Que un auto sea un vampiro suena híper extravagante y
original, pero el resultado es un filme extraño para el cine de terror, pero
interesante aun así. El auto en cuestión tiene un desenvolvimiento más discreto
que algo potente y terrorífico, el terror es más anexo por otras cosas que por
el propio auto; el auto vampiro, el ferat, más bien tiene una especie de
investigación, comprobación, de que en efecto es un vampiro, y el trabajo en
ello parte de un tipo que es freak y cuenta esto a un doctor (Jirí Menzel), el
doctor se convence porque el ferat implica a una mujer que él ama, una enfermera, Mima (Dagmar Havlová). El filme
gira en base a un rally, el ferat va a competir en éste rally. Mima va a
conducir el auto, ya que la anterior piloto murió, supuestamente chupada su
sangre por el ferat. En el filme hay un juego del doble con ésta mujer, Luisa (Jana
Brezková) y su hermana Clara (la misma Jana), presentándose como una
alucinación, un juego de terror, donde muchas mujeres quedan confundidas. Esta
propuesta tiene su complejidad, es algo intrincada de entender. Mima y Luisa
tienen sus vidas vinculadas, la morgue las espera. El doctor Marek es el
padrote, las seduce a ambas, aun cuando tiene la pinta de nerd. Ferat Vampire (1982)
es un poco seria con su investigación de hacer ver al ferat como un vampiro,
esto se dilucida al final finalmente, antes todo busca comprobar los supuestos disparates
de un tipo. Esto del ferat vampiro hace percibir al filme raro, porque no busca
hacer terror barato, terror básico o intenso, es algo más sutil, el auto chupa
la sangre por el pedal, hay una adicción y dependencia ahí, esto se conjuga con
la pasión por el automovilismo y el deseo de éxito y reconocimiento. Mima ama
el automovilismo, igualmente como Luisa lo amaba, ambas están dispuestas a morir
por ello. También tiene influencia que un vampiro chupa la sangre a alguien y
la vuelve dependiente de su hechizo, es como una esclavitud la que genera, hipnotiza
a la persona, roba el alma. Ambas cosas van de la mano, la pasión por el
automovilismo y el vampirismo, hay una fusión sólida en esto en la presente
propuesta. Luego veremos hasta el rally en acción. Aparte el checo Juraj Herz
espolvorea terror en el filme, pequeños sustos, pero también coloca una
pesadilla potente con el ferat a lo Cronenberg, con un auto latiendo como la
carne, lleno de sangre. El rally que es auténtico está bien inmerso en el filme.
La compañía Ferat tiene una administración y directores que da a entender a un
capitalismo violento, un capitalismo depredador y corrupto. El filme tiene su
erotismo, pero nunca deja de lado su historia. La escena con las botellas en la
cama es chocante, pero el filme da una explicación freak, así se ve un poco el
filme. Es un cine de terror raro, particular, cine de autor con su roce con el ridículo
en el que nunca cae. Ferat vampire no será una obra maestra, pero es una
película bastante curiosa.