lunes, 23 de junio de 2025

The Laughing Policeman


Adapta la novela de misterio de mismo título perteneciente a los suecos Maj Sjowall y Per Wahloo. Posiblemente la novela más celebrada del dúo. El director Stuart Rosenberg no fue tan estricto al parecer con la adaptación y se puede percibir de ello en que a pesar de que puede verse como una trama compleja hay muchas pistas falsas en el ambiente, pistas las cuales se desechan de manera donde la gran pantalla y el thriller ponen sus fichas. Es un filme que más allá de la apariencia de arduo de resolver posee bastante adrenalina y además tal cual señala un slogan de producción, tiene bastante realismo, un realismo que para parte de la actualidad puede herir susceptibilidades o pasar por políticamente incorrecto. Me parece que refleja muy bien el ambiente policial, así como el ambiente de barrio, la calle, como dentro de la comunidad de color, los burdeles de striptease y hasta Chinatown o la comunidad gay. El contexto es en San Francisco. El detective principal lo interpreta Walter Matthau quien ya se perfilaba como actor de comedias, pero aquí para la época hizo su gran paréntesis como actor más serio, literalmente, digámosle. El siguiente año haría igualmente de policía protagonista en la mega famosa –de las que no tienen detractores- The Taking of Pelham One Two Three (1974), una película más de entretenimiento puro y duro, un noir de cine popular. Matthau hace de un policía sin tanta cosa encima, algo curioso pensando que su personaje es parte de una reconocida saga policial en la literatura. También puede ser que alguien lo eligió pensando en el título, jugando con lo inesperado, con romper con el lugar común y de paso mostrar justamente algo de sarcasmo. El detective que interpreta es de los que no se hallan felices con sus vidas, dentro de la monotonía y la indiferencia familiar, mientras están obsesionados con su profesión y la corrupción que tienen que resolver. Éste detective de paso deja ver que tenía un affaire con la mujer de su mejor amigo, con quien se obsesiona por resolver su caso, quizá por un mea culpa. Éste compañero de la policía muere asesinado, investigando sobre una prostituta en sus horas libres. De la misma manera es interesante ver que el meollo criminal se relaciona con un asesino de esos locos que matan en masa y que el modus operandi se repetirá como si fuera un accionar serial. Un super plus es la performance y el personaje que hace Bruce Dern. Es un detective de policía del tipo que tiene rasgos detestables y otras cosas rescatables, que pueden saltar entre el bien y el mal o rozar los límites. Dern hasta coquetea con lo sospechoso por el tipo de personalidad que tiene, de esos policías que se les adjudica de muy pedestres, propios de la misma calle que retrata tan bien Stuart Rosenberg. El filme tiene también ratos como de un poco muertos que no le ganaran fanáticos, pero que agregan más verosimilitud a la propuesta, sobre todo a esa vida del protagonista que bien define el título irónico. Tampoco es que las pistas falsas sean vacías del todo porque agregan un ecosistema de variopintos caracteres.  La figura de la calle es bastante nutrida, hay pequeños gángsters, proxenetas, dealers o hasta vendedores de armas ilegales. Exhibe un panorama bastante completo y por ahí se instala muy bien Matthau y Dern como comiendo en las cocinas de restaurantes austeros. El quehacer de buddy movie también se maneja con cierta originalidad, puesto que llega a sobrevolar estar la vida en peligro de uno de ellos en ese compañerismo, tras su cuota de ambigüedad, tal lo muestra una interactuación con otro detective, que bien ejecuta Louis Gossett Jr. En éste compañerismo no asoma comedia, pero sí esquina. Es una propuesta curiosa, que se le puede criticar ciertamente, pero que en general es verdaderamente atractiva, vale la pena, mucho mejor que ver algo sin real personalidad o sin proponer algún tipo de reto formal. Hay que tomar en cuenta que se distingue aun hoy, como adaptación de una saga literaria renombrada y con bastante agua bajo el río, cosa que tiene peso, porque uno no quiere ver nuevamente lo mismo, de ningún tipo de cine.

