Además, Seo-rae (Tang Wei) es inteligente y se nota en las conversaciones que sostiene con él. Ella autodefine su universo mencionando a Confucio (y la montaña y el mar acompañaran todo el filme), la película se mantiene en el uso de referencias asiáticas, lo cual es un acierto, proponer la propia personalidad dentro de un paquete que puede coger cualquiera. El filme se convierte en uno de romance dentro de un noir. Ella es una femme fatale. Seo-rae se nota siempre naturalmente perspicaz, quien habla mucho con la mirada, detrás de su belleza, la belleza madura de una mujer de 45 años. Hae-jun está enamorado de su trabajo como policía, pero Seo-rae lo volverá loco, la fémina se transformará en su prioridad mental, aunque algo siempre los separa y él mantiene las formas, lucha por cumplir con sus deberes y sus compromisos. Cuando finalmente confiesa que la ama, lo expresa indirectamente, con un acto que va por encima de su orgullo como policía, profesión que es la que siempre lo ha obsesionado, aun cuando teme hallar crímenes donde haya mucha sangre (y hasta esos detalles los recordará Seo-rae). Ella, producto de su alta capacidad intelectual, capta la declaración, como poca gente lo haría. El detective está casado hace más de una década. Su esposa, que muestra su personalidad, no es un ente de adorno, le propone tener sexo una vez por semana, aun cuando se lleguen a odiar, hacerlo un pacto. Hae-jun en un momento pone su vida en manos de la femme fatale, se entrega a su amor tanto que él mismo deja de importar. Muchas circunstancias particulares llevan a que pasen asesinatos que se van descubriendo despacio y sus justificaciones son curiosas en sí (tanto que pareciera que se dijera que matar muchas veces tiene sentido, si bien esto te lleva a la autodestrucción), puesto que es una película de misterio e investigación, la que tiene su complejidad, siendo el detonante cómo es tratada la mujer, cómo percibe el mundo. El crimen está fuertemente ligado al romance. El detective He-jun tiene una personalidad difícil, pelea consigo mismo, e igualmente es muy inteligente. Así lo vemos movilizando la pantalla colocando escenas (con él como vigilante y fantasma) que brotan de su mente, similar a El Aura (2005). Es una película un poco intrincada de seguir en su figura de especificar los crímenes, hay mucho celular de por medio, pero así mismo está la obra expuesta con la típica intensidad, locura, de los poderosos y famosos thrillers coreanos, por lo que no falta la violencia y los exabruptos, los matones primitivos como salidos del anime. Es una película que rompe un poco con lo común al poner los crímenes bajo la lupa de la potente pasión afectiva. Es verdad que esto se suele percibir en montón de filmes, sólo que de la misma manera a menudo como apunte superficial, mientras que aquí está ensamblado dentro de una argumentación sólida, como una gran narrativa noir a ese eje. El relato aunque algo intrincado nunca deja de ser fresco, de sentirse vivo, intenso, con su espolvoreo de extravagancia sostenida. La relación entre la china y el policía insomne tiene mucho atractivo, y no es algo usual, que se percibe desde lo sexual, sino es a través de un quehacer romántico, dentro de lo clásico y poético, aunque maldito. Ambos son capaces de romper toda regla por el otro. Hasta el final no faltan las pruebas de amor.

