Dragged Across Concrete (2018), de S. Craig Zahler, dura 2
horas 35 minutos y se cocina lento, pero es una película muy entretenida, te
mantiene interesado todo el tiempo. Es un filme con 2 policías suspendidos
donde uno de ellos quiere hacerse de un dinero corrupto para sacar a su familia
de un mal barrio –una hija adolescente peligra de ser violada en un futuro-. El
policía de esta idea lo interpreta Mel Gibson como Brett Ridgeman, y su
compañero es Vince Vaughn como Anthony Lurasetti.
No es un filme perfecto, pero es definitivamente bueno.
Dentro de lo malo está el humor grueso en la presentación y salida de Jennifer
Carpenter. También darle mucha importancia al personaje que hace Tory Kittles.
Lo interesante está en la interactuación entre Gibson y Vaughn y como
lentamente se va armando el filme tras un robo y el seguimiento de un tal Vogelmann
(Thomas Kretschmann) y como sus secuaces son presentados.
La acción cuando finalmente llega –aparte de lo que hacen independientemente los secuaces enmascarados del robo- es potente y full
jugosa, el filme tiene muy buena acción, secuencias y escenas de antología. La
propuesta es impredecible, anárquica, trasgresora, hedonista. Gibson y Vaughn
hacen grandes papeles, están magistrales, hablan bastante entre sí. Dragged
Across Concrete es cine punk, cine que no teme ser rebelde y hacer lo que le
plazca. El filme tiene un timing lento, pero también es sumamente interesante,
que uno no siente el tiempo en absoluto, sino que más bien te haces de
expectativas.
La trama es inesperada en su discurrir de corrupción, con
unos policías protagonistas carismáticos y a la vez unos malditos en cuanto a
astucia y estado cool. El filme aunque no tiene el timing de Tarantino que
suele ser veloz recuerda a su cine. S. Craig Zahler definitivamente con sus
tres películas a cuestas es un director a tener siempre en la mira, es un cineasta
del hedonismo cinéfilo, un gran cineasta del entrenamiento en total libertad.