martes, 29 de septiembre de 2020

The plastic house


The plastic house (2019), de Allison Chhorn, es un documental de cine experimental, es un tributo a los padres -recientemente muertos- de la directora que tenía 27 años durante el estreno de la película. El filme pone a Allison a cuidar de un enorme vivero familiar, vemos como vive en el mismo lugar, su casa es continua al vivero. El espacio es un territorio emocional, un territorio íntimo. El lugar donde vivieron y trabajaron los padres sirve para exponer cómo se siente la protagonista, Allison, australiana de rasgos orientales. Hay grietas en la casa donde el filme pone el lente, los pone en primer plano en repetidas ocasiones, son como heridas por curar, cicatrices, como la etapa que vive Allison actualmente, de quiebre, de dolor, de luto. Es una historia sobre el tiempo además. El filme muestra la soledad de la protagonista, como cuando escucha música en un rincón, como cuando espera por dormirse y los ojos los tiene pensativos, tristes, en el silencio y la inmovilidad, en esa pasividad que arde en el cuerpo y si no sana destruye. El vivero pasa por ciclos, como el ser humano o la humanidad, nacimiento, maduración y deceso. Hay momentos donde todo es árido, desértico, se ve como abandonado, destruido por el viento y la lluvia, contra lo que luchaba el padre de Allison para embellecer su vivero. En otros momentos la semilla pega, la vegetación crece, el lugar se ve verde y hermoso, frondoso, luminoso. El filme se llama la casa de plástico por el plástico que está en el techo sobre el vivero. Este plástico también se rompe, se agita y se destruye con el viento y la lluvia, también brilla el sol a través de éste y protege el lugar. El lugar simboliza, yace como un elemento vivo, que late, como parece suceder con las grietas de la pared por donde la cámara recorre. A ratos se oye una banda sonora como salida de una película de David Lynch, hay algo surreal en todo esto. Pero el filme en buena parte luce muy natural, como cuando Allison duerme en el carro y se levanta con la pala para cubrir el pasado, y mirar hacia el futuro, hacia tender la semilla y volver al ciclo de la vida, del vivero en esplendor. Allison no muestra mucho su rostro, el pelo le suele tapar la cara, se le ve ponerse la ropa de espaldas. Ella yace como escondida en este lugar que lo abarca todo, que la dibuja de cuerpo entero, que habla por ella, que muestra sus sentimientos más poderosos y personales, también desde lo muy claro, seguir con la labor de los padres, seguir con el lugar que ellos amaban y compartieron con ella, es una muestra de amor y continuidad, el lugar es eso también, un  templo, donde padres e hijos compartieron afectos y experiencias. El vivero es un lugar donde las voces de los padres siguen oyéndose, incluso literalmente, con las grabaciones familiares que va mostrando Allison con una cámara de mano. 

