viernes, 30 de abril de 2021

First cow y On the rocks



First cow

Muchos decían que ésta película debió estar compitiendo en los Oscars 2021, la han puesto bastantes en lo alto de las listas de lo mejor del año pasado, dirige la americana Kelly Reichardt, directora celebrada por la cinefilia hardcore, gestora de cine indie, de un cine sencillo y sensible si se quiere. Su película remite a la amistad entre un cocinero y un chino, micro empresarios informales se diría. Su hazaña y delito robar por la noche leche de la vaca del hombre más poderoso y rico de la región, para hacer panecillos dulces, muy rústicos, pero deliciosos al paladar, generando considerables ventas y alegrías, en medio de un mundo implacable donde el hombre trata de tener éxito a toda costa, hombres afines al sueño de la búsqueda de oro en la zona como principal actividad. La amistad entre Cookie (John Magaro) y King (Orion Lee) es inquebrantable, no solo es hacer dinero sino que los dos por igual triunfen, más allá de simplemente subsistir, de evitar caer derrotados. Son hombres simples, no hombres de fuerza bruta o violentos, son más humildes, pero inteligentes, con su pizca de astucia y trasgresión, rompiendo la imagen de intachables o demasiado buenos; son gente común, noble y con defectos. Lo que se cuenta es sólo una pequeña aventura, nada del otro mundo, pero con alma. 


On the rocks

Sofia Coppola, la directora de ésta propuesta, siempre hace un cine atractivo, aun cuando puede hacer algo ligerito como el presente filme. Éste es sobre la desconfianza que le despierta su marido a una mujer amable, con respecto a la infidelidad y su ausencia constante por trabajo, con asistenta guapa y joven como estado de alerta. La esposa es Laura (Rashida Jones) y el marido es Dean (Marlon Wayans). Dean parece un buen tipo, pero para ocupado, quiere ser un hombre exitoso. Mientras tanto su mujer para atareada cuidando de sus hijos pequeños, enorme trabajo, muy agotador y demandante, dígase de paso. Pero Laura ama además a su marido y siente que éste yace distanciado de ella, aun cuando mantienen una relación cariñosa. En ello entra a tallar el padre de Laura, Felix (el gran Bill Murray), quien es un hombre de mundo, un mujeriego, y un hombre con cierto poder adquisitivo. Felix es un tipo egoísta y aventurero, no ha dudado jamás en perderse detrás de una falda, y lo trasluce en todo momento, se jacta incluso de gran seductor. Esto primero se juzga como normal, la norma en general, pero a medida que pasa el metraje y se dan momentos claves y reflexiones, se deja en claro que Felix no es tan buen tipo y está engañado, cree justificarse -y todos con él- y no es así. Coppola hace ver a Murray, que es super simpático y natural por costumbre cinematográfica, gracioso sin esfuerzo, tranquilo, de aire muy seguro, como tremendo tipo, un superhéroe en un inicio, pero luego llega a ser un personaje antipático y negativo; Coppola lo matiza, le exige como actor y Murray cumple perfectamente, es muy profesional. El presente es un filme con su pequeño humor, es un filme elegante, aunque ligero, y siempre entretenido y atrayente. Wayans hace de un excelente individuo, sencillo; luce carismático, sin presionarse ni buscar lo artificial ni ser el eterno cliché del afroamericano cool. No hay mucha dificultad finalmente en esta propuesta, solo un poco de divertimento y una ñisca de necesaria tensión y otra de misterio. Sofia Coppola tiene oficio, buena mano, y sale airosa con algo hedonista sin que sea una perdida de tiempo; el filme tiene su cuota de sustancia e inteligencia.

Allpa Kallpa


Ésta es una película peruana dirigida por el argentino Bernardo Arias. El protagonista es el cómico peruano Tulio Loza. Es una película que habla del abuso de poder, del maltrato, de los terratenientes criollos en Cuzco, a la población indígena. Es una propuesta que en su primera mitad es una comedia con Tulio Loza haciéndose el payaso, exhibiéndose como cholo mosca, astuto. Interpreta a un andino que viaja a Lima y regresa a su tierra como abogado y estrella de su pueblo, pero a medida que pasa el metraje nos damos cuenta que Nemesio Chupaca (Loza) es un mentiroso crónico, que no llegó a entrar siquiera a la Universidad, que hizo el servicio militar por levante, y sólo sirve para hacer de bufón del terrateniente dueño de un pueblo imaginario, inventado, de Cuzco. Nemesio cuenta hazañas que inventa para recibir un trato especial, para que le inviten alcohol y lo lleven en andas de fiesta. Pero la gente se va dando cuenta que es simplemente un bufón y éste tampoco lo desmiente, es un tipo acomodadizo, un vivo. La segunda parte se convierte en todo un drama -abandona la comedia como si fuera una nueva película-, aunque con notorio exceso, propio del entretenimiento. Aunque el filme deja la comedia mantiene un nexo bastante lógico con Chupaca quien entiende finalmente qué está sucediendo en su tierra y busca redimirse, hacerse cargo, mirarse como el héroe que necesita su pueblo. Mediante el personaje del profesor rural idealista -de aire marxista- y del indio sacrificado, Nemesio abre los ojos y busca justicia social. El personaje del terrateniente es una exageración, en mucho una caricatura, lo interpreta muy bien Hudson Valdivia, quien hace de rubio oxigenado, racista y clasista. Hay el personaje de un indio tratado como perro que es de mucha crudeza e impacto, para reflejar lo perverso que es el terrateniente. Tulio Loza ciertamente es gracioso en la primera parte, sin vulgaridad, con un personaje de típico criollo, aunque de origen andino; es un hombre crecido ante sus pares cuzqueños por haber "triunfado" en la capital en comparación a la humillación y subordinación de su pueblo. Los indígenas son retratados y tratados como cobardes hasta que se cansan de tanto abuso. Las escenas decisivas de muerte están llenas de histrionismo, como si presenciáramos casi una obra de teatro. Nemesio es a un punto el héroe, pero más lo es la comunidad cuando deciden liberarse, defenderse, de tanto abuso, abuso que es abiertamente subrayado. El filme tiene un muy solvente retrato del folclore andino, y hace uso de verdaderos pobladores indígenas, que suelen salir tranquilos, pero muy serios, que no se complican la vida con la cámara. Allpa Kallpa (1975) tiene atractivo y resulta curiosa, con 2 partes distintas -comedia y drama-, pero bien manejadas. También es una clase en comedia popular. Zully Azurin es una belleza andina, muestra sus tetas, poniendo la sensualidad relajada y una actuación decente en general como mujer sufrida.

jueves, 29 de abril de 2021

Notre endroit silencieux y 1970

2 películas presentadas en estreno mundial en el festival Visions du réel 2021 (Suiza).                                                                      


Notre endroit silencieux (2021)

