viernes, 11 de febrero de 2022

Follow Me Quietly


Éste es cine B, dirigido por Richard Fleischer, cuando tenía poco tiempo de comenzada su carrera como director. Se basa en una historia del también director de cine Anthony Mann. Es notorio cine B porque maneja cierta idea torpe, imperfecta y hasta algo ridícula, en el uso de un muñeco similar al dummy como prueba de identificación de un asesino en serie. El dummy se basa en el peso y la altura de un recurrente sospechoso, pero no hay rasgos físicos de ningún tipo del rostro. Sin embargo se usa como si fuera algo elaborado y útil para identificar al asesino. No obstante hay sus momentos valiosos con éste, como en la secuencia donde el investigador policial principal, Harry Grant (William Lundigan), interactúa con el muñeco en una noche solitaria en su oficina. En ésta secuencia se crea terror, suspenso y surge tensión. No se puede evitar cierta sonrisa involuntaria con muchos momentos donde se usa el muñeco, es su mayor defecto, pero el filme tiene sus virtudes también; es cine clásico, aunque cine B, y se nota. Otros momentos tontos de investigación los produce la pista de una revista hallada en uno de los lugares de crimen. No obstante una cosa lleva a la otra y van avanzando en aproximarse al asesino. Éste proceso luce gaseoso, débil como soporte, pero todos actúan con tal seriedad y entrega que se forma un contraste curioso y uno sigue adelante, se entretiene y sale algo no desechable en conjunto. La última secuencia es de acción, de lucha y persecución en una fábrica, con psicología encima y es una maravilla. El asesino en serie ataca solo cuando llueve y quiere castigar los pecados de las personas. Esto es poco, no hay mucha argumentación al respecto, es un filme de 1 hora, pero, desde luego, tiene lo suyo. Hay una escena donde se ve en toda violencia un ataque bien frontal y sorpresivo del asesino. A razón de éste ataque -un disparador- en otro momento cuando aparece la lluvia en la oficina del investigador se maneja un suspenso sólido. Es un filme que no es obviamente una obra maestra, pero es atractivo y curioso. Fincher ha debido de verlo, entre otros de Fleischer, de asesinos en serie. Otro agregado es que se odia notoriamente a los periodistas y se argumenta bastante de esto, pero finalmente se trabaja con ellos, desde la posibilidad de un romance, incluido un momento naif clásico (bueno) en pijama, con la periodista rubia y agradable Ann (Dorothy Patrick). La mayoría de actores presentes son de cine discreto o de performances no popularizadas en el tiempo, pero no lo hacen mal, otorgan personalidad a éste poco celebrado pero simpático noir.