sábado, 26 de septiembre de 2020

The fantastic


The fantastic (2020), mediometraje de la finlandesa Maija Blafield, pone a entrevistar anónimamente a unos norcoreanos en relación a la vida dictatorial en su país frente a poder ver películas foráneas, películas prohibidas en el territorio. Estos entrevistados dan su opinión íntima y personal sobre un cine que les parece extraño, novedoso, sobrenatural, analizándolo de cara a su realidad limitada, manipulada. El filme trata de conocer cómo en su país entienden ésta gente éstas películas de fantasía, de sci fi como Matrix, de acción como Rambo o películas románticas entre otras. Es un estudio sobre la mente y la percepción también, rozando la predisposición. Pero las respuestas son inocentes, sanas, son de sorpresa eso sí, pero lo ven con naturalidad, como cosas nuevas, pero comprensibles finalmente. No obstante se nota una cierta tendenciosidad del filme para que hablen algo contrario/negativo a su origen o den respuestas de mayor interés. Se entiende que Corea del Norte es un país con restricciones de libertad, derechos e igualdad, de nuestra normalidad, como la que existe en occidente, hay una cierta dictadura ahí. En Corea del Norte hay solamente 1% de gente con la facilidad de conocer lo foráneo, el resto como dicen los entrevistados yacen en la monotonía, tanto como en la limitación y en la abulia, pero los entrevistados ven en realidad de manera sencilla -aunque adictiva- ésta temática de los filmes extranjeros, salvo con cierta sorpresa y novedad ficcional. No creen que esto sea real, aunque hay algunas dudas, pero se entiende una tendenciosidad, querer buscar ciertas respuestas, más polémicas e irracionales, para que calcen con la tesis del filme, que no está mal tampoco porque uno está acondicionado por su realidad en cierta manera. Sin embargo la gente entrevistada se ve que es culta y sabe usar bien la abstracción a pesar de la novedad y la sorpresa. No obstante, como vemos, han respetado finalmente poner las respuestas honestas y sencillas. Después el filme busca adornar la propuesta con extrañeza, la misma que quiere crear un empaque, hacer un documental de autor. Pero se notan las costuras con esos efectos especiales tan efectistas, propio sobre todo del adorno sin más. Además hay imágenes de la frontera China-Corea del Norte y la zona libre entre las Coreas, cotidianidad, y esto se ve menos extraordinario, pero pega mucho mejor, mejor que esos efectos especiales y un carácter medio experimental. Es un filme no logrado del todo, pero que luce medio interesante aun así. Hubiera sido mejor el documental si habían más entrevistados y se enfocaban en su opinión igual de sencilla de lo nuevo que hallaban frente a ellos, proponiendo hacer un filme con el espíritu y magia natural de Eduardo Coutinho, en lugar de pretender sin conseguirlo un filme extraño. La diafanidad muchas veces vale más que lo raro.

el tiempo y el silencio

 


El tiempo y el silencio (2020), ópera prima del peruano Alonso Izaguirre, pertenece al cine indie nacional. Ésta película técnicamente mejora mucho el séptimo arte precedente del cine indie peruano, incluso lo que se veía había progresado, con Expectante (2018), y a esto le suma una historia más nutrida. La película solamente guarda aun cierto atraso y precariedad con el cambio y el movimiento de filmar, falta dinamismo y mayor variedad de mezcla de tomas, siguen estos filmes usando tomas fijas en demasía y algunos travellings como variedad principal. Puede que esto les haya dado una cierta personalidad de cine de guerrilla o al margen de lo comercial y no es que se vea mal, aquí esto mejora bastante, pero podría tener mucho mejores tomas, mejor ritmo y provocar mayor naturalidad visual, que no se note que hay una cámara detrás en exceso y que uno se pueda perder en la imaginación de lo que vemos. Al margen de esto la historia es interesante, hay una narrativa con nombre propio en cierta medida, también el cine ha recorrido mucho. La narrativa es propia del cine arte minoritario, pero ya con algo bastante sólido a cuestas en el cine indie nacional, con un deseo de hacer una historia por la puerta grande, con todos los grandes atributos, aunque en su tipo, outsider, en cuanto a formas narrativas. El filme nos presenta dos protagonistas por separado, a un profesor de literatura dando un taller sobre El primer libro, Por el camino de Swann, de En busca del tiempo perdido de Marcel Proust, y a una proyeccionista de cineclub, interpretados por Manuel Siles y Diana Collazos. Luego ellos llegaran a un punto de encuentro, tras sus personales periplos. Antes él filosofará con el arte, sufrirá no poder tener toda la atención y el éxito en su pasión y entrega por la literatura. Él hará de un hombre intelectual, en una imagen conseguida. Lo veremos durmiendo fastidiado y algo melancólico por la falta de pasión en su taller. Ella será más pedestre, mucho más light, con ella trataremos la soledad. Incluso estando la chica acompañada se le siente así y luego será rotundo oficialmente. La vemos de esa manera en una piscina, oyendo una canción o en su cineclub. En éste último asoma algo sensual -cuando ella se sienta al lado de alguien-, más de bajas y sucias pasiones, propio del cine que proyecta porno que de un cineclub de cine arte, pero como es un filme muy delicado, muy cuidado, arty e intelectual, se le percibe muy sutil, para pegar el salto hacia algo más común, más inocente, como cosa de un escape tras hacer una pequeña audacia. La filmación de la pareja comiendo papas fritas en el auto y despidiéndose tiene una estética de cine indie nacional muy logrado, austero, pero muy bien hecho. El momento en que la vemos en la motito es muy bello, algo tan sencillo como filmarla en las calles coge un vuelo estético de gloria. Antes aunque sea notorio la vemos metida en la tristeza existencial aunque coyuntural solamente, no llega al ámbito de la depresión. Hay su buen manejo del libro de Proust, buen anexo el de un tren mencionado en la literatura del galo, aunque el taller no tiene buen aspecto visual, sobre todo cuando hay una intelectualidad lograda si se quiere. Puede ser porque no es la clase alta la retratada, sino una trabajadora pero académica. Hay una nostalgia por el estudio, por el arte, por el cine de antaño, por lo mental, tal cual Proust. Es un filme que es un paso hacia adelante en el cine indie, otro más, sin perder esa esencia de autoría outsider, del que tiene y quiere decir y hacer algo personal, algo trascendental, pero al estilo peruano, sin tantas ínfulas, pero celebrando el intelecto, la pasión por el cine y la literatura, más allá de lo superficial, del mero entretenimiento, con mayor exigencia y lejanía de la empatía primaria. Eso sí, es un título sugerente, pero no han llenado el tanque de gasolina, quizá por algunas convenciones, que todos los cines las tienen de cierta manera, aunque éste se ha sentido muy fresco, muy natural en su estilo.

