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miércoles, 1 de febrero de 2012

Tinker, tailor, soldier, spy

Ésta película de Tomas Alfredson, el magnífico director sueco de esa obra maestra del terror llamada Déjame entrar (2008) con la cual sedujo a todo el público del orbe desde el anonimato internacional, nos remite al juego de espías en la adaptación de una de las novelas más famosas del inglés John Le Carré. Ambientada en la guerra fría se nos hace anacrónico el contexto de la realización y por ende muy distante de manifestar latente el conflicto de antaño por lo que pierde la fuerza necesaria como para que nos identifiquemos con ésta realidad, salvando el filme más el acercamiento al entretenimiento que su asunto político. Sin embargo éste escollo no merma la capacidad del director para proporcionarnos una buena historia, sino hábilmente saca a flote la trama enfocándose más en la intriga de quien es el hombre infiltrado en la red de inteligencia inglesa denominada como el circo, para ello el contexto de guerra fría poco importa casi como un paisaje que solo sirve para ubicarnos, y es que la inteligencia de Alfredson no tiene pierde en cuanto a creatividad, la lucha entre naciones nos remite a dos rivales imaginarios en un ajedrez mental de cara al público en que han logrado meter a un topo en el sistema enemigo y para eso se teje un entramado astuto en que los vaivenes por encontrarlo apuntan a varios rostros en medio de historias entrecruzadas muy bien elaboradas desde una independencia que tendremos que asimilar e interpretar para resolver el caso que nos involucra hasta el final de la película en que cada elemento debe sopesarse y relacionarse para encontrarle sentido.

El juego que importa principalmente es conocer cuál de esas cuatro piezas que titulan éste producto cinematográfico es el traidor, cada representante del circo es figurado como una de ellas, tinker (calderero), tailor (sastre), soldier (soldado), spy (espía). Sin embargo eso no quedará ahí ya que hay giros que despistaran y que no dejan de ser coherentes; no bajo movimientos drásticos en el guion sino muy fríos, precisos y calculados, sin caer en impactantes revelaciones pero moviéndose con la habilidad necesaria para calibrar respuestas desde la calma, por lo que extraviarse puede ser muy natural con una cinta como ésta.

Como es costumbre en estos menesteres de espías suele ser bastante complicado entender las líneas de intersección de los relatos en relación que son unos cuantos, y esto ocurre cuando llevan un ejercicio decente de argumentación y respeto por mantener una intriga solvente como ocurre en ésta película que permite acompañar al agente George Smiley (Gary Oldman) en la resolución de ésta investigación que significa un nuevo nivel para su defenestrada carrera siguiendo a su antiguo jefe, Control (John Hurt).

Un punto a favor de la trama es que los personajes son funcionales, no hechos para brillar al estilo de Tom Cruise en Misión Imposible, incluyendo a Smiley que parece seco y discreto en mayor parte de la película, guardando silencio o pasando desapercibido en varias partes, como si no fuera realmente el protagonista que pretende resolver el leitmotiv de ésta propuesta. Tiene una apariencia medida, poco intimidante, común, envejecida, que hace bastante creíble su personaje agregando bastante sintonía con la vida que se nos muestra en el filme.

Rescato un momento hermoso en que recuerda un interrogatorio a un preso ruso que va camino a la muerte de vuelta a su país acusado de infidente, aceptando estoico su fin, sin develar secretos. A manera de un casting para algún rol interpretativo, el veterano Gary Oldman, nominado por primera vez a mejor actor principal en los Premios Oscar 2012 siendo un nombre ya muy famoso en la cinematografía del mundo, recrea en el aire ese momento como si estuviera viviéndolo ahí sin estar más que con un atento ayudante que le observa describir la situación. Es una delicia que demuestra la calidad de éste gigante pero que parece no hacer méritos suficientes ante su poca presencia (impresionable en todo el filme), como para vencer a los favoritos a la estatuilla dorada en George Clooney y Jean Dujardin.

Los demás actores no son caras conocidas salvo el actualmente popular y ganador del Oscar 2011 a mejor actor principal Colin Firth que menoscaba un poco sin intensión el efecto de resaltar ante todo la película por sobre los nombres de las estrellas, ya que no resulta necesario tener caras destacadas teniendo en cuenta que Alfredson no los usa para ningún fin explicito invaluable o acaparador evitando con esa decisión no opacar el misterio, igual a como no se ha publicitado demasiado a los actores saltándose el posible engaño a la hora de atender la realización en el cine. Junto a él yace el que pronto será una celebridad fácil de notar en el actor Tom Hardy como el tipo que apremia a subsistir en la oscuridad al desleal. Después el resto son prácticamente desconocidos o poco reconocibles como para absorber la atención, y ese es un mérito del filme, dejar predominancia a la narración dejando de lado a los actores, haciendo más difícil reconocer al ladino y escurridizo traidor.

El topo como se le conoce en español es séptimo arte inteligente, pero no hay que confundirlo con algo aburrido porque se hace bastante ágil de atender, sólo que requiere de mantener los ojos y los oídos bien abiertos. Entretiene en todas sus dos horas de duración, habiendo que unir cabos antes que llegue el final y que estoy seguro que no será predecible como tampoco se aboca todo el filme a solo un misterio sino están muchos otros como la rusa que enamora al americano y que más tarde es perseguido por la cara torpe del servicio británico, la operación brujería que busca encumbrar a un grupo, el primer hombre eliminado en una misión, los transitorios negociadores, algunos señuelos y el espía ruso que tenía que volver a su patria.

Alfredson imprime su cotidiana violencia, no escatima esfuerzos para otorgar a su obra un cierto realismo sin aspavientos y muy verídico, rápido e implacable, con una dirección controlada en todo momento que hace justicia a un autor que ha demostrado ser capaz de abordar una temática complicada luego de acometer una historia de vampiros que pudo dar la idea de que no era capaz de ir más lejos en cuanto a complejidad de géneros y lo ha hecho en cuanto a retos se trata, aunque su filme no sea de los que suelan trascender en la historia del cine. No obstante, hay que decirlo rotundamente, muy buen trabajo.