Visión Nocturna
Ganadora del máximo premio del festival de Marsella 2020 y mejor dirección en FICUNAM 2021. La dirige la chilena Carolina Moscoso. Moscoso es la protagonista, cuenta algo muy personal y feo, sufrió de una violación y cuenta su caso de la mano de su cotidianidad. Divide su documental en un mix en tres partes, oscuridad, brillo y penumbra. Se puede entender el título de Visión Nocturna aparte de lo obvio del uso de la luz nocturna como buscar ver en la oscuridad, es decir, a través del pasado, del daño. Su caso está muy bien explicado por ella en subtítulos frente a la pantalla negra. Esto no es ninguna deficiencia en absoluto, todo el tiempo te genera mucha atención, aunque es doloroso. Como complemento vemos varios videos que ella ha hecho, incluso grabándose a sí misma siendo espontánea sin más, tonteando. Hay videos muy buenos, como ver a unas focas pequeñas nadando frente a la cámara submarina. Otro video notable es el de un parto casero. Se percibe una esencia hippie ahí. Carolina se ve muy suelta, muy libre, sale desnuda a ratos aunque brevemente. Pero esto le costó, le vino cierto trauma, cierto encierro psicológico en ella. Nos cuenta que se hizo una sanación con una indígena. Es un filme a ratos imperfecto y austero, pero en general notable. Su caso está perfectamente explicado, y no es un caso tipo juicio formal donde puede haber una distancia quizá. Es curioso que algunas de sus respuestas a ella le parecen raras, pero se ve la influencia del entorno. Se exhibe un aire juvenil en todas las filmaciones, es la historia de un daño hecho a una chiquilla que se abre al público. El daño lo hizo un chiquillo. Es bueno notar que un agresor sexual puede salir de casi cualquier parte. Hay que cuidarse, y denunciar. Carolina cometió varios errores, pero su película deja precedente que no debe haber impunidad. Es un trámite doloroso, difícil. Es un filme que como se explica tiene tres tipos de luz, como la vida misma. Éste documental es otro paso adelante.
OdorikoPresentada en el festival Cinéma du Réel 2021, ganadora de un par de premios ahí. La dirige el japonés Yoichiro Okutani. Este documental es sobre clubs de desnudistas en Japón. Estos desnudos tienen un cierto toque cultural, artístico, y algo de teatro y de danza clásica y hasta algo del circo y la acrobacia a lo Cirque du soleil. Hay un feeling aquí y la gente que va a ver a las chicas son en mayoría muy formales o respetuosos. Todas las asiáticas que vemos en los clubs son flaquitas; son de buen cuerpo pero de muy poca voluptuosidad. Paran calatas, pero de manera tan natural y en gran parte seca que poca sensualidad trasmiten, poco erotismo. Como en Japón son respetuosos y tradicionales en mucho ellas se sienten diosas en varios casos, poco o nada vulgares, pero se muestran algo ordinarias, muy simples y superfluas. Es un documental artístico con ratos muertos y algunos poco significativos. Es un filme llamativo para conocer otras culturas, aun cuando se percibe con su fuerte influencia occidental. Se llaman hermanas entre ellas, como la cultura hip hop. Muchos desnudos tienen un toque emotivo y delicado, hay cierta arte con su sexualidad en segundo plano. Los animadores instruyen al público, les dicen que aprecien la belleza y la complejidad de las performances. Hay fotos con las desnudistas en poses -cosa que se menciona, se oye, no se ve- y muchas se comportan muy frescas pero el concepto del filme es uno -aunque completista- más de observador calmado y formal. No hay fuegos artificiales ni su picante o audacia en ésta propuesta, pero es un documental interesante aun así, para apreciar algo poco conocido de Japón, un lado más pedestre. Puede que las desnudistas tengan sus ínfulas, yacen sobredimensionadas por sus propios egos y el entorno tradicional, pero ésta obra tiene su parte simpática, oírlas no abruma, aun cuando ronda las 2 horas y pudo ser más corto y más vivo.