domingo, 24 de junio de 2018

El asesino vive en el 21


Una película Whodunit, con Monsieur Durand, un asesino en serie, por descubrir en un hospedaje sencillo. Dirigida por Henri-Georges Clouzot que agrega comedia a su película, cosa que luego quitaría en sus subsiguientes obras e hizo muy bien. Pero felizmente la comedia no arruina el interés de una buena película de crimen y misterio.

El inspector Wens (Pierre Fresnay) tiene su encanto, pero tampoco es demasiado atractivo como investigador, no es tan memorable. Como película debut es una obra humilde, buena, pero no tan genial. No obstante tiene sus virtudes. En el hospedaje tenemos varios sospechosos interesantes. El manejo de Monsieur Durand es entretenido, un asesino en serie que deja tarjetas de visita en sus crímenes.

Arranca con la cámara subjetiva por las calles persiguiendo a un hombre borrachín que ostenta mucho dinero recién ganado en la lotería y se iba de bar en bar. Se ve estupendo como séptimo arte como el hombre alcoholizado trata de huir muy lenta y torpemente. También son maravillosas las líneas de dialogo que suele llevar una película de Clouzot, al igual que su parte musical, excelentemente tratada con la voz de Suzy Delair como Mila, la pareja graciosa de Wens, la contraparte de buen humor y simpatía.

La resolución tiene su toque ingenioso, porque solemos pensar de cierta manera natural e inmediata y el filme manipula esto, presenta una carta novedosa al pensamiento común. El filme genera buenos despistes de quien es el asesino en serie, aunque esto se resuelve sin demasiadas vueltas que dar, propiciando más bien placer por los acontecimientos prácticos que por querer quebrarnos la cabeza.

El  movimiento que genera la investigación y los sospechosos cumple a cabalidad. Todos los posibles culpables son curiosos como manda el clásico Whodunit inglés. A esto se le suma un humor ligero que se pega favorablemente, aun cuando uno suele preferir seriedad en los filmes de misterio. El asesino vive en el 21 (1942) es un buen divertimento.