Juror No. 2

Éste luce como un pequeño filme, pero está muy bien hecho. Tiene tremenda claridad y da para pensarlo bastante. El guion original es de Jonathan Abrams. Clint Eastwood dirige en el estilo de los buenos clásicos, con todo a la vista y con profundidad. Es un drama judicial. Un hombre es acusado de matar a su novia tras discutir en un bar. Tenemos de abogados muy bien interpretados a Toni Collette como la fiscal Faith Killebrew y a Chris Messina como el abogado público defensor Eric Resnick. Resnick y Killebrew son amigos y se entiende, ambos creen en la verdad, en la honestidad de sus profesiones, aun cuando Resnick menciona que la justicia es imperfecta, pero hacen lo que pueden. Killebrew (una gran Collete) empieza a dudar de su propia postura, hasta ahí llega su compromiso con los ideales de su cargo y la fe en el sistema. Es una película que se desarrolla mucho en la corte, en un juicio local, con pocos asistentes, poca publicidad, no obstante Killebrew se está jugando la atención de un puesto político. El hermoso carro que maneja da a entender que es una mujer con dinero, exitosa. Nada parece corromperla, y eso se percibe en la última toma de la propuesta. El filme se pone picante, entra en debate, cuando nos enteramos (desde el comienzo) que el jurado del título, Justin Kemp (Nicholas Hoult, quien actúa bastante bien también, alrededor de la culpa que le mortifica), es el verdadero culpable. El filme se debate entre culpar a alguien que tiene un largo record criminal y alguien que es el ideal nuclear americano. Pero la justicia es la justicia se diría. Sin embargo aceptar el castigo es demasiado. No va a faltar que se entrometa el cinismo. En el trayecto Kemp se debate entre salvar al acusado, con el que comparte background de esperanza y redención. El jurado es uno común y corriente y no quiere hacerse problemas y es el mismo Kemp quien cae en movimientos contraproducentes para sí mismo. El filme juega al tira y afloja. Poco a poco empieza a parecer fácil detectar la verdad. Hay muchos errores en la investigación inicial, porque todo luce rutinario y nadie quiere ahondar mucho, hasta se emparenta el asunto con la actualidad, el latente feminicidio. Culpar al novio se ve como lo que va a contentar a todos en la ciudad. Pero ¿dónde se halla la justicia?, ¿dónde queda la verdad? Un hombre repudiado por su pasado reciente y quien dice haber cambiado va a pagar por un acto que no cometió. Pero a Kemp le esperan 30 años de cárcel. Eastwood se maneja siempre coherente, como es habitual en el gran cine clásico, pero la gran disyuntiva otorga mucho espacio a lo impredecible. Las respuestas de Killebrew son diáfanas, es el jurado No2 quien representa ir a tientas. Es una película entretenida, que demuestra austeridad, pero igualmente nivel en todos los apartados. No todo tiene que ser fuegos artificiales y grandilocuencia. Muestra actores secundarios reconocibles, como J.K. Simmons o Kiefer Sutherland. Los principales son Collette y Hoult y sostienen perfectamente el filme. Los menos conocidos dan la talla. El actor Cedric Yarbrough tiene una excelente escena frente al puente, donde cuestiona a Kemp. Le hace sentir mucho miedo con sus palabras. Hasta ahí llega la inteligencia del filme, del dúo Eastwood- Abrams, con diálogos filosos que manejan buen suspenso. El temor a ser descubierto atraviesa todo el filme. Es así que en la banca surge mucha audacia en cómo queda expuesto el panorama. Hay gente que no puede mentirse, la esencia del cine americano, la esencia del cine clásico. Killebrew representa el amor americano por la verdad. Eastwood siempre ha sido intrépido tratando de ser muy realista, poniendo/trabajando las decisiones siempre difíciles, anteponiendo los poderosos afectos o la sobrevivencia frente a las normas estrictas o a lo que puede pasar muchas veces por sonar poético-superficial, como quien cree que a veces las reglas hay que romperlas como individuos o parece no quedar alternativa o la lucha es demasiado fuerte para decir que no, sobre todo si cargamos con otros que dependen de nosotros. No obstante no se puede obviar que es el idealismo lo que hace que el ser humano haga que el mundo no termine habituado a nuestra natural decadencia, a nuestra natural corrupción, que hace que no nos acostumbremos a lo podrido, a vivir en el barro. Es como creer en algo superior a la naturaleza del hombre, algo que lo hace más grande, siempre en pos de evolucionar y ser mejor. Cuantas personas pueden ver destruidas sus vidas por un error, ahí hay tremendo dilema (que se puede leer como una injusticia existencial, y lo peor que el contexto inicial es de melancolía). El filme pone desde diferentes ángulos y versus uno con el otro a las segundas-terceras oportunidades, aun cuando te la estás proporcionado tú, si bien todas llevan eso como pilar. Por ambas partes aunque de manera diferente se siente como la pelea de un individuo contra el mundo. Uno que tiene que aliarse al sistema, respetarlo; y el otro paradójicamente sacarle la vuelta. El mundo y sus distintas percepciones. Dos bandos opuestos enriquecidos de argumentos (un juicio de ponerse en los zapatos del otro), una persona inocente que ha perdido la vida (cuando su marido la ha puesto en peligro; sola, de noche bajo la lluvia, alcoholizada, ciega de enojo).

