Basado en hechos reales sobre tres afroamericanas que
trabajaban en la NASA como matemáticas, ingenieras o científicas que en los
comienzos de los 60s sufrían de discriminación racial y en segundo grado del
machismo. Es una película que hay quienes tildan de televisiva y
sentimental, para agradar a la gente apelando a lo sensible y altruista. La
lucha y la superación de la segregación racial. Sin embargo, no la encuentro
una mala película. Tiene sus momentos de fácil empatía sí, pero la hallo ligera
y distinta a cierto cine, donde existe mucho sentir del sufrimiento, hay un
radical reflejo de la crueldad, el dolor y la humillación. Puede que como ya se
trata de los 60s y que estas mujeres entregaron un enorme trabajo al desarrollo
aeronáutico y del espacio de su país en un lapso clave el trato que vemos no
deja de ser duro, pero se da menor a antaño. Lo cual la hacen una película
menos efectista, y algo más graciosa, más entretenida, vista bajo una óptica algo
diferente, sin por ello obviar la lucha por los derechos igualitarios.
Entra a tallar que las reacciones contra la discriminación y
los logros se exponen de manera más relajada. Como ver que Katherine G. Johnson
(Taraji P. Henson), la líder del grupo, la que más logros tiene en la historia
americana de las tres, suele caer en gestos corporales de apuro y contención
para llegar a tiempo al baño que han colocado lejos de su escritorio de
trabajo.
Desaparece el quehacer melodramático, de debilidad y
melancolía, de extremismo, y se vuelve algo más propio del carácter, donde
tanto Octavia Spencer, Taraji P. Henson
y Janelle Monáe muestran atrevimiento, propio de los nuevos tiempos, pero sin
que acompañe lo violento, soberbio o hipersensible, cuando éstas afroamericanas
no pueden aun integrarse por completo a la sociedad, que separa a las minorías y
privilegia a los blancos, como crear el uso de baños, espacios y utensilios
para gente de color, no poder ejercer cargos muy altos que dominen personal
caucásico o no permitirles el ingreso a muchas universidades, todo lo cual éstas
tres mujeres logran superar, ser las primeras y dejar una marca histórica y abrir
una puerta para el resto de los afroamericanos, aparte de perpetrar grandes
logros en el progreso de la NASA y la lucha de la carrera espacial contra la
URSS, tal es poder hacer que el astronauta americano John Glenn pueda orbitar
alrededor de la tierra y regresar a salvo.
El filme se muestra agradable sin mucho embrollo, uno
acompaña cada gesto de progreso (sea con la habilidad matemática o alguna intelectual,
cierto, expuesto como aperitivo de McDonalds), en un ahínco que queda explicado
por su lado mediante sus relaciones afectivas/familiares. El filme permite que las
respuestas sean audaces cuando cuestionan a los blancos. Frente al compañero
antipático (Jim Parsons) o el rol de jefe de Kirsten Dunst que guardan
prejuicios, pero estos se manejan con más respeto hacia los afroamericanos que
lo que se acostumbra en la temática, están dispuestos a escuchar, a comprender
y a soltar. Se siente más sencilla la exposición de las desigualdades y se
resuelve de la misma manera.