CODA, la segunda película de Sian Heder, es la ganadora del Oscar 2022 a mejor película, y es la película que solemos odiar, la que no satisface a todos y es siempre difícil para éste premio lograrlo, porque muchos quieren ver el cine como uno solo y claro todo lo es al final, tanto lo bueno, lo malo. No obstante el cine es muy diverso y tiene en realidad distintos públicos y sobre todo diferentes conocimientos y también influye mucho amar de verdad algo -tener real pasión- y adentrarse en sus mejores formas y tantas posibilidades, o al menos ser curioso y aventurero con sus tantas expresiones y distinciones. Hay un publico muy básico que se contenta con algo muy comercial, muy amable y bastante fácil, éste publico sigue principalmente la cartelera y ese es el estilo que busca ver. Otro público navega en sus dificultades, y entre su hedonismo, exigencia intelectual y el requerimiento de cierta paciencia; éste público además ama el eclecticismo, desde el cine B hasta lo más arty.
El cine popular, la excepción hardcore y cierta jerarquía cinéfila
Parásito (2019) ganó mejor película en los Oscars 2020 y esto fue una novedad que sucediera, que no ganara una película americana o pro cine americano, sino que gane digamos una película -en lo que significa para el americano- de lengua extranjera, distinta si se quiere al estilo del arte americano. Para el caso fue una película coreana, aunque de alguien muy admirado y querido por la cinefilia hardcore; y en realidad se hizo con Parásito un filme accesible dentro de ésta cinefilia hardcore -venida del cine arte más grande o llamativo, del festival de Cannes, donde ganó la palma de oro 2019-.
No obstante Parásito no es una película convencional o típica de los Oscars centrales. Parásito no es el tipo de película que atrae a EEUU en general, por ello su triunfo es excepcional. El tipo de éstas películas está destinado en el evento a película internacional o extranjera. Pedirle lo contrario es negar al verdadero público de los Oscars o terminar odiando películas como CODA, que son las que en realidad tienen mayor cabida y aceptación allá, el cine americano popular pero comercial con cierta reputación. CODA ganó el premio del público y el máximo premio de Sundance 2021.
CODA no está en el top de la cadena jerárquica de la cinefilia más exigente, pero existe un nivel mucho más bajo, que también es popular, más popular; y hay un pedido, por un gran grueso del publico americano y derivados internacionales que es el de las carteleras comerciales y su taquilla con películas como las de los superhéroes. Hasta un presentador nocturno bromeaba llamando a las nominadas del Oscar los vegetales del cine, saludables, notables, lo mejor, pero no divertidos ni deliciosos; hasta ahí llega esa "barrera" en que se divide la cinefilia hardcore con simplemente gozar de la cartelera y lo más pop y olvidable. Pero el Oscar no puede compensar a los de éste nivel, como muchos quieren, a lo Parásito, porque sería perder de vista ya el nivel artístico, o autoral, de originalidad, profundidad y distinción, salvo entregar premios técnicos o alguno tipo el último, por voto de las redes sociales.
Mi solución en la entrega del Oscar central era en lugar de premiar una película crowd-pleaser, como CODA o Belfast que peleaban el Oscar mayor, yo hubiera optado por una película espectáculo; no que CODA no lo sea o que éstas que yo señalo de espectáculo no tengan de amables y accesibles, sino que gane una película más de apoteosis que complaciente; intensa, llena de fuerza visual, que impacta, y al mismo tiempo con su personalidad y autoría, como lo representaban Dune, West Side Story y, la que más me gustaba, Nightmare Alley. Mucho menos premiar centralmente una película lejana al verdadero publico del Oscar, ese que cada vez se aleja más, como demuestran las estadísticas, con los 2 últimos años que señalan la menor visibilidad televisiva, aunque también influye que la tv se usa menos hoy en día; así igual es culpa de estar demasiado bajo el level de conocimiento y exigencia del público y no poder compensar a un grueso masivo. Tampoco era premiar una película conflictiva o con conflictos, que le genera disgusto a un buen grupo de espectadores.
La gran ganadora de la noche: CODA
CODA realmente no es una mala película. Yo le otorgo 3 de 5 estrellas, es decir, pasa, la pongo en el medio, es decente digamos. Tiene muchas cosas a criticar, pero también virtudes y cierta complicidad cinéfila y sensible y hasta unos momentos bastante aplaudibles. CODA es ciertamente convencional, otro punto en contra, aun cuando un cine raro que también es propio y frecuente de nuestra modernidad no suena tampoco muy atractivo, sino es mejor un cine que tenga de clásico y de moderno; es decir, que tenga un balance y no que sea un filme fastidioso o incomodo, sino que sea hedonista al fin y al cabo, que sea claro, aunque con autoría, originalidad, coherencia, sabiduría y personalidad.
