Una hermosa y sensual mujer (Matilda Lutz) pasa sus días en
una millonaria casa en el desierto con un hombre casado. Llegan dos amigos del
susodicho y quedan fascinados con la mujer. Ella bastante superficial y fácil
provoca medio sin darse cuenta del todo a uno de los visitantes. Éste cree que
es una proposición sexual, la fachada y el comportamiento le pasa factura a la
muchacha, termina clavada del estómago en un árbol. Extremo, sí, desde luego, y
mucho, el filme de la francesa Coralie Fargeat. Pero al mismo tiempo muy
divertido. También parece proponer la redención y libertad de esta imagen
femenina.
El filme es hedonismo en grande, la resurrección de la mujer
es todo un acontecimiento, que incluye el peyote y tatuarse la insignia de una cerveza
mexicana y esperar sobrevivir frente a tres cazadores curtidos en algún desierto
sin nombre. No es demasiado creíble la trasformación en unos pocos días de una
superficial amante en una aguerrida amazona, pero qué importa. El filme es
entretenimiento sin reglas, o la única regla es pasarla genial.
Revenge (2017) es gore por doquier, pero como la lucha se
centra en tres agresores es toda una escenificación de combate, con escenas
poderosas y emocionantes extendidas. La cantidad de sangre que brota en las
peleas es descomunal. La maldad de los sujetos, su total frialdad frente a esta
mujer hermosa y en un inicio superficial, que ven como un objeto, también raya
lo irreal. El enojo con que se alimenta la bella joven es de lo más salvaje, y
justificado. Es un canto de subestimación, menosprecio y de sorpresa. La mujer empieza algo torpe y desesperada y rápidamente termina
indetenible.
Ésta propuesta tiene también un aire sensual, y femenino, no
sólo Matilda Lutz exhibe su bella anatomía, también la directora hace desnudar
al líder del grupo (Kevin Janssens). Iguala el voyerismo masculino frente a
Lutz para el público femenino poniendo a Janssens a combatir a la muchacha desnudo
en buena parte del filme. Esto es también el simbolismo de que ahora el pedazo
de carne no es ella, el objeto, sino él. La mujer maltratada es ahora la dueña de la situación; se ha convertido en toda una máquina.
Es importante el suspenso, la táctica, lo lúdico de un
combate sin cuartel, pero también hay un quehacer muy en bruto que hace del
filme un volver a lo básico y primitivo del entretenimiento, de explotar el
goce puro y duro, también ostentador de nobleza. Es un filme rabioso de género.
No es darle tampoco mayor filosofía que una historia de sobrevivencia, pero de
armas a tomar, con una mujer que requiere de deshacerse de un grupo de
cazadores como en una película más escueta de Mad Max, de seductores machistas,
de hombres todopoderosos. No todos los sujetos son agraciados, pero se sienten por
encima de la mujer, como los acosadores callejeros, como los asechadores no
correspondidos.
El filme exhibe un mensaje feminista. La atractiva fémina
tomará revancha, buscará el respeto aunque en estado bruto, los dominará, los
doblegará, cambiara los patrones, se deshará de ellos, implacable, fuerte, firme,
pero aun así manteniendo su femineidad que sutilmente perdura en aquellos
aretes estridentes, divertidos y muy femeninos que jamás se quita.