lunes, 30 de julio de 2018

La educación del Rey


La educación del Rey (2017), del argentino Santiago Esteves, es un policial. No es un filme con muchas escenas de acción, pero las tiene y cuando llegan cumplen. Es un filme de acción con pocos elementos, se podría decir que son 2 o 3 escenas muy sencillas pero intensas. Lo que más apunta la propuesta es al drama, a raíz del primer crimen de un muchacho, que cae en manos de un hombre que sin demasiada justificación, aunque coherente, se vuelve su protector y un poco como un padre.

Germán de Silva interpreta a éste especie de padre adoptivo o simbólico, además de que como guardia de seguridad y el uso de armas tiene un vínculo digamos que cool con el muchacho, que no es tampoco un punk, pero sí se le describe con carácter y termina violento. Por el lado del crimen se maneja muy bien la imagen de unos policías corruptos. En un inicio la credibilidad no es tan potente, pero a medida que el filme muestra tanta seguridad en sí, se la cree, se convierte en un policial más que decente, descontando lo entretenido que es.

La parte social es leve con el muchacho medio suelto en plaza con el mal ejemplo del hermano mayor, todo expuesto con velocidad. Lo que pesa más en el filme es el drama de padre adoptivo formando a hijo descarriado con potencial emocional de buen muchacho. Éste vínculo hará que los más sensibles gusten del filme, mientras todo decanta finalmente en escenas de acción que complementan muy bien, sin ser muy audaces, ni extensas.  

Algunas escenas tienen ligera originalidad, como cuando van a comprar ropa deportiva, se ve una chica linda, un protector ambiguo, reacciones y alguna pequeña maldad. Es una película muy simple, pero competente. Pasa de una cosa a otra con gran ritmo. Tiene sus momentos predecibles, pero muchos otros no lo son. El segundo conflicto criminal del protagonista, Rey (Matías Encinas), es prácticamente inevitable, si no por donde continúan, piensas. Pero aunque ahí no deja mucho espacio para sorprendernos, lo que viene después sí en una medida.  

La educación del rey no será de las películas más memorables, pero trabaja bien como entretenimiento, como policial o thriller a ese respecto. Piensa la solidez de pocos elementos, es un filme muy práctico, y alcanza. No le pidan demasiada originalidad, pero tampoco es una propuesta sin gracia en lo que ofrece. Se pega al mínimo en todo sentido, justifica lo suficiente como para darle la predominancia a la agilidad narrativa, tramita con la coherencia básica. Pero eso crea un entretenimiento dinámico, intenso y vital, y tienes lo emocional.