martes, 28 de noviembre de 2023
Mad Love
Ésta película de 1995 le pertenece a la británica Antonia Bird quien realizó solo 4 películas para cine. La presente es parte de mi cinefilia temprana, de esas películas que vemos sin considerarnos en realidad cinéfilos o amantes del cine y se nos quedan por siempre en la memoria con cariño. Es una de las películas más románticas que recuerdo y que más me gustan, aunque no teme ser cursi y trabaja sin temor a mostrarse muy sensible, y desde luego en ello puede caer en algunos lugares comunes y momentos que la gente actualmente se niega a tomarlos por enternecedores y prefiere minimizarlos o desestimarlos, perteneciendo a tiempos habituales más duros y menos propensos a mostrar demasiada sensibilidad hacia éste tipo de películas, pero es un filme notable tal cual, sin temor al que dirán o que pretenda querer ser complejo por obligación o tenga que ser super original, pero en su estilo descolla empatía, humanidad y tiene personalidad y novedad desde lo próximo, lo identificable por muchos. No quiere ser romántico con comedia, con ironía, como se suele hacer hoy en día frente al desgaste del subgénero, sino se toma en serio ser romántico y para serlo, en verdad, se va a tender a caer en ser algo cursi, lo cual es normal, no andar temiendo no ser eternamente cool, asociando ser muy sensible con no andar en toda onda, como decir ser muy sensible se cae en ser tonto. Pero el chico del filme, Matt Leland (Chris O´Donnell), va hasta llorar frente a otros, quien siempre es muy correcto e inteligente, sin tampoco dejar de ser joven, ser un poco intrépido, un poco inconsciente, tirarse a la aventura, ser un poco rebelde, cometer errores, pero en general es un muchacho que se comporta bien, quien es alguien inteligente, maduro. La chica que ama hace de la chica que le falta control, contención, pero luego esto deviene en que tiene un problema psicológico y el asunto se trata bien en la trama. No se trata del aplauso tonto o banal de ser muy extrovertido y te llamen loquito suelto, pero te ven re-simpático, re-cool, un lugar cómodo, sino ella en realidad tiene un problema, que parte de la rebeldía juvenil habitual pero que esconde un razonamiento más serio, hay detalles que lo hacen menos superficial. Todo esto es tratado de manera sencilla y frontal, es un filme que todo lo asume con soltura pero no por ello se trabaja con lo vacío, sino se entienden cosas, se piensa el desequilibrio, pero se vive como un rato de aventura también, de un espacio de amor absoluto, un momento de mucha pasión y harto romanticismo. Drew Barrymore quien venía de trabajar de muy chica en el cine pega buen salto por la época al sex symbol juvenil con 20 años de edad, proveniente también de una familia de actores. En lo personal soy de los entusiastas, de la época, por su belleza y carisma. Drew Barrymore es Casey, representa la chica impactante y muy libre, pero esto no se exagera en una recepción de popularidad escolar, sino ella es una outsider, no la conocen muchos, no va por ahí el filme. Ésta propuesta acepta ser austera, no buscar muchos momentos gratuitos, aunque pinta de muy amable para el público, incluso estamos ubicados en Seattle, y nos hallamos justamente en los 90s y el filme en lugar de coger toda la movida grunge propia de su tiempo lo hace indirectamente, sin celebrar esa música abiertamente, si bien es claro que Casey recuerda mucho a Kurt Cobain, pero hasta Casey prefiere Chicago, un lugar anodino en comparación al grunge de Seattle de 1995, pero así mismo es la etapa en que el movimiento musical pierde su apogeo, un año después de la muerte de Cobain a los 27 años. O´Donnell tenía 25 años por entonces. Se enamoran en un concierto de grunge en una discoteca. Pero el filme no busca explotar directamente mucho el grunge, incluso no musicalmente, con la banda sonora, por eso la propuesta es menos gloriosa por no escogerle mucho más. Sin duda habrían tenido más repercusión como película si lo hubieran hecho, aunque Casey en su personalidad es el vivo reflejo de todo ello. No obstante se opta por algo más camuflado, menos explotativo, y también menos identificación, pero el filme como algunos hacen a veces no coge toda la idea, pero no deja uno de identificarse con aquello. El filme tiene momentos muy románticos, algunos surgen de ratos de debilidad emocional y se da refugiarse en el amor con transparencia. Es una película que no se adscribe al clásico rebeldismo sin causa, ni siquiera ella en realidad yace ahí. O´Donnell hace de un tipo siempre correcto, siempre maduro, aun con amigos más comunes, y lo hace bastante bien, le queda perfecto, es el chico que cualquier padre quisiera para su hija, pero curiosamente no todo se perpetra en esa dirección, pero son más cosas que salen de las manos de uno. Aunque Matt es pura bondad no fastidia en su calidad de muchacho ideal, cosa que no siempre funciona, esto puede pasar por anodino y no es así, porque no se ve como esa clase de gente que quiere pintar de gran persona, la cosa fluye, se ve natural. El filme gana con la mirada de alguien que no es de esos que se la saben todas, sino que parece un poco a la deriva, aun con inteligencia. Él es de los que no juzgan con ligereza. Toda esa construcción de personalidad es interesante, no representa el típico galán de las películas del cine americano de cierto nivel, y jamás se le siente telenovelero. La aventura en carro es emocionante de principio a fin, siempre desde la cercanía con el espectador. Toda la escena con el actor Liev Schreiber, de quien no sabemos nunca su nombre, es notable.