martes, 22 de septiembre de 2020

Cuties

 

Ésta película no la hubiera visto así no más, fue la polémica lo que me llamó la atención para verla, la curiosidad de ver si era una película reprobable/censurable -como ha habido un clamor popular- o había una mala percepción general de ella y una mala promoción de Netflix. Aunque no es una gran película, no es tampoco mala, está decentemente hecha, tiene materia. Cuties (2020) no es mi tipo de película, pero no desprecio ninguna propuesta cinematográfica que se distinga. Maimona Doucouré ha hecho una película que se siente muy personal, que habla de lo que le identifica bastante, como francesa de origen senegalés, esto también es una virtud. Su filme retrata un conflicto serio -tampoco tan común, ver esto desde el niño-, el de una niña de 11 años llamada Amy (Fathia Youssouf), el de su trance de crecimiento emocional, observando en la propuesta cómo atraviesa un lado oscuro precoz, si se quiere, para poder madurar, para poder estar en paz consigo misma. El filme tiene un tono realista -atrevido- y eso es lo que tanto molesta -y distingue al producto-, la sexualización de niñas de 11 años, que tienen muy presente el sexo, aunque con una mezcla de inocencia y pose más que todo, las del grupo por no querer ser vistas como niñas. Pero cada acto precoz tiene sentido, hay justificación como propuesta. Tiene todo el estilo del cine europeo, falta más sutilidad quizá, pero así suele ser el cine europeo. También es un retrato franco y contundente, para bien y para mal. No obstante el filme ganó un premio en el festival de Sundance 2020, el de mejor dirección. Un niño debe vivir su edad, no debe quemar etapas, no debe pensar en asuntos que no le competen -salvo como prevención- ni le hacen bien tan temprano, pero el filme como conclusión piensa eso, cuando Amy queda como curada de su crisis emocional, de sus demonios, aun tan niña. El agrandamiento, la sexualización, es producto de carencias y conflictos. Tiene que ver mucho el nuevo casamiento del padre de Amy, la poligamia, la tradición senegalesa que choca con el amor, la felicidad y la unidad del núcleo de Amy, su madre y hermano -el pequeño es sumamente gracioso-, más que de Francia chocando con la tradición del hogar de la niña protagonista, pero que también tiene su influencia, desde luego, hay una parte de choque en la concepción de familia entre Europa y Senegal, celebrando la concepción familiar de occidente. No obstante Francia se presenta como de una cuota de mala influencia con las niñas agrandadas, que tampoco solo se remiten a Francia, es algo que está en muchas partes, también en USA. Pero tampoco son todas las niñas así, es porque Amy está predispuesta a ese grupo de niñas sexualizadas. El caso es algo más íntimo que por estar en Francia, pero algo hay, es la tentación de lo llamativo, frente a un lugar que te duele, que te pone a ver sufrir a tu madre. Todo lugar tiene algo bueno y malo, nos parecen decir salomónicamente, como quien se identifica con el cosmopolitismo. En la trama esas niñas que hacen twerking y son tan modernas son un escape mental, una fantasía que se cierne sobre la realidad. Pero es algo que Amy debe superar, y llega ese momento de botarlo todo intempestivamente, como un torrente, surge la pausa en medio del ajetreo, en medio de la intensidad, y se ve, finalmente se ve, y surge el llanto desesperado, aunque parezca disonante a la vera de la falsa felicidad y el vacío de la rebeldía. 

