sábado, 14 de julio de 2018

Mi nombre es ninguno (Il mio nome è Nessuno)


Éste Spaghetti Western lleva bastante comedia, especialmente con Terence Hill. Es una película un poco freak en cuanto a que Terence Hill interpreta a Nessuno (Ninguno o nadie), un joven que de niño vio a un pistolero, Jack Beauregard (Henry Fonda), matar en la barbería de su padre a tres matones que iban en su busca y quedó fascinado con él. Ésta admiración la lleva al extremo, persigue de adulto a Beauregard porque quiere que éste se enfrente a una banda de 150 bandoleros y quede así inmortalizado en la historia.

El titiritero Nessuno argumenta con el viejo Beauregard buscando convencerlo, pero el pistolero sólo quiere jubilarse y cambiar de vida, lo cual finalmente le facilitará el admirador. Todo esto lleva comedia y no todo es efectivo, tiene algo de ridículo, de WTF, de preguntarnos qué estamos viendo, y eso la hace una película para pocos, aunque también la podemos ver sin hacernos muchas disquisiciones y seguirle el juego a Nessuno y al filme de Tonino Valerii.

La lógica está del lado del viejo Beauregard, pero es lo más común, incluso su apariencia está muy alejada de la mítica del western, pero el aplomo, experiencia y la naturalidad de Henry Fonda le dan cierta credibilidad. También como es una comedia como que aguanta todo. Terence Hill casi no usa la pistola, se dedica a golpear a todo el mundo en medio de la broma, acelerando sus movimientos, lo que hace menos interesante al filme. Éste tipo de comedia slapstick tiene poca gracia en un western.

No quiere decir que el filme tampoco sea despreciable, tiene su originalidad y algunas buenas escenas de acción –el bar con los tiros a los vasos de cerveza, o frente al tren robado- y encima en escenarios vistosos –como un circo o una casa de sustos-, aunque parece Hill un nieto persiguiendo a su abuelo, sólo que con un viejo –en buen estado físico, Fonda tenía 68 años por entonces- que no tiene muchas ganas de andar con él, de contar ninguna historia. Esto también le brinda más dignidad, no es un hombre pretencioso, se le ve muy tranquilo.

Todos se quieren deshacer de Beauregard, por meterse con el empresario de turno, con Sullivan (Jean Martin). Solamente el extraño e infantil Nessuno habla de mítica en Beauregard. Nessuno ni siquiera pretende sustituirlo, es como quien tiene una ilusión y quiere que esa ilusión brille –se mantenga- para su propia satisfacción y felicidad, suena bien, pero en la práctica tiene un lado freak aunque se palia en parte con la comedia y quien es Terence Hill.