Muchos pueden pensar que el lugar natural de la
homosexualidad frente a la religión o la iglesia sea el de la confrontación
ante la no aceptación de su inclinación sexual. Pero el ser humano es un ser
complejo y la homosexualidad también puede rendirle devoción a la fe a Dios y
para la presente película en especial a los santos.
El portugués Joao Pedro Rodrigues hace uso de San Sebastián,
un icono del cristianismo convertido en icono gay por el arte, en la forma de su
muerte, amarrado en taparrabos sucumbiendo a las flechas, la que recrea
Rodrigues, pone a su protagonista, un ornitólogo, Fernando (Paul Hamy), a
puertas de morir, bajo la curiosidad de caer por las manos de 2 jóvenes
turistas católicas chinas que dicen estar malditas y el bosque ocultar algo
siniestro.
Fernando, un ornitólogo en vigilancia de un tipo especial de
cigüeña, sufre un accidente en kayak y es recogido por éstas 2 chinas locas.
Fernando escapa y se mete sin mapa en el bosque y en ese lugar empieza su
peregrinaje, su trascendencia, su camino místico. Rodrigues hace su
propia recreación e inoculación artística –al estilo de San Sebastián- con la
figura de San Antonio de Padua, el santo más famoso de Portugal. Pero lo hace
de la forma más extravagante. Fernando terminará aceptando que es un San
Antonio de Padua moderno, perseguido por el espíritu santo (una paloma) y
fusionado con el mismo Joao Pedro Rodrigues.
En el camino tras el erotismo de la forma que es apresado Fernando
a un árbol por las chinas pasa a
ver como un pastor sordomudo bebe de las ubres de una oveja, esto tiene de
homoerotismo, la imagen parece una alegoría visual de un fellatio. Pronto con
el pastor llamado Jesús –nombre que en la película es una clara irreverencia- se
bañan desnudos en el río y terminan teniendo un encuentro sexual. Pero
Rodrigues salvo estos momentos directos y llenos de su propia sexualidad prefiere
la aventura y no sólo quedarse con una tendencia sexual, que queda, desde
luego, impregnada en toda la historia, pero pretende ir más allá, y entra a
tallar lo rocambolesco y el cine arte, buscando concebir una historia y una
mítica por medio de lo trasgresor sobre San Antonio de Padua.
Fernando se topa con una banda de violentos muchachos
alcoholizados que visten de carnaval, confundiéndose como si fueran una tribu,
jugando, tomando y peleando con cuchillos, que me recuerda a la fantástica Kill
List (2011). Esta banda hace ritos paganos. Desligándose de esa figura
Rodrigues hace que Fernando se esconda y tema toparse con ellos (hasta ser
orinado encima). Más tarde Fernando sanando sus culpas regresará a la vida a
uno de estos muchachos carnavalescos, como a quien cura del pecado, y se irán
como pareja, en una canción que hace lucha contra la soledad, que llama a la
confraternidad. Rodrigues aplica en ello su sentido del humor y su infaltable
toque absurdo e irreverente. El filme es entretenimiento.