jueves, 30 de junio de 2022

Men


Men (2022), del británico Alex Garland, es una película bastante interesante. En la trama una mujer, Harper (Jessie Buckley), ve suicidarse a su marido lanzándose por el balcón, cuando le dice que quiere separarse. Antes el marido por una tontería le mete un tremendo bofetón que la tira al suelo. Asistimos a violencia doméstica. La mujer lo bota gritando y éste se arroja tras advertirle que lo hará si lo abandona. Es así que a Harper se le quiere imponer la culpa, pero como ella misma dice más que culpa es una obsesión que la persigue, es decir, una enfermedad. Harper se va a sanar a una casona en el campo inglés. En ese lugar, ella y el filme de Garland oscilaran entre la obsesión malsana, lo mental, y la realidad, una llana y propia de pueblito idílico de pocos habitantes en la campiña británica, pero donde asoma poder hallar algún culto secreto ilustrado en  las imágenes esotéricas de una iglesia (o el designio de las estrellas, el destino), teniendo propio del folk terror. Harper imagina que alguien irrumpe en su casa muy violentamente y luego descubre un ave en el suelo. Harper ha creado un mundo surreal y alternativo producto de la persecución psicológica de la memoria del marido abusivo, que matizándolo estaba enamorado de ella hasta lo extremo y sufría de tener un problema de autocontrol que tampoco es esa excusa del cura cínico y lujurioso de absolverlo todo fácilmente. El filme es una lectura general sobre el maltrato de los hombres hacia las mujeres, como estos ejercen dentro de un orden general el abuso, aunque suene a discurso algo exagerado (muy propio de nuestros tiempos también, hay que decir), pero el terror también lo es como atributo. Queda claro cuando el actor Rory Kinnear representa a todos lo hombres del pueblo de alrededor de la casa de campo en que vacaciona Harper, con esa misma característica, el maltrato e indolencia hacia la mujer. El maltrato llega hasta estar presente con un adolescente, haciéndole bullying a la protagonista -que pasa por el recuerdo con un mismo rostro simbólico, del mal- producto de los hombres que quieren obligar a las mujeres a obedecer, incluso en el capricho de un niño con máscara de Marilyn Monroe. Hay una escena en un túnel que pasa de lo angelical al terror poderoso bajo la ubicua persecución. También yace simbolizada la consecuencia del maltrato de los varones hacia las mujeres en el pecado original, por la manzana prohibida. Harper se come una, donde se da un gran detallismo del momento. A poco tiempo le acecha un loco desnudo, un raro, que se convierte en un hombre planta representando aquella manzana que Harper/Eva se comió, y lo dice directamente una broma del administrador de la casa de campo. Ésta propuesta posee tremenda escena de magnífico terror visceral (aparte de la super escena con un cuchillo de cocina), homenaje a la también británica, de terror de culto, Xtro (1982), de lo que Garland duplica la apuesta visual, la hace más gore, más desagradable, más violenta de aguantar ver, haciendo desfilar brutalmente por la protagonista a los hombres del pueblo, marcados en un único rostro modificado con efectos especiales o de computadora. Es del pecado original hasta lo más obvio. Asistimos al sueño de Harper, cual confunde cosas reales con cosas fantásticas, les cambia de lugar, como aquel embarazo del final que ella cree alumbrará alguien también recriminable. Es una generalización, de ello el preciso título, un comportamiento repetitivo, colectivo, si bien de distinto calibre, desde el policía que poco le importa si Harper finalmente es agredida de noche e incluso puede éste tomarse las cosas personales y generar un acto corrupto, como cuando aparece tarde sin motivo, hasta tipos primarios riendo en un bar incomodando a las mujeres, siendo ellos. 

lunes, 27 de junio de 2022

Crimes of the Future (2022)