miércoles, 16 de septiembre de 2020

I Married a Monster from Outer Space


I married a monster from outer space (1958), de Gene Fowler Jr., es una muy buena película, perteneciente al cine B, pero es tremenda equivocación generalizar y pensar que éste cine es malo o se halla plagado de errores. Es un filme de bajo presupuesto, sí, pero esto conlleva doble mérito porque aun así es una maravilla de película. Éste filme tiene gran nivel en todo sentido, es sólido e inteligente, tiene efectos especiales más que decentes, y es bastante entretenido, es el paquete completo para cualquier cinéfilo que se precie de hardcore. La trama es sencilla, alienígenas sumamente feos, monstruos como dice el título -con una presencia y estética de gloria para amantes del cine de género-, pero de gran inteligencia, dispuestos a aprender -cómo las emociones humanas, amor de pareja, amor familiar, devoción, lealtad, tristeza, etc- y a viajar por el espacio y salvar a su raza, secuestran hombres y toman sus cuerpos y recuerdos, se hacen pasar por ellos. La protagonista, Marge (Gloria Talbott), se casa con Bill (Tom Tryon), pero éste a un día de casarse es tomado su cuerpo por lo extraterrestres. Lo que viene es la interacción matrimonial del nuevo Bill y Marge y no es en absoluto una comedia como uno podría pensar, el filme es muy serio y transmite incluso cierto drama, hay feeling en la propuesta. Esto es una genialidad si pensamos que se trata físicamente de monstruos, sin medias tintas estéticas, pero también porque Fowler no sobredimensiona nada, no busca el melodrama, sino todo tiene un aire súper clásico y tranquilo. No obstante al final ciertamente hay un querer hacer un poco de espectáculo, propio del cine de género, y está muy bien, es un combate abierto cuando Marge ha logrado su misión. Marge es la heroína, es una mujer común, pero eso no le impide delatar al nuevo Bill, mostrando carácter y osadía. Aunque ella lucha por tener el matrimonio que ha soñado -un matrimonio tradicional- claramente tiene ella un sentir feminista en su ser, de lucha férrea contra eso extraño que no le gusta, Bill pues no es el mismo, no la satisface como esposa, en ello está la frustración de no tener un hijo. Marge lo siente frío con ella además, y eso no es nada, intervendrá la locura. En la relación entra a tallar, claro, que el nuevo Bill no es humano y no conoce las emociones, trata de disimular, pero es tal cual estar en un disfraz. En mucho el filme habla de desamor. La película se pone buena porque el nuevo Bill empieza a sentir amor, a valorar éste sentimiento, y a sus enemigos -a los seres humanos-, y se vuelve compasivo, ve más allá de su esencia de procreación y subsistencia, incluso cuando Marge quiere deshacerse de él. Marge nos está diciendo que no puede amar a un monstruo, léanse todas las posibilidades de lectura que algo tan sencillo y claro puede provocar, esa es la magia del cine clásico. La obra de Fowler Jr. crea escenas memorables como cuando la desesperación gobierna y la consecuencia es la burla y el crimen. El nuevo Bill tiene un retrato complejo, puede ser muy frío y decidido, como cuando mira por la ventana a sus compañeros en acción, o muy sensible, hasta ser suicida. 