Dirigida por la búlgara Elitza Gueorguieva. Ésta película se presentó en la sección Burning Lights, la sección más experimental del festival si se quiere. Sigue a Aliona, una chica nacida en Bielorusia, de unos 30 y pico de años, contemporánea de Elitza. Ambas viven actualmente en Francia. Ambas comparten el amor por el arte, Aliona en especial por la escritura. Aliona quiere escribir un libro sobre su padre, que ella considera desaparecido, un cierto eufemismo y negación de lo que apunta todo a su deceso. El padre de Aliona desapareció en un viaje por mar en Turquía, cuando hacia de cierto mochilero. Aliona no recuerda a su padre en realidad, tiene muy poco en la memoria, pero intenta asirse a él con fuerza. Aliona era chica cuando desapareció. Se le siente con melancolía y admiración hacia su progenitor. Ella dice bromeando que era un gángster, palabra que en la jerga afroamericana quiere decir un tipo peculiar, con harta personalidad, que deja una fuerte impresión. Aliona habla también de su país, con el cual se siente mucho vinculo, siempre yace presente en su mundo interior, que es el que de cierta manera presenciamos. Ella -en medio de su pensamiento en constante libertad en pantalla- menciona que si Bielorrusia no hubiera sido comunista -fue de 1944 hasta 1991- seguro tendría a su lado a su padre, ya que éste no hubiera tenido que retirarse del país en busca de mejor vida, hubiera dejado de ser nómade. Su madre ya pasó la página, igual su hermana, han pasado más de 20 años de que no está a su lado, pero Aliona no puede hacerlo, y la hechura de su libro -donde vemos el proceso hasta su publicación- es el anhelo de perpetuarlo, de crearle una memoria y a ella misma. Somos participes del amor de una hija, de un amor que nos conmueve. 


1970 (2021)

Dirigida por el polaco Tomasz Wolski. Premio especial del jurado (segundo lugar). Vemos animación en stop motion que ilustran a los líderes de contención, de crisis, socialistas, frente a una huelga de obreros y estudiantes en Polonia, durante 1970, a 25 años de la implantación del comunismo en éste país. Polonia fue comunista hasta 1989. Ésta huelga fue pacífica de parte de obreros y estudiantes molestos con el alza desmedida de los precios de los alimentos de primera necesidad, la escasez de carne en particular y la existencia de sueldos magros como la afluencia de largas colas para acceder a los productos. El stop motion va de la mano de harto material de archivo, imágenes privilegiadas del estado de crisis y de la huelga, una huelga multitudinaria. Además se hace uso de las llamadas telefónicas de los mismos líderes del partido dirigente durante la coyuntura, grabadas durante ésta revolución del pueblo frente al mal manejo económico del país. El filme tiene información de primera mano, es muy minucioso, esas llamadas son oro puro para entender la mente del aparato comunista de la época. Primero los cabecillas socialistas se sorprenden, pero mantienen la calma, se preocupan hasta de tres huelguistas en peligro de morir quemados, pero luego disponen de mucha fuerza militar para detener a los huelguistas; despliegan gran cantidad de armamento de las fuerzas armadas, una fuerza abismal, hasta llegar a tirar a matar y ocasionar caídos y heridos. Se vuelven implacables, se ponen brutos. Los huelguistas son pacíficos, pero yacen decididos a protestar. El partido simplemente hace uso de violencia, celebrando tener a su diestra al poder militar. Se hace alusión en los medios a que los huelguistas son enemigos del régimen, y no se escatiman encarcelamientos, a gente muy joven, aun cuando los huelguistas son gran cantidad de personas, desesperadas. Se trata de gente humilde, gente común. Es una mirada al pensamiento dictatorial; las tantas llamadas muestran a los jefes de crisis actuando en total libertad, frialdad y alevosía. Las imágenes son impresionantes, son un material de archivo notable, muestran todo. Es bastante valioso el logro de retener el hecho histórico en el tiempo, y como el cine, el arte del documental, lo constituye de forma tan poderosa. Es un retrato intelectual muy claro y descarnado, en como la imagen en sí tiene tanta resonancia, tanta fuerza, como así lo que se dice de boca propia frente a la huelga y la crisis. Es ver y casi palpar la realidad, sin tanta vuelta que dar. Solamente la imagen en stop motion se toma algunas pequeñas libertades, como cereza del pastel u opiniones de asombro ante ver el poder dictatorial en acción, el abuso de poder y de violencia, sin rendir cuentas; es querer mantener el estado socialista todopoderoso, absoluto, extremo e irrefutable; es como se perpetra el oído sordo. 

sábado, 24 de abril de 2021

Kukuli y Viy


Kukuli (1961)

Dirigida por los cuzqueños Luis Figueroa, Eulogio Nishiyama y César Villanueva. Es una película que se basa en un mito folclórico, peruano, la del oso raptor. Es una película que está llena de color, de fiesta, de alegría, incluso se trabaja haciendo fiesta, bebiendo y comiendo. Es una propuesta que le da la vuelta a la imagen de pobreza del campo, de austeridad dolorosa, de explotación. Es un filme que ya tiene presente la colonización y yace la influencia de la iglesia católica fuertemente en ésta historia. Es una obra de belleza cultural, su folclore y nacionalismo es realmente bello y se siente uno orgulloso como peruano. Es un filme que enaltece la cultura andina, aunque ya hay influencia occidental presente. Se rinde culto a los mitos, a lo fantástico, a la tierra, se hacen ofrendas, pero también se reza, se pasea a la Virgen y se alaba al Señor. Cuando hay problemas los indígenas buscan al cura. Se hace un grupo de persecución, tipo linchamiento, muy típico del Ande o lo popular, pero está liderado curiosamente por el cura católico del pueblo. El oso raptor es mito andino, pero también un poquito extranjero al representar el oso raptor al demonio. Vemos a un oso transformado en hombre, hay con él asesinatos, violación, feminicidio. En un momento de baile los hombres se muestran muy sexuales, empiezan a desear a Kukuli, una bella dama andina, interpretada por la hermana del director Luis Figueroa, Judith Figueroa; ella es criolla, pero hace de una muy realista y hermosa mujer del Ande. Su manejo de la belleza me hizo recordar Érase una vez en Anatolia (2011), aunque aquí es lascivia la que se respira, y con ella cierta perversidad de parte de los hombres, cierto primitivismo, cierto salvajismo representado luego con la metamorfosis animal. Pero también el filme presenta en el Ande amor puro, amor verdadero, desde lo llano, cuando Kukuli se une a Alaku, su marido. Hay una escena sensual, pero de cierta inocencia -sobre todo visual-, cuando Kukuli se lava las piernas en el río y es divisada por Alaku quien todo un macho queda prendado de ella, la pide para sí sin rodeos, con seguridad; aunque firme, sin violencia (donde la mujer es un ser dócil, frágil, vulnerable). Luego pasan a cumplir con su deber, Kukuli dejando la ofrenda de su pueblo y familia, y él de sonar las campanas de la iglesia, para celebrar la fiesta religiosa. Esto sin embargo los distrae y los pone en peligro frente al oso raptor. Es una historia que muestra rigidez en su narrativa, como relato, como cuenta la historia, como la filman, muy pegada al mito que adapta, pero las costumbres, el folclore reinante, se observa, se plasma en la cámara, de manera notable, muy fresco y vivo. Sin duda, aunque no una obra maestra, sí una película curiosa a destacar de nuestro séptimo arte. 


