El discreto encanto de la burguesía (1972), de Luis Buñuel,
es una película celebrada por la puerta grande, incluso ganó el Oscar a mejor película
extranjera, pero parece algo un poco desproporcionado, no parece una película de
las más grandes –no de las que generan entusiasmo rabioso y hedonista-, aunque
es una película más que decente. Es una película rara, pero entendible. Buñuel
hacia cine amable al 85% más o menos, mostrando al mismo tiempo una autoría mayúscula,
un estilo, personalidad y originalidad.
Ésta película son como viñetas de sucesos extravagantes, no una narrativa
convencional con presentación, conflicto, drama y desenlace, tiene una unión
general tenue, con 6 personas que se suelen reunir a comer y siempre terminan
sorprendidos por algún hecho fuera de lo común. Buñuel es ingenioso en presentar
montón de sucesos, con un toque surrealista, onírico, social, político, jugando
a desmenuzar a la burguesía en un tono inteligente y suavemente irónico. Hay muchas
pesadillas de por medio, incluso encadenamientos de sueños. Con esto Buñuel se
permite hacer lo que le place con sus personajes. La sátira va audaz en ésta
condición, pero hay que ser perspicaz para coger toda la ironía. También es un
filme entretenido, donde hay mucho suceso impactante e interesante así a secas.
Buñuel es inteligente, y en ese trayecto es un director claro. Su sapiencia
para hacer cine es cosa de autores excepcionales. Estamos frente a una comedia,
pero antes cine arte. El reparto de los 6 protagonistas centrales también es privilegiado,
con Fernando Rey como un embajador de un país latino imaginario y quien es
narcotraficante como hobby; Paul Frankeur y la bella Delphine Seyrig son el
matrimonio Thévenot con la infidelidad de la mujer con el embajador de Miranda;
Bulle Ogier hace de la hermana de Seyrig; la sexy Stéphane Audran y Jean-Pierre
Cassel son el matrimonio Sénéchal. Estos 6 burgueses pasaran mil aventuras en
cada comida en que se plantean juntarse, donde se incluyen militares, la
iglesia, comerciantes difuntos, policías fantasmagóricos y violentos, la
inmersión entera en un teatro, historias de terror y venganza y cosas bastante curiosas.
Todos sueñan, todos dejan volar su imaginación, hay hasta terroristas y hartos homicidios.
Es un filme raro, aun siendo comedia, único de cierta manera, pero no es un
filme hedonista en toda magnitud, es más para pensarlo, aunque pueda no parecer
así por sus viñetas de sorpresas. Es un filme que tiene cierta seriedad, no es
una comedia tradicional, un simple divertimento superficial, Buñuel es más
inteligente que eso, aunque siempre diáfano. Buñuel es igual de franco y
directo que la empleada que sirve la comida en la casa de los Sénéchal, sin embargo se te escaparan cosas porque el nivel intelectual también es alto. Aun
así el filme mantiene su humildad con los Sénéchal corriendo al jardín a
tirarse un polvo tras ponerse calenturientos poco antes de que lleguen sus visitas
y puedan notarlos por la costumbre de gritar al excitarse la mujer; igualmente
con el embajador deshaciéndose de una bella joven terrorista. Lo sueños aportan
la cualidad de cuentacuentos de Buñuel, su calidad de entretener. El filme
posee dos lecturas, una intelectual e irónica de lo social y político, y otra
de aventura y novedad. El filme nunca es vulgar, barato o facilista como comedia.
No obstante puede ser sencillo.