Una película Whodunit, con Monsieur Durand, un asesino en
serie, por descubrir en un hospedaje sencillo. Dirigida por Henri-Georges
Clouzot que agrega comedia a su película, cosa que luego quitaría en sus
subsiguientes obras e hizo muy bien. Pero felizmente la comedia no arruina el
interés de una buena película de crimen y misterio.
El inspector Wens (Pierre Fresnay) tiene su encanto, pero tampoco
es demasiado atractivo como investigador, no es tan memorable. Como película
debut es una obra humilde, buena, pero no tan genial. No obstante tiene sus
virtudes. En el hospedaje tenemos varios sospechosos interesantes. El manejo de
Monsieur Durand es entretenido, un asesino en serie que deja tarjetas de visita
en sus crímenes.
Arranca con la cámara subjetiva por las calles persiguiendo
a un hombre borrachín que ostenta mucho dinero recién ganado en la lotería y se
iba de bar en bar. Se ve estupendo como séptimo arte como el hombre alcoholizado
trata de huir muy lenta y torpemente. También son maravillosas las líneas de
dialogo que suele llevar una película de Clouzot, al igual que su parte
musical, excelentemente tratada con la voz de Suzy Delair como Mila, la pareja
graciosa de Wens, la contraparte de buen humor y simpatía.
La resolución tiene su toque ingenioso, porque solemos
pensar de cierta manera natural e inmediata y el filme manipula esto, presenta
una carta novedosa al pensamiento común. El filme genera buenos despistes de
quien es el asesino en serie, aunque esto se resuelve sin demasiadas vueltas
que dar, propiciando más bien placer por los acontecimientos prácticos que por
querer quebrarnos la cabeza.
El movimiento que
genera la investigación y los sospechosos cumple a cabalidad. Todos los
posibles culpables son curiosos como manda el clásico Whodunit inglés. A esto
se le suma un humor ligero que se pega favorablemente, aun cuando uno suele
preferir seriedad en los filmes de misterio. El asesino vive en el 21 (1942) es
un buen divertimento.