El pequeño pueblo de Oulad Allal, Argelia, en 1997 producto
del brutal choque entre militares y terroristas fue destruido en gran parte,
esto dentro de la guerra civil argelina que fue presa del terrorismo desde 1991
hasta el 2002 y ocasionó 200 mil muertes, guerra civil nacida a partir del golpe
de estado a una facción política islamista que no llegó a gobernar y que
desencadenó en la furia de dos grupos rebeldes armados islámicos. Este es el
contexto de Atlal -que en árabe significa ruinas- del argelino Djamel Kerkar, del
que no se dan nombres, ni de organizaciones, y que hay que conocer para no
perderse en lo que veremos. En este documental incluso se les apoda de cowboys
a los terroristas por no mencionar nombre alguno o está más que sobrentendido, a
los que se les culpa de todo el daño de su país. Al gobierno actual le cae crítica
también, por su inutilidad en cuanto a las oportunidades y progreso de sus
ciudadanos, la falta de resurgimiento nacional, y la pobreza que reina en Argelia
y en especial en Oulad Allal.
La propuesta empieza mostrando viejas imágenes rodadas en
VHS que describen la ruina y la destrucción de Oulad Allal, pueblo del que se
conoce internacionalmente muy poco. El filme en sí entrevista centralmente a 2
personas, a un viejo agricultor lisiado de una pierna que combatió por su propia
seguridad contra los terroristas que amenazaban sus labores agrarias, y a un
joven de 20 años que es medio poeta y que habla mucho, no se guarda ningún pensamiento.
Con ellos aparecen otros a su alrededor, amigos o conocidos de ellos, del viejo
otros agricultores o por ahí algún hombre religioso, y del joven amigos con los
que callejea, filosofa y rapea –se puede oír rap nacional muy realista, duro y
con una pizca de ironía, aun haciendo a veces alusión respetuosa a Dios- alrededor
de una fogata, sobre la realidad nacional, la pobreza, las carencias, la
soledad, y no queda más que huir del país nos dicen, a la par que fuman, toman
y se entretienen entre ellos.
Se habla de la crueldad experimentada en la guerra civil, de
defender el país, incluso de los colonizadores europeos. Otro joven del grupo de
la fogata que pareciera algo lento se muestra creativo expresándose a través de
las letras de las canciones que pone en su celular, ante la música se pierde en
su mente, entristece recordando a su familia o vuelve en sí sonriente cuando se
queda pegado con la mirada en el graffiti de un muro, de las iniciales de un glorioso equipo de fútbol nacional, MCA (Mouloudia Club d'Alger).
Es un documental interesante, que tiene mucho de queja, pero
también su lado positivo, y aunque austero tiene alguna estética como la sombra
y toma distante del joven central, un joven cool e intelectual –el caballo
en pos de libertad- aludiendo la luna y
la respiración. Vemos también a los pobladores de Oulad Allal sembrando, retomando
la civilización o muy simples reconstruyendo alguna parte de su pueblo, como
en la sencillez muy simbólica de enrejar (levantar) una ventana. Parafraseando
al viejo agricultor: soy pobre, pero orgulloso de amar y haber defendido a mi
país, mi cuerpo esta lastimado y gastado, pero mi corazón es fuerte y feliz.