domingo, 3 de junio de 2018

Mom and Dad


Ésta película marca claramente 2 lados. Uno es argumentar como los padres quieren recuperar su personalidad, su propio espacio, el tiempo “perdido”, producto en parte de la crisis de la mediana edad, al tiempo que los hijos le quitan su identidad, su frescura, son absorbidos por ellos, además de que la juventud suele ser rebelde y trasgresora y los niños juguetones, curiosos y desordenados y por ello generan disgustos. La otra es hacer una película de terror descabellada, llena de gore, de irreverencia, de cómo los padres enloquecen al ritmo similar de un virus de tipo zombie donde estos asesinan, así tal cual, a sus propios hijos, sin dudar, de manera fría y absoluta. En esto tenemos más o menor empatía dependiendo de cada uno, pensemos que cada etapa de la vida tiene sus pro y sus contra (como deja ver la lucha con los abuelos también), los hijos no piden venir al mundo, también la responsabilidad no anula la identidad ni la personalidad. Pero no deja de ser jocoso ver como el director Brian Taylor nos presenta una liberación de tensiones de ser (buenos) padres, y lo hace curiosamente de la manera menos natural. Tomemos en cuenta que el filme es entretenimiento puro y duro, que es como mejor le va que pensarlo más social. Mom and dad (2017) tiene a 2 actores protagonistas muy buenos en acción, a Nicolas Cage y Selma Blair, que le dan realce a toda la situación, a toda la locura, notando que éste es un filme de bajo presupuesto, y en un inicio se nota mucho, donde hay menos creatividad también. El filme tiene una última parte poderosa, contiene todo lo gore que puede haber, no tiene límites. Ésta obra en un inicio resulta algo chocante, como esa situación con el padre afroamericano alcohólico que suena seria y desconcertante, aunque también en el arranque esta matizada con una puesta en escena más sugerente que explicita, pero se pondrá muy extrema. Que padres arrojen cochecitos infantiles contra autos en movimiento te deja pasmado, pero esto es humor negro en toda libertad. La escena de una madre enloquecida con su recién nacido con música de Roxette de fondo no es la más audaz, no surte el efecto esperado, huele a bodrio, pero el filme tiene sus buenos momentos también, sobre todo cuando cuaja y entras al juego. El filme está bastante definido, tiene mucho atrevimiento, y esto juega para bien y para mal. Es un filme que tiene su cuota de creatividad, sostiene una argumentación y es curioso.