La educación del Rey (2017), del argentino Santiago Esteves,
es un policial. No es un filme con muchas escenas de acción, pero las tiene y
cuando llegan cumplen. Es un filme de acción con pocos elementos, se podría
decir que son 2 o 3 escenas muy sencillas pero intensas. Lo que más apunta la propuesta
es al drama, a raíz del primer crimen de un muchacho, que cae en manos de un
hombre que sin demasiada justificación, aunque coherente, se vuelve su
protector y un poco como un padre.
Germán de Silva interpreta a éste especie de padre adoptivo
o simbólico, además de que como guardia de seguridad y el uso de armas tiene un
vínculo digamos que cool con el muchacho, que no es tampoco un punk, pero sí se
le describe con carácter y termina violento. Por el lado del crimen se maneja
muy bien la imagen de unos policías corruptos. En un inicio la credibilidad no
es tan potente, pero a medida que el filme muestra tanta seguridad en sí, se la
cree, se convierte en un policial más que decente, descontando lo entretenido
que es.
La parte social es leve con el muchacho medio suelto en
plaza con el mal ejemplo del hermano mayor, todo expuesto con velocidad. Lo que
pesa más en el filme es el drama de padre adoptivo formando a hijo descarriado
con potencial emocional de buen muchacho. Éste vínculo hará que los más
sensibles gusten del filme, mientras todo decanta finalmente en escenas de
acción que complementan muy bien, sin ser muy audaces, ni extensas.
Algunas escenas tienen ligera originalidad, como cuando van
a comprar ropa deportiva, se ve una chica linda, un protector ambiguo,
reacciones y alguna pequeña maldad. Es una película muy simple, pero
competente. Pasa de una cosa a otra con gran ritmo. Tiene sus momentos predecibles,
pero muchos otros no lo son. El segundo conflicto criminal del protagonista,
Rey (Matías Encinas), es prácticamente inevitable, si no por donde continúan,
piensas. Pero aunque ahí no deja mucho espacio para sorprendernos, lo que viene
después sí en una medida.
La educación del rey no será de las películas más
memorables, pero trabaja bien como entretenimiento, como policial o thriller a
ese respecto. Piensa la solidez de pocos elementos, es un filme muy práctico, y
alcanza. No le pidan demasiada originalidad, pero tampoco es una propuesta sin
gracia en lo que ofrece. Se pega al mínimo en todo sentido, justifica lo
suficiente como para darle la predominancia a la agilidad narrativa, tramita
con la coherencia básica. Pero eso crea un entretenimiento dinámico, intenso y
vital, y tienes lo emocional.