domingo, 13 de septiembre de 2020

I'm Thinking of Ending Things


Ésta es una de las películas top del año, la pongo desde ya en la lista de lo mejor del 2020. Charlie Kaufman logra su mejor película hasta la fecha, con sus pensamientos íntimos y personales y el cine que ha hecho y trae de background. Su cierta lástima y soledad están presentes, su dificultad de adaptación social. Sentimos un cierto aire de depresión recorriendo toda la propuesta. El filme se enfoca en el amor como herramienta para vencer la complejidad de ser uno mismo y de existir, como salida a derrotar las poderosas taras mentales que no nos dejan vivir con normalidad. Pero aun así no falta un poco de humor negro para señalarlo. El filme en gran parte es una historia contada convencionalmente, mediante una voz femenina, sobre una chica, que cambia de nombre constantemente, interpretada por Jessie Buckley, que quiere terminar con su novio, Jake (Jesse Plemons, que tiene un cierto parecido físico con Philip Seymour Hoffman, pero transmitiendo mucho más temple y un aire más común). Lo piensa -está segura- cuando la pareja está realizando un viaje en carro a la casa de los padres de él. Ella siente que su historia debe acabar, no especifica bien la causa, pero siente que su relación debe terminar así sin más, siente que esta relación se ha extendido demasiado, casi 2 meses. Jake es un hombre inteligente y preocupado por su novia. No obstante no sabe que su relación está por finalizar, curioso cuando él la lleva a dar un paso más hacia adelante, conocer a su familia. Esto molesta a la chica, pero no lo dice. El filme tiene a la joven ensimismada en sus pensamientos, filosofando sobre su relación, por algo ella es algo entre física y poeta. Todas estas cavilaciones se mezclan con sus conversaciones mientras están dentro del auto. Después conocerán a los padres de Jake, interpretados por los geniales Toni Collette y David Thewlis. El filme es muchas versiones de una misma historia, es mucha gente también en una sola interpretación, se trata de proponer miles de alternativas y posibilidades a la temática de la relación de pareja que es el centro del filme, pero que se extiende al tiempo de una vida y etapas de las personas. El amor se presenta como la salida, pero no es acatar sin más, es también perder y sufrir, quedarse tal cual en el abismo, patear el tablero, ahí radica su lado pesimista y lastimero, propio del cine de Charlie Kaufman. La pareja es muy racional, todo pasa por su pensamiento, en éste yace incluso la infancia, la fuerte presencia de los padres, el aislamiento de vivir en el campo. La chica protagonista también es Jake, el desdoblamiento y la mezcla de la tesis de la ardua adaptación al mundo lo recorre todo. El filme es ingenioso en romper la linealidad de la narrativa y proponer cinematográficamente la fusión de miles de vidas e historias representadas en la pareja protagonista, e incluso mediante los padres y hasta por medio de la participación de gente que trabaja en empleos desgastantes. Puede que todas sean versiones del mismo ser humano, es decir las tantas caras de nuestra humanidad, la de los mundos paralelos o del recorrido hacia el nirvana. Todo esto ocurre en la tercera parte del filme, tras dos tercios de linealidad. El filme rompe con lo "convencional", lo hace con apenas algunos detalles, como cuando la joven ve un cuadro de Jake y se ve a sí misma de pequeña en la fotografía. El sótano hace de película de terror, de puerta secreta a la psiquis, porque también el filme es un aparato mental, el interior de una cabeza. Hay un hombre personal de limpieza que se encarga de asear un colegio, su intervención que parece intrascendente propone más amalgamas que juegan con el tiempo. En un momento en una representación de ballet, o propio de un musical, lucha el Jake en plena efervescencia y lozanía con el Jake derrotado por la vida, el final es triste, tanto como artístico. La propuesta incluye el surrealismo de un crimen, la historia de un homicidio, ese carro abandonado en la nieve es un cuento de miedo también, una radiografía americana. El filme de Kaufman está repleto de melancolía, también de erudición, hay mucha intervención de la literatura y del cine, si bien no es que no se entienda, no se trata de una erudición pedante, hay intelectualidad, sabiduría y reflexión en muchas conversaciones que parecen poco importantes. Las películas y la literatura conversada por la pareja protagonista sirven para estudiar la realidad y la temática del filme en especial. Hay muchas intervenciones interesantes. Kaufman debate con John Cassavetes, específicamente con A woman under the influence (1974) y con otro tema que también pasa por sus obras, la locura. La muerte también está presente en el filme, aunque de manera sutil, con David Foster Wallace. 

