La directora brasileña Fernanda Pessoa nos muestra lo que
fue un tipo de cine que se hacía mayoritariamente en los 70s, llamado pornochanchada,
un cine popular y erótico oriundo de su país, mezcla de comedia ligera y soft
porn, que acompañó a la dictadura militar que duraría 21 años a partir de 1964,
y que ambas desaparecieron en los 80s.
Fernanda Pessoa no niega el lugar de la pornochanchada, la
señala como parte de la historia del séptimo arte brasileño y por tanto no se
le puede invisibilizar. La pornochanchada era reflejo de la influencia de su época
–la libertad sexual- y a su vez del poder –la dictadura-, aunque más tarde su
liberalidad narrativa y argumental terminó adaptándose también a un tiempo que
invocaba cambio político y mayor libertad. Pero la pornochachada luce a la vez impresentable,
vulgar, en su mayoría, y el documental escoge ser cine experimental, mediante
el uso de la técnica del found footage o metraje encontrado.
La directora parece brindar una lectura personal o quizá lo que muestra deja esa sensación o es que se impone transversalmente esa lectura, salida de su edición, fragmentación y yuxtaposición, entendiéndose que la vanguardia en el filme viene a ser la ironía que se percibe de lo que vemos, por el material recopilado –cerca de una treintena de
películas-, sobre lo que transmitía y significaba la pornochanchada. Nada de
esto es espectacular si conocemos medianamente el cine porno, donde, como
sabemos, la argumentación suele ser ridícula y absurda, pero verlo como el cine
bandera de una época es como para pensar en un estudio sociológico. No obstante éste documental no pretende tanto. Pero el filme deja una buena idea de lo que
es la pornochanchada y es cuestión de pensar por uno mismo para ir más lejos.
La pornochanchada es una máquina de propiciar ironía, sobre todo involuntaria, y
entretenimiento, con éste cine que no escatimaba vergüenza alguna en lo que exhibía,
lo cual podía llegar hasta lo impensable. En el documental vemos que
promulgaban violencia, salvajismo, corrupción, sordidez y suma banalidad, a
través de mensajes directos hacia el pueblo brasileño. Uno de ellos muy marcado
es el excesivo apego al dinero por sobre la moral, como ver que a las mujeres
se les insta a prostituirse por el fin –el dinero- justifica los medios. Estos
filmes como se aprecia en éste documental se lo tomaban en parte en serio, no
todo era comedia ni el humor justifica todo.
Lo político y lo social es la parte recriminable, la parte erótica
puede ser anecdótica (pone a uno frente al mandato de la excitación ciega y
absoluta, tal cual el cine porno), aunque resulta algo trágico si lo tenemos
como expresión central de cine. No hay casi nada salvable argumentalmente (según
lo seleccionado), que no sea reírse de lo extremo, disfrutar de alguna hermosa
anatomía o de alguna calentura, pero, como expresa la directora, es parte de su
historia y merece un lugar, de esto que tomar el filme de Pessoa por un análisis que ironiza un poco el asunto sea en buena parte algo que cae más natural,
aunque también amerita un estudio sociológico y profundizar más en lo histórico.
El filme no explica nada, las imágenes hablan por
sí mismas, mediante la repetición de lugares. El documental no enseña mucho los desnudos o las escenas de sexo, no va por ahí, no va por lo fácil, aunque sea un documental sencillo. Pero se esparce en el aire el halo de impresentables de estos filmes y es de no poder creer
en parte lo que fueron o donde estuvieron. Como solía decir el genial Jack
Palance en su programa de tv.: Aunque usted no lo crea, de Ripley.