Un ranchero, Howard Kemp (James Stewart), pierde su rancho
cuando su novia lo vende y se va con otro, pero él se ha dispuesto a
recuperarlo. El dinero lo pretende por la recompensa de un criminal, Ben
Vandergroat (Robert Ryan), que ha asesinado a un sheriff. Por las montañas
rocallosas, en el sur del estado de Colorado, Kemp persigue a Vandergroat.
Finalmente lo atrapa, junto a una muchacha inocente, Lina (Janet
Leigh), habiéndosele unido 2 tipos con quien debe compartir la recompensa.
Estos son un buscador de oro con muy mala suerte, Jesse Tate (Millard Mitchell),
y un militar del ejército del norte, Roy Anderson (Ralph Meeker). El filme se
moverá con tan sólo estos 5 personajes –en estado de gracia- y el ataque de los
indios. Darán mucho drama del bueno, en pleno camino de las montañas. Anthony
Mann dirige éste western, otra de sus genialidades en el género.
Por poco tiempo se mantiene la ambigüedad del tipo de prisionero
que es, pronto se revela como una persona despreciable, siempre con la sonrisa
de burla en la cara y la trama de algún acto de violencia o alguna
confabulación para poder escapar. Es como el demonio tentador, generador de
criminales, de gente sin moral, de brutalidad.
Lina es algo más ambigua, uno no entiende del todo la razón
de que ayude a Vandergroat, cuando parece buena persona, aunque se aduce un
padre amigo de él y muy parecido y el sueño de ir a California, además de su
juventud. Pero sobre todo es la audacia que tienen los western de Mann que
brindan matices a sus personajes, como con el oficial del norte que tiene un
lado violento también y hasta criminal, o que al buscador de oro lo arrastra la
ambición hasta la traición. Ambos generan aventuras, riesgos y sus propias grandes
escenas. Una con el ataque de los indios que vienen por el oficial y otro con un
escape.
Es un filme lleno de momentos muy potentes, cargados de la lucha
contra la propia humanidad. En varios instantes Kemp que luce como un tipo
noble aunque aplastado por su pasado se le hace perder la paciencia hasta llegar
a retar a duelo a Vandergroat. El criminal es pícaro y muy inteligente, más que
ducho con el arma. Es un western propio de la interacción humana que de
balazos, pero muy rico en aventuras. Todo el viaje por las montañas depara mil grandiosos
descubrimientos, con personajes valiosos en sí aunque expuestos con sencillez.
Tiene un final muy poderoso, lleno de adrenalina, donde nuevamente
sale a la luz la ambición, la brutalidad, la moral de los hombres. En el fondo de
lo que trata el filme es de ser un hombre correcto, muy a pesar de las frustraciones,
carencias y tentaciones del mundo. El motor de la propuesta es que Vandergroat
quiere escaparse a como dé lugar, tan simple como ello, mientras los demás anhelan
una mejor vida, pero que se mezcla con el querer dinero, que tiene de enceguecedor
con lo ético. Al final lo que necesita Kemp no es una tierra o una recompensa económica
sino la restitución de su afecto y fe hacia el mundo.