sábado, 7 de junio de 2025

Las cinéphilas


Las cinéphilas (2017) es la ópera prima de la argentina María Álvarez. El documental sigue a 6 mujeres, 5 en realidad de las que profundiza. 2 de Uruguay, 2 de Argentina y 2 de España. Son viejas jubiladas y que yacen solas, son mayormente viudas, hay una que nunca contrajo matrimonio. Álvarez busca trabajar con el tema de la vejez y la soledad, a ratos se nota sus intenciones, como filmar a una viejita sentada con su andador que está esperando que la vengan a ver o recoger su cuidadora y está sola mientras la película le pone una musiquilla melancólica y se pone la cámara -zoom out ralentizado de paso- señalándole como alguien olvidado y triste, pero la viejita tiene cara como que está preguntándose: porqué detienen la cámara en mí, sin decirme nada. Hay algunos cineastas -felizmente son pocos y no muy conocidos- que quieren dársela de vivos con las personas que retratan, se ven por encima de ellos y a esa vera hay un público tonto que marca distancia de su propio reflejo, como que son otros los que están viendo ser puestos o expuestos en medio de cierta ambigüedad para no caer en ser perversos o mostrar cuanto hambre uno tiene de gloria por encima de la humanidad o empatía real de quienes utilizan oportunistamente, como si habláramos de aquellos periodistas capaces de todo por la gran noticia, que quieren filmar algo picante sin pensar en realidad en nada en la propia vida que recogen. El documental de Álvarez busca ser tierno con éstas viejitas solitarias, que quieren contar de sus vidas. Muestran sus existencias frontalmente. En su soledad y con mucho tiempo libre han encontrado en el cine un lugar o sentido para hallar o descubrir alegrías, felicidad, aventuras, llenar sus vidas. Una de ellas manifiesta como que le dicen que se le ve muy obsesiva, que porqué no para y ella responde que para qué va a parar, de hacerlo qué va ser de ella, de su sentido, como de su tiempo ocupado entretenido. Reza una frase que expresa que la humanidad no tiene ningún sentido en realidad, pero en su esencia el ser humano -cada uno, desde su individualismo y lo hace tanto el de abajo como el de arriba- siempre crea o inventa uno para sí mismo. Otra cosa particular de cierto tipo de documental es que nos descubre que hay un argentino que le gusta sentirse por encima de los demás, de ser canchero con el resto, incluso se observa en gente de bajos recursos, mofarse un poco de los "otros" y de ahí viene eso de que se les señale de pedantes como idiosincrasia general. Claramente no son todos, no todos se creen más vivos de lo que en realidad son, y en todas partes del mundo existe algo. Es una critica general hacia una forma de documentar o hacer cine en general, sobre todo cuando no hay mucho presupuesto y se quiere algún tipo de idea original, un hit o quehacer de culto de bajo costo. Pero la gente merece respeto y sensibilidad, sobre todo si no son malas personas. En ese sentido si bien a Álvarez se le ve que quiere hacer una película que enternezca al público o que digan, ¡oh (suspiro), pobres viejitas!, con ellas se nota que quieren hablarle a la cámara, quieren hablar de sus vidas, cosa también que puede ser un boomerang, ¿por cierta celebridad (o unos minutos de gloria) qué se logra?, ¿a qué costo? La cámara seduce mucho a mucha gente. La uruguaya Lucia agradece que la filmen. Es quien justifica que se les documente. Dice que no tiene a nadie que la vaya a recordar, pero cuando vean la película la gente se preguntará ¿quién es esa vieja?, y de cierta manera se indagará en su paso por el mundo. Es decir, se le ha perennizado. Es gente común y corriente, como la mayor parte del planeta o finalmente todos, aun cuando nos tendemos a considerar superhombres o excepcionales, sólo que aman el cine -sin demasiadas vanidades, de manera tradicional y para uno mismo- y de eso va la propuesta, así igualmente de la vejez y la soledad, y de un motor de vida que no nos haga sentir vacíos. Lo que sería la búsqueda de momentos de felicidad cuando hemos dejado atrás seres y cosas queridas. En eso queda perfecto la mención del club de lectores de Proust, como del tiempo perdido, el tiempo que ya se fue y donde le pasamos revista a nuestras memorias, a lo que ya hemos vivido para continuar con lo que viene ahora. Es un momento donde por madurez nos visualizamos. El viaje no termina hasta que termina, es decir, la vida alberga espacios de felicidad y los lapsos de derrota son más psicológicos que otra cosa, si lo ves bien. El camino sigue. Ese es otro punto interesante, todo siempre expuesto con suma sencillez, puesto que  el presente es un documental muy sencillo, de los bastante amables. Y es que mucha gente célebre pasa a muy segundo plano cuando muere. Se diría -con respeto- que la muerte le resta importancia a todo el mundo. La vida siempre busca actualizarse, es actividad, es movimiento, es desarrollo, y lo que muere no sólo desaparece físicamente. Pensar en la trascendencia después de la muerte no debe quitarnos el sueño. No digo que hay que ser en todo promedio, o no aspirar a nada que vaya a ser historia, sino que hay que valorar mucho más el viaje, el trayecto. Hay que vivir, sentir, disfrutar, hacer y tranquilos. Una viejita (Norma) identifica la melancolía con tomar la sopa sola. Recuerda una película que se enfoca únicamente en el sonido que se hace en esa actividad, que busca recoger o plasmar un sentimiento, como el niño de cara al mar que voltea a mirar la cámara, el gran Jean-Pierre Léaud a los 14 años, en los 400 golpes (1959) de Truffaut -retratando su propia vida- que bien describe Lucia. Otra viejita yace en su cama echada meditabunda. Pero donde más gana el filme es cuando Paloma ríe de su propia locurilla o extravagancia, como cuando le manda cartas a su hijo casi a diario y se olvida de escribirle dentro. Ella es parte de un coro y, rodeada de gente, se le ve ahí contenta. Se menciona borrar nuestro rastro -que supone otro tipo de melancolía- con su marido, pero eso aunque puede sonar curioso como parte de éste filme tan sencillo no parece realmente importante, porque hay que buscar ser menos negativo, evitar melancolías (o malas poéticas) sin sentido, puesto que uno a veces se da ese matiz existencial, se asume en el drama. No digo que no haya cosas que nos molesten o nos hagan sentir mal, o que nos falte, pero como esa viejita (Estela) que se autodefine como cinéfila y no simple espectadora, tenemos que anclarnos a un motor o a varios. Debemos buscar algo que nos motive a levantarnos de la cama todos los días, puede ser alguien, o puede ser una actividad, crear o buscar una pasión, y aquí es el cine. Lucia habla muy bien, analiza sin mucho embrollo, de manera útil y reconfortante el séptimo arte. También se permite un poco de ironía y audacia con su propia vida al mencionar a Jeremy Irons. 