Ésta, la última película del maestro canadiense David Cronenberg, fue la sensación del festival de cine de Cannes 2022, aunque el jurado no le dio ningún premio. Se ha estrenado austeramente en Canadá y EE.UU y prácticamente no se ha estrenado internacionalmente en salas. El filme es visualmente austero, luce de muy bajo presupuesto, los lugares se ven lúgubres y con lo esencial solamente, por lo general solitarios y medio abandonados, las calles parecen europeas, viejas, como olvidadas, ese es el futuro de la humanidad que presenta Cronenberg, de decadencia y lujuria aunque por un sexo raro, de búsqueda de perversiones, corrupciones y trasgresiones, aun cuando se percibe que la ley está como Gran Hermano siempre cerca, rondante, es algo gaseoso, con un cierto toque criminal o paramilitar en la labor. También ésta policía yace representada austeramente con un agente de color llamado Cope (Welket Bungué). Éste filme de ciencia ficción está plagado de ideas, es curioso y entendible, tiene también de noir y levemente de terror. El noir es el que abre con una escena muy poderosa y perturbadora, la muerte de un menor que puede comer plástico. En el filme hay dos líneas en lucha. Una es la ley que quiere que nada perturbe el sistema establecido, el orden, lo que todos conocen y viven comúnmente. Aquí entra a tallar una humanidad yendo hacia la destrucción, no existe el dolor físico y esto hace que lo busquen como arte, excepcionalidad y placer, poniendo la cirugía y la autopsias como este mecanismo de expresión y de adquisición. Un famoso artista o performancer de las cirugías como placer y arte es Saul Tenser (Viggo Mortensen), nuestro protagonista; en la trama una celebridad de la corrupción por entretenimiento pero curiosamente es nuestro guía y (anti)héroe y hasta presenta un cierto difícil de clasificar código de decencia. Lo acompaña en todo Caprice (la hermosa, sensual y excelente actriz Léa Seydoux), es una pareja afectiva sin anillo en el dedo, muy libre y muy metida en la búsqueda del dolor como placer. El filme de Cronenberg deforma cosas naturales para plasmar su lenguaje audiovisual, como el parto humano y la enfermedad de la auto-laceración que simboliza esa autodestrucción que nos conduce como humanidad. La línea del orden es otra a la que hoy nos regenta; es otro modo de existencia en el futuro próximo el que ha retratado Cronenberg. Igual luchan por mantenerlo; lo que no nos es común en éste futuro es una amenaza y se busca eliminarlo. En esto yace la otra línea, una metamorfosis producto de la experimentación, y es algo del tipo de la guerrilla y lo revolucionario, aunque en el fondo no hay mayor justificación, es, existe y nada más, son los que pueden comer una barras como de chocolate sintético o el plástico, en esto entra a tallar lo diferente que quiere ser aceptado primero y luego imponerse. El noir juega con éste sci-fi, ese niño muerto (e investigación), es esa lucha entre el orden y lo outsider, puede entrar en esto último lo que podemos imaginar que encaje, como tendencias políticas, sexuales, sociales, etc, nuevos ordenes. Es la lucha medio arbitraria, por lo que muta, el placer por lo extraño y algún tipo de estabilidad o reino. Saul es también un álterego del propio Cronenberg, un tipo que pinta de ser muy curioso, que quiere probar toda novedad, aun a riesgo de morir (o perder), es también metacine, un especie de director de cine en sus performances, un genio inventor de hedonismo a través de lo perverso o de lo que rompe todo límite. En un momento parece irónico oír a Saul confesar que no puede con el sexo tradicional, puede que aludiendo a la vejez, mención del cuerpo maltrecho, como con esa fisonomía de enfermedad que carga encima como monje satánico, templario o medieval que camina de noche en el misterio tras la aventura, esa que el noir le ofrece como revolución. Saul es un artista verdadero, se debe mucho a la búsqueda de arte, a otorgarle significado a lo que no lo tiene, tal cual las cirugías que excitan a Timlin (Kristen Stewart), la que con trampa quiere reemplazar cual hot nerd al indomable y enfermo Saul. Es pues la lucha de dos ordenes, lo nuevo y lo viejo o actualmente común a todos. Esa madre que hace lo impensable es un gen de algo mayor. Es el mundo dominado por las actuaciones, por las performances, por el apetito por lo extraño y los comedores de plástico son presentados como amenaza, pero son también como un nuevo futuro, hay algo ahí que pide ser positivo, aunque tiene mucho de vacío, hasta que Saul lo interviene y lo plantea como poesía, tras cierto gore. Pero toda revolución no siempre triunfa y si lo hace tiene que pasar por mucho antes de reinar. 

