El filme tiene a 5 muchachos -interpretados por mujeres- que
cometen un crimen, con una mujer de mediana edad atada a un caballo, molestos
porque ha tratado de corregirlos, detenerlos. Muere mientras se masturban sobre
ella y vemos el líquido saltar hacia su cuerpo. Por ello son condenados a
seguir a un duro capitán de un barco, que los lleva a una isla llamada de los
placeres. La película del francés Bertrand Mandico es todo lo extravagante que
se puede esperar de una película que ha demorado en hacerse, tras cantidad de
cortos que le preceden al director. Éste, su primer largometraje, como es de esperar
ansia la polémica. Y ésta por lo general siempre se halla en lo sexual. No
obstante el filme también muestra ese background que hay a sus espaldas, y no
es cualquier cosa. Es un filme algo notable de cierta manera. Tenemos una
historia de aventuras y de extravagancias. Tener a mujeres por hombres da mucho
juego. También permite manejar tranquilamente mucho machismo y brutalidad.
Finalmente la isla de los placeres no es tanto tal y también castiga, o
disciplina, acorde con los nuevos tiempos. El filme presenta igualmente
facilidad para las violaciones. Tiene una trama sórdida, trastocando la esencia
de las historias de aventuras. En la isla hay una doctora, una científica, que
es la que trata de justificar algo la locura que reina en la película. Es un
filme de fantasía, no se le puede pedir mucho tampoco. Es un lugar de momentos
híper-sensibilizados, tormentosos, cargados del deseo de controlar el placer
por la violencia y la irracionalidad representada en los protagonistas que ven
en sus genitales el orden del poder, cosa que cruel e irónicamente se encargará
de enmendar el filme. Ese quehacer femenino de lo masculino es un gran centro
de ebullición, desde varios ángulos. También es un objeto de distinción y de
interés interpretativo. El filme tiene de ambiguo, pero cumple a cabalidad
tanto cuando vemos a las típicas francesas de gorrita y tetas al aire, como a
la salvaje juventud machista. No es un filme placentero, es un poco incómodo, y
algo subversivo. Es un entretenimiento de estilo europeo, un soporte
amable –el de aventuras tipo de piratas o naufragios- con un toque rugoso -con el
manejo de falos propios de la perversa imaginación, aunque hechos por efectos
especiales, como aquel tatuado del capitán-.