martes, 3 de junio de 2025

Rififi


Ésta película lleva mucha fama encima y en efecto es un gran filme. Es un noir y una película de asaltantes. Hay un robo muy bien planificado, entrenado (alrededor de una sensible alarma, para una zona muy comercial, y con rondas policiales), gloriosamente escenificado, de una joyería, donde en el robo no se habla nada ni hay ninguna música de acompañamiento. Es un robo sin armas, puesto que de fallar esto indica más pena de cárcel. Los asaltantes son 4. El líder viene de estar en prisión, sin denunciar a nadie –tema que va en repetidas ocasiones-, es Tony le Stéphanois (el belga Jean Servais). Tiene 45 años. Con él está Jo (el austriaco Carl Mohner), el “muchacho” fornido, de aura bonachón. Lo tiene a Tony por su familia, como su primo mayor. A estos franceses los acompañan 2 italianos, según la narrativa, Mario Ferrati (Robert Manuel) quien es el gracioso del grupo; y el amigo que convoca, César el Milanés, nada más ni nada menos que el mismo director del filme, el notable director americano Jules Dassin –en su exilio en Francia- quien se otorgó dentro de su filmografía 6 roles como actor, aunque pocos son protagónicos. Aquí tiene una participación importante. En su personaje literalmente es el guapo del equipo, el conquistador de bellas mujeres y ahí entra a tallar su affaire con la cantante y bailarina –casi gimnasta- la hermosa actriz turca-francesa (futura musa de Fellini) Magali Noel quien canta –realiza una performance en un restaurante-bar- una canción en homenaje al leitmotiv del filme y título, Rififi, que significa peleas a puño limpio entre los hombres, los problemas entre hombres rudos. Para el caso, las siluetas se prestan para señalar el mundo criminal, a los gángsters. Noel hace tremenda performance. También se ve muy bella echada en la cama boca arriba con el cuello sobresaliendo mientras luce una expresión seductora. Una escena cuidada y llena de ingenio que dice mucho sin mostrar nada frontalmente. Noel hace de una vedette, accesible a fans atractivos y regalos, a aventuras con tipos malos. Trabaja en el local de un gángster, como si dijéramos dentro de la mafia italiana la familia Grutter, con Pierre a la cabeza (Marcel Lupovici, que tiene la imagen perfecta para el cine criminal, un iluminado antagónico sin demasiado requerimiento). Entre los malandrines que le acompañan es curioso ver a un drogadicto. Y también es curioso ver que ésta adicción será importante para confrontar a los enemigos. El final en el auto es muy histriónico, teatral y muy cinematográfico, de cierto suspenso en medio de mucho dramatismo. Hace pensar en ser inspiración para la obra maestra Un mundo perfecto (1993). El mensaje es que el crimen no paga, aun cuando Tony dice qué hay que vivir; es decir, hay que robar, aun cuando una línea menciona abiertamente que los verdaderos duros no son los hombres pobres o salidos de abajo que se vuelven criminales, sino los hombres pobres que escogen rehuirle al crimen. Tony es un criminal ranqueado, con reputación entre los gángsters, pero como en El Padrino (1972) tiene un código de vida que sigue, de no quebrar jamás la lealtad o de no hacer daño así nomás, quien justifica matar. Cree en el respeto criminal, como cuando en primera instancia le desagrada César por percibirlo como un modelo; él, así Pierre, tienen esas caras más curtidas –como por la edad- o más intimidantes. No obstante, aquí priman las acciones más que el aura de intimidación. La ambición pesa mucho, el dinero manda. Lo vemos transportando el dinero en maletín, un clásico ya desde entonces, con billetes que se ven bastante grandes. En el inicio, en el juego de póker, se observa que no se amilanan con nadie, éstas gentes son como perros de pelea, tal cual la propia canción para la película que interpreta Magali Noel. Igualmente, la mujer puede ser fuerte o valiente, retar el entorno, pero éste finalmente es un mundo de hombres, violentos, algo brutos, duros. Así se mira a Tony castigar con azotes la deslealtad de Mado (Marie Sabouret). La humilla. Es el submundo, no el mundo feminista. Tony habla sólo cuando es necesario. Mira con furia la realidad (para ello no se necesita tampoco de demasiada explicites). Él implica no tener nada suyo fuera de lo criminal, no conoce otra manera, similar al pensamiento del De Niro de Heat (1995). Esto también es vivir bajo el yugo de sus elecciones, por más astuto que se pretende. En el inicio le dicen literal que sin dinero no puede jugar (no puede hallar placer). Es el relato de lo criminal, pero vemos normalidad, momentos familiares, relaciones cariñosas y amables, no es que se trate de malvados a secas, pero si de gente sin otras miras para tener mucho dinero. En ello el filme, basado en la novela de Auguste Le Breton, es sencillo pero muy entretenido. Estamos ante un noir muy competente y no tiene nada de complejo. Cuando los policías detectan un carro sospechoso y revisan las anotaciones de las placas de autos robados estamos ante el ingenio puro y duro de un cine diáfano y potente.

