domingo, 13 de abril de 2025
Sorda
Ésta película española tiene de protagonista a una mujer sorda de 40 años, interpretada por Miriam Garlo que en realidad es sorda. La película de Eva Libertad, su segundo largometraje y el primero en solitario, nos muestra la vida cotidiana de Ángela (Garlo), con su pareja, Héctor (Álvaro Cervantes), quien es oyente. Héctor se ve que es un buen marido y una persona amable y correcta. El relato muestra amor entre ellos, escenas románticas bien desarrolladas para parámetros de llamémosle arte, además Ángela muestra sensualidad. La película pasa por cierto feminismo expuesto desde su protagonista. Un feminismo que es un poco ombliguista o yoísta, más que pensar en la sobrevivencia o en los derechos igualitarios más importantes. El filme claramente es la historia de Ángela, quien tiene una actitud un poco de víctima frente a ser sorda. Ella llega a gritar abiertamente que es fastidioso ser sordo -poniendo una palabra mucho más leve en su boca- en un planeta dominante de oyentes, como si no le comprendieran (anhelando y pretendiendo un especie de 100%, lo cual puede resultar un poco iluso porque es habitual en el ser humano que haya una cuota de complejidad en ponerse en el lugar del otro, aunque esto no sea lo más óptimo, lo mejor para todos) o no se sintiera del todo integrada por el resto (negando ella misma a un punto el hecho de ser sorda o aun no aceptándolo al 100%). Quizá en realidad es que a ella se le complica más de lo usual, porque vemos que en la película todos son igual de amables y comprensibles que Héctor quien hasta se expresa normalmente con señas, y además muchas de sus amistades son igualmente sordas y se les ve felices. Ángela parece que en realidad es la que está metida en esa actitud de fricción frente a la vida o su condición. De ésta manera la vemos siempre mirar juzgando su realidad de sorda y a su entorno y, por supuesto, todos lo hacemos, pero en la película es constante, tanto que parece llevar cierta antisocialidad en su personalidad, pero de los que no quieren aislarse, sino como quien quiere que todo sea perfecto, y por un lado está bien ser un poco exigente. Ella se escapa a la discoteca a bailar sola, como quien se libera de sus pesares personales y/o sus responsabilidades (maternas), y no es que no sea humana y eso hay mucho en ella, un cierto engreimiento en la composición de su personalidad, lo cual contrario a lo que se puede pensar suena interesante de ver en una película, sin necesariamente alentar aquel comportamiento, observado que la maternidad es parte trascendental del crecimiento emocional y existencial de la mayoría de las mujeres. En Ángela muy a menudo está presente esa mirada literal (de su sensibilidad) de descontento (no expuesto inmerso en la melancolía, sino como disgusto que pasa desapercibido por otros), sutil digámosle, frente a sentirse un poco fuera de lo convencional, pero el problema en realidad parece en buena parte su actitud, aun cuando ser sorda de hecho que tiene sus dificultades particulares (como cosas donde sentirse fuera de cierta interacción), pero uno diría que con 40 años ya ella tiene experiencia de vida y debe haber aflorado en sí una necesaria resiliencia, lo que ciertamente es parte de existir, ya que todo ser humano tiene retos personales si bien distintos. Es ahí que en ella asoma ese feminismo yoísta, de estar siempre dispuesto para pelear y está bien ser fuerte (y todos podemos ser frágiles), pero tampoco se trata de exagerar la nota, porque el filme se ve super integrador (quizá es querer más). No obstante sin ser superficial o ligero en decirlo es aceptar la realidad -que tampoco es conformarse con un escenario injusto, incluso de la vida- y ponerle punche a todo. Ángela llega hasta anhelar que su hija por venir sea sorda (cree que hasta se le está menospreciando al criticar su deseo, y le fastidia que su esposo esté pendiente de como será la bebé a ese respecto, cuando es de lo más normal), lo cual suena un poco tonto, una integración que tiende a exagerar, propia de los tiempos actuales que llegan a excederse en cuanto a lo políticamente correcto o a un ideal hiperbolizado, quitándole visceralidad o vitalidad a la vida (que no puede ser mecánica ni aséptica, porque no nos identifica, ni a nuestra real evolución), que no significa decir que se acepte maltrato. Quiere como imponer su mundo y es normal, todos buscamos construir nuestro contexto, si bien la vida nunca es cálculo absoluto, no obstante puede ser más beneficioso y/o saludable ser más simple y buscar integrarse a lo demás, y la gente, claro, ser empática. La problemática del filme es de cierta austeridad, pero no deja de ser interesante, ver el mundo desde la personalidad particular de Ángela frente a su sordera, que ha creado la directora y guionista, sin que halla en Eva Libertad exageración de dramatismos, ni asomo de melodrama, o golpes bajos, sólo problemas comunes, metidos dentro de mucha modernidad. Es una película que se siente bastante personal y eso le agrega mucho a favor, leer la sordera desde el feminismo, aunque uno debata un poco y le critique por una parte, pero en ello también se muestra la riqueza de la temática y la sabiduría de la elección del cine español donde lo familiar se vuelve atractivo, profundo, dinámico y amable. Es una película donde la austeridad no es que signifique que no pase nada. La cotidianidad de la sordera se ve efectiva y genera atención e interés. No hay pocos momentos, hay muchos dentro de esa cotidianidad específica.