Viy (1967)

Basada en un cuento largo o novela corta de Nikolái Gogol. La dirigen Konstantin Ershov y Georgiy Kropachyov. Es un filme realizado por la Unión Soviética, por Mosfilm, famosa productora de la URSS. Como la URSS estaba llena de limitaciones para concebir arte todo lo achacan a que es un mito, una historia de terror, de fantasía, de literatura, para que no existan segundas lecturas ni ejemplos. Es una película que parece algo difícil pero finalmente es básica, pero una buena película. Es la primera película de terror hecha en la Unión Soviética. Muestra a un joven seminarista que le dicen el filósofo que sale de farra en cuanto puede y termina en una granja donde enoja a una bruja que clamará venganza silenciosa, luego de que éste le de una paliza tras un vuelo épico aunque mediante un efecto especial cutre. Se mezclará la belleza de una joven de familia con plata, a la que hay que salvarle el alma, y una vieja bruja. El seminarista, Khoma (Leonid Kuravlyov), de sarcástico apodo, el filósofo, porque está planteado como un personaje de cierto humor, será requerido y obligado constantemente a velar a una bella joven, durante tres días. Quedará encerrado de noche y puesto a rezar. Este es el planteamiento básico del terror, y se pone bueno, porque aparece la bruja cada noche e invoca a demonios -aquí si los efectos especiales se ven decentes-, y acciones de miedo aunque sencillas, pero full simpáticas como arte. Durante los tres días hasta el canto de un gallo, el amanecer, la bruja tratará de matar a Khoma que buscará aguantar y vencerla. Es un filme donde el viaje a carreta con unos viejos pillos hacia el lugar donde tienen una responsabilidad religiosa es harto entretenido y jugoso, con un Khoma, un joven, que quiere evitar madurar, disfrazado de miedo a lo sobrenatural. La película dura 1 hora 17 min., bien jugados.  

sábado, 17 de abril de 2021

Promising young woman, Minari, Judas y el mesías negro y El juicio de los 7 de Chicago

Estas 4 películas están nominadas al Oscar 2021 en mejor película. 


Promising young woman

La película de la británica Emerald Fennell empieza como una película extraña y poco a poco toma coherencia, pasa de algo oscuro a algo racional, aunque nunca deja de tener cierta fantasía e irrealidad. Es una película que denuncia el abuso sexual escondido en la ingesta de alcohol y en la liberalidad mal entendida, mal entendida porque es abuso y no libertad. Las mujeres son alcoholizadas o caen en el alcohol por error y son abusadas. El filme señala el aprovechamiento de hombres que creen estar cumpliendo con affaires o pintan de buenos tipos, pero en realidad hacen actos de abuso sexual. Esta propuesta es un filme de género, un thriller, tiene harta adrenalina y novedad. Es un filme con momentos algo ridículos, pero es una obra que tiene su cierta extravagancia positiva. No es un filme propio de un gran premio, es más entretenimiento, pero está bueno que el cine sin etiquetas premie también el cine de género, que puede tener sus obras maestras, sus obras grandes también. Esta no es, pero entretiene. Tiene un momento totalmente inesperado por el final. Carey Mulligan actúa muy bien. Bo Burnham como el novio es una elección particular, pero trasmite personalidad y simpatía, aun bailando una canción de Paris Hilton como manera de seducción y humor. Es una película que se deja ver. Imposible que halla ganado el Bafta a mejor película británica por encima de The father (2020), pero no es una mala película, te mantiene interesado y divertido al menos.


Minari

La película de Lee Issac Chung tiene de autobiográfica, trata de una familia de inmigrantes coreanos que dejan California, una vida de monotonía y dependencia laboral y pequeñez económica, por el sueño del padre de familia, del joven Jacob (Steven Yeun), de cultivar comida coreana en una granja de Arkansas, en el sur americano, en los 80s. Jacob lleva a su esposa y a sus 2 hijos pequeños. La esposa no está contenta, pero Jacob se mantiene firme, aun acosta de sacrificar perder su familia. Está decidido a sobrevivir y luego a triunfar. La esposa, Monica (Yeri Han), en un momento dice yacer decepcionada, haberle perdido la fe a Jacob, cuando éste escoge la granja, defender su sueño de prosperidad y libertad. Jacob vive tenso, preocupado, en constantes peleas, pero sigue trabajando duro. Un tipo que es como medio el loco del pueblo, muy creyente en su fe a Dios, hasta lo fanático, viviendo algo descuidado, lo apoya; éste hombre, Paul (un sobresaliente Will Patton), es más de lo que parece, es alguien positivo en la vida de Jacob, éste es un gran personaje, igual que el de la abuela, aunque ésta tiene de efectista. La abuela llega de soporte familiar, la gran actriz coreana Yuh-jung Youn, en la que es otra relación en conflicto, así como de los esposos entre la abuela y el niño pequeño, David (Alan S. Kim, pequeño talentoso). El niño le dice a la abuela que no es una abuela de verdad porque no es tierna ni angelical sino medio relajada, medio viva, audaz. Pero no es una mala abuela, ni muestra malos sentimientos, en realidad si es pura bondad. Entre estos 2 grandes personajes, la abuela y el apoyo en el trabajo, y 2 conflictos centrales familiares y un sueño con dificultades tenemos una buena película, cálida, humana, veraz y con su sustancia. Es una película straight, directa, clara, pero potente y honesta, tiene alma, tiene novedad. No hay discriminación ni tampoco ésta familia coreana no es que no pueda adaptarse, su dificultad es tener éxito en su siembra y que puedan vender los productos a las mismas tiendas americanas de comida coreana, que los inmigrantes coreanos les compren y consuman lo suyo en territorio americano. La cosa es sobrevivir hasta entonces, que el banco y las deudas no se los traguen antes. Hay una escena donde un tipo rural menciona la quiebra y el suicidio como presente en el sueño, puede sonar extremo, pero el filme de Issac Chung deja esa posibilidad en el ambiente, la trabaja bien. Por todo vale la pena verla, es una buena carta de presentación de los inmigrantes coreanos en EE.UU y luego en otros lugares en general, y como el Minari -vegetal que cambia de nombre por país oriental- de todos los asiáticos.