domingo, 1 de junio de 2025

Welt am Draht


Ésta es una miniserie de 2 episodios y en total dura 3 horas 30 minutos. Es como si viéramos dos películas de promedio de tiempo (1 h. 40 min.). Una que continua en la siguiente. La dirige el alemán Rainer Werner Fassbinder. Adapta la destacada novela de ciencia ficción Simulacron 3, publicada en 1964, perteneciente al americano Daniel Francis Galouye. Es una obra muy interesante. Solemos pensar a los robots o las máquinas con alguna corporalidad, pero aquí se habla de la Inteligencia artificial y a estos robots como simplemente consciencia, percepción o pensamiento propio. Visto desde la filosofía, así mismo se inserta el ser humano en el mundo, puesto que el mundo es nuestra mente pensando en lo que nos circunda, es decir la realidad es nuestro pensamiento. Todo esto es parte de éste gran trabajo. La inteligencia artificial se proyecta como un pensamiento autónomo, pero aquí las máquinas no sojuzgan al hombre, es el hombre, el Dios que crea la inteligencia artificial, quien es el todopoderoso y muchas veces no tan bondadoso o justo. El retrato que vemos es como será Blade Runner (1982, que adapta obra de 1968 del gran Philip K. Dick) en cierta forma, las máquinas o la inteligencia artificial quieren ser como el ser humano, atrapados en sus designios, y esto consiste más que en una idea de sentido existencial o tener emociones –que las tienen- en obtener la libertad. Bajo ese planteamiento se trabaja con mundos simulados o virtuales, programas de computadora autónomos, pequeños mundos artificiales igualitos al del planeta. El hijo del hombre, la inteligencia artificial, emula al Dios-hombre, su imaginación no llega a tener limites. Repite patrones, descubre e inventa cosas. A esa vera se implica el thriller político, el thriller de la locura, propio de los 70s. Por un lado, tenemos a los empresarios codiciosos –aunque de manera bastante abierta- que quieren sacar ventaja del futurismo y por otro la subyugación de un mundo tipo 1984, pero aquí se trabaja la experimentación, el juego, la vanidad, humanas. La ciencia idealista está representada por los inventores del Simulacron 3, ellos son los héroes –simples personas o individuos finalmente; quienes hasta llegan a autopercibirse como la nada misma- que no pueden con el poder todopoderoso de los líderes de la humanidad, los dueños del planeta, que es algo gaseoso, indeterminado. En éste caso la inteligencia artificial tiene un halo de pequeñez, de “ordinario”, no obstante, de mucho potencial. Matrix (1999) bebe de aquí, además de que en la presente yace el espíritu de lo que será Blade Runner. La miniserie de Fassbinder es sólida de principio a fin, tratamos con una de sus mejores obras de su carrera. Lleva su impronta, pero sin exageraciones, hombres de color musculosos espolvoreados por aquí y por allá y mujeres guapas con pintas bastante liberales y promiscuas, fiestas de sutil lujuria, una cierta vulgaridad de clase alta cuando se sale de juerga. Es un sci-fi que no necesita de mucho artilugio extravagante en lo visual, todo se ve reconocible y así lleva total verosimilitud del mundo que propone, que sería levemente futurista en lo visual, pero lleno de ideas científicas y filosóficas, lleno de avanzada tecnológica racionalizada. Es una propuesta que seguramente desconcertó a muchas personas, pero que por ratos Fassbinder se encarga de explicar de manera sencilla y abierta en su narrativa, sino todo resultaría muy arduo de comprender para la época. Se pueden entender las manipulaciones de un programa de computadora y se mencionan hasta especies de clones. Lo importante aquí no es el cuerpo, aun cuando Fassbinder suele ser en su filmografía muy carnal, sensual, erótico en cierta manera, sino la mente, ser pensamiento, ser consciencia. Es una realización que mezcla lo intelectual con la acción y la adrenalina del thriller político setentero. Galouye se ve que fue un apasionado de la ciencia y un tipo muy creativo e inteligente. Aquí la ciencia convierte al hombre en un ente excepcional, la ciencia rompe toda naturaleza, rompe cualquier límite, es un canto a la inteligencia humana, aunque también habla de nuestra imperfección en cuanto al gran poder que representa, a caer en no ser idealista con ésta. La miniserie habla de la importancia de los idealismos, de vencer el narcisismo y el abuso del poder. Mal de muchos líderes, obtener poder y quedar obnubilado con éste, dejar de tener los pies en la tierra. Llamémosle, pensar en pos de todos. Es decirle a Dios que nos ame. Es decirle al hombre que ame a su prójimo. Es sentir empatía por lo que está bajo nosotros. El relato también es finalmente una historia de amor, de hallar a esa persona especial, capaz de salvarnos del peso del mundo. Aparece como cameo Eddie Constantine que inmeditamente nos hace pensar en Lemmy Caution y un pequeño homenaje a Jean-Luc Godard. Muy bien Klaus Lowitsch, en el papel de su vida, sumamente competente. Le da mucha identidad a ésta obra. Se la otorga el propio Fassbinder que de protagonista construye a un tipo de seductor –de 36 años; en varias facetas-, un sujeto típico del cine de acción, alguien quien de paso se le percibe muy alemán, aunque de poco tamaño de estatura. Sus escapes a pie y saltos son muy cinematográficos. Así como manejar un hermoso chevrolet corvette.

martes, 20 de mayo de 2025

Tardes de soledad


Ésta película va a mortificar o enojar a algunos y a producir felicidad a otros, refiriéndome a un alto estándar, no desde lo habitual. Es una película divisiva, se podría decir, pero sin ser estúpido o muy marketero el director catalán Albert Serra siempre ha gustado de crear un poco de polémica o debate. Muchos actores y directores de cine saben que en sus profesiones hay que buscar retos, distinciones. No todo el tiempo quizá, podemos pensar, pero al menos de vez en cuando, sobre todo cuando amas verdaderamente lo que haces y no solo se trata de dinero, que desde luego siempre es importante también. Los tontos mueren de romanticismo excesivo. No obstante, no es lo único a lo que aspira ni debe aspirar alguien apasionado de su arte. Es así que actores y directores apuestan por algo que rompa con lo convencional, que sea osado, que quiebre el confort (el suyo y el de los demás) mientras se aspira a ser memorable (valioso, justificado) rompiendo las expectativas comunes. Ahí se inserta éste documental, ganador de la concha de oro 2024, del festival de San Sebastián. Éste trabajo remite a la tauromaquia, la que representa la tradición y la identidad (para el caso, la española); y el progresismo mundial justamente discute todo ello, lo cual es parte latente de la actualidad. El documental de Serra se puede decir que a esa vera es políticamente incorrecto. La contemporaneidad implica poner ciertas nuevas reglas. Es algo que muta o que autoanaliza su mirada o posturas, pero por otro lado no se precipita ni cede a todo. El documental de Albert Serra es muy realista, muestra la tauromaquia en todo su esplendor, sin medias tintas, es tal cual es, no hay mentiras en lo que muestra. Es así que muchos van a odiar el documental y otros van a quedar anonadados o extasiados. Para quien ama la corrida de toros esto es ver la gloria misma. Para quien no, todo lo contrario, lo peor. Esto será inmediato, igualmente sin medias tintas. Serra muestra al torero peruano-español Andrés Roca Rey, de 28 años de edad, el mejor torero del mundo actualmente, haciendo su trabajo. Conocemos la tauromaquia de pies a cabeza a través de él, de la autenticidad de la cámara de Serra y de su protagonista. Es un documental antropológico impoluto. Roca Rey torea en varias oportunidades para la cámara que lo inmortaliza en pleno. Vemos a estos toros gigantes, bravos, intimidantes, salvajes, salir a éste coliseo romano moderno. Frente al poderoso animal se despliegan técnicas para acabar con éste que es en buena parte el espectáculo en sí. Hay un picador y un banderillero. Se le pica con una lanza y se le ponen 8 cuchillas en el lomo. Una vez sangrante y debilitado, el torero lo hace dar vueltas, atraído por el capote o la capa roja. En ello el torero se pega mucho a la bestia – cosa de cada uno- arriesgando su vida. Queda manifiesto en el documental. Roca Rey a menudo recibe heridas, cortes, embestidas. El toro cansado saca la lengua jadeante, babea, y finalmente recibe la espada que se incrusta en su espalda y cae moribundo. Lo acaban con un cuchillo en la cabeza y se lo llevan arrastrando con cadenas misma película Gladiador (2000). El torero celebra a veces exhibiendo las 2 orejas cortadas. Saluda con su montera, sombrero. Hay cierto acto de pavonearse, muy histriónico, muy artístico, en todo el ruedo. Una cosa particular es que la cámara de Serra prácticamente no muestra al público, es sonido a ese respecto (celebración), pero se entiende que se quiere centrar en lo específico del asunto, el toreo y el torero. Es arduo de ver. Serra no se guarda nada, todo está ahí para quienes odian y aman éste espectáculo. Es algo que tiene de primitivo y de elaborado. Ver esto es como si el torero representara a los antiguos primitivos matando un mamut. Una reminiscencia de sobrevivencia y desarrollo de una técnica. Vemos toda la preparación, como le ponen el vestuario al torero, es interesante conocer cada detalle a ese respecto. El torero tiene un ayudante para vestirse y con éste se reviste de cierto endiosamiento, cierto acto de admiración cultural y social. Serra encuadra desde distintos ángulos privilegiados. No hay banda sonora muchas veces, es ver el momento en todo descarnamiento. Al torero lo transportan en camioneta que lleva una cámara ahí dentro al estilo de las confesiones en taxis de HBO. Lo llenan de elogios. Roca Rey se mantiene sentado en el sillón principal muy natural, aunque se percibe en él la tensión acumulada de un acto que contiene riesgo, que implica vencer el miedo. No cae antipático nunca, es verdad, a pesar de que por momentos lo asumen como alguien salido de otro planeta, como vemos a su equipo de camaradas en la camioneta darle full respaldo con palabras. Ayudantes y compañeros del torero le demuestran admiración. Comparten el mismo sentimiento. Es difícil para quien escribe dar un veredicto, pero así también hay películas, hablando de las que realmente lo ameritan. Considero que Serra ha sido imparcial a cierto punto o eso se recoge de todo lo que observamos, donde se percibe empatía por cierta sensualidad que brota, aun en un mundo que luce machista. Y en otros ratos se le siente crítico en como muestra en primer plano al toro ser demolido, en poner la cámara donde las papas queman. El documental es bueno porque coge la esencia del torero, su lado humano, pero también muestra sin adornos qué pasa con el animal. 