jueves, 10 de septiembre de 2020

I was a teenage werewolf


I was a teenage werewolf (1957), de Gene Fowler Jr., fue un hit en su tiempo, un film de cine B que está tan bien hecho que no parece cine B, pero el cine no tiene finalmente etiquetas en cuanto a ser bueno o malo, malo o bueno puede ser (casi) cualquier filme. Hay cine B que es muy bueno -tanto como otro bastante malo-, como el presente que es una obra maestra, un clásico de culto dígase además. El hombre lobo adolescente del filme lo interpreta Michael Landon, que se hizo muy popular por trabajar en series, como la familia Ingalls o Bonanza. Landon hace de joven rebelde que roza lo sociópata. Le sale pelearse muy fácilmente, el lanzarse a los puños sin mucha meditación. Pero Tony (Landon) al fin y al cabo tiene consciencia y tiene su nobleza y educación, es un hombre muy enamorado, de la bella Arlene (Yvonne Lima), por la que decide ir donde un psiquiatra, el doctor Brandon (Whit Bissell), a que lo eduque y lo corrija, mediante un método de hipnotismo, y una ciencia particular. Lo insospechado es que con éste doctor se esconde el verdadero mal y la ambición desmedida. La primera parte que tiene muy en mente Rebelde sin causa (1955) pero con su cierta personalidad y su propia sencillez formal, más un toque clásico, se vuelve en la segunda una película de terror hecha y derecha, muy bien realizada, llena de intensidad y ritmo, aunque con mucha delicadeza, y suma asertividad, donde cada movimiento luce inteligente y muy coherente. Es una película de terror notable en lo que realiza el hombre lobo, desde unos efectos especiales sencillos, pero buenos, partiendo de una alarma, curiosidad y cierto deseo velado como punto de transformación. Hay una escena de canto con un chico rubio llamado Vic (Ken Miller), que tiene todo el sabor del más bello cine clásico, que le sigue un montón de bromas juveniles inocentes que terminan en una explosión. Ésta primera parte es un drama, que en la segunda tiene al hombre lobo suelto en plaza, éstas dos partes bien distinguibles se fusionan perfectamente. Fowler fue un reconocido editor, pero también tenía su talento como director de cine, como pocos supieron ver en un inicio. Ésta película inspiró a muchos en el género a enfocarse en la adolescencia. 