Judas y el mesías negro 

Esta película sorprende un poco, es una película sobre un grupo de izquierda armado, con una mirada aunque no de elogio exacerbado, no hay prácticamente negatividad o critica hacia ellos, en medio del país de las barras y las estrellas. Este es un filme político, respetuoso en gran medida y hasta romantiza un poco la vida de Fred Hampton (Daniel Kaluuya), líder de Las Panteras negras, grupo revolucionario afroamericano. El filme habla como el FBI de J.E. Hoover, pone a Bill (Lakeith Stanfield) dentro de Las panteras negras, a una rata -como ellos le llaman a los delatadores o topos-, un soplón, quien destruye toda la organización al acabar con Hampton. Este es un filme muy bien narrado, interesante, claro, potente y al mismo tiempo bastante entretenido, pero serio. Hampton da tremendos discursos, menciona hasta al Che Guevara. Es un poco la historia de unos terroristas, como los veía el FBI y la seguridad americana, he ahí que sorprenda en cierta medida. Hampton sin embargo se ve que era un tipo pensante, no tan violento, realmente apasionado de que el pueblo mejore su vida, de que los afroamericanos mejoren su manera y estilo de vivir, remonten su clase social pobre. Los panteras negras tenían colegios y hasta querían construir iglesias. Daban ayuda social. Sus armas estaban enfocadas en los cerdos, como llamaban a los policías, sus enemigos. La brutalidad policial hacia los afroamericanos es parte fundamental de que ellos se formaran como organización. También aunque poco se menciona las panteras buscaban defender los derechos civiles de la gente de color, pero desde las armas. El problema con las panteras negras es que era un grupo no solo de izquierda -sin que el filme satanice o siquiera critique ésta opción política- sino que ejercían violencia, no dudaban en usar las armas o la fuerza bruta. El director Shaka King pone a las panteras bastante ecuánimes, mesurados, en sus acciones, aunque con discursos bastante intensos y agresivos. Hay un pantera que mata a un policía a sangre fría cuando era perseguido y abaleado, pero la policía también muestra esta sangre fría en el filme. La madre del revolucionario caído dice que el legado de su hijo debería ser mucho más que el de un asesino; es así que el filme trata de mostrar más que la violencia de la organización, y esa es su verdadera meta. También la parte amorosa en la vida de Hampton lo humaniza y a la vez lo muestra como un líder nato, auténtico e idealista. La parte del traidor es sobresaliente y constante, Stanfield construye a una persona con matices, efectivamente una rata, traidor múltiples veces, pero también alguien algo tonto, débil de carácter en el fondo, oportunista también no se puede negar aunque se percibe sutilmente, y que era fuertemente presionado y manipulado por un agente del FBI en especial, Roy Mitchell (Jesse Plemons). Bill quiere dejar de ser una rata, y no puede. Es un filme notable, aun cuando las panteras negras dan para mayor crítica negativa, como que para el FBI eran comparados con el KKK, en el opuesto, los veían como ese tipo de amenaza radical. El filme se pone bastante del lado de las panteras, y de Fred Hampton, se intenta ponerlo como ícono afroamericano. En un momento incluso en conversación entre gente del FBI se ve que hay racismo entre ellos. 


El juicio de los 7 de Chicago

Es de resaltar que el director de ésta película, Aaron Sorkin, es tremendo guionista, un hombre muy inteligente. Ha concebido con el guion de ésta película una propuesta sumamente entendible, fácil incluso, de lo que normalmente sería complicado de entender; ha hecho de lo arduo casi un paseo por el parque. Pero ahí está el problema también, se ha pasado al otro lado, ha hecho una película a lo (viejo) Disney, le ha quitado toda salsa, todo picante, toda malicia, y ha dejado un producto totalmente descafeinado, hasta inocente. Ha hecho de un tema bien político que ni se perciba así, sino como una obra de entretenimiento, un filme hiper Hollywood, un filme super comercial, aunque con un tema interesante detrás. Es meritorio hacer de un tema que por lo general sería quizá pesado o aburrido o puede que algo impenetrable un filme tan sencillo y transparente. Su defecto es que esto se ha exagerado, le ha quitado vida, le ha quitado realidad, le ha quitado incluso su verdadera consonancia en cierta manera, ha logrado la inocuidad absoluta. Se dicen cosas que no se ven igual. Nadie luce amenazador, todos parecen muppets o algo así. Se agradece que haga accesible lo inaccesible, masivo lo difícil, pero crear algo tan superficial tampoco es bueno para la existencia de la trascendencia del cine o el arte, es dejar de ser exigente y evitar retarse. 

sábado, 10 de abril de 2021

Sound of metal


Sound of metal (2019), la dirige Darius Marder, es su debut en ficción, la produce Amazon y se puede ver en su plataforma de streaming, Amazon Prime Video. Está nominada a mejor película en los Oscars de éste año y es una muy buena película y competidora, aunque no favorita, ni por la trayectoria de premios previos al Oscar se ve que vaya a ganar mejor película. El guion es de Darius y su hermano Abraham, además Abraham compone la banda sonora. La historia se le ocurre a Darius y al director de cine Derek Cianfrance (Blue Valentine, 2010), habiendo trabajado antes juntos, en el guion de la segunda película de ficción de Cianfrance, The place beyond the Pines (2012). Ésta es una película con muchas aristas y profundidades, pero el aparente tema central, la perdida de la audición, esconde en realidad otro tema, digamos que el verdadero tema del filme, la relación amorosa del protagonista, de Ruben (Riz Ahmed), con Lou (Olivia Cooke). La falta de audición es el camino a revisar ésta relación, que entienda Ruben que a su mujer le crea conflicto su relación al tener muy presente su pasión por el metal y condición de músico bohemio. Ruben estuvo sumido en la drogadicción y esto atrajo a su esposa hacia la ansiedad -no del todo conocida- y otros problemas que hay que imaginar. El metal como sonido fuerte no solo es un estilo musical interesante y atractivo en el guion e historia, representa ruido, un simbolismo en el filme, representa caos, cierta perdición, cierto abismo e incluso inmadurez, que es el emparentamiento con la vida libertina, acelerada, y de drogas en que se embullen montón de músicos. Queda claro que ésta representación, de acciones del pasado, le afectan a Lou, tomando en cuenta de antes además el dolor de una gran perdida en la vida de Lou y querer romper lazos de autoritarismo con su padre, pero curiosamente el amor la llevó a cierta dependencia negativa en su vida, pero también es indudable que existe amor verdadero entre Lou y Ruben. Ésta es la parte sutil, velada si se quiere, pero captable, del filme, para dar pie a la otra de la perdida de la audición y el dejar de ser músico de metal, que no se ve tan difícil en la vida del protagonista. Tiene algo, pero no es la historia como The wrestler (2008), donde Mickey Rourke, en el papel de su vida, prefería morir en su callejón sin salida que abandonar la lucha libre profesional. En la película de Darius hay que aceptar dejar la música como la concebía Ruben en el pasado, incluyendo dejar de ser baterista por siempre, que tampoco era un triunfo, era algo humilde, pero existen otros retos más arduos, igualmente también aceptarse como sordo, como vemos en el silencio del final. Éste filme tiene un guion prodigioso, no solo por espolvorear detalles dejando el tema central encubierto y darle una segunda dimensión al filme, sino también por como nos pone en la piel de Ruben, como maneja el silencio, el ruido, escuchar, no hacerlo, proponiendo un sentir algo raro, particular, novedoso, pero notable en su puesta en escena. De la misma manera el devenir de los hechos está contado de manera ingeniosa y con su originalidad, anclada la sordera al presente, como a la tecnología, pero pensando en lo que nos hace tan humanos y mejores seres humanos desde siempre, donde interviene la gran actuación de Paul Raci, un actor no conocido, a quien le han otorgado una nominación como actor en el Oscar que es una sorpresa y justicia en estado puro. 