martes, 21 de junio de 2022

La tarea


La tarea (1991) es una comedia erótica del mexicano Jaime Humberto Hermosillo. Es una película curiosa, tiene varias cosas que la hacen particular. Una mujer casi en sus 50 decide hacer un video pornográfico como trabajo universitario. Virginia (María Rojo) pone a los 4 minutos de empezada la película que veremos una enorme cámara propia de la época debajo de una silla, la pone como que el cuarto está desordenado (y ella estudia cine), por lo que puede pasar semejante objeto desapercibido. Desde ese momento la cámara quedará fija, la toma fija, en un punto estratégico, y así será todo lo que observaremos, hasta por el final hacer 2 o 3 cambios breves más de lugar, de la cámara y toma. Ésta cámara y nuestra mirada voyerista enfocará un pasillo que da por un lado a un cuarto del fondo, al lado está la puerta de entrada, y en primera instancia tenemos frontalmente otro pequeño cuarto de recreo o descanso donde ocurrirá toda la acción. Virginia ha invitado a un ex de hace 4 años, a Marcelo (José Alonso), con el plan de seducirlo y tener sexo y grabarlo sin que lo sepa. El filme pasa por varias novedades; sólo ésta pareja es todo el reparto de actores en realidad. La película será toda grabada en una sola toma, salvando un par de defectillos que se pasan por alto. Marcelo, por Marcello Matroianni (en evocación del sueño húmedo de la protagonista), llega a los 6 minutos de comenzada La tarea. Estos dos darán mucho juego. Inicialmente tiraran y aflojaran para tener sexo, todo será muy cuidado, puro juego. Luego en un momento Hermosillo pone las cosas en claro, se habla de buen gusto y erotismo como que no compaginan y se ponen de lleno entonces a ser sexuales, vemos las partes íntimas de ambos y los presenciamos tener finalmente sexo, aunque sobre una hamaca -que es donde lo hacen- en el centro de la panorámica parece un poco cómico tanto desajuste y movimiento torpe de su coito. La propuesta se transforma un poco; pierde, como anuncia, cierto refinamiento, pero tampoco engaña, se nota un filme de muy bajo presupuesto con ganas de ser algo trasgresor y lo consigue, aunque tampoco es una obra demasiado importante. Hermosillo se las arregla para ser siempre novedoso -con una toma estática poniendo la visibilidad en estado de creatividad constante-  y a través de lo simple; se comenta hasta del SIDA, propio de la época también, y de como es vista la liberalidad de la mujer, se habla de la imperfección del cuerpo femenino y de no juzgar tanto la sexualidad y la búsqueda del placer puro y duro. Finalmente el filme se volcará más tradicional como cierre, más literalmente familiar, pero las intenciones ya quedaron claras, ya no se puede obviar el marcado vuelco erótico que ha tomado la obra, una que honra muy bien al teatro. El filme aunque algo infaltablemente vulgar -en su erotismo claro- nunca pierde su condición de comedia, de cine amable, aunque para adultos. Inicialmente luce mejor que lo que viene en su digamos segunda mitad o última media hora. El punto de no retorno es el anuncio y alarde Almodovariano del mal gusto. En la primera parte se maneja muy bien la sensualidad y el fetichismo -con los tacos altos de ella en particular, y con sus piernas, hasta en primer plano-, con una mujer no una beldad pero que aun así puede ser seductora y, segura de sí, apetecible sexualmente; esto también se defiende en el filme, la imperfección, la aceptación y la naturalidad de lo común. Es un filme que puede verse un poco cinéfilo además, con la visibilidad notoria de algunos posters de películas y actores mexicanos, también brilla el nacionalismo en los boleros que oímos. Se trata de una pareja en la mitad de la vida, lo cual luce especialmente atractivo de ver. Ambos actores son muy carismáticos y simpáticos y el encuentro no se percibe insípido, sin tampoco crear un ambiente muy sofisticado, siempre hay cercanía y empatía.