martes, 8 de septiembre de 2020

Full Moon High


Full Moon High (1981), de Larry Cohen, es anterior a Lobo Adolescente (1985), popular película con Michael J. Fox. Tienen en común el mundo de los adolescentes con un hombre lobo muchacho como protagonista, pero Lobo Adolescente es una película bien hollywoodense mientras la de Cohen es bastante libre e impredecible, puesta en las vías alternas al cine más comercial y de mayor público. No obstante aunque Full Moon High es una película mucho más desfachatada se ve que intenta llegar a mucho público, pero no estando retenida en las fórmulas del entretenimiento más poderoso. Lobo Adolescente quizá sea una mejor película, pero Full Moon High aunque menos lograda -con más errores- tiene su sabor interesante. Es una comedia de terror y hay mucho humor aunque tampoco es todo el tiempo. Tiene chistes malos, otros políticamente incorrectos lights, estos últimos válidos. Hoy se tiende a exagerar con la corrección, pero de todas formas es una película de otra época, de los 80s y tiene aunque no mainstream otro feeling. Es una película no tan exitosa en su humor, pero uno en general a fin de cuentas la disfruta, es una película un poco curiosa. El hombre lobo adolescente de ésta película es Tony (Adam Arkin) y es cool, pero maduro, es algo serio, pero no estirado. Otra cosa que llama la atención del filme de Larry Cohen es que Tony se hace pasar por su padre más adelante al no pasar el tiempo por él. Esto es un cambio interesante, del colegio de antaño de cierto aire clásico y mucho más formal a la modernidad, donde a uno le viene a la mente esas películas donde la secundaria lo permite todo, y es un campo de batalla de delincuentes juveniles, de los peores, donde se ve drogas y sexualidad a flor de piel, pero aquí desde luego en tono de humor negro, que también lo tiene, como esas nalgas femeninas mordidas por el hombre lobo de ésta película. Después de esto no hay sexo vulgar, todo se presta a la broma solamente, y hay poco sexo. El filme mantiene su calidad de cine masivo en cierta manera, aunque como es un filme de bajo presupuesto y alejado de Hollywood se toma más libertades. Adam Arkin luce tranquilo, pero no es que sea un maestro para la comedia, lo mismo que pasa con Larry Cohen. No obstante la libertad y personalidad de Larry -también el guionista del filme- impregna la propuesta de una cuota de simpatía, la misma que refleja un personaje secundario, Flynn (Bill Kirchenbauer), como un detective de policía medio loser. Cohen juega con la imagen de la mujer liberal, sin demonizar ni santificar, pero recurre a ratos al trazo grueso, lo hace con Jane (Roz Kelly) y Ricky (Joanne Nail), pero también se prestan a la historia, no todo es humor ni sketch, que de eso también tiene. Jane presenta humor irregular, pero es la que más da risa, no sé si porque Cohen es tan insistente e irreverente en el trayecto con su personaje. Elizabeth Hartmann -celebrada por todo el mundo en su película debut como actriz- también se presta para el humor grueso y fácil, y Cohen no le ayuda en nada. No obstante es de admirar su entrega total. Los efectos especiales lucen sencillos, pero cumplen, tampoco hay mucho, no hay sangre, es una comedia. Así lo más resaltante es el lobo gigante que ataca al protagonista, sin que tampoco luzca demasiado espectacular. El deporte tiene injerencia, el fútbol americano, está el ánimo de hacer historia y vencer la frustración, pero el humor finalmente lo consume todo, y no es que esté mal, es un filme diferente a Lobo Adolescente, que se inspira en ésta película. 

domingo, 6 de septiembre de 2020

Relic


Relic (2020), debut de Natalie Erika James, no es una gran película, pero tiene sus cosas interesantes y entretiene, no es tampoco mala. El filme en mucho parece un drama de extrañezas, enfocado en la abuela de la familia, que empieza a sufrir de demencia senil. Éste filme australiano celebrado en el festival de Sundance centra su terror en Edna (Robyn Nevin). En ello tiene su virtud, enfocarse en un sólo elemento en lugar de disparar un caos de elementos buscando sorprender al espectador de forma barata, rápida y fácil. El filme en mucho tiene una temática seria, la vejez, dentro del horror que la complementa y que nunca exagera. Aun así hay un momento en que el filme explota en terror, pero se calma al rato y vuelve a ser digamos introspectivo. Esto puede no gustar a los que buscan emociones fuertes en el género, pero igualmente por lo mismo puede enamorar al público, como ha pasado en Sundance. La historia es sólida y en cierta forma minimalista para pensar. Edna dice una frase melancólica y terrible a un punto, ¿dónde están todos?, lo dice en un lapso de suma debilidad, apuntando a la vejez. La trama presenta a tres generaciones de mujeres en una familia, las relaciones son realistas, tienen un comportamiento donde exhiben amor y cuidado, pero con sus fastidios, enojos y egoísmos. Edna a ratos es difícil. Aunque Emily Mortimer es el rostro más fácil de identificar es realmente Robyn Nevin la que tiene más carne en la película. Mortimer es la madre de Sam (Bella Heathcote) e hija de Edna. Sam tiene su buena y extraña escena de terror atrapada en la casa. Éste filme también va de casas encantadas y maldiciones. Ésta lectura recubre el realismo de la vejez y la demencia senil.