viernes, 9 de abril de 2021

Todos somos estrellas


Esta película se siente como una sentencia, un salto definitivo al ostracismo, de lo tan franco o revelador que es, que se muestra su protagonista contando cosas demasiado íntimas y un poco sórdidas, también por acceder a grabarlo un poco apurados por el deseo de novedad, atractivo y éxito. Es una película que busca ver que fue del director de cine peruano Felipe Degregori, director que poco a poco fue desapareciendo de su actividad como cineasta, hasta que el 2012 lo dejó, y terminó recluido, aislado, por decisión personal. Vive en el Rimac, distrito cero pituco, que su hermano decía era una pose de pobre y él muy dócil da a entender que no es así o quizá ni lo ha pensado bien, simplemente actuó dicho a grandes rasgos. El documental de Patricia Wiesse va en busca de su actual historia, el documental es del 2017, que la cuenta Felipe mismo. La cosa es que Degregori está deprimido y disminuido, se le percibe con muy baja autoestima, y empieza a contarlo absolutamente todo, hasta impudorosamente, pero paradójicamente esto es carne para lograr un documental interesante sea dicho. Degregori se menosprecia constantemente, no le importa en absoluto su imagen, ni lo que piensen de él, parece hallarse muy deprimido que no puede contenerse. Se compara incluso con Blanche Dubois de la obra de teatro y película Un tranvía llamado deseo (1951); cae en la obviedad, pero también en la absoluta apertura de su sentir y hasta futuriza un final triste en su vida. Es un filme que incomoda un poco y hasta duele al sentirse cierta empatía. Degregori cuenta que es gay y que paga por favores a veinteañeros del barrio, gente que lo trata como zapatilla vieja finalmente, con ese criollismo tan nacional; se relacionan con él por interés, y él yace consciente, lo dice, como todo, y muestra cierta baja autoestima envuelta en sus actos. Degregori tiene una película que me encanta, Ciudad de M (2000), que curiosamente el documental no halla interesante y ni la menciona. Su película más popular que da título a este documental cuenta Degregori que lo arrastró curiosamente hacia el inicio del sentir de su derrota personal y existencial -esa que compara con el éxito de su hermano, el antropólogo y escritor e investigador Carlos Iván Degregori-, cuando su primera película, de 1980, la película de acción Abisa a los compañeros, fue todo un éxito de taquilla y hasta de crítica. No obstante, aunque no se especifica en el documental (salvo un guiño  por el título), Todos somos estrellas (1993) es la película por la que lo recordaran siempre. Éste es un documental que es demasiado pesimista y lacrimógeno, es un martilleo exagerado, Degregori no se da tregua con nada, se golpea sin parar, sin cortapisas, pero también es porque está solo, medio abandonado en su casa, que yace muy descuidada. Faltan amigos, faltan familiares. Como curiosidad hay que mencionar que hay mucho pensamiento de transexualidad también en su mente. Menospreciándose, imagina que nunca hallará el amor, duda si alguna vez lo hallo. Se compara con su hermano, pero no desde la envidia, se percibe sincero afecto y nostalgia hacia él, propone un buen recuerdo en general, aunque su franqueza lo lleva a criticarlo un poco, sutilmente no lo pone como dentro de una relación tan idílica como se espera. Es un documental poco sutil, aun no teniendo imágenes explícitas, aunque ciertamente te genera mucha atención e interés, en su expurgación exhaustiva desde el propio protagonista, para bien y para mal. 

