El Motoarrebatador (2018), de Agustín Toscano, es un filme
pequeño y básico. Unos ladrones en moto le roban una cartera a una señora
madura y la terminan arrastrando por el piso. El que maneja la moto siente
culpa de lo que ha hecho, mandar a la mujer al hospital, la visita y termina
siendo como un familiar para ella, la cuida. El hombre se llama Miguel (Sergio
Prina) y tiene la suerte de que la mujer está amnésica y esto le permite cuidar
de su casa y hacerse pasar por alguien conocido de ella. Elena (Liliana Juarez)
es una mujer solitaria, una empleada del hogar que ha juntado su plata y vive
tranquila, va a cobrar un dinero y justo la asaltan. Miguel es un tipo pobre y
desempleado, vive en casa de su pareja que termina botándolo, tiene un hijo
chico. Miguel ve de paso la oportunidad de establecerse, de tener un hogar
cómodo en casa de Elena. Elena mientras tanto necesita ayuda por su estado y se
apoya en Miguel. Hay una relación algo extraña de definir del todo, ¿hay
amistad, atracción o más lo que parece, un cariño familiar? El motoarrebatador
no ofrece mucha originalidad, es una película que se siente mil veces vista,
pero es ligera y se ve fácilmente, no molesta, entretiene. La escena que sale
de lo común es una con Prina desnudo con casco de moto echando aerosol a la casa,
dura poco tiempo y parece salida de la nada, algo gratuita. El filme forma un
vínculo sólido entre Elena y Miguel, que es de lo que se vale la película, su
centro. Ésta relación sin embargo no llega a plasmar gran cosa y llega a una
pelea que hace ver a Miguel como un tipo bajo, acomplejado con su estado de
criminal. Los protagonistas están bien dibujados, aunque le falta más punche al
asunto, un poco de más relleno y novedad. Ésta película argentina estuvo en la Quincena de Realizadores 2018.