miércoles, 14 de mayo de 2025

La strega in amore


Damiano Damiani adapta en su película hecha a la italiana la celebrada novela corta Aura (1962) del mexicano Carlos Fuentes. Un escritor, historiador y/o un periodista, Sergio (el británico Richard Johnson), es un mujeriego empedernido. Se da cuenta que una señora de cierta edad lo anda siguiendo o vigilando. Intrigado y fastidiado trata de acercársele para confrontarla. Un día le muestran un aviso del periódico donde éste parece hablar exactamente de él profesionalmente, de requerir sus servicios. Todo lo atrae hacia esa extraña señora que lo persigue, Consuelo (Sarah Ferrati). Como es una mujer vieja, Sergio no quiere saber nada de ella. Pero de repente en la casona de Consuelo aparece una mujer joven muy bella, Aura, interpretada por Rosanna Schiaffino, una ex modelo en la vida real, que soñaba con ser la próxima sex symbol italiana del cine y que finalmente no llegó a consagrarse. A Sergio, Aura, le parece mentirosa y corrupta (y difícil), entonces queda prendado de ella o quiere agregarla a su lista de conquistas. El problema es que Consuelo está muy unida con Aura. Consuelo es la madre alcahueta, inseparable, como en cierta forma te recuerda a Psycho (1960). Recordemos además que Ti West dijo haberse inspirado en ésta magistral película en su última trilogía sobre la vejez. La strega in amore (1966) es un filme de terror que tiene mucho de cine negro. Aura por una parte así parece una femme fatale o una especie de viuda negra. Por ese lado, recuerda a Luna de Hiel (1992), el agotamiento de lo sexual en el ser liberal. Así mismo tiene injerencia que la condición económica de ellas no es muy buena y han sido una familia adinerada. Sergio no es rico, pero se le perfila hacia obtener de él algo similar, como comenta Fabrizio, en la performance del gran Gian Maria Volontè, quien ya había trabajado con Sergio Leone en 2 de sus populares spaghettis western, pero aun no estaba en su máximo esplendor como actor, no obstante, exhibe cierto desarrollo actoral. En dicho comentario de Fabrizio se sugiere que puede convertirse Sergio en alguien capaz de llegar a hacer cualquier cosa por Aura, como si fuera esclavo del vampirismo o un hechizo, tal como volverse fácilmente criminal. El apasionamiento es dibujado como entrar en una espiral de subyugación mental, perder toda facultad de discernimiento o mesura propio. Y esa será la lucha sutil. En un momento baila Consuelo y también Aura de manera desenfrenada, incitando a Sergio a la demencia. Los hombres aquí se degradan por su apasionamiento. Ahí se puede ver conexión con Japón (2002) de Carlos Reygadas, en otro sentimiento. Hay una carga erótica cuidada en Rosanna Schiaffino como objeto de deseo, pero donde Damiano Damiani se mantiene discreto, humilde, sobre todo a los estándares de su época o hasta incluso del cine italiano. Damiani prefiere hacer un filme clásico, gótico, que típicamente sesentero, o de cine B, aunque tiene su cuota de cierta ridiculez narrativa (como literalmente lo es lo de la matagatos), si bien no daña el conjunto. Con Aura existe cierta ambigüedad de si seduce hombres y se deshace de ellos. En esa dirección se dice que Fabrizio, el amante de Aura, es peligroso, un mal elemento. Es un poco la temática del reemplazo de la novela icónica El Cartero siempre llama dos veces (1934) y de mucho cine noir. El hombre es malo y se pide que lo anulen, para ocupar su lugar. No es cuestión de simplemente decirle que se vaya. Fabrizio parece más pasivo que agresivo, pero un juego de esgrima lo pone a lucir también pícaro. Es como si fuera en realidad, Aura, un castigo para los hombres que se pretenden astutos con las mujeres. Aura intenta dominar a Sergio. En todo esto entra a tallar Consuelo quien no quiere dejar pasar el tiempo, no quiere aceptarlo. Es la mujer que ha dependido mucho de su belleza y le mortifica envejecer. Pensemos que es lo mismo con el vampirismo, el derroche de sensualidad y la vida eterna. Como una enfermedad, Sergio, empieza a perder la cabeza por la mujer que considera físicamente espectacular, por su deseo de poseerla sexualmente. Llega a entender todo, pero podría ser demasiado tarde, ya ha cruzado la línea, ha ido enmarañándose, lo han embaucado, le han dado de su propia medicina. Éste filme es en realidad un relato de perdición que de reencarnación, si bien es en gran parte fiel al libro y una notable adaptación cinematográfica. El misterio es sencillo, pero está bien ejecutado, aunque se toma algunas licencias, maneja algo de trampa, que dejan oscilando la narrativa entre el terror y el noir.