sábado, 22 de febrero de 2025

The seed of the sacred fig


 The seed of the sacred fig (2024) de Mohammad Rasoulof es una película atractiva para conocer Irán, cómo es allá, y es curioso ver que la vida en Tehran, la capital del país, se parece bastante a cualquier otra ciudad del mundo. Pero no obstante es cierto que un gobierno teocrático que es quienes los rigen suena a cosa del pasado, a una forma de gobierno arcaica, y puede conminar a hacer sentir a sus ciudadanos dentro de un sistema rígido en cuanto a sus derechos civiles y comunes, y cómo se sabe por ser una república islámica, estar muy anclados a la religión que tiene poder y control sobre el país, las mujeres viven sojuzgadas por una forma de vida muy restrictiva, sobre todo si la comparamos con Occidente. La propuesta se contextualiza, y es además un drama político a esa verá, en las protestas del 2022-2023 de las mujeres por la igualdad de derechos, acusando de dictadura al gobierno. La película de Rasoulof utiliza material de archivo o documental sobre las protestas como pequeño complemento social-político. El filme se pone más interesante porque la familia protagonista está muy ligada a la república islámica, al gobierno teocrático, ya que el padre es un abogado que aspira a ser juez dentro de ésta forma de gobierno. Es investigador y pertenece a las cortes revolucionarias, pilar de la teocracia y dirigencia islámica de Irán. Imán (Missagh Zareh), inicialmente, parece sufrir con aceptar el dictamen de la pena de muerte que tiene que dar contra los enemigos de la teocracia, que incluye a los/las jovenes que protestan. Imán parece una buena persona, en un filme que se cocina bastante lento. Se da así mismo mucha presencia de la esposa, Najmeh (Soheila Golestani). Pero la percepción de cómo es irá mutando, siendo esto trabajado meticulosamente. Llegará hasta lucir como un especie de asesino en serie. El filme en última instancia se descubre como un thriller, como un lugar de entretenimiento o más ligero narrativamente cuando el escenario es una zona aislada, desértica y montañosa. Se pone cine de acción, pasando del drama familiar que es la mayor parte del relato. El disparador es el miedo que engendra en Imán ir preso. Es entonces que descubre su verdadera piel, sólo piensa en si mismo, bajo la devoción al gobierno. Anida en él una lucha que llega a la violencia literal. Es particular ésta confrontación, que rompe con toda natural lealtad y afectos, desde varias partes. De manera tangencial y gradual, hasta llenar el conocimiento, entendemos qué trabajo realiza Imán específicamente y por ahí va la crítica, señalando cierta perversidad y extremo cinismo. Es como si toda mujer en Irán le hiciera frente -como si se tratara de bandos opuestos- a todo hombre que defiende la teocracia, puesto que coarta su libertad y esto puede señalar amarlas o no realmente, en lugar de amarse a sí mismos -o cuidarse- por sobre ellas. Es el control y confort masculino frente al derecho moderno, si bien occidentalizarle por completo puede dar pie a que se caiga en el otro extremo, en la liberalidad, como cuando se dice que las muchachas en contra de la teocracia son las que están buscando salir desnudas a la calle que sirve como generalización sexual que es lo que teme el régimen, quienes lo apoyan y ampara su religión. Las hijas de Imán son parte de la modernidad, se identifican con las protestas. La madre es la bisagra entre los dos mundos. Apoyar a su marido y seguir éstas reglas rígidas islámicas que incluyen el futuro familiar o abrirse a la libertad e igualdad del mundo occidental. Hay muchos momentos donde Najmeh hace de fuerte soporte de Imán a quien inicialmente se le ve un poco pusilánime, lo ponen muy bondadoso, pero sus decisiones lo van transformando (o desnudando). Es una película que tiene una narrativa muy cuidada aunque austera. Se toma su tiempo en todo, hasta con detalles simples. Es de aquellas películas que se manejan muy expresivas en las emociones, que pueden pasar por algo efectistas o híper sensibilizadas. Se ve que sigue una forma de hacer cine propio, pegado a lo primario, desde coordenadas algo afectadas, no obstante queda como cine, no telenovela. Rasoulof quiere hacer arte, pone estética, pequeñas puestas de escena en detalles, como cuando Imán mira la ventana goteando por la lluvia y después observamos su reflejo en el vidrio que es donde se enfoca la cámara. Se implica un quehacer de paranoia, de miedo a los que protestan, cuando Imán circula en auto con tapabocas, pero le falta fuerza. Aún así el momento en la tienda del grifo salta a lo impremeditado y se sostiene muy bien dentro del cambio a lo tangible. Lo que viene después es un poco la historia de un asesino en serie que teme ser atrapado y tiene su genialidad (dentro de un gran giro), tal cuándo la hija se tapa con el plástico asemejándose a un cadáver. 

