miércoles, 18 de agosto de 2021
74 Festival de Locarno: Brotherhood
Ésta es la mayor ganadora de la sección Cineasti del presente. Dirigida por el italiano Francesco Montagner que estudió cine en Republica Checa. Se ubica ésta obra en Bosnia. Trata sobre como maduran tres hermanos, 2 muchachos y un niño, durante 2 años de sus vidas, cuando su padre acusado de hacer terrorismo en Siria es condenado a 2 años de cárcel. Ibrahim, el padre, es un musulmán muy devoto del Qurán, libro sagrado del Islam, y siente tiene un deber con su religión. Fue en defensa de su gente, hizo propaganda para reclutar adhesiones políticas, es invalido, su quehacer no fue entrar en guerra. No se arrepiente, pero tiene que dejar a sus hijos solos, los deja con deberes y misiones en su granja, ellos son pastores. El hijo del medio -el que parece más profundo- es el que se asume como pastor más que los otros que reniegan abiertamente de serlo -una vez que ya no está el padre-; el menor es un poco rebelde; el mayor -un chico serio- quiere tener un negocio. El filme muestra como Ibrahim domina a sus hijos -sin maltratarlos, al menos no se ve eso en el documental- y quiere que sean tan devotos como él, pero en el fondo los chiquillos no yacen contentos con ello, no gustan mucho de ser pastores, ni trabajar en el campo, ni pretenden ser tan religiosos. Pero la presencia del padre es bastante fuerte en los tres hermanos -sobre todo en el del medio, aunque éste llega a renegar de sus animales, chocar con el amor misericordioso de Allah por las ovejas-. No obstante percibimos que hay una lucha no tan secreta en los tres. El filme tiene de construcción narrativa, de creación, aunque son ellos mismos, pero también de autenticidad, de abrirse frente a la cámara documental, como de mostrarse fuera de la caja, del Islam, y del cliché, los muchachos lucen muy normales, muy comunes a muchos, hablan coherentemente, se comportan como cualquiera. El pequeño juega videojuegos, el del medio usa zapatillas de moda, el mayor fuma y va a discotecas. Los muchachos no son tan afines a la educación, pero en el colegio vemos que se enseña a respetar el Islam, pero también a discernir, a pensar por uno mismo. Es un documental que luce natural en muchas partes, que los chiquillos yacen libres en la naturaleza, tal es ver que hacen wrestling al aire libre; como son Bosnios y el país ha estado marcado por la guerra juegan a dispararse aunque se nota algo sin demasiada violencia visual, que solo se entretienen. El filme también se ocupa bastante de mostrar cuando realizan los deberes en su granja, donde se ven muy capaces, muy duchos, aun siendo tan jóvenes. Hay sus buenas y sencillas conversaciones en el fuego. La propuesta recurre a la oscuridad, y la linterna va mostrando una luz simbólica, un camino, van observando en medio de la negra noche, como decía Rafael Alberti, caminante, no hay camino, te haces camino al andar, y ellos avanzaran o eso esperamos, que no queden atrapados por al autoritarismo, sino por esa educación del colegio que hemos visto en pantalla, que señala que no hay que usar anteojeras en la vida.