CODA tiene 2 grandes momentos, 2 muy buenos
UNO
Se da cuando el padre sordo, y con su edad, pero un tipo cool, envuelto entre el relajo y lo dramático, que interpreta un hombre sordo real, el talentoso y muy expresivo Troy Kotsur, yace en el colegio con toda su familia, donde su hija con habilidad musical va a cantar, observando que para ésta jovencita cantar es su gran pasión, aparte de lo que siente por su noble familia.
Éste gran momento se ve curiosa (e inteligentemente) desde el padre, lo percibimos desde su subjetividad y es que tiene una gran decisión a cuestas. Él trata de coger el momento del canto, mirando alrededor, pensando. Entonces nos ponemos en medio de su silencio natural por su sordera. Trata de poder entender a su hija, si tiene talento. Ésta hija es demasiado madura para su bien, ella es capaz de sacrificar sus sueños por amor a su familia. Tenemos acá otra connotación para que el padre no cargue con la culpa de una futura frustración, típica de pueblo chico. Tiene que pensar bien.
Aquí está el meollo del filme, hacer un gran sacrificio y dejar ir a la hija, pero el problema no solo es por típico amor de padre, por la unidad familiar y por la proximidad de protección sino porque también ella cuida de cierta forma de ellos, es una bisagra entre el mundo de los sordos y los que oyen. El hombre que hace Kotsur es un buen hombre y también un buen padre, sin ínfulas de maestro; igualmente es muy sensible. No obstante es un ser además práctico y realista. Éste momento queda determinado en el silencio, en el mundo que se trata de inmortalizar.
Su respuesta aunque, lógicamente, se ve venir, es el trato que da Heder -además la guionista del filme- lo que cierra tan especial todo esto. El filme maneja mucha sensibilidad y hay que acotar que logra una media decente con ello, aun cuando hay además algunos ratos ridículos, momentos buscados como lindos o momentos demasiado planos.
DOS
Éste es cuando la hija audiciona (para entrar en la elipsis del mundo profesional de la música). Emilia Jones hace de la hija, llamada Ruby Rossi, nombre que se compone con el apellido y queda un sonido algo ñoño, y en ella ciertamente hay una notoria lucha con ello, hay bullying escolar. No olvidemos que vive en un pueblito pesquero. Ruby, aunque amable, de genio en general dócil, pelea por no dejarse marginar por el prejuicio y la diferencia que creen algunos ver en tener una familia de sordos -familia que está plenamente integrada a la sociedad, aunque medio que dependen de la ayuda de traductora de Ruby- y también por trabajar en la pesca y oler a veces a pescado, no ser tan cool (cosa que le quita el sueño al americano).
Emilia Jones hace tremenda actuación, cuando une canto con lenguaje de señas para explicarles a sus padres y al hermano la canción que está cantando en plena audición; y es un momento que luce, pensándolo técnicamente o bien, excepcional, sobre todo porque supone en la recreación de la vida que nace de lo espontáneo, y también porque se une al anterior glorioso momento de manera natural. Es la reacción, el feedback y la empatía familiar.
Me parece muy complicado cantar bien y encima hacer señas para explicar ese canto al mismo tiempo, sin contabilizar el nervio. Esto puede emocionar sentimentalmente, sobre todo a la mayoría, que eso es, pero pensarlo racionalmente me genera un aplauso mayúsculo, mayor, en lugar de verlo solo por su sensibilidad, que obviamente todo esto es un paquete y ésta sensibilidad con la noble familia es lo que le otorga sentido a la hazaña. Ésta manifestación de amor proclama que seguirá pensando en ellos aun a la distancia, que estarán unidos por siempre.
La relación de amor de pareja de la adolescente me parece endeble o, mejor, demasiado sencilla, poco, por no decir poca cosa; suave, para bien y para mal. El profesor que hace el mexicano Eugenio Derbez es una plaga de clichés y broma involuntaria, pero al mismo tiempo tiene algo de humanidad, de ese ridículo que enfrenta Ruby, puede que éste ridículo pase por intencional. No soy muy fan del cine que hace o donde participa Derbez, pero aquí al menos se ha ganado un poco mi simpatía. CODA no es un filme demasiado memorable, pero tampoco me parece un bodrio, cumple con su lugar. También simboliza a un colectivo con muy poca mención y no hay que ser tacaño tampoco y aquí hay su cuota de talento y justificación, aunque también haya defectos en general. Que sea un remake no importa porque pueden haber valiosos remakes y éste, con el Oscar -que sigo y hago excepciones-, ha hecho que lo vea y así con mucha gente, y ha logrado así además por sí un valor, cumplió entonces.