sábado, 10 de mayo de 2025

L'Istruttoria È Chiusa : Dimentichi


Lo que sorprende inicialmente es que Franco Nero aunque hizo una carrera con varias producciones de bajo nivel es de reconocerle que es tremendo actor. Aquí realmente lo hace muy bien, es muy expresivo, sabe contener el miedo y el dolor de su personaje, sabe ser frágil y también valiente, todo de manera convincente y bajo contundente emocionalidad. El director del filme, Damiano Damiani, también es un gran director de cine, quizá muy poco reconocido para la buena calidad de sus películas, que no se revisten de demasiada materia, recurren bastante a lo esencial sin caer en lo monótono. Igualmente domina el cine de entretenimiento y lo hace con cierto grado de sofisticación en sentido de darle sustancia al cine de género que hace y que puede leerse hasta un poco intelectual, sin dejar las coordenadas de un cine accesible a cualquier espectador, hasta el más afín al de la acción pura y dura. El cine de Damiani es realmente seductor. Mantiene un alto nivel de atractivo como narrador. Su arte es interesante y al mismo tiempo se ve con mucho agrado hedonista básico. Nero interpreta a un arquitecto que cae en una terrible cárcel llena de mafiosos y asesinos producto de un choque accidental y su fuga. Es un hombre de bien, un hombre de dinero, un hombre incluso idealista a cierto punto, pero esto se pondrá a prueba producto de la ley de lo criminal, la ley de la sobrevivencia. En la cárcel conoce a un hombre realmente probo e intachable que es capaz de sacrificar su vida por sus principios. Vanzi (Nero) intenta hacer lo correcto, pero al tratar con un importante mafioso de la prisión, Salvatore Rosa (Claudio Nicastro), que uno puede confundir con el director de la penitenciaria y quien necesita deshacerse de Pesenti (Riccardo Cucciolla), el sujeto idealista que quiere señalar la culpa de cierta mafia empresarial, entra en una vorágine de miedo frente a la criminalidad de la prisión. Damiani maneja éste miedo como pocos, como se puede ver en el esquema y ejercicio dotado que coloca en su magistral película –valga la obviedad del título- I Am Afraid (1977), con los grandes Gian Maria Volontè y Erland Josephson. Hay un buen plan –que lleva cierta originalidad como película en toda su estructura hasta el final devastador y traumático- para sacar de en medio a Pesenti que lo involucra a Vanzi como fintiando su participación casualmente y en ese trayecto se ve como puede uno quedar fuera de circulación si chocas con los poderosos amos de la prisión. Es un filme que muestra muy bien la fragilidad de vivir o morir si te ponen en la lista de los enemigos oficiales o cuando estás como anillo para el dedo como prueba de legitimidad. Es de esa manera que muchos capos de la mafia se ganan el miedo y el respeto, por su cualidad de miserabilidad. Vanzi hace lo que puede para adaptarse, pero el lugar lo sobrepasa, como a cualquier persona de bien. El realismo del filme es potente, no cae en la caricatura, ni tampoco en la sobredimensión. Así el sistema para tener sexo (con la impresionante Patrizia Adiutori) en prisión es audaz y coherente. El dinero en la cárcel te puede ayudar, pero el poder (la pirámide) está primero. En ese ámbito Pesenti es un kamikaze, pero Vanzi es alguien mucho más pedestre y la pieza clave para el jaque mate en varios sentidos. Temer morir está en todos, pocos hombres pueden ser realmente heróicos, Pesenti es uno de ellos. Pero Salvatore es un demonio en toda la palabra. Igualmente, el cinismo y la frialdad del guardia al mando del centro (Turi Ferro). Hay diversos vínculos de amistad en prisión. Asistimos a muchos tipos de presos, como Biro (John Steiner), el eterno delincuente juvenil. También se apela a la dignidad del preso, como con Campoloni. Muchos estan expuestos a la fragilidad de la existencia, en un lugar donde es un pequeño reino donde favores esenciales valen más que la propia vida. Es el opuesto de la civilización idealista donde cada ser humano es importante. También hay una señalización de clases bajas empujadas a corromperse, como arguye el jefe de policía. Es una película pesimista, pero también la cárcel representa un submundo infernal.