A different man

 


Un hombre con neurofibromatosis pasa su existencia con mucho temor social, con común maltrato a su alrededor, está acostumbrado a ser rechazado y a producir, en muchos, burla. Su apariencia impacta, sale de lo cotidiano. Lo miran como un bicho raro. Como indica el título, es un hombre diferente. En una primera parte vemos a éste hombre interpretado por Sebastian Stan pasar un viacrucis. Lo vemos sumergido en un drama. Incluso del techo podrido por la humedad le cae encima un pedazo de material de construcción en la cara. El momento es breve, pero logra ser incómodo para el espectador, cuando lo oímos llorar a esa vera. Se nos ha presentado una vida de sufrimiento. Hasta aquí parece lo habitual o lo que muy fácilmente podemos imaginarnos o pensar todos. Edward (Stan) conoce a una mujer preciosa, Ingrid (Renate Reinsve), su nueva vecina, y queda súper prendado de ella, pero lo entiende un amor imposible. Él mismo se cohibe con ella, como con todo el mundo. Apenas habla. Es alguien introvertido. Ingrid se acerca bastante, pero en un momento de sensibilidad afectiva de Edward, lo rechaza por reflejo. De pronto el filme da un gigantesco vuelco y se convierte en otra película. Edward se cura como por arte de magia y ahora vemos la apariencia física de Stan donde dentro del personaje se siente (momentáneamente) un triunfador, que la cosa ahora será sencilla. Atrás queda todo el maquillaje y la prótesis para crear a éste hombre con neurofibromatosis, su rostro deforme. El filme tiene momentos políticamente incorrectos, o como dice Ingrid, aspirante a guionista (y con ella sale una profusa narrativa de metacine), momentos explotativos. Aquí se permiten un pequeño jalón de orejas a El hombre elefante (1980). No obstante, A different man (2024), la película de Aaron Schimberg, más bien nos muestra de ahora en adelante la normalidad que plantea un hombre que en la vida real sufre de neurofibromatosis (continuando el relato que no es documental), cómo se comporta frente a ser éste hombre diferente que es en la vida real, como si nos dijeran que lo que antes hemos visto fue imaginación, fantasía, como quien manifiesta que hemos estado participando de la interpretación de un actor con maquillaje y prótesis, y que puede que como parte del relato quizá nunca existió (nunca fue deforme, sino se sentía así, se auto-menospreciaba). Ésta es una lectura, como otra es cómo se comporta literalmente el nuevo Edward frente a Oswald (Adam Pearson), lleno de envidia, tal si hubiera perdido la oportunidad de ser otra persona a la que fue con su neurofibromatosis (y al mismo tiempo la historia/Ingrid/Aaron se hacen preguntas abiertas sobre por donde hacer la obra más interesante), de ser como es él, relajado, indiferente a la curiosidad, a la mala educación, perversidad o ansiedad de la humanidad, alguien que es único/diferente porque ha buscado convertirse paradójicamente en un hombre promedio o semejante a muchos, aún con una notoria deformidad. La justificación de que las búsquedas y percepciones difieren, que el mundo es un lugar de perspectivas. Ha concebido el mundo en base a su propia cabeza, y no al rechazo ajeno, y esto le ha traído finalmente aceptación general (que para muchos puede sonarles más surreal que el mismísimo rechazo y el sufrimiento; un cambio de la mirada del planeta). Ha hecho que lo vean como cualquier otro, que curiosamente es lo que no quiere nadie. Todos quieren ser o pretenden ser diferentes al común denominador, pero no se reconocen en el esfuerzo, en la dificultad, sino se ven en lo poético y bonito, en lo cool, y en lo reconfortante, cuando ser diferente implica a menudo algún tipo de carga de cierta manera, un lugar de confrontación, no de confort. Lo que más quiere Edward es lo que pudo ser y no fue él (Oswald). El amor siempre es inesperado, hallar esa persona especial va más allá de todo. Perderlo define perfectamente el trastorno de Edward. En lugar de ir por el camino de la pena, Edward indica curiosa admiración. Ese acto de violencia que sucede por el final y que parece descabellado es semejante a defenderse a sí mismo, a ese otro yo que no pudo ser. Esto más que literal expresa ser en extremo positivo frente al mundo. Se trata de firme autoestima (sin banalidad). Generar fuerza en el alma, así como cuando oímos cantar a Oswald. Se ve que físicamente le es complicado, que no va a tener buena voz y que no le es fácil pararse enfrente de la gente, pero igual lo hace, hasta con chispa. No mira alrededor, como si lo hace Edward buscando lo habitual. Es una película no solo enfocada en la neurofibromatosis, sino una reflexión para cualquiera, en un empaque original, llamativo. 