Los peces rojos


Éste clásico y noir español lo dirige José Antonio Nieves Conde y es una gran película llena de originalidad y de manera transparente. Es un filme que tiene varios giros, se presenta de una forma y luego cambia a otra y luego hasta otra más. Mezcla el cine negro con la literatura, con el aspecto de la creación y además con tener un estilo artístico frente a uno más popular, es la literatura fantástica por sobre la social, y ahí entra el mismo cine también en esa elección, entre lo ecléctico frente a lo neorrealista digamos, con un noir que tiene de sutilmente social y también de muy creativo y de manera muy fácil de entretener y que entusiasma. El grandioso actor mexicano Arturo de Córdova es Hugo, un escritor menospreciado que no halla editorial que lo cobije, ni dinero ni éxito y depende de la pensión y herencia de su hijo de 19 años que va a recibir una fortuna de su tía a puertas de morir. Ésta millonaria familiar no quiere mucho a Hugo aunque éste hace de protector de los bienes del hijo y de paso recibe una pequeña pensión. El filme se pone perverso y macabro y el hijo -a quien nunca veremos- cae "extrañamente" por un muelle frente a las altas olas del mar. Ésta maldad es manejada con suma creatividad, pues no es tal cual, pero hace ver a Hugo terriblemente desagradable, aunque el filme es medio su cómplice y ésta elección de tono puede extrañar, igual el maltrato notorio del padre y la futura madrastra al hijo (que yace en elipsis), pero todo tiene lógica perfecta y ahí anida una estupenda sorpresa y loa a la originalidad del filme. Hay un plan inicialmente macabro y sucio, pero luego es otra cosa, algo muchísimo más suave, como glorioso cine clásico que es Los peces rojos (1955), capaz de manejar la peor corrupción de manera audaz e inteligente y bastante cuidada y elegante -aun cuando Hugo es muy boca sucia, tiene la lisura en la punta de la lengua-. No obstante los peces rojos o el símbolo de la culpa que trastorna harán presencia como quien como un dios ha hecho con el arte algo demasiado potente y tan real hasta no poder manejarlo. Es también un filme de romance y competencia por una mujer, y entra a tallar Ivón (Emma Penella), quien es una actriz humilde de teatro que no soporta ya no tener dinero y estar siempre a puertas de ir a parar a la calle; ella trata de ser honesta, pero el mundo corrupto y la necesidad y las malas amigas la hacen dudar y tentarse. Hugo alude pobreza y es un soñador -quiere seguir siendo escritor- mientras su hijo implica el ideal del millonario. Hugo curiosamente compite con su hijo -viviendo juntos-, incluso en desventaja, Hugo es el peor partido de los dos. Hugo es alguien de carácter y algo tosco, encima es el típico macho pero ama de verdad a Ivón, quien tiene la decisión en sus manos, quedarse con el hombre mayor sin futuro visible o con el joven prometedor. Es una historia de amor frente a la dura realidad, es cine clásico -fino- en toda la palabra, aunque con un Hugo mucho de hablar pobremente, aun cuando es indudable su genialidad para la escritura, que hace de lectura de la lucha por el éxito, quien lo tiene y quien no, y muchas veces, sin ser romántico o iluso o autocomplaciente, no lo posee quien de verdad lo merece. Y en ese lugar asoma el final, la gran derrota, como con esas sugerentes y representativas enormes olas que chocan contra el muelle como queriendo engullirnos. 

