lunes, 26 de marzo de 2018

Western


El título del filme de la alemana Valeska Grisebach hace pensar inmediatamente en un lugar de tipos rudos peleando por sus vidas, algo así se podría decir que es lo que veremos, en la relación difícil entre búlgaros y alemanes, pero Grisebach es una directora impredecible y muy natural en su puesta en escena, que uno diría que es como la vida misma, aunque sabemos que estamos viendo algo especial también, un cine donde suceden cosas. La amenaza de violencia como en el western está siempre latente, pero Grisebach rehuye una y otra vez lo que parece inminente. Cuando finalmente acaecen momentos de violencia estos están llenos de realidad, la que escapa a la grandilocuencia.

Un grupo de alemanes trabajan una obra en un pueblo búlgaro, el jefe de la obra, Vincent (Reinhardt Wetrek), es un tipo torpe e inmaduro en la comunicación con la gente del pueblo, mientras el héroe del filme, Meinhard (Meinhard Neumann), es un tipo afable y tranquilo, quien pronto se interrelaciona con los búlgaros y se hace de amigos. Meinhard juega póker, toma y cena con ellos, hasta tiene sexo con una lugareña. No obstante el que se mete en problemas no es Vincent, como hubiéramos esperado, o un castigo o lección a lo película tradicional, simplemente obtiene la distancia. Meinhard en cambio tiene muchos problemas, primero lógicamente porque es un extraño en el pueblo y además un alemán, pero más tarde producto de su propio acercamiento. Los problemas surgen de manera natural, son por cosas muy imprevistas, como encontrar un caballo y utilizarlo, ganar en el póker y que el perdedor pase por necesidad económica o por ignorar a la chica con la que se acostó.

Meinhard es un legionario y eso le trae admiración de los búlgaros, también eso incita como en un western a que los vaqueros le salgan enfrente. Muchos búlgaros cargan armas de fuego y el legionario tiene un cuchillo siempre guardado. No hablar el mismo idioma es una dificultad para el protagonista, pero igualmente está siempre rodeado de búlgaros. Meinhard es un tipo que sabe defenderse, pero tampoco es un superhombre, es un tipo común finalmente, en eso se enfoca la película, pero lo reviste de cierta magia, encanto. El filme se centra en la integración entre estos dos países. Meinhard es ese intento, y aunque todo apunta a que él está dispuesto -mediante un gesto llega a decir que tiene a Bulgaria en el corazón- y los búlgaros tienen sus prejuicios pero también quieren acercarse, van surgiendo baches, de lo más sencillos. No obstante ese baile último o ese recuperar de la bandera alemana es finalmente el triunfo de nuestra humanidad y no de nuestras fronteras.