lunes, 4 de diciembre de 2023
El sol del futuro (Il sol dell'avvenire)
Éste filme le pertenece al italiano Nanni Moretti, compitió por la palma de oro, Cannes 2023. Es una propuesta que abre con una pequeña operación de graffiti; en un muro se pone el título de ésta película. Así mismo se dice que el filme que está filmando el protagonista quien es un director de cine es una obra subversiva. Esto se manifiesta con ironía cuando personajes pasean contentos en scooters eléctricos, uno de ellos es el actor y director francés Mathieu Amalric que aquí hace de coproductor de la película ficticia de la trama (o de metacine). El otro es un director de cine llamado Giovanni, interpretado por el propio Moretti, que hace con El sol del futuro (2023) algo autobiográfico. La presente propuesta parece sencilla, pero es una obra bastante inteligente y tiene capas de lectura, es una mezcla entre el amor y la política, cosa que se confunden entre sí, son parte complementaria una de la otra en cierta manera, así el filme no solo es una historia que quiere ser romántica (o una comedia romántica) y por una parte familiar, siendo también un musical con homenaje a las canciones románticas italianas a través del tiempo, sino también es una historia que quiere reivindicar el socialismo, observando la política socialista como un lugar humanitario, un lugar para ayudar a la gente a vivir mejor o bien, un espacio en que se quiere al hombre humilde (de buen corazón, tranquilo), y en ese trayecto se desliga audazmente de la práctica comunista (autocriticándose) de la URSS y el imperio soviético que identifica Giovanni con Stalin quien no le agrada. Es así que Giovanni prefiere a su compatriota Antonio
Gramsci, político, periodista y teórico del marxismo, quien murió en 1937 a los 46 años, a poco de que el fascismo de Mussolini lo pusiera por sus ideas políticas en la cárcel, de 1926 a 1934, para ser liberado por gracia presidencial del mismo Mussolini tras hallarse Gramsci muy enfermo. Giovanni pretende hacer cine político alabando el socialismo, su película remite al Partido
Comunista Italiano, fundado por Antonio Gramsci en 1921, refundado en 1943 y desaparecido en 1991. En ésta película (dentro de la película) que filma Giovanni un circo húngaro de visita en Italia crea una relación entre Hungría y una pequeña sede del Partido Comunista Italiano en el contexto de 1956 donde una revolución del pueblo húngaro fue apagada brutalmente por la URSS, que tenía injerencia en el poder de ese país. El eje es a su vez una pequeña historia de amor -entre una secretaria y un líder sindical, interpretados por un carismático y suave Silvio Orlando, y por Barbora Bobulova como una mujer de carácter- que tiene que ver con enfrentar la propia ideología contra el sentido de sumisión a la ideología del partido, para dar paso a que, digamos, vuelva a nacer la utopía socialista que es lo que medio pretende Nanni Moretti, algo anacrónico (sobre todo si no lo ves complementario o en contraste) y nostálgico, sin tomar en cuenta tanta agua bajo el río, tantas lecciones aprendidas, si bien Moretti maneja sobresaliente el toque de comedia, de humanidad, de simpatía, de personalidad y de entretenimiento. A ratos muchos no comparten las ideas de Giovanni como cuando critica la violencia en el cine más contemporáneo -aludiendo incluso sutil y no tan sutilmente al thriller coreano, aunque suena algo curioso que no haga ninguna mención ni por asomo de Hong Sangsoo con quien puede sentir alguna empatía- y sale un pequeño estudio de ello, donde hay algunos críticos de cine que se sentirán representados por él (más allá de lo marxista), aun cuando hace salvedades con Taxi driver (1976) y Apocalipsis now (1979). Giovanni también tiene su propia historia. Moretti hace de una persona algo insoportable, alguien que tiene muchas ideas propias y quiere que la gente las acate de alguna manera, pero mucha gente no lo comprende, así mismo así se puede ver esa subversividad que clama El sol del futuro o resurrección socialista. De la misma manera Giovanni sufre por concretar su película, muy pocos la ven rentable y no quieren ser parte del proyecto. Giovanni es claramente alguien de otra época, por ello fácilmente sale la ironía de no entenderse con Netflix de quienes hace mofa con el estribillo de los 190 países (donde tiene visibilidad la plataforma), como señalando a un millonario jactándose de su fortuna de manera narcisista, superficial, el algoritmo dirían algunos. Tenemos también en la trama una historia de crisis matrimonial, que se asume ligeramente, como bien dice Giovanni éste en realidad es un filme político, pero la política en el pensamiento de Giovanni remite a lo más esencial (pero valioso), amar a los demás, no a la práctica de métodos técnicos de ningún tipo, es decir, hablamos simplemente románticamente o de manera idealista (como con esa marcha final de actores que no pertenecen a ningún star system, y uno puede no congeniar del todo con ésta ausencia, pero sí mucho con que se perciba que se trata de gente como uno finalmente, no de seres por encima de la humanidad). Es un filme que da a entender que a Giovanni (Moretti) le cuesta encajar en el mundo actualmente, sobre todo con el cine que hace, notando que el séptimo arte es parte importante para él, pero curiosamente lo hace muy bien con El sol del futuro (logra ser cine arte hardcore desde la claridad de postulados), que aunque es un filme algo discutible no deja de ser notable. Moretti hace de un tipo digamos insoportable, o así se presenta como parte de la trama, pero en realidad más cae simpático, aun cuando uno no comparta todas sus ideas. En un momento Moretti interrumpe a un joven italiano muy fijo en sus propias ideas políticas cuando ve una película (dentro de una película dentro de la película) con su novia en una sala de cine. Moretti aparece por detrás de la pareja de jóvenes cinéfilos, le señala a él que no hable de política (como quien le da una pequeña reprimenda a esos que critican todo el cine como si fuera una clase ideológica), le dice que no es tiempo para hablar de política sino para amar -que la bese- y se le prende el foco de porqué su matrimonio está en crisis y su esposa decepcionada de él (que parece buena persona, igual que ella, en la performance sencilla, pero agradable, bastante efectiva, de Margherita Buy), aun cuando agradar a las mujeres en relaciones serias nunca es fácil. Su trabajo en el cine y su gigantesco ego ha hecho que minimice la presencia y personalidad de su mujer que como actual feminismo es tiempo de esplendor para todas ellas, menos hombres y más mujeres, o mejor dicho, mejor expresado, más atención y más respeto con todas.