domingo, 17 de octubre de 2021

Distancia de rescate


Ésta película escoge no ser una película de terror. El tema es simple, está claro, es casi un esquema pero va de sutil, se trata de la conexión entre madre e hijo que se relaciona con amarlo con fervor o mantener una distancia emocional, digamos que dejarlo en segundo plano frente a otras cosas, puede ser una relación lésbica como se puede interpretar veladamente entre las 2 madres que pasan por lo mismo. Sus hijos se enferman y hay que salvarlos con magia, hacer que la mitad de su alma pase a otro lado y venga una mitad nueva, para el caso algo oscuro que hará que la madre medio que desconozca a su hijo, donde pudo anidar el terror. Después el hijo es visto como una amenaza que borda en realidad la locura o la creencia en esa magia usada, es como si nuestra mente divagara y creyera algo que está solo en nuestra mente. El hijo de Carola es visto como un especie de ente diabólico, criminal si se quiere ver, pero en realidad el niño nunca hace nada, nunca se muestra peligroso, ni siquiera raro, es hasta silencioso y tranquilo, es todo imaginación de la madre, delirio, aun cuando el filme y la novela de la argentina Samanta Schweblin quieren hacernos creer que algo va a suceder, que el niño algo malo piensa. En ello muchos pueden decepcionarse de la película, olvidando que va de inteligente y sutil. Es un filme que crea una atmósfera imaginaria (que no existe, como que está vacía), tal cual la voz en off donde es simplemente un recurso literario creativo de estar contando a un estilo una historia, es simplemente un adorno. El niño, hijo de Carola (la mujer fuerte que hace Dolores Fonzi), se comunica en voz en off con la protagonista, con Amanda (la bella damisela que interpreta María Valverde), el niño curiosamente la dirige, le pide que cuente bien la historia, como esa vocecita que seguramente imaginaba Schweblin frente a la hoja en blanco y que en el papel ciertamente ha de verse visto interesante y bonito. Por media película tanta promesa de la voz en off pues ya llega a molestar, ya deja de ser interesante como al comienzo. La relación entre las mujeres en un lugar rural de Argentina aislado crea un contexto atractivo, muy cinematográfico. El filme tenía material para hacer buen terror, pero queda muy débil, medio melodramático -entre positivo y negativo-, le preocupa más la denuncia medioambiental que va algo escondida y tampoco es que esté mal, pero pudo ser mucho mejor. Es un filme curioso, de gran factura para ser latino, es un filme arty, pero claro. Llosa muestra que tiene oficio, no ha hecho un gran filme, pero ha mostrado que le sobra capacidad. El filme de Claudia es típico de nuestra época, de feminismos ubicuos y cargados. Parece un alegato en pos de más libertad para la mujer, menos maternidad, más imperfección, nuevamente más comprensión. No creo que esto esté mal, pero parece que nos estamos pasando a la otra vereda, al otro extremo.