miércoles, 10 de junio de 2020
The lost boys
Películas así ya no se hacen -no igualitas-, películas familiares, con algunas cosas inocentes, como la participación de adolescentes como héroes frente a peligros mayores a su alcance, al mismo tiempo de hacer uso de formas duras, como lo son las muertes de los vampiros, aunque, claro, amparados en lo sobrenatural y la fantasía que lo permite y lo aguanta todo. Son filmes con cierto espíritu, amantes del entretenimiento, pero lo comercial y lo cinéfilo juntos, al estar provisto el filme de calidad, cosa que ha disminuido en general bastante hoy en día -aunque no todo es mediocre con la originalidad y cualidad de autor, desde luego-, a pesar de que ahora hay mayores presupuestos en juego y gran tecnología. El director es Joel Schumacher, un director excesivo en sus gustos personales, que lo hacen proclive al ridículo, declarado prácticamente unánime con sus películas de Batman. Pero Schumacher también es el director de Un día de furia (1993) y 8mm (1999), muy buenas películas, y The lost boys (1987) se suma a ese grupo, aun cuando hay sus momentos criticables que no escapan a la personalidad cinematográfica del director, a su exceso de inocencia. The lost boys es una muy buena película de vampiros con su pinta juvenil y con su personalidad propia en el folclore, como cuando los vampiros duermen como murciélagos colgados del techo o como cuando atacan a sus presas viniendo volando y llevándose a su victimas por los aires como aves de caza. El filme tiene un aire cool, con Jim Morrison como ícono vampírico. Tiene bastante encanto también el grupito de chiquillos cazavampiros, con Corey Feldman y Corey Haim como maestro y amateur respectivamente. Jason Patric es un guapito heróico destacado y Kiefer Sutherland es un gran antagonista, incluso estéticamente, cosa que además distingue a Schumacher. Sutherland en mucho es la cara de la película. Se le reconoce bastante a ésta propuesta hoy en día por su participación y look. Jami Gertz luce bella, se presta perfecta para el romance juvenil y gancho hacia el mundo de los vampiros. El filme es muy entretenido, muy hedonista, tiene bastantes buenos momentos. Así mismo la película posee además una buena comedia, hace reír decentemente. El enfrentamiento contra los vampiros es emocionante y tiene su notable creatividad. Sutherland y compinches eran suficientes, pero qué importa. Dianne Wiest ofrece ternura como madre soltera, toda ella es entrañable. Como se aprecia, es un filme con muchas cualidades, muchos aciertos, para fans de las buenas historias de vampiros, enmarcado en el terror ligero.