jueves, 8 de mayo de 2025

Simple Men


Ésta es una película que revisa la mirada afectiva de los hombres hacia las mujeres. Se dibujan hombres hasta desequilibrados, como el ex marido, pero los hermanos protagonistas son hombres que tratan bien a las mujeres, quieren enamorarse y ser correspondidos, hay un toque soft del director en cuanto a esto, sobre el prototipo del seductor, exhibiendo un seductor fiel y de buenos sentimientos. Es una película que promete acción literal, pero en realidad es sobre mucha cotidianidad, aunque hay un robo como apertura, sin embargo, sin ninguna violencia. Los hermanos protagonistas, Bill (Robert John Burke) y Dennis (Bill Sage), huyen de la ley. Dennis porque viaja con su hermano mayor, retroalimentándose mutuamente de aventura. Siguen la pista de su padre que es un especie de terrorista light. Después se dice que es ante todo un jugador de béisbol, como quien revela la verdadera esencia de las personas, tal quien vence para los entendidos la mala reputación, mostrando hombres rudos que son buenas personas. El padre es un revolucionario, explicado de manera muy general y funcional, y así es toda la película de Hal Hartley, de austeridad, sólo que no se siente, que la dimisula muy bien, que sabe manejarse a manera igual a como si se hinchara, y cumple con ese engrandecimiento, y se debe a que hay muy buena argumentación en todo el filme, llenando de información la propuesta, mediante unos diálogos muy sustanciales y dinámicos, que se meten dentro de algo por una parte teatral, como si hablaramos de una película shakespeariana. Hartley es intelectual y al mismo tiempo cool; alguien culto y a la par relajado. El filme va de seductores de mujeres bonitas, pero también inteligentes y amables; a ratos muy fuertes, pero empáticas, coherentes, sencillas. Está la rubia grande (Karen Sillas) y la morena delgada (Elina Lowensohn). Mujeres con personalidad e independientes (una es dueña de su propio restaurante y es granjera a medio tiempo; la otra le ayuda). Es un filme sutilmente elegante; de bajo presupuesto, pero cuidado. Se nota una obra hecha por alguien inteligente que sabe proponer personalidad sin gastar tanto, y sin fuegos artificiales ni grandes efectos, salvo ideas simpáticas como bailes rockeros en cafés a lo Banda Aparte (1964) o anhelos de aprender francés para obtener una cita. Es una película que habla de violencia, existen varios actos criminales, conflictos hasta políticos-sociales, disputas por mujeres, pero lo brutal está totalmente descartado, y no se le hecha en falta, lo cual es la virtud de su buena argumentación, de como propone y resuelve finalmente las cosas. Es una película que en realidad habla de parejas o seducciones románticas, de como se relacionan afectivamente hombres y mujeres, simples (por opción de aprendizaje, del que no deja de creer en el mundo), como invoca el título. Se mencionan mujeriegos, mujeres que se arriesgan por amor y se trata de apostar, jugársela para ganar. Algunas veces pierdes, te ataca la emotividad como al jefe de policía, pero finalmente llega lo que buscas.

domingo, 13 de abril de 2025

Sorda


Ésta película española tiene de protagonista a una mujer sorda de 40 años, interpretada por Miriam Garlo que en realidad es sorda. La película de Eva Libertad, su segundo largometraje y el primero en solitario, nos muestra la vida cotidiana de Ángela (Garlo), con su pareja, Héctor (Álvaro Cervantes), quien es oyente. Héctor se ve que es un buen marido y una persona amable y correcta. El relato muestra amor entre ellos, escenas románticas bien desarrolladas para parámetros de llamémosle arte, además Ángela muestra sensualidad. La película pasa por cierto feminismo expuesto desde su protagonista. Un feminismo que es un poco ombliguista o yoísta, más que pensar en la sobrevivencia o en los derechos igualitarios más importantes. El filme claramente es la historia de Ángela, quien tiene una actitud un poco de víctima frente a ser sorda. Ella llega a gritar abiertamente que es fastidioso ser sordo -poniendo una palabra mucho más leve en su boca- en un planeta dominante de oyentes, como si no le comprendieran (anhelando y pretendiendo un especie de 100%, lo cual puede resultar un poco iluso porque es habitual en el ser humano que haya una cuota de complejidad en ponerse en el lugar del otro, aunque esto no sea lo más óptimo, lo mejor para todos) o no se sintiera del todo integrada por el resto (negando ella misma a un punto el hecho de ser sorda o aun no aceptándolo al 100%). Quizá en realidad es que a ella se le complica más de lo usual, porque vemos que en la película todos son igual de amables y comprensibles que Héctor quien hasta se expresa normalmente con señas, y además muchas de sus amistades son igualmente sordas y se les ve felices. Ángela parece que en realidad es la que está metida en esa actitud de fricción frente a la vida o su condición. De ésta manera la vemos siempre mirar juzgando su realidad de sorda y a su entorno y, por supuesto, todos lo hacemos, pero en la película es constante, tanto que parece llevar cierta antisocialidad en su personalidad, pero de los que no quieren aislarse, sino como quien quiere que todo sea perfecto, y por un lado está bien ser un poco exigente. Ella se escapa a la discoteca a bailar sola, como quien se libera de sus pesares personales y/o sus responsabilidades (maternas), y no es que no sea humana y eso hay mucho en ella, un cierto engreimiento en la composición de su personalidad, lo cual contrario a lo que se puede pensar suena interesante de ver en una película, sin necesariamente alentar aquel comportamiento, observado que la maternidad es parte trascendental del crecimiento emocional y existencial de la mayoría de las mujeres. En Ángela muy a menudo está presente esa mirada literal (de su sensibilidad) de descontento (no expuesto inmerso en la melancolía, sino como disgusto que pasa desapercibido por otros), sutil digámosle, frente a sentirse un poco fuera de lo convencional, pero el problema en realidad parece en buena parte su actitud, aun cuando ser sorda de hecho que tiene sus dificultades particulares (como cosas donde sentirse fuera de cierta interacción), pero uno diría que con 40 años ya ella tiene experiencia de vida y debe haber aflorado en sí una necesaria resiliencia, lo que ciertamente es parte de existir, ya que todo ser humano tiene retos personales si bien distintos. Es ahí que en ella asoma ese feminismo yoísta, de estar siempre dispuesto para pelear y está bien ser fuerte (y todos podemos ser frágiles), pero tampoco se trata de exagerar la nota, porque el filme se ve super integrador (quizá es querer más). No obstante sin ser superficial o ligero en decirlo es aceptar la realidad -que tampoco es conformarse con un escenario injusto, incluso de la vida- y ponerle punche a todo. Ángela llega hasta anhelar que su hija por venir sea sorda (cree que hasta se le está menospreciando al criticar su deseo, y le fastidia que su esposo esté pendiente de como será la bebé a ese respecto, cuando es de lo más normal), lo cual suena un poco tonto, una integración que tiende a exagerar, propia de los tiempos actuales que llegan a excederse en cuanto a lo políticamente correcto o a un ideal hiperbolizado, quitándole visceralidad o vitalidad a la vida (que no puede ser mecánica ni aséptica, porque no nos identifica, ni a nuestra real evolución), que no significa decir que se acepte maltrato. Quiere como imponer su mundo y es normal, todos buscamos construir nuestro contexto, si bien la vida nunca es cálculo absoluto, no obstante puede ser más beneficioso y/o saludable ser más simple y buscar integrarse a lo demás, y la gente, claro, ser empática. La problemática del filme es de cierta austeridad, pero no deja de ser interesante, ver el mundo desde la personalidad particular de Ángela frente a su sordera, que ha creado la directora y guionista, sin que halla en Eva Libertad exageración de dramatismos, ni asomo de melodrama, o golpes bajos, sólo problemas comunes, metidos dentro de mucha modernidad. Es una película que se siente bastante personal y eso le agrega mucho a favor, leer la sordera desde el feminismo, aunque uno debata un poco y le critique por una parte, pero en ello también se muestra la riqueza de la temática y la sabiduría de la elección del cine español donde lo familiar se vuelve atractivo, profundo, dinámico y amable. Es una película donde la austeridad no es que signifique que no pase nada. La cotidianidad de la sordera se ve efectiva y genera atención e interés. No hay pocos momentos, hay muchos dentro de esa cotidianidad específica. 

