Un hombre llega excitado en taxi bajo una intensa lluvia en
busca de su novia a un lugar apartado en el campo, y se da con la sorpresa de que
está muerta, la ha dejado de ver 6 meses y se iba a casar con ella. Se queda a pasar
la noche en la casa de la madre de quien iba a ser su futura esposa, de pronto
ve pasear por fuera a la joven, sale corriendo a buscarla. Afuera está su
tumba, bien a la japonesa, de pronto la tiene muy cerca, ella llora y le dice
que la mate. Enseguida él promete curarla, en eso a la mujer le brillan los
ojos de amarillo y abre grande la boca, muestra dientes afilados, el sujeto en
cuestión va a morir. El hombre desaparece –como en un sueño- y su hermana va en
su búsqueda. Así empieza la película, y tiene una buena consistencia, como
cuando el visitante despierta por el ruido, ve por la cerradura de la puerta y
ve a alguien mecerse en una mecedora, luego ya no hay nadie, y se pregunta si
era ella, Yuko, su novia, la muerta. Una muñeca cae al piso y se rompe en
pedazos; por la ventana ha pasado un fantasma. El filme tiene encanto, así de terrorífica
y clásica es. Michio Yamamoto hace su primera película de una trilogía (The
Bloodthirsty Trilogy), con una mujer bella vampiro. El filme anexará mucha
historia, con el pasado de la familia de Yuko. En la casa gótica donde caen las
victimas espera la señora misteriosa de la madre de Yuko y su sirviente
jorobado, chato, grueso y retardado. El sirviente quiere matar al novio de
Keiko, la hermana del hombre muerto de la apertura. Esto da cierta risa, porque
el sirviente retardado se mueve autómata a ayudar a la familia a quien sirve,
siempre está al acecho de saltarle encima al novio, mientras éste esquiva
hachas y armas como puede para sobrevivir. Keiko también pasa las de Caín en la
casa, es sedada, secuestrada, encerrada se topa con la vampiro. Hay momentos
así de buenos, de convincente suspenso. La mujer vampiro es efectiva y se suman
historias. El campo como contexto es fértil en sustos. La casa señorial brilla
como punto de terror en medio de la inmensidad. Los pasajes de la casa se
prestan para el miedo, para el sobresalto, en cualquier momento puede salir la
vampiro, que ronda. En medio de todo Keiko y su novio sospechan, escuchan
llorar a alguien, van a ver. La madre de Yuko se mantiene seria, vestida bien
japonesa, su seriedad se percibe de demencia, se mantiene fría. Es una película
que gira en torno de la casa señorial y su imponente soledad, donde se guardan
secretos tétricos, salvajes. Las posibles víctimas solo son Keiko y su novio, pero
se dan muchos sustos con ellos, se proyecta bastante el peligro aun así. A
ratos aparece la vampiro. El sirviente también como asesino propone su cuota de
terror y muerte, aunque haga escapar algunas risas. El filme no se oye perfecto
con la ensanchada historia familiar, pero tiene buenos sustos.