jueves, 20 de febrero de 2025

The apprentice


 La película de Ali Abbasi empieza con un Donald Trump (Sebastian Stan) entre los 24 y 28 años, durante 1969 y 1974 hasta que Richard Nixon dimite de presidente. A Trump se le ve yendo a un especie de restaurante-sala de recepciones lleno de billonarios. Enseguida se muestra su conocimiento y admiración por toda esa gente. Quiere ser a killer, un triunfador, un billonario a los que considera propios de una inteligencia excepcional. No obstante él aún es un perdedor, expresándolo en sus palabras. Su padre vive de alquileres, arrienda edificios. Pero está lleno de juicios. El joven Trump va a cobrar a los inquilinos y es tratado bastante mal. Se topa con un New York de espíritu lumpen. Pero se ve su carácter, sólo que no sabe como despegar. Su padre es un hombre que humilla a sus hijos. Son de esos padres que hacen que los hijos tengan baja autoestima y como que los guía hacia la frustración y la mediocridad con su manera de educarlos desmereciéndolos constantemente. Es así que Trump conoce al abogado Roy Cohn (Jeremy Strong) y éste prácticamente lo adopta semejante a un hijo, se convierte en su mentor, el guía que no tuvo Trump con su padre para encaminarlo hacia el triunfo profesional y ser ese billonario, ese hombre excepcional produciendo grandes cantidades de dinero, con el que siempre ha soñado ser. Cohn tiene de perverso, de avezado, es un tipo muy astuto, puede ser cruel, intimidante, no teme amenazar o chantajear a los poderosos para que hagan lo que desea. Logra sin dificultad que Trump despegue, a través de hacer que se apodere de la venia de su padre. Todo arranca cuando Cohn siente pena por él, al mismo tiempo que simpatía, y decide transformarlo. Durante la mitad de la película vemos como Cohn le adiestra en ser grande en los negocios. Le subsana todo lo que lleva mal. Además le hace parte de las relaciones sociales de su poderoso mundo. Cohn tiene tremenda escena donde se revela un gran secreto suyo, pero se ve venir desde temprano, yace impreso en cómo se ha mostrado con anterioridad, en la forma que se ha trabajado su personalidad con los demás. Esto implica pensar que es mucho más de lo que se puede pensar comunmente de una persona, sorprendiendo tanto para bien como para mal. Cohn, como Trump a su manera, rompen con los lugares comunes. Esta parte es escencia del relato. Ésta película es súper dinámica, súper entretenida, te atrapa por completo. En un momento se puede leer una lectura del hermano mayor de Trump como Fredo de El Padrino II (1974). Pero en otro momento la película bromea con hacer una referencia cliché a Jacqueline Kennedy. Ésta es una propuesta que denota estar contra Trump, pero está hecha de una manera que como película te seduce, te mantiene atento y entretenido, siempre interesado en saber más, y es un logro porque hacer una película a lo Pasolini, como implicando enojo o un fuerte rechazo y crítica es proclive de caer en excesos o desmerecimientos baratos que pueden matar la obra, pero Abbasi supera esto y hace un filme sólido, más allá de amar o no a Trump, o de entender que todo pasa por criticarlo y habrá una línea expositiva que va a recurrir a ponerlo hacia ahí en todo momento. Para ello recurre a cierta complementariedad de la imaginación anclada a