M. Night Shyamalan se anota una buena película con esta y
suben bastante sus bonos, ya apunta a hacer un crossover con una de sus mejores
películas, Unbreakable (2000), y la presente, y suena interesante, uno vuelve a
creer en él. En cuanto a Fragmentado (2016) pudo caer en el ridículo en más de
una oportunidad, es más siempre lo tiene a puertas de aparecer (como cuando
McAvoy sale creyéndose una mujer hacendosa o un niño mimado de 9 años), pero Shyamalan
lo esquiva y logra salir a flote con una historia sólida.
El filme nos enseña a un tipo que tiene 23
personalidades, tiene un desorden de identidad, mientras prepara la llegada
de La Bestia, un superhombre fomentado en la idea de que la mente puede
transformar en lo que sea a la materia. Kevin Wendell Crumb (James McAvoy) es
este hombre, que secuestra a tres muchachas, una de ellas se llama Casey (Anya
Taylor-Joy) quien se asume de marginal. Junto a las consultas psiquiátricas
y el razonamiento de la enfermedad de Kevin por parte de la doctora Karen
Fletcher (Betty Buckley) este es nuestro escenario.
El filme va exhibiendo el trastorno de Kevin, nos muestra La Horda. Lo que va sucediendo atrapa, está bien combinado, querer escapar de un
lugar sin poder identificarlo, las tantas visitas de las personalidades de
Kevin, recuerdos traumáticos y un tira y afloja en la locura. Shyamalan ha
buscado construir una historia de principio a fin y no un remate, y queda
perfecta la idea de que La Horda y La Bestia pueden ser enemigos propios de un
superhéroe más del tipo terrenal como anuncia el crossover, y también terror.
Anya Taylor-Joy siempre lleva una convincente pero monótona
expresión de interrogación, cautela e inseguridad –de paso, a su pasado le
falta fuerza visual- y McAvoy hace mil caras y esfuerzos/disfuerzos que en
general son satisfactorios. El filme tiene algún susto típico (ver comer como a
un depredador a La Bestia), pero son los menos, más es un ambiente extraño, una
historia clínica ligera, pero no obstante existe su suspenso. En un inicio uno
duda de la violencia de Kevin y de Shyamalan, pero cumple y tiene una lógica con La Bestia, sobre la superioridad y los dañados. No considero a Shyamalan una
mente maestra, pero tiene creatividad y toma muchos riesgos, nuevamente tiene
éxito, se disfruta, y es de celebrar.