lunes, 20 de junio de 2022

El infierno (L'enfer)


Éste thriller es uno de los mejores filmes del francés Claude Chabrol, y así como Chabrol es un maestro del thriller hecho en Europa, el guion original de éste filme es de otro gran maestro del thriller europeo, de su compatriota Henri Georges Clouzot, que empezó el filme y nunca lo terminó, y luego con el tiempo Chabrol recuperó el proyecto, compró el guion a la viuda de Clouzot y ha hecho está maravilla de película, estrenada en 1994, a 30 años del filme trunco del maestro Clouzot. De paso al abordar Chabrol el guion de Clouzot está saldando una cuenta de La Nouvelle Vague con Clouzot, ya que al querer imponer su mirada La Nouvelle Vague atacó injustamente el cine de Clouzot, aunque fue un ataque estratégico para poder primar por sobre otros cineastas y otra mirada. Chabrol le da el lugar merecido a Clouzot al abordar su obra trunca e ideas y ha conseguido hacer un filme glorioso sumándole su personal dirección. Éste filme tiene a dos actores que son rostros bastante populares en el cine arte en Francia, pero afuera puede costar un poco reconocerlos. Por entonces ya eran reconocibles, pero no eran nombres muy rimbombantes en el cine en general. Francois Cluzet tenía 39 años cuando interpretó a Paul, y Emmanuelle Béart 30, a Nelly. Emmanuelle es una mujer muy hermosa y sensual, naturalmente provocativa, y en el personaje es una mujer amable, simpática y siempre anda alegre y es de conversar, ella llama la atención instantáneamente sin que quiera algo con ello o sea deliberado. Paul tiene un pequeño hotel en el campo, y anda estresado por el trabajo, esto se presta para generar un poco lo que vendrá. Paul sufrirá de problemas mentales, anclados a unos celos enfermizos. La enfermedad mental lo hace ver cosas irreales, sospechar de la nada de cosas insustanciales e incluso comportarse violentamente. Nelly no le da motivos realmente, de verdad está enamorada de él, es una buena esposa y una buena madre. Naturalmente como es una mujer muy hermosa, y viste decente, pero se ve guapa, y es afable y muy tratable con todos casi cualquier hombre que se acerque puede resultar una amenaza a su matrimonio y una posibilidad de infidelidad en la imaginación de Paul, un hombre que hasta oye a su mente hablarle como un monstruo. Paul convierte la relación en el título, la cree lo más promiscua posible y una mentirosa antológica. Éste filme es incómodo, muy duro de ver, llega a ser hasta estresante, de lo intenso que es por largo tiempo, Paul no afloja sino cada vez es más demencial. Chabrol es muy firme en hacer sentir el filme como un verdadero infierno, sin paliativos. Por el final hasta surge lo que parece inevitable. Es un filme para gente fuerte. Es un retrato tan potente y extremo que hasta ahuyenta la pena por Paul, deja mala sensación. Chabrol muestra mucha maestría en generar tanto malestar. Es un filme difícil. En un momento hay una escena grandiosa que deja ver perfectamente qué está pasando. Paul yace parado cerca de un pequeño ecran de fondo donde ven un video casero los visitantes y amigos del hotel, cuando no mira y vemos la pantalla en profundidad vemos que todo es apacible, alegre y simple, pero cuando la imagen es de la cámara subjetiva y estamos en la mente de Paul las imágenes son de la peor promiscuidad de Nelly; así se maneja Paul, con imágenes terribles, no importa ni el físico ni la edad ni las muestras de devoción, tolerancia en la humillación ni saber como ella siempre ha sido, la mente de Paul está envenenada hacia la lujuria y el sexo de su mujer. Inicialmente uno cree reír algo, pero el filme se torna tan constante en éste Paul, que te deja estático, maltrecho. Fluyen muchas emociones, es una obra muy visceral. Por un lado la belleza fabulosa de Béart y luego el golpe del tambor incesante de los celos enfermos. 

