Es el primer western que dirige Anthony Mann, fueron 10 en total y ésta una obra maestra, y el comienzo de su relación laboral en el género con James Stewart -hicieron 5 western juntos-, quien hace de un
pistolero que quiere vengar la muerte de su padre, en manos de su hermano, que
se hace llamar Dutch Henry Brown (Stephen McNally). Aparte de ésta curiosidad
de criminalidad entre parientes es notable el trayecto que recorre un rifle
winchester, plagado de aventuras y mucha acción, en un western muy entretenido,
de los mejores que hay.
El filme es todo lo clásico que puede ser pero también muy
emocionante en sus combates, que incluye el ataque de los indios que también
llegan a tener en sus manos el famoso winchester. Cada pedazo del filme es
perfecto, tiene mucha bravura y naturalidad, como con el apostador y vendedor
de armas que enfrenta a la banda de Dutch. La cobardía está presente como tema
en un personaje, en Steve Miller (Charles Drake), y provoca otras grandes
escenas, como una persecución de los indios contra una carreta con una toma
hermosa general con el vehículo al frente seguido por los caballos enemigos y
el paisaje en toda panorámica.
Hay un matón y bandolero importante aparte de Dutch, el pícaro
Waco Johnny Dean (Dan Duryea) que enfrenta a la ley, a Dutch y a Lin McAdam (James
Stewart). El filme está lleno de personajes notables, como la rubia Lola
Manners (Shelley Winters), mujer valiente, pero también presta a la feminidad,
aunque se le achaca ser una cabaretera, no obstante luciendo muy elegante y
formal, pero se entiende al cambiar simplemente de compañía. Inclusive hay
secundarios de oro como el mejor amigo de Lin, High Spade (Millard Mitchell),
el sargento amable Wilkes (Jay C. Flippen) y hasta vemos a un tranquilo y viejo
Wyatt Earp (Will Geer).
El filme tiene potentes escenas de acción, vemos de todo y
en poco tiempo, hay grandes cambios y recorridos del winchester, todo enhebrado
a la perfección, hay tremenda maestría para dar coherencia y visibilidad a cada
aventura del arma admirada. Es un western emocionante de principio a fin, desde
que Lin compite con Dutch por el winchester en el pueblo de Wyatt Earp hasta el
duelo final tras las montañas. También sobresale el robo de una diligencia con
un enfrentamiento de los más geniales del cine, todo dentro del uso privilegiado
del tiempo, en su economía, claridad y precisión. Mientras Anthony Mann se
dedica a entusiasmarnos con la intensidad de mil aventuras su western remite a
la amistad, la lealtad, el respeto familiar, la libertad femenina y el llamado
del deber, ver por otros.