jueves, 8 de abril de 2021

Runan Caycu


Este es un mediometraje documental perteneciente a la peruana Nora de Izcue. Debo decir que es un documental de izquierda, pero uno notable, incluso lo veo mejor que la celebrada Wiñaypacha (2017). Ciertamente sí se puede lograr arte de trabajos izquierdistas, a pesar de que la mayoría tienden a la propaganda y suelen fallar o ser mediocres. Este documental es una de esas excepciones y encima es peruano. También es propio de su época, época de ideología y lucha izquierdista y revolucionaria. Personalmente no soy socialista, no creo en un socialismo puro o absoluto porque estos gobiernos suelen traer pobreza más que soluciones y nunca cumplen con la ansiada igualdad, sino suman más pobreza más bien; estos gobiernos socialistas o comunistas suelen generar destrucción y sus sistemas económicos suelen ser bastante malos y empobrecedores, suelen hundir a los países, porque finalmente se necesita de las empresas, de los negocios, y el movimiento de un mercado libre y del capital en inversiones, encima terminan siendo dictaduras por lo general, coartando la libertad. No obstante ciertamente todo gobierno requiere de ejercer ayuda social y de cierto socialismo, no se puede negar tampoco, no sería justo, productivo, ni humano. Los trabajadores necesitan protección laboral y un salario y horarios justos también -las empresas no pueden tener toda la libertad laboral, sino existiría explotación y abuso-; también se requiere de un seguro médico familiar y una jubilación decentes, no migajas. Se requiere varias cosas que la ayuda social solventa como universidades y colegios estatales buenos, competitivos, hacedores de profesionales y éxito, y servicios básicos correctos en todas las partes del territorio nacional, aun en zonas alejadas, como en los cerros o asentamientos humanos. En pandemia se requiere de ayuda social, sobre todo cuando hay precarización del trabajo y la existencia familiar; hay casos así donde el socialismo salva y genera justicia. Un gobierno muy capitalista o puro no es justo, no todo es generar dinero, no únicamente enriquecimientos personales, sino debe ser también que todo el país se enriquezca y esto proyectarse en igualdad, en una clase media sólida y una obrera que viva bien, debe haber siempre ésta ayuda, consciencia social, éste cierto socialismo complementario. Este documental pone imágenes de pobreza, pueden ser algo manipuladoras sí, pero son reales, sensibilizan también; vemos a los indios o campesinos cargar grandes atados, gigantes, más grandes que ellos mismos, estando jorobados como burros de carga; miran extrañados a la cámara, humildes, sorprendidos. Así mismo el documental enfoca en toma de detalle los pies en sus viejas sandalias de los indios, pies maltratados, de trabajadores constantes, sufridos si se quiere ver. El protagonista de éste documental es el líder sindical indígena Saturnino Huillca, un hombre que a los 80 años se ve muy fuerte y firme. Es en parte peligroso, aun cuando no lo parece por su físico o su rostro medio bonachón, y muchas veces las apariencias engañan; es un líder socialista muy de gustar pelear y de conflicto, aunque su lucha es por la niñez aparte de los derechos del indio en general, como él mismo explica en el documental, que le da la palabra constantemente (él es el protagonista y medio su biopic); es una lucha por el legado familiar explica, por los niños e hijos de los campesinos, que se ven muy humildes, pero inocentes, sonrientes y bellos, libres de toda violencia, en sus juegos infantiles que la cámara recoge. El filme pone imágenes fuertes en pantalla, aunque parciales; vemos cuerpos muertos de campesinos. Digo parciales -sin justificar la muerte injustificada de campesinos, de seres humanos- porque las revueltas -de paso, la violencia- que ejercen los campesinos -por sobre todo invasiones, que ellos entienden por recuperaciones- se ven sólo en artículos de periódicos, en títulos de noticias, no en imágenes ni yacen muy desarrolladas, que no dejan ver todo el panorama de sus acciones, pero, bueno, informan de todas formas. La cámara simplemente encuadra los encabezados de los diarios en pantalla. Muchas imágenes se ven así, son fotografías por donde la cámara pasa en movimiento. Pero el registro que ejerce del momento o la coyuntura en general no se puede negar que es bastante bueno, aun en sus pocos recursos y cierta ausencia. También el filme pertenece a 1973, años después de la reforma agraria del general Velasco Alvarado, que también está presente en el mediometraje, aunque Huillca y el documental le resta importancia a la reforma, mencionando que los indios o campesinos tienen que tomar la batuta, no dejarle el trabajo al gobierno, que ellos no van a hacer lo que tienen que hacer ellos por sí mismos. Se ve que Huillca es un tipo difícil, no fácil de tratar ni del todo negociar -en todo caso no tiene ni un pelo de tonto ni de tranquilo-; es un sindicalista a muerte, es un tipo muy afín al socialismo, a la revuelta, al combate. Pero es cierto que pedían reivindicaciones justas, que la pobreza frente a la explotación de los hacendados era innegable y la dejadez y demora del estado era notoria y su culpa que hayan revueltas campesinas y como se dice en el filme que halla gente que se aproveche del enojo y la necesidad del campesino y los azuce también, como vemos que llegan a agredir al presidente del Perú Fernando Belaunde (aquí cero celebrado, sino señalado como parte de la dejadez, ausencia y lentitud del estado y hasta de acción risible con la perdida de una página vital de la reforma que proponía). El hermoso y poderoso Cuzco es el epicentro de todos estos sucesos. El mediometraje abre con la cara de Huillca hablándonos sin rodeos, humilde, simple, pero fuerte, a la cámara, presentándose, contando de su vida, para que luego imágenes muestren el arduo trabajo campesino. Es un registro histórico valioso, notable, aunque innegablemente de fuerte izquierdismo, además de propio de las reivindicaciones de la época. 

miércoles, 7 de abril de 2021

The father y Nomadland


La película británica The father, debut de Florian Zeller, es de las nominadas a mejor película de los Oscars 2021 la que más me ha gustado e impresionado y hallo mejores atributos, por encima de las más sonadas y se ven como obras gigantes, Nomadland, de Chloé Zhao, y Mank, de David Fincher. La favorita es Nomadland, y la que seguramente ganará. Fincher como autor tan admirado y tan seguido se irá con algo, pero poco. Fincher es un gran director, todo lo que hace es interesante y de alto nivel, al tiempo que fabrica películas ultra entretenidas y sustanciales, Mank no es la excepción. Zhao encanta a todo el mundo en el cine americano, a partir de su anterior película, The rider (2017); es una directora nacida en China que entre los 15 y 19 se instaló en el mundo anglosajón, hizo estudios en EE.UU, y se enamoró de éste país, haciendo cine indie gringo desde el inicio, de fondo nacional, produciendo historias bien americanas. No hay que obviar que EE.UU. es en realidad un país hecho de inmigrantes, Zhao siente su casa éste país. Nomadland es una película de cierto aire y tema social, habla sobre desempleo, de ir a parar a la carretera, al desierto como metáfora. Pero ésta propuesta se transforma en otra cosa, termina siendo un filme e historia sobre la libertad y el amor por los seres perdidos, por sobre la derrota o la necesidad económica. La protagonista, la fantástica Frances McDormand, de mis actrices favoritas, puede contrarrestar la recurrente tensión del desempleo y la necesidad de subsistencia (solo consigue trabajos por muy corto tiempo, eventuales), inclusive la soledad, en más de una oportunidad, obtener estabilidad y seguridad, pero ella escoge sus ideales, y al mismo tiempo el ideal americano, valerse por sí misma y no perder ni olvidar sus afectos personales (su recorrido, su pasado, quien es, como su marido difunto, su gran amor). Éste filme es sentimental en recurridos momentos, va y viene en la tragedia y la melancolía, con cancioncita de pena incluida, pero es un filme mucho más que decente. Hay actores en éste filme que son verdaderos nómades, no son actores profesionales, sino propios de la ideología de vivir en la carretera, en el desierto, de vivir en camionetas a la intemperie, como forma de vida y grito de libertad y felicidad plena. Se notan no profesionales, pero se ven bien aun así, tienen en sus manos otra virtud, la autenticidad, aun cuando se les suma ficción. Ésta ficción implica un sentir lacrimógeno, Zhao le pone bastante, aun cuando hay respiro también, y McDormand puede ser irónica y relajada. El filme plantea dolor y cine social -sí, en EE.UU., la tierra de las oportunidades y el sueño americano, donde el obrero y la clase media pueden vivir bien-, y a la vez felicidad, tenacidad o terquedad de cierta manera, convicción; el desierto se abre como una flor en más de una arista, es un filme que finalmente deja el mensaje de una sobrevivencia positiva -de aferrarte a lo tan tuyo, evitando pasar la página-, de ser independientes a toda costa, de ser autosuficientes aun en el dolor, un mensaje bien gringo. Por todo esto se siente y se ve un filme bueno, un triunfo del cine americano, hecho por una china amante de EE.UU. No obstante mi opción es The father, una película humilde digamos, pero magnífica. Florian Zeller, el director, es también el dramaturgo de la obra en que se basa el filme. Es un filme que es notable transportando el teatro al cine, usando sus pocos elementos, usando su poderosa proyección, su continua audacia, aun cuando algunos sobresaltos y humor pueden pegar de ridículos o poco necesarios, por no tener la necesidad de forzar al público hacia las constantes emociones -a picos de intensidad- dentro de una sala. Pero ciertamente es un filme hermoso en su sentimiento, con una escena final gigante, triste y notable a la vez. La talentosa Olivia Williams nos regala tremenda escena, ante un hombre destruido por completo, apagando el feroz incendio, venciendo el callejón sin salida. El filme juega continuamente con nuestra percepción, hablando de un viejo que sufre de demencia senil. Durante mucho tiempo todo es extraño y endeble, cambia la lógica una y otra vez, no se sabe donde yace la verdad. El filme exhibe a un Anthony Hopkins de reales 83 en estado de gracia, perfecto, pasando por todo estado posible de actuación, desde la debilidad máxima hasta la insolencia, momentos donde ya ni tiene la facultad para colocarse una chompa encima, escucha cosas raras inexistentes, fusiona y distorsiona su pasado y presente, no identifica ni a sus seres queridos, no puede ver la realidad, su mente le quita absolutamente todo. Esto hace sentir a uno un filme triste, aun cuando estamos muy atentos y entretenidos con tanta sorpresa y giro continuo de guion. Pequeños momentos del teatro al cine dejan ver puestas de escena notables, como alguna de paranoia, lo que oye furtivamente y percibe engañado y se replica luego lógicamente desde el pasado; o ese miedo a que un ser querido lo mate, algo tan extremo y loco, visto desde la repetición del mismo momento, desde la monotonía, del rito nocturno, creyendo sufrir una estrangulación, observada desde atrás, o un simple acomodo gentil de uno en la cama, producto de la proximidad.

