jueves, 12 de julio de 2018

Il mercenario


Franco Nero es el mercenario del título, el polaco Kowalski, hace del asesor de un joven revolucionario, el mexicano Paco Roman (Tony Musante). Paco es inmaduro e ignorante como él mismo se adjudica, pero en parte también es inteligente al buscar asesorarse, aunque Kowalski es abusivo con sus beneficios, dada la situación social, provocando la buena broma en el trayecto, como bañarse en el desierto cuando todos están sedientos.

El dúo Nero-Musante es uno muy bueno, y de esto se sostiene el filme, de la interacción entre jefe y asesor o asesor jefe y jefe pantalla o simple hombre de acción. Además está la injerencia de una mujer inteligente, Columba (Giovanna Ralli), que quiere que Paco se ponga los pantalones y le quite el poder al polaco, pero como Paco no es muy planificador no puede dejar de depender de Kowalski, que todo lo hace con una naturalidad y dominio que por algo nos parecen decir que Franco Nero es tremenda figura del spaghetti western, aunque mucho se debe también al genio del director, a Sergio Corbucci.

Éste filme es muy bueno, sobre todo usando la comedia, cuando la comedia suele arruinar el entusiasmo que genera un western como acción al quitarle seriedad y mítica. Pero éste está en su punto de genialidad, fusionándose plenamente a la acción. El filme llega incluso a abrir con unos payasos en un rodeo, uno de ellos es Paco que yace escondido. Otro aporte bueno es el del enemigo, interpretado por Jack Palance, como Curly (Risos), por su cabello. Inicialmente puede verse algo ridículo, pero más tarde toma forma. Curly es un malvado competente. Hay un duelo excelente al final entre Musante y Palance con escopetas.

Il mercenario (1968) es un filme entretenido, con su gracia al ritmo de las ametralladoras que tanto ama Corbucci. Nero no exagera y Musante se ve muy natural como un muchacho alegre, despreocupado, risueño. Giovanna Ralli también tiene talento para hacer de una fémina que se da cuenta de las cosas y no sólo quiere ser una beldad o una mujer para la cama, su aporte en el filme no es tampoco muy argumental, pero ya es una cierta mejora de cómo se retrata a las mujeres en los spaghetti western, cosa a la que no es tampoco muy ajeno Corbucci como cuando el polaco analiza una situación usando el culo de una mujer desnuda.

Algo ingenioso del filme es que la revolución está como en segundo plano, nadie parece muy convencido de ello, o muy comprometido, hasta el final donde muy ligeramente se deja ver que es ahora el sueño idealista del protagonista. Esto es en favor del entretenimiento, de la comedia, de lo práctico y de la interacción de los principales. El final es haber aprendido, pero tal cual se despachan fácilmente a los malos, a los militares de una dictadura.

También es audaz el Musante al servicio de la libertad de Corbucci, y que no lo endiose, sino juegue mucho con él hasta llegar a tirarlo a un lugar de chanchos, de barro. Nero tiene un papel más de líder, de tipo privilegiado por el guion, pero finalmente le llegan a poner un bozal de caballo, todo esto puede parecer intrascendente, pero quitar y poner mítica en un personaje, generar un balance, manejar la broma, el relajo y la imagen del tipo duro no es tan sencillo, no siempre funciona o se es favorablemente intrépido, pero en la presente Corbucci está en toda gloria. Musante se hace querer y Nero está en una de sus mejores actuaciones.