miércoles, 13 de noviembre de 2019

Wik


La película nacional Wik (2016), de Rodrigo Moreno del Valle, es una digna película del cine indie, del que sea en ese tipo, en especial emulando por ratos al cine argentino, al buen cine argentino, aunque muy de bajo presupuesto, pero bien hecho, con la austeridad de la mano pero con un buen nivel estético –mil veces mejor que el cine indie primerizo en Perú-. Lima parece una ciudad de película, una Lima en parte subterránea, pero no de fea apariencia aun así; asoma medio escondida entre destellos y reflejos o globos de luz. Lima es punto de existencia de jóvenes slackers, muchachos en tránsito pero aun desorientados, que entregan volantes para chambear en algo y tener un dinerito o luego poder vislumbrar el futuro. Otros viven precarios, pero independientes, aun cuando tienen familia con poder adquisitivo. Son tres muchachos mejores amigos, dos de ellos, una chica y un chico, tienen relaciones, pero él no se manda a llamarla su flaca, su novia, pero es con el hacer de un video porno que valorará el sentimiento que esconde por ella. Es un filme con poca narrativa, más es la presentación de los personajes vagabundeando, metidos en una piscina abandonada, apedreando las botellas vacías de cerveza. No obstante el filme tiene un buen quehacer narrativo, fluido y atrapante, aunque ligero y relajado, creíble. Los diálogos no son pesados, aunque tampoco demasiado inspirados. Hay una buena relación entre los tres amigos principales, solvente, que es el centro del filme. Se suman otros como atracción de conflicto –la chica salida de internet está muy bien como personaje y manejo- y pasa uno de esos secundarios que intentan ser graciosos –un chiquillo místico pastrulo light- pero que es muy poco original y simplón. Wik, debut de Moreno del Valle, no solo es una película de juventud sin hacer nada, va armando una pequeña narrativa con el porno y el romance a lo moderno, pega un pequeño salto de pretender la vida como un eterno domingo. Es una semana viendo como la juventud padece de cierta manera, padres separados y lejanos, tíos haciendo de padres que joden todo el día, padres a los que no les importa sus hijos, también padres humildes preocupados en sobrevivir, es decir padres poco paternales y nada familiares, con hijos a la deriva, abandonados en gran parte, marginados, con la luz al fondo del túnel brillando por el cambio de edad, a la llegada de la madurez, y ésta se refleja en algo mínimo y sutil –entre comillas- como definir una relación afectiva, en un mundo donde parece costar querer –reflejado en cuidar- y esto parte de otro tipo de amor, la amistad.