viernes, 11 de abril de 2025
Mickey 17
Ésta es una película de entretenimiento y yo diría de cine puro y duro. Uno puede hallar correspondencias políticas, pero esto es como pensar más en el deja vu y no en lo random. No faltará pensar que habla del fascismo y de Elon Musk como el próximo creador de Skynet. Pero el filme no necesita de esto, es entretenido tal cual, aun cuando por ratos puede pasar por un poco anodino. Hay momentos donde falta más originalidad y más espectáculo, uno que te saque del lugar común, pero habiendo tanta agua bajo el río es complicado tenerlas todas con uno en cuanto a sorpresa, novedad y creatividad. Pero el filme cumple su función, tiene su cuota decente de originalidad y espectáculo. Al director cool Bong Joon-ho, creador hábil de un propio cine social, actual, moderno, se le nota cierta madurez, parece estar más realizado consigo mismo en cuanto a querer impresionarnos, pero se le nota aun, como es lógico, pasión por el séptimo arte, pero va de la mano de su experiencia y del personal cine que ha hecho. Se le nota más cerca del triunfo de The host (2006) que de la caída de Snowpiercer (2013), pero tiene de ambos, mejorando donde falló en ésta última. Mickey 17 (2025) es una película más intrigante que Snowpiercer la cual en el papel prometía mucho, se oía muy cool. El filme tiene una historia de un muchacho (Robert Pattinson, si bien tiene 38 años) que ha hallado un trabajo peculiar, se ha vuelto un prescindible, alguien a quien se le desecha sin problemas, que se usa para experimentación científica, producto de que puede ser clonado con facilidad, devolverle la vida y sus memorias, aun cuando se percibe un claro menosprecio con quien es como persona y, sí, se puede entender de cierta sociedad, sea ser juzgado por parámetros intelectuales o económicos o ambos. Mickey (un muy talentoso Robert Pattinson) es un muchacho sin rumbo, que se deja llevar por el entorno, en particular por un amigo más astuto que él (Steven Yeun, quien también está en estado de gracia), y así termina metiéndose en un embrollo criminal que lo lleva a ir inconsciente a convertirse en un prescindible. Aquí se podría pensar que algo superior, el destino podría ser, junto con las oportunidades, medio que lo han empujado hasta ahí o le ha terminado encasillando. Pero en realidad nunca se deja de leer que Mickey siempre ha tenido y tiene opciones, si bien tiene que crearlas o creer en sí mismo. La trama, una circunstancia en especial, que consideren que ha muerto nuevamente y le den vida al siguiente clon suyo, Mickey 18 (que lleva un toque personal de perversidad y picardía; cada uno tiene algo diferente), hará que mejore su intelecto, y que sea menos pusilánime con existir, que se valore más y a la vida misma que se adjudica. Es querer vivir (amar la existencia) y no solo eso, vivir bien. Todo esto está metido en un especie de gobierno menor o sucursal dentro del mandato oficial de la humanidad, como señalando que el ideal se mantiene intacto, perdura, aunque haya que hacer arreglos más abajo. Éste pequeño reino está dirigido por un personaje ridículo, digámosle farandulero, un amante de la celebridad, del autobombo. Muchos dirán que esto es propio de la época en que vivimos, un representante acorde con el presente, pero también es una fuente para fabricar bastante humor negro que incluye algo de quehacer grotesco (como Pattinson, muy en estado físico natural y potente visualidad, cayéndose desnudo de la máquina que una vez muerto, muchas veces salvajemente, lo clona). De paso para generar la autocrítica de nuestros tiempos (como le pasa a todo cambio de la sociedad). Mark Ruffalo hace de éste personaje notoriamente caricaturesco el cual debe ser juzgado en esa medida, al ser su performance abiertamente exagerada, por tanto eficiente al humor y parodia que practica. Aparte hay una historia complementaria, de descubrimiento científico (si bien es comprendernos a nosotros mismos), con una invasión de Aliens, que habla de humanizarnos frente a los animales en general, que recuerda a (la buena película que fue) Okja (2017), partiendo de mayor extravagancia, a través de los insectos (lo feo o desagradable), y a esa vera esperar