martes, 6 de abril de 2021

La revolución y la tierra


Para empezar éste escrito debo decir que soy apolítico por lo general, mi escrito es netamente cinematográfico, no muestra una tendencia política, ni de izquierda ni de derecha, es mi opinión honesta, transparente, siempre libre, de este documental de Gonzalo Benavente estrenado el 2019. Éste ha vuelto a la palestra de cierta manera cuando iba a ser proyectado éste domingo 4 por televisión nacional, el canal del estado, pero se le ha postergado para después de las elecciones para no influir en la votación de presidente del Perú, elecciones que serán éste domingo 11 de abril. Ciertamente sí luce como un filme de izquierda, un filme muy político; qué es bueno, ciertamente es más que decente, es entretenido hay que decir de paso. El filme habla de la reforma agraria ocurrida a fines de los 60s, por el general Juan Velasco Alvarado, quien gobernó de 1968 a 1975. Velasco dio un golpe de estado y ejerció una dictadura militar, lo curioso de ésta dictadura es que a diferencia de lo que suelen ser las dictaduras militares (de derecha), ésta fue una dictadura militar socialista, revolucionaria. Hay que decir que a los peruanos nunca nos ha faltado la creatividad, no iba a ser diferente en la política. Se debe mencionar que el filme es incompleto en su mirada del gobierno del general Velasco Alvarado. No pretende ahondar en que fue una dictadura y las dictaduras nunca son el ideal humano ni se les justifica (o habría que hacer más de una salvedad, la ruptura que abre la puerta). Pero este filme aunque es izquierdista, aunque hace ver al general Velasco como un héroe, tiene puntos que si se le pueden considerar que por una parte lo fue. El método, la expropiación de tierra de hacendados y empresarios, fue propio de una dictadura, por la fuerza bruta, aunque se dice no hubo muertos. Pero ciertamente había explotación del indio, del campesino, tratados como servidumbre, incluso se dice que mucho peor, como objetos de propiedad. Trabajaban prácticamente gratis para los hacendados y estos les daban una muy pequeña tierra para subsistir. Habían reivindicaciones que hacer, darles igualdad y derechos como ciudadanos peruanos a los indios o campesinos. Puede que el método no fue el más legal, pero sí se pedía a gritos, no escuchados por mucho tiempo. El fracaso de la reforma agraria tiene sus argumentos en el filme, pero ciertamente se oyen incompletos. Se dice que fue una reforma cultural exitosa, de justicia, una reforma laboral necesaria, y en mi opinión es verdad -aunque faltó mucha educación en varias formas-. Que fue un fracaso la reforma -como empresa o economía interna- en mayoría sí, hubo error del gobierno también, fue error del campesinado también, fue producto de hacerlo muy rápido y por poco tiempo sí también, ¿ameritaba hacerlo ya?, sí seguramente. En el filme se dice algo interesante, que el socialismo impuesto por el general Velasco Alvarado pudo concebir lo que sería más tarde el terrorismo de los 80s, y ciertamente suena muy lógico, aun cuando los 60s eran épocas de fuerte influencia socialista, de lucha ideológica. El filme argumenta que más bien Velasco y su reforma salvó al país de que el terrorismo triunfara o que empezara antes, se dice que el campesino o indio no apoyó al terrorismo al verse reivindicado por el gobierno, por la reforma agraria, y aquí entra a tallar algo que no se menciona de los 80s hasta el 93 del terrorismo, la violencia extrema como método recurrente de justicia y la brutalidad y facilidad de ejercer el asesinato (cosa que la gente humana no tiende a defender), incluyendo la muerte de campesinos, campesinos que mayormente han mostrado humanidad. El filme es muy cinéfilo al mismo tiempo que no abandona lo político, pasa revista a muchas películas peruanas que hablan del tema de la reforma agraria, vemos que las imágenes hacen de soporte, de archivo, de análisis, de perspectiva. Vemos películas de Federico García Hurtado, de Nora de Izcue, Bernardo Batievsky, Felipe Degregori, Armando Robles Godoy, Francisco Lombardi, Bernardo Arias, del Grupo Chaski, sale hasta Las Malas Intenciones, entre otras. Así mismo el filme hace entrevistas a destacados sociólogos, sindicalistas, comunicadores, historiadores, politólogos, incluso a un crítico de cine y a un guionista de telenovelas, la mayoría rostros fáciles de ubicar. El filme tiene poca intervención, casi nada -serán un par-, de gente que no gusta de Velasco Alvarado. La postura aquí es clara, puede que algo a razón de que Velasco públicamente es golpeado mayormente y muy poco reconocido en lo que tuvo de bueno. El filme intenta darle ese mérito, aunque lo suyo es convertirlo en un héroe en grande. Es un filme que da para hablar, Velasco fue un personaje como se dice complejo y lo suyo no fue menos. También sale quien lo derrocó entrevistado a puchitos, el general Morales Bermúdez, curiosa participación, de aporte sencillo, pero presencia muy curiosa. El filme utiliza 40 minutos antes de introducir a Velasco, en crear el background antes de la reforma. El filme utiliza elementos externos, pero coherentes. Gonzalo Benavente ha pegado el salto de un filme pituco con algunas bromas socialistas (Rocanrol 68) a un documental ultra político. Por lo general es al revés, lo light viene después de la trasgresión, una prueba más de nuestra originalidad nacional. 

