miércoles, 8 de diciembre de 2021

The Card Counter


Dirige y escribe el guion Paul Schrader. Versa sobre un jugador y apostador de cartas, ex presidiario, llamado William Tell (Oscar Isaac). Es un antihéroe y un tipo un poco loco, como cuando cubre con sábanas las habitaciones que alquila. Pero finalmente es una buena persona, observando que intenta cuidar de Cirk (Tye Sheridan); se puede ver que es un personaje con matices, un buen personaje. Ésta obra toma el derrotero del juego de cartas, que involucra fuertes endeudamientos. En esto entra a tallar La Linda (Tiffany Haddish), aunque igual que William termina siendo una persona con humanidad. No conocía a Haddish y me ha dejado una grata sorpresa, físicamente es atractiva, una afroamericana grande, exuberante, luce llana pero tiene su cuota de sofisticación. La Linda es un personaje con calle, pero no cae en el lugar más simplista, aun cuando tiene un papel en el submundo y se presta para el entretenimiento. Es una propuesta visualmente austera en muchas partes, en su producción de arte, pero siempre es competente y tiene aun así nivel, como toda la obligada parafernalia que monta ir de viaje a competir en las cartas. William Tell es un nombre de leyenda; como Ana Bolena en Spencer (2021) Schrader seguramente le da similitudes a su criatura con el mito, pero creo que alcanza quedarse con ser un ex preso anónimo, con temor a ser descubierto, por un pasado que agrega solidez al protagonista, sobre las torturas militares en cárceles extrajudiciales. De esto último ingresa en el panorama y crea relación Cirk con nuestro antihéroe, de aquí nacerá el thriller. Es un filme de un par de caras, pasa de algo más simple como el juego de cartas a lo criminal y viceversa, ambas cosas dialogan entre sí. Tiene definitivamente un muy buen guion. Oscar Isaac está soberbio; en un momento dramático mediante un monólogo muestra maravillosamente el fastidio mental que le genera su pasado. Haddish también agrega personalidad y realismo, además de que no se ve una mujer muy común en el cine, y tiene talento, puede verse imponente y sensual y en otro momento romántica o sensible. Es un filme cool con naturalidad, como cuando vemos escribiendo a William mientras bebe whisky en su habitación. En manos menos duchas esto definitivamente hubiera naufragado, contiene muchos elementos para fallar, pero nunca lo hace. El juego de cartas agrega interés con muy buenas explicaciones, y nunca aburre cuando suele ser un juego con mucha pasividad. La austeridad general también está muy bien manejada, hay sequedad pero se siente parte del protagonista y la ciudad.