lo inesperado, la bondad donde no la solemos pensar. Esto puede leerse como una lectura antibélica, frente a pequeñas guerras donde un poder mayor o que se siente así enfrenta a un poder muchísimo más humilde (aun cuando se está descubriendo otro mundo). Puede que sea como decir que en ello la tara principal es otra a lo que se suele estimar. Manifiesta un diálogo que estos Aliens blufean. No tienen el poder que hacen creer. Es más querer (ser valiente y, si se quiere, justo) que tener (recursos). Éste es un llamado al planeta (medioambientalista, animalista, de multiculturalidad, de convivencia). No obstante es normal que uno mire con recelo lo desconocido. Tampoco se trata de subestimar -que es el elemento principal del relato en varios sentidos-, de no reflexionar, de no tomar precauciones. Es un llamado de mejorar la sociedad, de pensar qué hacer, tal como se discute tanto la ciencia que plantea el futuro, que controla el personaje de Ruffalo y la que hace de su mujer (la simpática Toni Collete, aunque tiene un papel opuesto). Ellos proporcionan humor ligero, humor esperpéntico a un punto. Invocan banalidad. En cuanto a lo romántico, la actriz Naomi Ackie implica liberalidad, feminismo y ciudadanía del mundo.
jueves, 3 de abril de 2025
Presence
Ésta es una pequeña película de terror, una película que se nota de bajo presupuesto, que se ve muy poco suntuosa, de acabado humilde, como su puesta en escena, como su escenario, además hay pocos personajes, veremos poca gente. El lugar donde nos enfocaremos es una casa de clase media de un buen vecindario a donde irá a mudarse una familia. Pero se nota el talento de Steven Soderbergh para que aun cuando el filme se observa humilde no significa pobre, no se percibe defectuoso o que sea un lugar con demasiados huecos, aun cuando hay una estética austera, con pocos adornos. El guion corre a cargo de David Koepp con quien trabajó en (la película decente) Kimi (2022) que también era de un presupuesto sencillo digamos. Koepp es un guionista de cierto renombre, ha trabajado con Brian De Palma, con Robert Zemeckis y con David Fincher y el resultado han sido buenas películas. También ha trabajado y sigue trabajando con Steven Spielberg. En su currículo hay altibajos (como con Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal, 2008), pero es indudable que en promedio sabe bien lo suyo. La película de Soderbergh tiene una narrativa igualmente sencilla, pero está muy bien distribuida y bien narrada, aun cuando por ahí sobre un poco de metraje que le cuesta algo de interés. Pero es una película que va más allá de la historia de toparse con fantasmas. Le suma una nota criminal y un quehacer que uno recuerda de la notable y popular El Sexto sentido (1999). Es decir, como lo dice una conversación, los fantasmas siguen rondando el mundo terrenal porque hay algo que tienen que completar, hacer o manifestar. En ellos se rompen los límites del tiempo, como bien sabemos. El filme empieza como el avistamiento del miedo a lo desconocido, previa instalación sutil del drama y la inquietud y el desequilibrio personal, para convertirse en la historia de la adicción existencial por la perversidad. El menosprecio puede generar monstruos. Éste sentido se ve sostenido dentro de la idea juvenil del éxito, como con la vulgaridad del hermano, frente al dolor ajeno, aun cuando puede haber momento para la redención, si bien se llega a manejar otra mención de resentimiento, el cual se puede sentir curiosamente irónico. El aclimatamiento a la familia tiene su virtud, lleva peso, hay aquí personalidad. El filme no recurre a la extravagancia y no por ello se llena de lugares comunes, si bien está al tanto de la empatía sin tampoco exagerar éste anhelo recurriendo a cierta complejidad. Se puede decir que es una historia clásica de terror siendo coherente con todo el paquete. Nos vemos hoy sin llenarnos de modernismos en varios sentidos. También está muy bien que el sexo se ve muy natural. La familia así mismo maneja muy bien un lado multicultural englobado en lo americano, que incluso más llama la atención pensar en The Big Show, quien se gana al público.
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