viernes, 2 de abril de 2021

Visión nocturna y Odoriko


Visión Nocturna

Ganadora del máximo premio del festival de Marsella 2020 y mejor dirección en  FICUNAM 2021. La dirige la chilena Carolina Moscoso. Moscoso es la protagonista, cuenta algo muy personal y feo, sufrió de una violación y cuenta su caso de la mano de su cotidianidad. Divide su documental en un mix en tres partes, oscuridad, brillo y penumbra. Se puede entender el título de Visión Nocturna aparte de lo obvio del uso de la luz nocturna como buscar ver en la oscuridad, es decir, a través del pasado, del daño. Su caso está muy bien explicado por ella en subtítulos frente a la pantalla negra. Esto no es ninguna deficiencia en absoluto, todo el tiempo te genera mucha atención, aunque es doloroso. Como complemento vemos varios videos que ella ha hecho, incluso grabándose a sí misma siendo espontánea sin más, tonteando. Hay videos muy buenos, como ver a unas focas pequeñas nadando frente a la cámara submarina. Otro video notable es el de un parto casero. Se percibe una esencia hippie ahí. Carolina se ve muy suelta, muy libre, sale desnuda a ratos aunque brevemente. Pero esto le costó, le vino cierto trauma, cierto encierro psicológico en ella. Nos cuenta que se hizo una sanación con una indígena. Es un filme a ratos imperfecto y austero, pero en general notable. Su caso está perfectamente explicado, y no es un caso tipo juicio formal donde puede haber una distancia quizá. Es curioso que algunas de sus respuestas a ella le parecen raras, pero se ve la influencia del entorno. Se exhibe un aire juvenil en todas las filmaciones, es la historia de un daño hecho a una chiquilla que se abre al público. El daño lo hizo un chiquillo. Es bueno notar que un agresor sexual puede salir de casi cualquier parte. Hay que cuidarse, y denunciar. Carolina cometió varios errores, pero su película deja precedente que no debe haber impunidad. Es un trámite doloroso, difícil. Es un filme que como se explica tiene tres tipos de luz, como la vida misma. Éste documental es otro paso adelante.


Odoriko

Presentada en el festival Cinéma du Réel 2021, ganadora de un par de premios ahí. La dirige el japonés Yoichiro Okutani. Este documental es sobre clubs de desnudistas en Japón. Estos desnudos tienen un cierto toque cultural, artístico, y algo de teatro y de danza clásica y hasta algo del circo y la acrobacia a lo Cirque du soleil. Hay un feeling aquí y la gente que va a ver a las chicas son en mayoría muy formales o respetuosos. Todas las asiáticas que vemos en los clubs son flaquitas; son de buen cuerpo pero de muy poca voluptuosidad. Paran calatas, pero de manera tan natural y en gran parte seca que poca sensualidad trasmiten, poco erotismo. Como en Japón son respetuosos y tradicionales en mucho ellas se sienten diosas en varios casos, poco o nada vulgares, pero se muestran algo ordinarias, muy simples y superfluas. Es un documental artístico con ratos muertos y algunos poco significativos. Es un filme llamativo para conocer otras culturas, aun cuando se percibe con su fuerte influencia occidental. Se llaman hermanas entre ellas, como la cultura hip hop. Muchos desnudos tienen un toque emotivo y delicado, hay cierta arte con su sexualidad en segundo plano. Los animadores instruyen al público, les dicen que aprecien la belleza y la complejidad de las performances. Hay fotos con las desnudistas en poses -cosa que se menciona, se oye, no se ve- y muchas se comportan muy frescas pero el concepto del filme es uno -aunque completista- más de observador calmado y formal. No hay fuegos artificiales ni su picante o audacia en ésta propuesta, pero es un documental interesante aun así, para apreciar algo poco conocido de Japón, un lado más pedestre. Puede que las desnudistas tengan sus ínfulas, yacen sobredimensionadas por sus propios egos y el entorno tradicional, pero ésta obra tiene su parte simpática, oírlas no abruma, aun cuando ronda las 2 horas y pudo ser más corto y más vivo. 

The assistant


Se inspira en el acosador sexual Harvey Weinstein, un poderoso y famoso productor de cine. Weinstein fue acusado el 2017, ésta película de la australiana Kitty Green es del 2019. Ésta propuesta bien vale verse y destacarse por una secuencia magistral -extensa- donde la asistente o secretaria protagonista, Jane (Julia Garner), al presenciar un notorio aprovechamiento sexual de su jefe, un productor de cine, de una muchacha nueva en la empresa -muy joven, algo inocente y afable y que parece modelo-, va a denunciarlo ante la compañía a donde un encargado de recursos humanos. Aquí se da un juego sutil de conversación, donde el tipo de recursos humanos parece no entenderla, hacerse el tonto, y lentamente, intercambio a intercambio, frente a la timidez y cierta cautela de la muchacha (idealista y altruista), se va mostrando lo rata que es éste lacayo -así como él hay muchos en la empresa, aunque éste luce como el peor-. El sarcástico y ruin hombre escuda al productor, con autosuficiencia y soberbia, e intimida a la muchacha sin perder las formas. Esto también sucede porque Jane es muy joven y llena de sueños de evolución de su carrera profesional en ésta empresa, y le falta carácter, producto también de su posición bastante subalterna. El jefe de ella la hace incluso llorar, la trata con violencia psicológica. Este rol -el de la joven- es muy claro en como las mujeres se ven maltratadas y vulnerables ante el dominio de un mundo masculino tan sexualizado. El filme pone a los trabajadores de la empresa a cubrirse las espaldas, sobre todo a los jefes, o a tratar de ganárselos como sea o no hacerse de luz en contra por ningún motivo (ahí vemos a los "amigos" dictando disculpas humillantes, encubriendo los abusos). Es la cultura del éxito, de la ambición profesional, a toda costa, que se pone en la palestra, saltando la ética, la moral y el respeto y cuidado por el prójimo que prácticamente no existe si hay que trepar en la empresa. Es la lastimosamente efectiva cultura del arribista y sobón convenido y ambicioso. El filme puede no ser sutil con ese final melancólico, de resignación, pesimista, en un quehacer sentimental y humilde, con las siluetas del sexo en la ventana, pero tiene sus cosas notables. El filme también ilustra el día a día de una secretaria o asistente, donde no es un retrato muy simpático, sino tenso, pesado y agotador y a esa vera se le retrata, de manera seca y apagada. También se ve cierto menosprecio por esta labor vista como muy subalterna, como la de un empleaducho. La pesadez de ponerse a limpiar asoma, cosas que hay que hacer para ganarse el piso, como se diría. Jane luce en buena parte invisible a otros en la empresa. Es el espíritu de Jeanne Dielman el que ronda, aunque no en su poderosa escala, aunque lo que más importa en esta propuesta es la depredación sexual, ésta denuncia.