viernes, 11 de abril de 2025

Mickey 17


Ésta es una película de entretenimiento y yo diría de cine puro y duro. Uno puede hallar correspondencias políticas, pero esto es como pensar más en el deja vu y no en lo random. No faltará pensar que habla del fascismo y de Elon Musk como el próximo creador de Skynet. Pero el filme no necesita de esto, es entretenido tal cual, aun cuando por ratos puede pasar por un poco anodino. Hay momentos donde falta más originalidad y más espectáculo, uno que te saque del lugar común, pero habiendo tanta agua bajo el río es complicado tenerlas todas con uno en cuanto a sorpresa, novedad y creatividad. Pero el filme cumple su función, tiene su cuota decente de originalidad y espectáculo. Al director cool Bong Joon-ho, creador hábil de un propio cine social, actual, moderno, se le nota cierta madurez, parece estar más realizado consigo mismo en cuanto a querer impresionarnos, pero se le nota aun, como es lógico, pasión por el séptimo arte, pero va de la mano de su experiencia y del personal cine que ha hecho. Se le nota más cerca del triunfo de The host (2006) que de la caída de Snowpiercer (2013), pero tiene de ambos, mejorando donde falló en ésta última. Mickey 17 (2025) es una película más intrigante que Snowpiercer la cual en el papel prometía mucho, se oía muy cool. El filme tiene una historia de un muchacho (Robert Pattinson, si bien tiene 38 años) que ha hallado un trabajo peculiar, se ha vuelto un prescindible, alguien a quien se le desecha sin problemas, que se usa para experimentación científica, producto de que puede ser clonado con facilidad, devolverle la vida y sus memorias, aun cuando se percibe un claro menosprecio con quien es como persona y, sí, se puede entender de cierta sociedad, sea ser juzgado por parámetros intelectuales o económicos o ambos. Mickey (un muy talentoso Robert Pattinson) es un muchacho sin rumbo, que se deja llevar por el entorno, en particular por un amigo más astuto que él (Steven Yeun, quien también está en estado de gracia), y así termina metiéndose en un embrollo criminal que lo lleva a ir inconsciente a convertirse en un prescindible. Aquí se podría pensar que algo superior, el destino podría ser, junto con las oportunidades, medio que lo han empujado hasta ahí o le ha terminado encasillando. Pero en realidad nunca se deja de leer que Mickey siempre ha tenido y tiene opciones, si bien tiene que crearlas o creer en sí mismo. La trama, una circunstancia en especial, que consideren que ha muerto nuevamente y le den vida al siguiente clon suyo, Mickey 18 (que lleva un toque personal de perversidad y picardía; cada uno tiene algo diferente), hará que mejore su intelecto, y que sea menos pusilánime con existir, que se valore más y a la vida misma que se adjudica. Es querer vivir (amar la existencia) y no solo eso, vivir bien. Todo esto está metido en un especie de gobierno menor o sucursal dentro del mandato oficial de la humanidad, como señalando que el ideal se mantiene intacto, perdura, aunque haya que hacer arreglos más abajo. Éste pequeño reino está dirigido por un personaje ridículo, digámosle farandulero, un amante de la celebridad, del autobombo. Muchos dirán que esto es propio de la época en que vivimos, un representante acorde con el presente, pero también es una fuente para fabricar bastante humor negro que incluye algo de quehacer grotesco (como Pattinson, muy en estado físico natural y potente visualidad, cayéndose desnudo de la máquina que una vez muerto, muchas veces salvajemente, lo clona). De paso para generar la autocrítica de nuestros tiempos (como le pasa a todo cambio de la sociedad). Mark Ruffalo hace de éste personaje notoriamente caricaturesco el cual debe ser juzgado en esa medida, al ser su performance abiertamente exagerada, por tanto eficiente al humor y parodia que practica. Aparte hay una historia complementaria, de descubrimiento científico (si bien es comprendernos a nosotros mismos), con una invasión de Aliens, que habla de humanizarnos frente a los animales en general, que recuerda a (la buena película que fue) Okja (2017), partiendo de mayor extravagancia, a través de los insectos (lo feo o desagradable), y a esa vera esperar lo inesperado, la bondad donde no la solemos pensar. Esto puede leerse como una lectura antibélica, frente a pequeñas guerras donde un poder mayor o que se siente así enfrenta a un poder muchísimo más humilde (aun cuando se está descubriendo otro mundo). Puede que sea como decir que en ello la tara principal es otra a lo que se suele estimar. Manifiesta un diálogo que estos Aliens blufean. No tienen el poder que hacen creer. Es más querer (ser valiente y, si se quiere, justo) que tener (recursos). Éste es un llamado al planeta (medioambientalista, animalista, de multiculturalidad, de convivencia). No obstante es normal que uno mire con recelo lo desconocido. Tampoco se trata de subestimar -que es el elemento principal del relato en varios sentidos-, de no reflexionar, de no tomar precauciones. Es un llamado de mejorar la sociedad, de pensar qué hacer, tal como se discute tanto la ciencia que plantea el futuro, que controla el personaje de Ruffalo y la que hace de su mujer (la simpática Toni Collete, aunque tiene un papel opuesto). Ellos proporcionan humor ligero, humor esperpéntico a un punto. Invocan banalidad. En cuanto a lo romántico, la actriz Naomi Ackie implica liberalidad, feminismo y ciudadanía del mundo.