domingo, 16 de diciembre de 2018

Melancholic

Un muchacho solitario y de poco hablar que todo el mundo admira inmediatamente al saber que ha terminado sus estudios en una universidad de prestigio nacional vive una realidad muy diferente a lo esperado, vive con sus padres –con los que vemos cenar muy monótonamente- y no ha tenido nunca grandes empleos. Así termina trabajando en un lugar donde la gente va a bañarse, a relajarse, conteniendo un sentido de tradición japonesa. Pero lo curioso es que en ese lugar de baño matan gente por encargo, de manera brutal. Nuestro tímido joven protagonista finalmente acepta limpiar el baño en esas circunstancias. Éste filme de Seiji Tanaka se toma mucho su tiempo, tiene una narrativa muy detallista, clara y lenta, pero tiene su gracia. Ésta propuesta busca ser racional, cuando matar no lo es, aunque se dice que solo se mata a yakuzas, es decir, gente que no produce remordimiento matar, que vive bajo ese código. Pero también el filme habla de estar atrapado en ese mundo criminal, como le pasa a los trabajadores del lugar de baño, incluido el administrador. Melancholic (2018) también muestra una relación romántica que por la química de la chica en especial se hace dulce y natural. Hay momentos que no son tan logrados, momentos tontos, pero es un filme llamativo, aunque narrado a la inversa. Lo cuenta todo con racionalidad, pero es un filme muy loco en el fondo –matar no es tan superficial-, como cuando el limpiador del baño que parece un chiquillo idiota se descubre como tremendo asesino profesional, incluidas escenas marciales y con armas que harían la envidia de cualquier actor de acción consumado. No obstante esto es solo momentáneo. No hay demasiada acción, pero tampoco es tanto lo que anuncia el título. De todas formas trata la vida extraordinaria de un yakuza en manos de un hombre muy común, aburrido de su existencia.