alguna referencia. Se ve un Trump voluble que pasa de la culpa a disfrutar de su popularidad, sin miramientos, al poco de ser dramático (mientras se ironiza con el melodrama). Se diría que Trump no se rompe, sino él rompe gente. En un momento anuncia que no le gusta la política, menosprecia al político clásico, pero bromea que al quedarse en bancarrota se presentaría a la presidencia de EEUU. El filme explica de manera sencilla los trucos a los que recurre Cohn para sacar adelante los negocios de su pupilo. Ahí hay sutil crítica política, y cómo la astucia inquiere en hacer cosas que pueden ser inmorales o contraproducentes para otros, pero no habla de sensibilidades básicas, deja los idealismos afuera, sino de cosas que se necesitan para salir adelante y aunque está mal, inquiere en cierta lógica y necesidad, si dejamos las discusiones de lado. En un inicio de cierta manera el estado detiene el avance de Trump, y con Cohn éste luego se vuelve su propulsor. Esto es pieza clave de su triunfo. Cohn es un abogado de los más astutos, aunque criticables, polémicos, capaz de romper muchas reglas, son de los que pueden poner la moral afuera, en él es vencer siempre. Pero a pesar de todo Cohn es leal a sus amigos y según lo que argumenta éste filme es realmente alguien importante para quien llega Trump en convertirse. Demuestra ser tremendo amigo con él. También proclama amar con convicción a EEUU. Por el final puede que Abbasi exagere. Hace ver a Trump como el monstruo de Frankestein tras ser la creación de Cohn. A partir de la segunda mitad de la película -que se ubica en los 80s, en la llamada era Reagan- ya Trump vuela solo y se vuelve el triple de lo que ha aprendido en cuanto a no detenerse por nada, en sus ambiciones económicas. El filme se parece un poco al Saló (1975) de Pasolini porque puede que se llegue a exagerar la nota. Se llega a hacer notar abiertamente su rechazo. No obstante como cine, como película, se gana al espectador. Hacer éste tipo de biografías críticas es complejo, se suele fallar, pero Abbasi tiene talento como director. Ha asumido un enorme riesgo haciendo ésta película. No por repercusiones políticas sino como obra en sí. Pero lo ha logrado produciendo harto entretenimiento. Stan y Strong también son capitales puesto que llenan sus personajes por completo. Se visten de ellos y lo hacen sin necesitar kilos de máscara o prótesis. Lo consiguen con una imitación pegada a lo natural. Uno ve a Trump en los ademanes de Stan, en sus gestos corporales. Hay hasta una caída cómica en esa vena. Por el final, Abbasi, con el guion del periodista americano Gabriel Sherman, hasta deja ver bien a Cohn. Hace que sintamos cierta empatía en detrimento del otro. Lo de la torta con la bandera americana se siente bastante melodramático que uno puede pensar que ahí hay cierta ficción aderezada, aunque la vida muchas veces se presenta más cutre o más particular de lo que creemos. Puede que por una reacción natural de fragilidad ante la enfermedad pero no parece Cohn ese tipo de persona e igual se ve que siempre rompe el cliché. El momento de la torta como que sugiere que piensa: pobre América, qué he hecho, como las cosas han terminado así. Algunos discursos públicos populares de Trump los vemos previamente en la vida que describe la película. 