Matinée


Matinée (1977), del mexicano Jaime Humberto Hermosillo, es una película que entretiene bastante, que está dispuesta para llegar a mucho público, y al mismo tiempo es inteligente, sin dejar nunca de ser entendible, mostrando gran destreza de la sutileza. En la primera mitad del filme aparte de adaptarnos a la ciudad de Aguascalientes, México, es una película de acción, de atracos, sorpresas y persecuciones. Es un filme que puede ser tenido por cine de género. El escenario es sencillo, pero de suma habilidad, es muy competente. Tenemos como protagonistas a 2 niños mejores amigos, uno que quiere escapar de su hogar, otro que va a realizar un viaje con su padre a ciudad de México, entonces el pequeño Jorge se lleva de polizón al pequeño Aaron. Es un filme que muestra maestría dándole el protagonismo a los dos niños; sabe ubicarlos dentro de un escenario criminal, en un mundo adulto, con coherencia, pero manejando llaneza, no es que se falsee la realidad, lo cual es talento puro del director, que lo hace sin mostrar dificultad, todo luce simple y efectivo. Tenemos a una banda de 5 criminales, que son muy carismáticos y fáciles de recordar. De estos 5 se destacaran 2 en particular con la curiosidad del filme, el manejo notable de la sutileza, pues se trabaja con una pareja homosexual, tendencia sexual confesa del director. No hay nada explícito afuera, a la vista, todo es entender que hay tras bambalinas, y no es arduo de captarlo, pero los más lentos pueden confundirlo con una amistad. Aquiles (Héctor Bonilla) es uno de los 2, quien hasta seduce a una muy guapa mujer. El otro es Francisco (Manuel Ojeda), el temperamental, el ofendido o sensible de la relación. El filme en ésta segunda parte muestra ésta sutileza pero aunque denota una novedad o distinción no abandona nunca su esencia de película de atracos y de acción. Ellos irán por otro botín. Los acompañan siempre los niños, Aaron y Jorge. Jorge despierta de su letargo y planea una venganza, puede que aquí se perciba cierto vacío emocional (frente a algo muy impactante), el niño luce muy frio, pero el filme no falla aun así, se muestra un comportamiento curioso, como si los niños tuvieran mucha calle a cuestas, sobre todo fuera Jorge ese tipo de niño. No obstante Aaron es más inocente, aun cuando exhibe extraña madurez, quiere irse de su casa y no bromea. Con Aaron se vislumbra lo que será la relación niño-protector criminal de la obra maestra Un mundo perfecto (1993). Es un filme con grandes escenas, no tiene pierde en ello, todo luce muy bueno, desde el falso policía hasta el campesino salvador. También la propuesta maneja una edición particular, se salta aperturas y va de lleno a ciertos sucesos, lo hace bastante. Todo esto le da tremenda agilidad al filme, aunque puede fastidiar un poquito tanto salto notorio. En un momento hay una gran ocurrencia, un asaltante (Farnesio de Bernal), dice ser bailarín de profesión y sin rodeos lo demuestra y se pega un baile muy gracioso, bastante simpático, que se ve bien. 

