Ésta película se puede leer como otra versión de Bajos
instintos (1992), pero aquí el holandés Paul Verhoeven filma en su país y lo
hace al estilo europeo, o sea con mucha extravagancia y mayor trasgresión, mostrando
mucho sexo, como la parte frontal de su protagonista, el escritor Gerard Reve (Jeroen
Krabbé), que es bisexual. Lo vemos provocando erotismo homosexual, aunque queda
atrapado en la tela de araña de una mujer, que como abre el filme se come a
tres moscas, tres reses sangrientas, mata a tres maridos y va en pos del
cuarto.
El filme también es profano con el catolicismo, la religión
está por todas partes en montón de símbolos, manipulaciones y visiones,
especialmente de la Virgen María que hasta es vuelta a humanizar, e incluso
Jesús es combinado con un deseo homosexual. También el filme tiene mucha
violencia, gore, como la muerte de los elegidos por Christine Halsslag (Renée
Soutendijk), o ver cómo le cortan los genitales a alguien con unas tijeras,
bajo la mención de Sansón y Dalila, y la labor de peluquera de una especie de
bruja o caso de locura que maneja bastante el filme, como desdoblar esas
premoniciones de sangre que persiguen a Gerard.
El filme tiene una narrativa algo atípica, llena de
sorpresas, cosas que pasan y son sólo pensamientos, miedos, enojos, proyecciones.
Gerard pretende matar a su amante en el inicio del filme ahorcándolo con un sostén,
cuando muestra que es alcohólico, razón para pensar en su desequilibrio. El
filme muestra muy sencillamente las muertes de los maridos en medio de la aventura
–paracaidismo, safari, paseo en lancha-, filmados en vídeo casero y guardadas
las cenizas como los trofeos de una cazadora de hombres, un ente muy sexual, pero
no se les justifica del todo, que hasta hace pensar en algo sobrenatural –tras
accidentes-, cosa que tampoco argumenta, prefiere el juego, el entretenimiento
y la libertad, rehúye un poco la confirmación, a lo convencional, plasmando una
dosis de misterio de lo más simple.
En el filme Gerard tiene una fuerte inclinación gay, éste ve
a Christine como un hombre, a pesar de su gran sensualidad, de esto que le tape
los senos con las manos. Se enamora a la vez de un amante de ella que ve antes
en un metro y más tarde tiene una escena erótica con él. A Christine la
observamos pasiva, aunque esconde a un ser perverso. Al final vemos lo que en
realidad es, pero el filme se mueve mucho por el thriller psicológico, por la
mente del protagonista. Gerard es un conferencista que como escritor cree en el
poder de la imaginación por sobre la realidad y eso presenciamos al fin y al
cabo, sumergido en una cierta paranoia donde el ojo de una puerta sangra y nos aterroriza
la fachada de un hotel.