domingo, 15 de julio de 2018

El día de la ira (I giorni dell'ira)


Spaghetti western perteneciente a Tonino Valerii, con Lee Van Cleef como un pistolero sin ley, llamado Frank Talby, que ve por sí mismo únicamente. Lo mejor del filme, donde yace su originalidad, es el paso de tipo noble a tipo despreciable de Talby. Se debe mucho a un código de vida que tiene y que se lo enseña a su pupilo, Scott Mary (Giuliano Gemma).

Scott es un tipo huérfano de padre e hijo de una prostituta que por esto es maltratado por todos en el pueblo, es despreciado además por ser un tipo que se encarga de la limpieza. Ésta parte está muy subrayada y no es lo mejor del filme, pero queda clara la condición del protagonista que ve en Talby un ídolo, un maestro. Scott no aprende a disparar por Talby, sino por el humilde Murph (Walter Rilla) que fue sheriff, pero Talby le da el carácter suficiente para convertirse en un pistolero respetado como él.

Ésta propuesta tiene una primera parte muy dramática, bastante telenovelera, donde se repite el maltrato de casi todos los pobladores a Scott, que incluso los padres de las hijas deseadas lo menosprecian, lo llaman bastardo. Esto no obstante puede verse también algo ingenioso, porque el rechazo es gigantesco a algo no tan serio aunque propio de los tiempos más clásicos, donde la pertenencia al hogar era muy importante.

Le caen a golpes siempre y éste aguanta sin responder. Scott debe ser el tipo más golpeado y humillado en la historia del spaghetti western. Luego llega Talby, le invita su primer whisky y mata a un tipo que quiere humillar a Scott. A razón de esto Scott lo sigue fielmente y Talby le indica su código de vida, le da sus lecciones, que en el último duelo Scott ducho las pondrá todas en práctica, hasta las más salvajes, propias del western.

En su segunda parte el filme mejora notablemente, Talby va en busca de dinero y se hace cargo de mucha gente, tanto de pistoleros como de empresarios corruptos, banqueros, dueños de bares, jueces y sheriffs. En esta parte hay muy buena acción, más viaje e imponente paisaje, hasta un toque de cine sucio, barato, que no desestimo, como aquella golpiza del cowboy deudor en un bar. En sí el filme tiene varias escenas austeras pero efectivas.

La tercera parte es la mejor con un Talby poderoso y temido por medio mundo, habiendo tenido varias escenas gloriosas, como aquella en que Scott lo ayuda y se vuelve un pistolero. También es estupenda la escena del duelo de Talby con un asesino a sueldo montados a caballo y con escopetas. Muchos quieren deshacerse de él y hay un escenario de lograda ambigüedad, ya no se sabe bien quienes son los malos y los buenos, todos tienen algo reprochable. Surgen varias muertes y las escenas se llenan de más elementos, de abundancia.

El filme toma un rumbo impredecible, aunque el protagonista es Scott, al que se le quiere poner la mítica de Doc Holliday. Es notable la explicación sobre el uso de las pistolas para tomar ventaja en duelos. Es un Spaghetti western interesante, lleno de muchos momentos, giros, mucha trama que no opta por lo sencillo y una argumentación sobre la violencia y lo bruto en el oeste. Finalmente Scott se pega a lo simple, pero con el respeto de su lado.