lunes, 27 de enero de 2025

Inside the Yellow Cocoon Shell


Inside the yellow cocoon shell, del vietnamita Thien An Pham fue el descubrimiento del festival de Cannes del 2023, ganadora de la Caméra d'or, premio a la mejor ópera prima de todo el festival. Es una película donde se busca lo místico, una conexión trascendental, un vínculo con Dios. Algo curioso de ver es que el protagonista entierra a su cuñada en la religión católica, que es una minoría en Vietnam. El relato tiene de protagonista a Thien (Le Phong Vu) quien debe hacerse cargo de su sobrino de 5 años. La madre ha muerto en un accidente de moto, y su marido, el hermano de Thien, hace tiempo se fue sin decir nada, sin aparente motivo. Thien, como toda la modernidad, duda de las religiones, pero sin embargo busca algún tipo de conexión especial con algo superior. El filme de Thien An Pham apuesta por creer y deja algunas señales de su fe en algo más que la vida terrenal. Su protagonista se embarca en un pequeño viaje de búsqueda mística, no abiertamente del todo, porque va como casual, trotando en la vida, dejando que simplemente las cosas, lo cotidiano, vaya sucediendo. El filme se ve natural, como si Thien, el protagonista, no tuviera ningún plan de vida, pero en el camino, a través del metraje veremos que lo encontrará, resuelto sutilmente, puesto que éste filme es bastante suave en su narrativa, pero no obstante no es difícil de comprender. Es una película que también mezcla distintos tiempos y hasta superpone personas en otras. Por el final el estar echado en el agua parece representar 2 cosas al mismo tiempo, el relajarse y detenerse simplemente a respirar y el que puede haber sido el devenir trágico del hermano. Es una trama donde uno debe animarse a vivir, a hallar sentido a nuestras vidas. Thien no está muy anclado a lo material, como se puede ver del mismo Vietnam, o el que muestra el filme, de pequeñas villas en medio de la selva. Se denota una existencia humilde, enfocada en lo rural. Thien viene de Saigón que es una gran ciudad de su país, superpoblada, pero su búsqueda va por las villas donde va a enterrar a su hermana política. En unas ruinas una mujer hace como de fantasma y duda de salir de las sombras e ir a la luz, se le hace complicado, como a muchos. No ha todos se le hace fácil vivir, o empezar de nuevo. Thien sutilmente le reprocha a Dios algunos sucesos, no los comprende, aun cuando en lugar de pensar en un pretexto de escapismo hay que pensar en una razón de superación, de hallarnos a nosotros mismos, hallar un lugar sentimental. Se dice que a veces pensamos buscar a otros, pero en realidad estamos buscándonos a nosotros mismos. Éste puede ser cuidar del niño (como cuando en el río le oye llamarlo). Igual que deja verlo cuando Thien se hace cargo de una pequeña ave que halla en la calle. La composición de ello también es curiosa, de quehacer brevemente desconcertante, cuando de pronto se agacha debajo de la mirada próxima de la cámara con el fondo desenfocado. Pero al levantarse tiene, por lo que ha hecho el inesperado movimiento, a la pequeña cría entre las manos, en forma de nido. La propuesta también maneja secuencias extensas, sin cortes, bastante logradas, muy bien planificadas, donde se continua con habilidad la narrativa, tal está el recorrido hacia el encuentro del excombatiente vietnamita, de la famosa guerra de Vietnam, ya anciano, hablando de sí mismo. Ésta obra tiene momentos en la carretera, circulando montañas, que junto a la neblina señalan vencer el tiempo, aludiendo atravesar lo místico. Así igualmente se percibe hallar un hermoso árbol repleto de mariposas que puede implicar el avistamiento de un milagro o lo sobrenatural. Una anciana le habla a Thien en un pueblito, de manera entendida en el sentido existencial y el viaje interior, o sobre no saber por donde seguir o qué estamos haciendo inconscientemente, pero a la que se le quita solemnidad diciendo que es parte de una locura senil. El filme se balancea entre mostrar algo excepcional-espiritual y no serlo en realidad, como quien no quiere afirmar nada, pero el filme indica que Thien y muchos sí lo necesitan, necesitan creer. En un momento en la gran ciudad, en Saigón, Thien, yace con una prostituta, y suena el celular. Entonces él dice que lo está llamando Dios. Esto explica perfectamente de que trata la película. Thien quiere que Dios le hable de alguna forma. Montón de gente no puede con el vacío existencial, vivir sin trascendencia espiritual que va con lo emocional, aun cuando no son personas necesariamente complicadas, o temerosas, dentro de un retrato de gente clase media, instruida (como el protagonista), pero gente común y corriente. Es de elogiarse además en particular la escena de apertura donde beben los tres amigos, tiene una sólida recreación, repleta de visualidad, donde hay muchos elementos en movimiento, exhibiendo una notable coordinación que expone gran naturalidad. Se aplaude hallar éste buen cine arte en Vietnam, donde el presente muestra un cine propio. 