viernes, 17 de junio de 2022

X


Ésta película de terror de Ti West me hizo recordar la última película del mexicano Arturo Ripstein, El diablo entre las piernas (2019), aunque la de Ripstein no era de terror, pero manejaba el mismo tema, la sexualidad en la vejez. No con la pareja ahora anciana nuestra, nuestra pareja de toda la vida, sino como los jóvenes, con cualquiera. Nuestra protagonista de terror es una anciana que la señalan de desequilibrada, es una mujer que sufre por no tener sexo como antes, con libertad, con hombres, con mujeres, mientras su anciana pareja sabe que ella solía ser así y la acepta de esa manera libertina. El filme de Ti West habla mucho de la sexualidad, la pone en total libertad, así la señala, no libertinaje ni perversión. En la trama es el sexo desde la hechura de un filme porno, el que clama libertad; juega con ello un poco al machismo y a la idea de la mujer fácil. Aquí se entiende que hacer porno no es ser una prostituta, es sólo tener sexo y no es nada del otro mundo. No obstante vemos que se complementa ésta imagen con la vejez, en perder -por como nos vemos- ese libertinaje, y ahí vuelve a aparecer Ripstein, el sexo de los viejos luce desagradable, aquí amplificado con la esencia del terror y la locura, con el crimen y el gore más brutal. Ripstein manipulaba mucho en su filme la imagen de la mujer promiscua señalada de prostituta. Aquí el demonio es la vejez, dentro del canto típico americano a la juventud, la vejez que pierde el privilegio del libertinaje o la libertad (sexual). La anciana sufre y en su locura es perversa. El filme al mostrar a la vejez como un monstruo puede que para los latinos nos parezca políticamente incorrecto, o finalmente no para los americanos porque el dinero en EE.UU. lo compra y suaviza todo, pero esa es otra película, otra historia. El filme también juega con la debutante inocente, ratón de iglesia se le apoda, y vemos llorar a un hombre al ver a su mujer hacer porno, que él y Ti West muy irónico llaman cine independiente y ahí también se hace metacine para tomárselo relax, incluida la frustración natural muy afín a todo practicante o amante del arte y la cultura. Ti puede ser muy inteligente y su cine no solo entretiene sino como notable cine de terror te hace pensar, tiene ideas, y las dice sin disfuerzos ni oscurantismo, todo yace a la luz de la diversión y el ojo atento. Pero el filme es más, es muy buen entretenimiento, las muertes provocan excelentes escenas de terror. También hay arte en las tomas, como con el acercamiento y descubrimiento de los cocodrilos en la zona. Así mismo en un momento la cámara hace espacio suficiente como para hacerle un hueco en el cuerpo a alguien. Hay buen manejo del suspenso. El filme abre con el hallazgo de una casita en lo que parece un pantano del sur americano con cadáveres recientes, un sótano se quedará en nuestra memoria para más adelante completar la figura, manejar nuevamente la expectativa. Es un filme sobre un grupo pequeño de jóvenes que van a hacer una película porno en un lugar aislado del campo, donde destaca la actriz Mia Goth, que hace de una soñadora. Asoma el sueño americano trunco, y también no ver la vulgaridad frente al espejo, quizá porque duele. Además brilla el fanatismo religioso, que hace buen terror con su presencia. La vejez curiosamente representa cierta (anhelada) modernidad, rompe con cierto lugar común. Puede que halla momentos, algunos pocos, ridículos, como un baile al lado de un cadáver, pero en general éste es un buen filme, como por su toque interesante de profundidad diáfana que lo hace más entretenido. 

