jueves, 4 de enero de 2024
Bowling Saturne
Bowling Saturne (2022), de la francesa Patricia Mazuy, queda con un título perfecto en la traducción (pensando en Argentina) de Boliche Saturno, un lugar para sociabilizar (como con el club de cacería), así como para enamorar mujeres, que es lo que pretende el protagonista y administrador del boliche del filme, Armand (Achille Reggiani, hijo de la directora, que lo hace bien), pero lo curioso es que Armand es un asesino en serie y para más agregados interesantes, su medio hermano, Guillaume (un sobresaliente Ariel Worthalter), es el jefe de policía responsable de la investigación. Es una película que denota austeridad en los alrededores narrativos de los crímenes, pero los crímenes, los asesinatos, llevan tremendo realismo, bastante detallismo, que hasta se hace especialmente inquietante y muy incómodo ver el estado en que quedan los cadáveres y esto pasa en varios momentos. Armand tiene un problema grave mental con su sexualidad, pierde la cabeza cuando se excita. Vemos gradualmente su deterioro hacia empezar a matar mujeres por las que se halla muy atraído y logra conquistarlas con facilidad -es un tipo que tiene pinta de galán- y luego las mata tras excitarse. El filme asocia la cacería de animales salvajes con el accionar del asesino en serie y no es algo muy original, pero el club éste permite con su quehacer que se agreguen momentos algo distintivos a la película, aunque son finalmente poca cosa, no demasiado interesantes. Con esto es como si a Patricia Mazuy le interesará la protección o cuidado de los animales salvajes o la discusión de si practicar la cacería es en realidad algo inhumano e insostenible y ahí entra en el panorama la relación romántica del filme, quien tiene una organización de protección para animales, y es una chica que es un poco curiosa físicamente para una película, fémina que tiene ascendencia asiática y es algo gruesita, tal si sumara un lado común al conjunto y esto lo tiene la propuesta en general dentro de su formal austeridad o emparejamiento con un trabajo clínico, donde lo forense es un destaque brutal. Armand es un tipo que parece no haber tenido nunca amor de nadie, un ser solitario, un vagabundo, alguien abandonado de siempre a su suerte, como lo describe a perfección -con cine en esencia, con lo visual- los primeros 15 minutos de apertura de la película, hasta que su medio hermano -quien siente cierta compasión por él o responsabilidad por las acciones ajenas de su padre- quiere ayudarlo, pero no llegan a entablar un vinculo de afecto sino simplemente se tratan con distancia. Guillaume es un poco frío o seco, mientras se nota que Armand le tiene resentimiento (le llaman en un momento el hijo bastardo). De cierta manera Armand se impregna de su padre, de su falta de amor hacia él y de su afición por la cacería, de lo que nace un tipo enfermo. Posee una gran furia interna -como con los gritos que lanza en su camioneta- y se desembaraza de ésta de la manera más siniestra, de la forma más atroz. Es un thriller entretenido. Lleva su cuota estilo arty y una cotidianidad europea parecida al cine independiente americano.