domingo, 29 de diciembre de 2024

Dahomey


Documental ganador del oso de oro del festival de Berlín 2024. Dirige la francesa descendiente de senegaleses Mati Diop. Una de las ideas originales del filme se llega a oír de boca de una de las estudiantes que exponen su propio pensamiento -como todos los presentes- en un debate público de una Universidad -lo de los debates es algo habitual de ver en el cine africano-, hacer que las 26 obras de arte devueltas por Francia a la República de Benín muestren su lado místico que a la oradora señalada le produce temor, porque empalma con las artes mágicas populares que se practican por lo bajo en Benín según se manifiesta. Diop hace que una de las obras devueltas, la Número 26, hable con una voz que suena un poco como la voz de un demonio o propia de una película de terror, si bien también suena en parte al tono de la pronunciación que coge al hablar el africano. Ésta obra -la 26 en particular que toma protagonismo algo arbitrario- y el documental en sí habla de identidad, de relacionarse con lo más autóctono de su país, de la mano del rechazo al colonialismo francés que sin duda ha dejado una fuerte huella multicultural en Benín. Diop mediante el debate de los estudiantes expone un sinfín de ideas de nacionalismo africano. Hay pensamientos inteligentes en el ambiente universitario, pero también se les sienten muy desafiantes, algunos pasan por altaneros, que puede confundirse con gente problemática y quizá hasta contraproducente. Se percibe mucho político en ciernes, mucho intelectual revolucionario -que hasta uno lo dice abiertamente-, y como es típico, mucho ánimo de hacerse notar, de llamar la atención y, por supuesto, ¿cómo?, discutiendo. Más que pelear, las ideas deben oírse constructivas, llevar empatía como planeta, aunque con convicción. Llaman insulto que hallan devuelto únicamente 26 de lo que consideran son 7000 obras de arte que se llevaron los franceses. Llaman a la actual gestión del presidente de Benín un lavado de cara de su familia, que adjudican culpa de los saqueos colonialistas galos. El debate se oye más 80% como conflicto que de diálogo, pero hay ideas notables aun así, algunas son informativas además. El ambiente se pone picante y de manera muy simple se dice bastante. Es un documental abiertamente político, más allá de algunos adornos cinematográficos valiosos y una buena estética y profesionalismo en la documentación del traslado de las piezas africanas desde Europa. Como fuente para valorar la propia cultura, pensando que apuntan a que su país evolucione -aunque más que criticar se trata de crear, porque ser negativo es propio de cualquiera, la sabiduría real está en pensar en soluciones-, tiene su fuerza, maneja intelectualidad a rescatar. Una persona inteligente, en el debate, señala una respuesta audaz, que la cultura es intangible, está como decir en el aire o la cotidianidad del país. Otro lo complementa que así todos pueden recibirla, pensando en superar la pobreza. Hay que trabajar con el alma, junto con las motivaciones, siempre en un ambiente positivo, no del enojo, el buen líder siempre tiene que tener nobleza, porque cuando llega el poder (o la celebridad) eso es lo que lo define. También Diop ha sabido dar más alcances alrededor del debate, en términos autorales. No se ha quedado ahí, pero el meollo de todo es lo que dicen los estudiantes, propulsores -como el título señala- de volver a la gloria del reino de Dahomey (ponerlo en la palestra), el pasado de Benín y de donde nacen las obras devueltas. Se exhibe un manejo interesante de hacer hablar a la propia cultura (con la obra Número 26) y a esa vera querer unificarla con el poblador de Benín, si bien el feedback proviene de los jóvenes intelectuales. La cámara más tarde pasea simplemente por las calles en busca de la cotidianidad del poblador de a pie. En la propuesta se dice que es momento de pasar la antorcha y se manifiesta que ya existe ésta gente. No se enfoca en las personas hoy en día importantes, los que vemos llegar al Museo africano, aun cuando todos ellos muestran caras amables a la cámara, mediando trajes pintorescos, ricos en matices. Es un documental potente porque todo es bastante claro, fácil de entender, y no obstante tiene arte. 

sábado, 28 de diciembre de 2024

Las mejores películas del 2024


 No tienen orden alguno entre sí:

  1. A paixão segundo G.H. (Luiz Fernando Carvalho)
  2. Perfect days (Wim Wenders)
  3. Dream Scenario (Kristoffer Borgli)
  4. Late Night with the Devil (Cameron Cairnes, Colin Cairnes)
  5. I saw the TV Glow (Jane Schoenbrun)
  6. The Beast (Bertrand Bonello)
  7. L'empire (Bruno Dumont)
  8. The Substance (Coralie Fargeat)
  9. My old ass (Megan Park)
  10. Denominación de origen (Tomás Alzamora)
  11. Subject: Filmmaking (Jörg Adolph, Edgar Reitz)
  12. Anora (Sean Baker)
  13. El realismo socialista (Raúl Ruiz, Valeria Sarmiento)
  14. The Wild Robot (Chris Sanders) 
  15. Dahomey (Mati Diop)