viernes, 10 de junio de 2022

Magic


Magic (1978) es una película de terror que dirige el británico Richard Attenborough, con guion del americano William Goldman. Goldman escribió la novela en que se basa éste filme y también es dueño de otra novela que guionizó y es una película muy querida y popular, La princesa Prometida (1987). Goldman ha ganado 2 veces el Oscar por sus guiones, por Butch Cassidy and The Sundance Kid (1969) y Por todos los hombres del presidente (1976). Attenborough es un reconocido actor y el director de las muy celebradas y conocidas Ghandi (1982, que ganó el Oscar por mejor película y director) y Chaplin (1992). La protagoniza Anthony Hopkins, cuando aun no era tan conocido, tenía 41 años por entonces. En éste filme ya se ve toda la capacidad de nervio, tensión y emotividad que podía manejar con tanto talento, y sin buscar estéticas guapas, sino muy naturales. Hopkins es un ventrílocuo que no se despega mucho de su muñeco llamado Fats. Hopkins está magistral y aunque el muñeco medio que maneja terror a lo Chucky, es Hopkins el centro del asunto, alguien que puede estar sufriendo de doble personalidad y estar dominado por la figura de Fats, que hace de mecanismo de la personalidad que le falta, ante su timidez, complejos y espíritu pequeño, aunque yace su personalidad sobredimensionada, hasta lo criminal y perturbador. Hopkins maneja muy bien la ambigüedad. Hay un juego perfecto entre como interactúan Fats y Corky (Hopkins), y toda la película se maneja así, no sé sabe del todo si Fats está realmente vivo y esa es la magia que alude el título, o a Corky le falta un tornillo. Corky arranca como un fracasado y con ayuda de un famoso manager, Ben Greene (Burgess Meredith), está a puertas del éxito, pero Corky se escapa de todo en busca del amor de toda su vida, interpretada por le hermosa Ann-Margret, y es ahí que empieza todo el terror. Hay una escena criminal gloriosa con la laguna. Burguess también está pletórico de talento y genera muy buenas escenas con Hopkins. En una obliga a Corky a no utilizar a Fats por solo 5 minutos y es una bomba de tiempo esperar. Éste filme recuerda en mucho a la obra maestra Psycho (1960), pero agrega otras ideas, como el querer el éxito y tener problemas de sociabilidad. Ésta en cierta manera parece la versión heterosexual de Psycho. Ann-Magret aporta erotismo y un halo de inocencia. Es un filme que no recurre a grandes presupuestos, todo yace en una pequeña casa de madera al lado de un lago y con pocos actores y aun así hay gran manejo de situaciones, nunca se hace en falta nada. A ratos la lente se posa sobre Fats esperando una reacción o da la impresión de que aparece en otras partes, pensando que él se ha movido, pero luego aparece Corky, incluso en el apuñalamiento, manteniendo el misterio tras poderoso suspenso. 

jueves, 9 de junio de 2022

The Lightship


The Lightship (1985) es una película americana del polaco Jerzy Skolimowski, sobre como 3 tipos toman un barco faro, un barco que hace de faro y no se mueve de su lugar. Éstos barcos-faro existen ante la dificultad de construir un faro en ciertas zonas claves. Nos ubicamos a 10 años de la II guerra mundial. Skolimowski adapta la novela del alemán Siegfried Lenz. El capitán del barco es el capitán Miller (Klaus Maria Brandauer), un tipo que carga un peso encima de una acción suya durante la guerra y se mueve a razón de éste trauma, frente a estos bandidos que tienen a la tripulación secuestrada. Robert Duvall es Calvin Caspary, quien hace de un gángster barato, del tipo proxeneta de barrio, pero con ratos de andar filosofando existencialmente, incluso juega aunque visualmente sin ademanes a cierto cuidado erotismo gay, el gran aporte raro o seña de identidad en éste filme del siempre particular Skolimowski. El capitán del barco y el gángster (que tiene ratos de achaques de ternura) dialogan mucho, como aparentemente dos seres afines aunque va detrás que en realidad la situación los tiene de enemigos, además de que estos bandidos hacen peligrar la vida de la tripulación, que incluye al hijo joven del capitán, el hijo real del director. Después es un filme muy sencillo. Las acciones versan entre cierta tontería, como con el ave del cocinero, pero también hay ratos novedosos como cuando agreden a Caspar en pleno dominio del barco y lejos del final. Los secuestradores tienen todo el tipo bien americano, aunque criminales. El capitán presenta un cierto aire de sofisticación. Todo éste menjunje hace del filme mayor de lo simple que en realidad es. Es una película entretenida aunque de esas de presupuesto americano en realidad humilde, aunque con cierto corazón de pequeño felino creyéndose un depredador. Skolimowski se las arregla para mantener un cierto aire europeo y un poquito arty. No es un gran filme, pero tampoco uno malo.